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Nutrición y salud con alimentos tradicionales

Orquidia Guadalupe Méndez Flores
Investigadora de Cátedras Conacyt en el Departamento de Salud

La salud es un estado de bienestar físico, psíquico y social integral que está íntimamente ligado con la nutrición, la cual podemos definir como el abastecimiento de biomoléculas esenciales, que adquirimos a través de los alimentos que consumimos y que utiliza nuestro cuerpo para su mantenimiento, crecimiento y reproducción. El estado nutricional de cada persona depende de la calidad de los alimentos que consume, de su configuración biológica individual y de su interacción con el ambiente.

En décadas recientes, en México ha habido un cambio en los hábitos alimenticios que está poniendo en riesgo la salud de la población. Se ha documentado que desde 1980 ha disminuido nuestro consumo de vegetales, cereales y tortillas de maíz integral, mientras que va en aumento el consumo de las porciones de carbohidratos refinados, grasas saturadas y alimentos industrializados.

Por otro lado, los centros comerciales, donde abundan los alimentos procesados, se han convertido en los puntos de compra preferidos por la población para adquirir insumos alimentarios y las compras en los mercados, que ofrecen productos naturales de producción local, van a la baja.

Es necesario destacar que los alimentos procesados carecen de vitaminas, fibras dietéticas, minerales y demás micronutrientes, y son abundantes en macronutrientes hipercalóricos como grasas y carbohidratos, además de contener sustancias artificiales que potencian su sabor, modifican su textura, color y prolongan su tiempo de vida en los anaqueles. Se ha probado que estos aditivos no provocan daños cuando se consumen poco, en un solo alimento o en los que comemos durante un día; sin embargo, no se han explorado exhaustivamente sus efectos cuando son consumidos con regularidad o durante periodos de tiempo prolongados, y determinar así su relación con enfermedades metabólicas.

Los efectos de la transición alimentaria antes descrita y la disminución de la actividad física de la población se ven reflejados en los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2016, que señala que siete de cada 10 personas adultas y tres de cada 10 infantes en nuestro país presentan sobrepeso u obesidad.

Aunado a lo anterior, los padecimientos metabólicos como la diabetes mellitus y las enfermedades cardiovasculares se han convertido en las principales causas de muerte en México. Debido a los altos costos que implica el tratamiento de las personas que tienen dichos padecimientos, directamente para el sector salud e indirectamente para los sectores productivos del país, es de gran relevancia atender sus causas con la promoción de estilos de vida más saludables.

Esto incluye incentivar el ejercicio y una alimentación nutritiva, rica en carbohidratos complejos, como frutas y verduras con cáscara, siempre que sea posible, verduras de hojas verdes, harinas integrales, arroz integral, pan integral en lugar de pan blanco, que está hecho con harina refinada; mascabado ó azúcar moreno, en vez de azúcar blanco o glas, entre otros, ya que tienen funciones en nuestro organismo, como producir nutrientes a partir de los alimentos, favorecer la sensación de saciedad, la motricidad intestinal y potenciar el crecimiento de poblaciones bacterianas saludables en nuestro colon.

Cocina tradicional en riesgo

Nuestra cocina tradicional se ha preservado gracias a los saberes transmitidos de generación en generación y la recopilación de estudios antropológicos; sin embargo, hoy se encuentra en riesgo frente a la estandarización alimentaria que prevalece en el sistema capitalista actual, en el que predomina el consumo de alimentos hipercalóricos, abundantes en macro-nutrientes y productos industrializados.

Debido a las características que posee la amplia gama de insumos naturales que se utilizan en la cocina tradicional mexicana, abundantes en macro y micro-nutrientes que contribuyen a la preservación de la salud, es necesario recuperar nuestros hábitos alimentarios tradicionales con el consumo de especies vegetales provenientes de agro-ecosistemas diversos como los cacaotales, cafetales, acahuales, la milpa, los huertos familiares y los cultivos de traspatio.

La salud es un bien invaluable que necesitamos cuidar día a día. Debemos iniciar un camino hacia la recuperación de las tradiciones de una alimentación sana y el consumo de productos locales en los mercados. De este modo podremos beneficiar nuestra calidad de vida y la producción local de alimentos.

La nutrición genómica, que se encarga de describir las interacciones entre alimentos, nutrientes y el genoma, es el nuevo paradigma de la alimentación y la salud. Estudia los efectos biológicos de los alimentos más allá de su capacidad nutritiva, entre ellos, los efectos tóxicos o los aspectos positivos y funcionales que generan las distintas moléculas en el cuerpo humano como consecuencia de la alimentación.

Al rescate de los alimentos tradicionales

En El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) estamos iniciando un proyecto que busca el rescate de los alimentos tradicionales con aportes benéficos contra las enfermedades metabólicas, en los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo. A través de una investigación, documental y de campo, seleccionaremos los alimentos tradicionales, recopilaremos información y complementaremos las evidencias científicas que apoyen el consumo de aquellos que ayuden a disminuir los trastornos metabólicos en la población de esta región del país.

Describiremos los efectos bioactivos positivos asociados a los alimentos locales que van desde la regulación de niveles de glucosa, de grasa, de la presión arterial, sus efectos antioxidantes, entre otras muchas características que se asocian significativamente con reportes de la medicina tradicional practicada ancestralmente en México.

El hallazgo y la descripción que realicemos sobre los beneficios que tienen los alimentos tradicionales para la salud contribuirá a la promoción de su consumo y a la recuperación de elementos tradicionales en nuestra la alimentación.

Referencias bibliográficas

Chonona, Alberto. “Alimentos tradicionales y nutrición genómica”. Agencia Informativa Conacyt, 30 de abril de 2018.

Molina-Rosales, Dolores y Francisco Gurri García. “Descubriendo Calakmul a través de la comida”. EcoFronteras, vol. 21, núm. 60, 2017.

Díaz, Blanca M. y Hugo Perales Rivera. “El maíz en la cocina indígena de los Altos de Chiapas”. Ecofronteras, vol. 21, núm. 60, 2017.

Autora

*Orquidia Guadalupe Méndez Flores es catedrática del Conacyt en el Departamento de Salud de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Correo electrónico: ogmendez@mail.ecosur.mx.

Nota en El Sol de México. https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/nutricion-y-salud-con-alimentos-tradicionales-1728911.html

Sobre la Ley General de Biodiversidad y su propuesta de prohibir las pesquerías de tiburones y rayas en México

Juan Carlos Pérez Jiménez
Investigador de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR)-Unidad Campeche
Laboratorio de Ecología Pesquera
(jcperez@www.ecosur.mx)

En los últimos días se ha generado una gran preocupación en el sector pesquero por una propuesta que aparece en el proyecto de la Ley General de Biodiversidad que prohibiría las pesquerías de elasmobranquios —tiburones y rayas— en México.

En el artículo 53 de la Ley General de Biodiversidad, publicada el 1 de febrero del presente año en la Gaceta Parlamentaria No. 4957-IV de la Cámara de Diputados se establece lo siguiente: Ningún ejemplar de tortuga marina o elasmobranquio, cualquiera que sea la especie, podrá ser sujeto de aprovechamiento extractivo, ya sea de subsistencia o comercial, incluyendo sus partes y derivados. La prohibición del aprovechamiento extractivo, de las especies de tortuga marina y elasmobranquios, se realizará conforme las disposiciones señaladas por los tratados internacionales de los que México sea parte.

De momento no existen tratados internacionales, de los que México sea parte, que prohíban el aprovechamiento extractivo de tiburones y rayas, solo existe la regulación del mercado internacional de las especies incluidas en la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres); sin embargo, el hecho de que se considere la posibilidad de prohibir su extracción nos debe hacer reflexionar sobre las implicaciones de esta medida y sobre las necesidades de investigación.

Las implicaciones de la posible aprobación de esta medida son diversas, y entre otras cosas, parece que quienes la proponen no reconocen los esfuerzos de investigación y manejo que se han realizado en el país para guiar a las pesquerías de tiburones y rayas hacia la sustentabilidad; que desconocen que poner en marcha esta medida es poco viable en la mayoría de las regiones y para la mayoría de las especies debido a la heterogeneidad de las pesquerías; que habría un alto impacto socioeconómico; que podría surgir una pesquería ilegal de tiburones y rayas si la medida de prohibición no se acompaña de un programa de apoyo en las comunidades que dependen se estos recursos y que se podría generar una mayor presión sobre otros recursos pesqueros; que deben crear un plan para atender la demanda de proteína que cubre este recurso en México, con una captura de 29,435 toneladas en 2014 (registro oficial más reciente); y que el hecho de que México deje de capturar las poblaciones de tiburones y rayas no significa su protección total, dado que muchas especies son altamente migratorias.

En México, desde 1993 y 1998 no se expiden nuevos permisos de pesca de tiburones para embarcaciones menores y de mediana altura, respectivamente, con el fin de no incrementar el esfuerzo de pesca. Además, en la Norma Oficial Mexicana “NOM-029-PESC-2006” publicada en 2007, se establecen medidas de regulación para las pesquerías de tiburones y rayas, como las especificaciones de los equipos de pesca permitidos, vedas temporales y espaciales, la prohibición de la captura de algunas especies y la exigencia del llenado de bitácoras para las embarcaciones que participan en la pesquería.

Posteriormente, en 2012 y 2014 se establecieron vedas temporales en ambos litorales. Esta revisión no pretende ser exhaustiva y solo se mencionan algunas de las medidas de manejo más significativas que se han derivado de los esfuerzos de investigación del Instituto Nacional de la Pesca, en coordinación con el sector académico. Es importante reconocer que la implementación de estas medidas no ha sido fácil, pero que una constante comunicación con los pescadores ha mejorado su puesta en marcha.

Recientemente en Estados Unidos surgió el debate por la propuesta de prohibición, en ese país, de la importación y exportación de aletas de tiburones. David Shiffman y Robert Hueter discutieron esta medida en un artículo científico publicado en 2017 en la revista científica Marine Policy (A United States shark fin ban would undermine sustainable shark fisheries, disponible en http://dx.doi.org/10.1016/j.marpol.2017.08.026). Los científicos argumentaron que esa medida debilitaría el modelo de manejo sustentable y desincentivaría la adopción de este modelo de manejo en otros países. Los investigadores identifican al menos 10 pesquerías de tiburones sustentables en Estados Unidos e indican que ese es el modelo a seguir en lugar de la prohibición del mercado de aletas, que traería como consecuencia el cierre de sus pesquerías.

También Colin Simpfendorfer y Nicholas Dulvy publicaron el año pasado en la revista Current Biology Magazine un artículo científico que identifica las pesquerías de tiburones sustentables alrededor del mundo (Bright spots of sustainable shark fishing, disponible en http://dx.doi.org/10.1016/j.cub.2016.12.017). Los autores indican que prohibir la pesca de tiburones no es una solución a la sobrepesca que enfrentan algunas poblaciones, porque la mayoría de las especies son capturadas de manera incidental —cuando las especies no son el objetivo de la pesquería— y porque juegan un papel importante para la seguridad alimentaria a nivel mundial. Estos investigadores señalan que una solución factible es encaminarse hacia la pesca sustentable, porque actualmente la captura de al menos 33 especies de tiburones es biológicamente sustentable.

Concluyen que algunas de las lecciones aprendidas para guiar las pesquerías de tiburones hacia la sustentabilidad es proteger aquellas especies con la productividad biológica más baja —en México, la NOM-029-PESC-2006 establece la protección de algunas de estas especies—, que los tratados internacionales contribuyan a la sustentabilidad de las pesquerías —México atiende los lineamientos de la CITES para el comercio internacional de las especies listadas en esa convención—, y que los países desarrollados apoyen la transición hacia la sustentabilidad de las pesquerías en países en desarrollo —en México, investigadores de INAPESCA y del sector académico realizan evaluaciones conjuntas con investigadores de Estados Unidos para especies altamente migratorias, y además, desde hace varias décadas realizan colaboraciones con diferentes instituciones internacionales con el fin de recibir capacitación para mejorar las evaluaciones poblacionales de elasmobranquios—.

Por otro lado, se debe reconocer que en México se requieren más esfuerzos de investigación para guiar a las pesquerías de tiburones y rayas hacia la sustentabilidad mediante un manejo pesquero con bases científicas. En ese sentido, considero que es impostergable la revisión y publicación de los Planes de Manejo de tiburones y rayas para ambos litorales del país.

En los Planes de Manejo se deben de incluir diversas líneas de investigación como evaluar el grado de éxito que han tenido las medidas de manejo en las pesquerías de tiburones y rayas; dar continuidad a los estudios biológico-pesqueros para monitorear la composición de la captura por especie en cada flota pesquera de ambos litorales; continuar con el cálculo de los parámetros de historia de vida por especie para estimar su capacidad para soportar los efectos de la pesca; caracterizar de manera integral todas las pesquerías que interactúan en mayor o menor medida con las poblaciones de tiburones y rayas, para cuantificar sus capturas en pesquerías dirigidas y no dirigidas, y para comprender mejor los efectos de las regulaciones; y realizar una caracterización socioeconómica de los pescadores que dependen de la captura de tiburones y rayas, y así comprender los impactos sociales de las regulaciones.

Además de los modelos convencionales para la evaluación de las poblaciones de tiburones, tales como la demografía o el uso de indicadores pesqueros, es necesario el uso de marcos metodológicos que permitan evaluar la eficacia de las regulaciones que actualmente existen para las pesquerías de tiburones y rayas, e implementar un manejo adaptativo, en el que se revisen y actualicen o modifiquen, en caso de ser necesario, las medidas de manejo vigentes.

También, debemos reconocer que las pesquerías de tiburones y rayas forman parte de sistemas pequeros complejos, en el que interactúan múltiples recursos pesqueros y múltiples actores —pescadores, comercializadores, científicos, autoridades, etc.—, que requieren ser estudiados desde marcos metodológicos holísticos que analicen la interacción entre los sistemas sociales y ecológicos.

La propuesta de prohibición de la extracción de tiburones y rayas será discutida esta semana por las Comisiones de Medio Ambiente y de Pesca de la Cámara de Diputados y espero que se reconozca que el mejor camino es continuar con el modelo de manejo que permita guiar a las pesquerías de tiburones y rayas hacia la sustentabilidad. Para ello, el Instituto Nacional de la Pesca deberá continuar coordinando los esfuerzos de investigación haciendo participes a las instituciones académicas del país.

 

Humedales en Tabasco, ecosistemas esenciales para un futuro urbano sustentable

Everardo Barba Macías*
Rodimiro Ramos Reyes**
Investigador* y Técnico académico*
Departamento académico Ciencias de la Sustentabilidad, en la Unidad Villahermosa

 

Grandes civilizaciones de América Latina como las maya, inca y azteca, y las del Nilo, el Níger y Mesopotamia se han construido principalmente sobre la base de los recursos de los humedales, los cuales continúan siendo de importancia crucial para los seres humanos.

Actualmente, la mitad de la humanidad —unos 4 mil millones de personas— vive en áreas urbanas y se estima que para 2050 esa proporción alcance el 66%, en tanto las personas se muden a las ciudades en busca de trabajo, ya que en los espacios urbanos se desarrolla el 80% de la producción económica mundial. A medida que las ciudades crecen, la demanda de espacio aumenta y con ello la tendencia de invadir, degradar, rellenar y construir sobre los humedales.

Esto se observa en México, y en particular en Tabasco, que en los últimos 35 años ha sufrido una degradación ambiental acelerada, relacionada con alteraciones hidrológicas, cambio de uso de suelo —secado y relleno de humedales—, infraestructura hídrica y carretera, lo que se refleja en la pérdida de recursos bióticos, servicios ambientales y contaminación.

En la figura 1, que se presenta a continuación, el color rojo representa la pérdida de humedales en Tabasco, destacan la zona de Villahermosa y la parte oeste sobre el río Tonalá, que está en el límite con el Estado de Veracruz.

Figura 1. Cambios de los Humedales en 35 años. Fuente: Serie 1 y 6 de INEGI.

No obstante, Villahermosa, por su ubicación, entre la planicie de inundación de los ríos Grijalva y Carrizal, tiene condiciones que favorecen el establecimiento de diversos humedales, entre los que se encuentran humedales ribereños, lacustres y palustres, lo cual hace que sea una ciudad con un potencial de atributos y servicios ambientales como pocas urbes en el país.

Los humedales desempeñan un papel en numerosos fenómenos y procesos naturales. Sus recursos se pueden usar extensivamente o intensivamente para obtener productos, como pescado, forraje y otros, además de servicios, como transporte, turismo o actividades recreativas. Asimismo, tienen atributos, como la diversidad biológica, que es de gran utilidad y valor para los seres humanos, y otros beneficios que mencionamos a continuación:

Reducen las inundaciones. Los humedales actúan como esponjas gigantes que absorben las aguas de inundación. Ríos, lagunas, lagos y pantanos regulan y almacenan el agua proveniente de las fuertes lluvias. En las ciudades costeras, las marismas y los manglares funcionan como un amortiguador contra las marejadas ciclónicas (Figura 2).

Figura 2. Reguladores de las inundaciones en la planicie tabasqueña.

Reponen el agua potable a los acuíferos subterráneos. El agua de lluvia y los ríos son la fuente de casi toda el agua potable. Los humedales filtran el agua que llega a los acuíferos, ayudando a reponer este recurso. 

Filtran los desechos y mejoran la calidad del agua. El suelo rico en limo y las plantas abundantes en los humedales funcionan como filtros de agua, que absorben algunas toxinas, pesticidas agrícolas y desechos industriales. Los humedales urbanos también ayudan a tratar las aguas residuales de los hogares.

Mejoran la calidad del aire urbano. Los humedales irradian aire húmedo gracias a sus altos niveles de agua y su exuberante vida vegetal. Esto naturalmente enfría el aire en el entorno local; un alivio tanto en ciudades tropicales como en climas extremadamente secos.

Promueven el bienestar humano. Cuando se preservan como espacios verdes en las ciudades, los humedales ofrecen a los residentes un espacio para la recreación y el acceso a la diversidad de plantas y animales (Figura 3). Diversos estudios confirman que la interacción con la naturaleza reduce el estrés y mejora la salud.

Figura 3. Las formas típicas de sus raíces tienen un atractivo especial.

Permiten actividades económicas. Muchos tipos de peces se reproducen en los humedales, convirtiéndolos en refugio y zonas de pesca populares. Los humedales proporcionan juncos y hierbas para tejer, plantas medicinales y frutas; bienes valiosos para los residentes locales. Los humedales también atraen el turismo, otra fuente importante de empleos (Figura 4).

A pesar de la pérdida de humedales en la ciudad de Villahermosa, todavía existen humedales lacustres, ribereños y de pantano que brindan servicios ambientales a la ciudad, además de ser sitios emblemáticos de de la misma, como la Laguna de las Ilusiones, la cual se encuentra en el corazón de la urbe. Estos humedales contribuyen con la belleza escénica y hacen de la ciudad un lugar de esparcimiento y turismo, razón por la cual debemos conservarlos y valorarlos, pues estos humedales urbanos son necesarios para un futuro sustentable.

Figura 4. Importantes lugares para el turismo y la investigación.

Decálogo sobre la importancia de los humedales

Dr. Everardo Barba-Macías (ebarba@www.ecosur.mx) y Dr. Alejandro Espinoza Tenorio (aespinoza@www.ecosur.mx)
Investigadores de El Colegio de la Frontera Sur, Unidad Villahermosa
Grupo de Manejo Sustentable de Cuencas y Zonas Costeras (CYZCO)

 

Cada año, el 2 de febrero de festejamos el día internacional de los humedales, que ha impulsado la Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional, mejor conocida como Convención RAMSAR. Este año el tema del aniversario es “Humedales para un futuro sustentable urbano”.

Un humedal es un ecosistema que se encuentra parcial o totalmente inundado en algún momento del año. Incluye a lagunas, esteros, pantanos, y hasta las selvas que se inundan. Los arrecifes que tanto nos gusta admirar y visitar también son un tipo de humedal.

Los humedales son muy importantes para nuestra vida cotidiana, y conservarlos es uno de los grandes retos que enfrentamos como sociedad.

Para resumirlo, presentamos el siguiente decálogo que da cuenta de algunas de sus principales características:

  1. Son hábitats en donde el agua es el principal factor que controla el ambiente: ¡Las plantas y animales están adaptados al agua!
  2. Generalmente son la frontera entre el medio terrestre y el acuático.
  3. Son fundamentales para el equilibrio ecológico en el mundo, ya que son el hábitat de muchas especies de flora y fauna.
  4. Al ser el punto de encuentro de los ambientes terrestre y acuático, figuran entre los ecosistemas más productivos del mundo, así también son importantes depósitos de, por ejemplo, material genético y agua.
  5. Pueden recargar las aguas subterráneas por medio del almacenamiento y la liberación lenta de agua; reducen los flujos máximos de agua durante las inundaciones, ayudan a mantener el flujo de los ríos durante los períodos secos, son fuente para agua doméstica y barrera ante la contaminación: ¡Al almacenar carbono, los humedales contribuyen a mitigar el cambio climático!
  6. Retienen aguas, lo cual evita inundaciones, controlan la erosión y amortigua los efectos por huracanes y tormentas en la zona costera: ¡Los suelos de los humedales pueden almacenar agua hasta en tres veces su peso!
  7. Son áreas de anidación, refugio y alimentación de las aves migratorias, los anfibios y los reptiles como las tortugas: ¡Algunos mamíferos, como las nutrias y los manatíes, solo pueden vivir en humedales!
  8. Son fuente de recursos para algunas actividades humanas, como lo son la caza, la pesca, y la observación de aves.
  9. En México, América Central y el Caribe hay 250 humedales reconocidos por RAMSAR: ¡México es el segundo país a nivel mundial con 139 sitios, sólo superado por el Reino Unido con 169!
  10. Están ampliamente amenazados por las actividades del ser humano y el cambio climático global: ¡Los humedales son un patrimonio natural que debemos de conservar!
Rascón cuello gris · Fotografía: José Raúl Vázquez

Fotografías: Sandra Emilia Chediack

Bacterias extraídas del intestino de lombrices pueden degradar plásticos

Esperanza Huerta Lwanga
Investigadora del Departamento Agricultura, Sociedad y Ambiente
(ehuerta@www.ecosur.mx)

Mediante un trabajo multidisciplinario, investigadores de diferentes instituciones hemos comprobado que bacterias aisladas del tubo digestivo de lombrices (Lumbricus terrestris), que han estado expuestas a microplástico, pueden degradar el polyetileno de baja densidad, uno de los plásticos más abundantes y utilizado en nuestro planeta, lo cual abre las puertas a la restauración de suelos contaminados con plástico utilizando estas bacterias.

Partiendo del principio de que las lombrices de tierra cuentan con una relación mutualista con la microflora del suelo (Barois & Lavelle 1989), abrimos lombrices de tierra (ejemplares de Lumbricus terrestris) que se encontraron bajo el efecto de microplásticos durante 60 días.

Extraímos en condiciones estériles el tubo digestivo de las mismas y después aislamos las bacterias del tubo digestivo, así observamos que existían diferencias en la composición de las bacterias del tubo digestivo de las lombrices bajo la exposición del microplástico y del de las lombrices control, es decir, de aquellas que no estuvieron bajo la exposición de los microplásticos.

Observamos que efectivamente la diversidad de la flora del tubo digestivo de Lumbricus terrestris cambia con la presencia del microplástico.

Las bacterias aisladas son Gram-positivas, pertenecientes al phylum Actinobacteria (Microbacterium awajiense, Rhodococcus jostii, Mycobacterium vanbaalenii and Streptomyces fulvissimus) y Firmicutes (Bacillus simplex and Bacillus sp).

Montamos entonces un experimento en microcosmos con suelo estéril mezclado con microplástico (1%, todo en condiciones estériles) y entonces agregamos las bacterias que aislamos, también tuvimos recipientes sin plástico, y recipientes sin bacterias, para observar que ocurría con las bacterias sin o con la presencia del plástico y que ocurría con el plástico sin y con la presencia de las bacterias.

Después de 21 días observamos que el microplástico es degradado, la cantidad de plástico disminuyó en un 60% con la presencia de estas bacterias, y encontramos nanoplásticos.

De igual forma encontramos gases emitidos por las bacterias, específicamente octadano, eicosano, docosano y tricosano, en los recipientes en donde hubo suelo con microplástico y bacterias, lo que indica que estos alcanos de cadena larga son bioproductos del degradamiento del plástico a través de las bacterias.

Aunque ya han sido reportadas otras bacterias y hongos que degradan plásticos, las que encontramos recientemente  podrían reducir el periodo de degradación de plásticos a cuatro semanas, mientras que las otras conocidas llegan a tardar entre tres y nueve meses en obtener resultados similares.

ECOSUR busca mitigar emisiones de metano y óxido nitroso en la ganadería en el sureste de México

Guillermo Jiménez Ferrer
Investigador del Departamento Agricultura, Sociedad y Ambiente

Actualmente hay cerca de 900 millones de personas en situación de pobreza en el mundo y más de la mitad de ellas dependen directamente de la ganadería para su subsistencia.

En este contexto, los rumiantes —bovinos, ovinos, caprinos, entre otros— son los mayores emisores de metano (CH4), uno de los principales gases de efecto invernadero (GEI), con alrededor del 30% de las emisiones globales de metano debido a su proceso digestivo, que les permite aprovechar una diversidad de forrajes, lo cual es de vital importancia para la humanidad, ya que la abastece de diversos alimentos de origen animal, como carne, leche, entre otros beneficios.

La producción de metano por el ganado, está influenciada por varios factores, entre los que destacan: el consumo de forrajes, la composición química y la digestibilidad de la dieta. En este escenario, varios centros de investigación en el mundo hemos reconocido la necesidad de buscar estrategias ecológicas y socialmente viables que permitan la mitigación de GEI, además de promover sistemas ganaderos sustentables y de bajas emisiones que contribuyan a paliar la pobreza, permitir la seguridad alimentaria y mitigar el cambio climático. Así, El Colegio de la Frontera (ECOSUR) participa desde 2016 en la Agenda Mundial por una Ganadería Sustentable.

ECOSUR, la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y la Universidad Autónoma de Chiapas (UACH) hemos desarrollado diversas estrategias para mitigar las emisiones de metano en el sureste de México, entre ellas la manipulación nutricional en los sistemas ganaderos, el uso de recursos locales, así como un manejo con buenas prácticas y enfoque silvopastoril, que han sido una alternativa viable al alcance de los productores ganaderos. A través de los estudios que hemos realizado en Campeche, Tabasco, Chiapas y Yucatán, hemos observado que el uso del follaje y frutos de diversos árboles forrajeros tropicales pueden reducir entre un 23 y 40% de las emisiones de metano entérico en bovinos y ovinos.

En el desarrollo de otras estrategias, investigadores del Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente (DASA) de ECOSUR estamos siendo pioneros en implementar en el sureste de México, estudios para la cuantificación de emisiones de metano entérico en ganadería bovina tropical en condiciones de pastoreo, utilizando técnicas como la de Gas in Vitro y la del marcador Hexafloruro de azufre (SF6), la cual ya es utilizada en varios países —USA, UK, Nueva Zelanda, Chile, Brasil, Costa Rica—  y nos permitirá generar, con alta precisión, factores de emisión de metano y evaluar estrategias de mitigación de este potente gas, usando recursos locales como follajes de árboles forrajeros y buenas prácticas agroforestales.

Esta investigación, liderada por ECOSUR, se está realizando en el área experimental del Centro Agropecuario de Capacitación y Desarrollo Sustentable (CACyDS, Chiapa de Corzo, Chiapas) con la colaboración de la UNACH (Dr. Esaú Pérez Luna), la UADY (Dr. Juan Kú Vera) y el Instituto Tecnológico de Conkal , Yucatán (Dr. Ángel Piñeiro Vázquez).

Asimismo, este año creamos el Laboratorio Institucional de Cromatografía de Gases en la Unidad San Cristóbal de ECOSUR, el cual apoyará diversos estudios de emisiones de metano y óxido nitroso en diversos sistemas agropecuarios. Esta iniciativa es parte el proyecto “Cuantificación de emisiones de metano entérico y óxido nitroso en ganadería bovina en pastoreo y diseño de estrategias para la mitigación en el sureste de México”, financiado por el fondo SEP-CONACYT, que tiene entre otros objetivos realizar acciones de capacitación a productores ganaderos en Chiapas, Tabasco y Campeche, contribuir en la formación de estudiantes de maestría y doctorado de ECOSUR, y colaborar con diversas Redes de Cooperación Nacionales e Internacionales, que abordan la problemática de la ganadería y el cambio climático.

Laboratorio Institucional de Cromatografía de Gases

Para mayor información contactar a:

 

 

Alimento y energía; la coexistencia entre pesca y petróleo en el Golfo de México

  Alejandro Espinoza-Tenorio
Departamento de Ciencias de la Sustentabilidad
Unidad Villahermosa

El desarrollo sustentable ha dejado de ser sólo una moda, se ha vuelto una necesidad urgente. Cada día es más evidente que, como individuos podemos darnos el lujo de diferir en muchas en opiniones y actitudes, pero que tenemos que ponernos de acuerdo en la forma en que aprovechamos los recursos naturales; es una decisión la tenemos que tomar como sociedad. Ese desafío tiene muchas implicaciones e involucra muchos intereses, pero tampoco es imposible. Históricamente la necesidad, creatividad y conocimiento han sido una fórmula exitosa para superar los retos que como humanidad hemos enfrentado.

Necesitamos alimento y energía. Ambos conforman un binomio indisoluble, un maridaje indispensable para nuestra realidad actual: cubrir las necesidades alimentarias y las energéticas necesarias para se mueva el mundo que nos tocó vivir. Las actividades que nos permiten obtener alimento y energía no son mutuamente excluyentes; ni en las decisiones globales, ni en la cotidianidad local. Para un gobernante debe ser tan importante garantizar la autosuficiencia alimentaria y la soberanía energética, como para una familia es comer y tener luz en casa.

La pesca y la extracción de hidrocarburos en el mar son un excelente ejemplo de los retos que implica la coexistencia. La primera es la última actividad humana –de gran escala– que implica la extracción masiva de organismos silvestres, y que da comida y trabajo a una creciente población costera. La segunda es la principal fuente de energía que mueve a nuestro mundo y para muchos países también representa el motor de sus economías.

México inició la segunda década del siglo XXI con cambios en el sector energético que lo obligan a replantear cómo usar y administrar el espacio marino. Esta búsqueda de competitividad condujo a un escenario con nuevos actores, leyes, tecnología, usos, intereses, y visiones. Es un momento de transición donde los antiguos esquemas de organización que funcionaron ya no operarán y por lo tanto habrá que revisar y reinventar los acuerdos, instituciones y normas. Algo es seguro, México necesita tanto de una industria energética eficiente, segura y competitiva, como de un sector pesquero organizado, económicamente autosuficiente y con una visión de largo plazo.

Alcanzar estas circunstancias de “ganar-ganar” implica a toda la sociedad mexicana. En el caso de la academia, nos corresponde crear y difundir información para que los actores involucrados tomen la mejor decisión basada en mejor información disponible.

En El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) asumimos este reto a través del proyecto “Pesca y petróleo: línea base para el uso compartido de los espacios marinos en la costa de Tabasco”, financiado dos años el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT). En este proyecto se creará conocimiento para entender las circunstancias actuales de la convivencia entre la pesca marina y la extracción de hidrocarburos en la costa de Tabasco, y así promover esquemas de planeación que propicien la coexistencia sostenible de ambas actividades productivas en los nuevos escenarios.

Ante el carácter integral del proyecto, se ha formado un robusto equipo de trabajo interinstitucional —Instituto Tecnológico Superior de Centla, Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, Universidad del Mar y ECOSUR— y multidisciplinario que involucra a 21 especialistas y estudiantes de ordenamiento marino y manejo ecosistémico de pesquerías, desarrollo rural y diseño de alternativas económicas, gobernanza pesquera y políticas públicas, valoración de servicios ambientales, ecología acuática y pesquera, cultivo de moluscos, peces marinos y certificación pesquera.

Los avances del proyecto se pueden consultar en la página Pesca y Petróleo

 

No todo es malo en la ganadería: pequeñas contribuciones de los sistemas silvopastoriles a la biodiversidad y al ambiente

Romeo Josué Trujillo Vázquez,  técnico académico
Ingrid Abril Valdivieso Pérez, estudiante de doctorado;
José Nahed Toral, investigador
Noé Samuel León Martínez,  técnico académico
Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente, Unidad San Cristóbal

La actividad ganadera ha sido fuertemente criticada por su contribución al deterioro ambiental (Ferguson, 2015; Cortés, 1990) provocado por diversas prácticas productivas basadas en el paradigma de la revolución verde, entre las que se encuentran el avance de la frontera agropecuaria a costa de áreas de bosques y selvas, el excesivo uso de energía fósil de uso directo e indirecto, así como la utilización alimentos balanceados, agroquímicos, fármacos veterinarios; la contaminación y degradación de diversos recursos naturales como cuerpos de agua, la erosión del suelo, y la emisión de gases de efecto invernadero al ambiente; además del escaso o nulo conocimiento sobre manejo del hato ganadero para la prevención de enfermedades, el bienestar y la reproducción animal, y la inocuidad de los alimentos generados en la unidad ganadera, entre  otros elementos que en la actualidad son de suma importancia.

Hoy en día existen alternativas productivas en la ganadería, que si bien no son conocimientos nuevos (D. Kass, 1995), hasta ahora es que se les da la importancia necesaria debido a los múltiples beneficios que ofrecen a los problemas ambientales actuales.

La agroforestería y particularmente los sistemas silvopastoriles ofrecen un sistema productivo que integra árboles de usos diversos —frutales, maderables medicinales, forrajeros, combustibles—, ganado y pastos en una misma unidad productiva. Con la combinación de especies vegetales se contribuye a la recuperación de áreas degradadas y a la conectividad del paisaje, además de apoyar el rescate del conocimiento local de las especies vegetales útiles en la producción ganadera, entre otros beneficios.

Estos sistemas que se basan en la agronomía, biología, veterinaria y zootecnia y la silvicultura (cultivo de árboles) han permitido difundir  el conocimiento respecto a la nutrición animal, arreglos agronómicos de plantaciones de leñosas para uso forrajero, leña, y sombra.

ECOSUR ha impulsado desde 1994 diversos proyectos orientados a la producción ganadera con la intención de revolucionar la forma de producir, de tal modo que consideramos los contextos locales para la ejecución de los proyecto y buscamos el uso y la conservación de los recursos naturales.

En los últimos 10 años hemos trabajado intensamente en la región norte del estado de Chiapas (zona zoque) con intervenciones basadas en los principios de la ganadería orgánica. Un grupo de productores, que en años anteriores logró la certificación orgánica ante CERTIMEX, ha incorporado estos principios, y aunque actualmente no cuenta con dicha certificación, por lo costosa que es, tiene el reconocimiento y confianza de  los consumidores ya que cuenta con una certificación participativa, que brinda confianza y calidad a sus productos.

En Raudales Malpaso, Chiapas, realizamos un experimento, establecimos un sistema silvopastoril —asociación e intercalación entre árboles o arbustos, pasto y ganado— con especies de árboles nativos  cocoite (Gliricidia sepium) y madre (Erithryna chiapasana). Cortamos varetas de las dos especies, que fueron tratadas con y sin enraizador orgánico con la finalidad de contestar las siguientes preguntas de investigación: ¿cómo se comportan las especies por efecto del uso o no del enraizador? ¿qué tratamiento y cuántas podas son las más adecuadas para la zona? y ¿qué combinación de tratamiento y de árboles resiste mejor el pastoreo de los animales?

La idea de realizar este experimento nació de la preocupación de los productores de alimentar mejor al ganado bovino sin contradecir los lineamientos de la producción orgánica bajo la cual se rigen. El experimento inició en febrero de 2015 y culminó en abril de 2017. Durante este lapso de tiempo realizamos monitoreos periódicos cada 45 días para determinar la sobrevivencia y bioamasa de los arbolitos, así como el estado de salud de la plantación en general.

Durante el establecimiento del experimento,  las varetas  tenían un  aspecto de un área desmontada invadida de ramas y hojas que parecían muertas, debido a que las varetas habían sido recién cortadas y sembradas (Fotos 1 y 2).

Sin embargo, al finalizar el ensayo se observa a lo lejos como un pequeño acahual de vegetación frondosa (Fotos 3 y 4).

Así como la vegetación creció y reverdeció, la fauna local —aves, reptiles, escarabajos y pequeños mamíferos— comenzó a transitar y anidar el área del experimento (Fotos 4 y 5).

Es importante recalcar que desarrollar trabajos experimentales para  repoblar con vegetación nativa áreas que anteriormente habían sido deforestadas contribuye a disminuir el impacto adverso que las malas prácticas ganaderas ejercen sobre el ambiente y su fauna asociada. ECOSUR está realizando esfuerzos para revertir los daños ocasionados por el ser humano, y aunque sean pequeños, son de vital importancia para la fauna y la flora que necesita de estas áreas para transitar entre los parches boscosos que existen en el actual paisaje fragmentado de esta y otras regiones del estado.

Hoy, es tiempo de que todos, desde nuestras trincheras, pongamos nuestro granito de arena, siendo consumidores conscientes, responsables de nuestros alimentos y de nuestro ambiente. Consumamos productos locales y que se produzcan cuidando a la Madre Tierra que alberga un mundo vivo, dentro del cual estamos nosotros.

La tecnología al servicio de los pescadores tabasqueños en el Golfo de México

Rodimiro Ramos Reyes
Laboratorio de Análisis de Información Geográfica y Estadística
Unidad Villahermosa

Se podría pensar que las nuevas tecnologías de información y comunicación están reservadas sólo para cuestiones académicas o para especialistas en telecomunicaciones, pero lo cierto es que en todos los ámbitos de la vida cotidiana están siendo utilizadas.

Necesitamos eliminar el prejuicio de que sólo los jóvenes son aptos en el uso de la tecnología para que las personas de todas las edades aprovechen los beneficios de ellas, y sacar provecho de las ventajas de la globalización en todas las sociedades, niveles culturales y giros económicos para erradicar el analfabetismo tecnológico.

El uso de las nuevas tecnologías de comunicación e información en las tareas productivas apoyan una mayor eficiencia y desarrollo económico tanto para inversionistas como para productores y operadores, todo ello a favor de la modernización.

Como ejemplo de este gran logro social nacido a mediados del siglo pasado y que se ha consolidado en el siglo actual, está el uso de los geoposicionadores o GPS, herramienta que ya está insertada en la mayoría de los dispositivos móviles y en algunos vehículos de última generación y que sirven para la ubicación de puntos geográficos y rutas que se deseen buscar. Si antes solo se podía contar con brújulas, ahora el GPS es lo último que un navegador o explorador podría olvidar, para ir a algún destino.

Es destacable compartir el testimonio de los pescadores de la región de los ríos del estado de Tabasco, en específico de la zona de Frontera perteneciente al municipio de Centla de este mismo estado, quienes desarrollan la pesca, su actividad económica, con el uso de GPS.

En un recorrido que realizamos por esta área pudimos observar el uso de los geoposicionadores en todas las embarcaciones, desde las más pequeñas hasta las más grandes. A pesar de que parecieran un poco difícil de manejar, los pescadores cuentan con uno de los sistemas de posicionamiento global más completos y desarrollados que les ayuda a trazar sus rutas de ida y vuelta, y saber las condiciones climatológicas en las que se encuentran estos recorridos.

Para un experimentado capitán del Golfo de México, es indispensable tener esta tecnología en impecables condiciones, pues es su segunda memoria, ya que gracias a ella puede mantener información de las rutas que ha recorrido y sigue recorriendo en busca de su sustento. Además de su GPS, el capitán cuenta en su embarcación con sus radios de frecuencia alta y baja, con la alta llega a tener una cobertura radial hasta el norte del país, lo que lo mantiene en perfecta comunicación con el exterior, cuenta también con su brújula compás, la sonda de profundidad y su libreta de anotaciones, ya que cualquier cosa puede pasar y una persona de su nivel siempre debe estar preparado.

El capitán  no tiene ningún problema al utilizar estas nuevas herramientas tecnológicas y al igual que él, sus compañeros de trabajo hacen uso de ellas, sacándoles el mayor provecho posible.

En sus viajes de 15 a 20 días por el mar abierto, Castillo se siente protegido gracias a las rutas y puntos geográficos que le son proporcionados por su GPS y con ello alcanza su meta de obtener 3 toneladas de pescado por viaje.

Nota en blog Pesca y Petróleo:

De Temblores y Temores

Dora Elia Ramos Muñoz
Investigadora de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR)
Unidad Villahermosa
Departamento Sociedad y Cultura
dramos@www.ecosur.mx

La fuerza de los desastres no está solamente en los fenómenos naturales que los ocasionan sino en las fallas de los procesos de desarrollo y cambio social que existen en el territorio donde irrumpen.

Un ejemplo de ello es el huracán Harvey, cuya fuerza no estuvo solo en la intensidad de sus vientos o en los milímetros de lluvia que produjo, sino en las fuerzas del mercado que incentivaron la construcción de casas en áreas que antes fueron humedales o en la concentración de industrias petroquímicas en Houston. Hace unos días los huracanes Irma y María golpearon el Caribe y Florida, lugares que han transformado su paisaje original por el gusto de vivir en “el paraíso”.

Estrictamente hablando, los huracanes tienen una probabilidad de ocurrencia, son estudiados con detalle y tal como vimos con Harvey e Irma podemos saber con días de anticipación su llegada y su fuerza. Otros fenómenos climatológicos también han sido muy estudiados y tenemos suficientes datos para alertarnos de sus efectos y llegada, como es el caso de los fenómenos de El Niño y La Niña, y aún con toda esa información que tenemos provocan daños en la infraestructura, muertes, heridos y vidas destrozadas. En México lo sabemos.

Respecto a los terremotos, como los que han afectado a México recientemente, sabemos que no podemos predecirlos con precisión, aunque sí conocemos la localización de las placas tectónicas y los riesgos que conlleva su movimiento. En la historia hemos visto sus efectos y hasta los hemos vivido.  Estrictamente hablando sabemos que los sismos sucederán e incluso dónde, lo que no sabemos es cuándo y en qué magnitud. Los desastres que producen los terremotos van más allá que sus grados Richter, de nuevo las fallas del desarrollo se acumulan; ahí se reflejan las incorrectas normas de construcción, las chapuzas en su cumplimiento y la falta de redes sociales de apoyo. Así aparecen los desastres, más fuertes que las ondas oscilatorias y trepidatorias de los sismos, y sus efectos marcan nuestras vidas y nos llenan de temor.

Ahora bien, no todos sufrimos igual los desastres, algunas personas tomarán un avión y saldrán del lugar ante la alerta de un huracán, otras tendrán que ir a trabajar para no perder su empleo, algunos padres y madres enviarán a sus hijos e hijas a una escuela que evidentemente ha sido construida sin seguir las normas de seguridad y otros podrán elegir otras escuelas. Así que detrás de las tragedias de los desastres hay inequidad, injusticia y relaciones de poder que permiten que se produzcan, lo que nos hace sentir atemorizados y percibir que vivimos en un país inseguro.

Hace algunos años, en un curso en el que estudié  las transformaciones sociales en China, elaboré un ensayo acerca del terremoto de Thangshan, ocurrido en 1976, a partir del cual esa ciudad y China se transformaron.

Reproduzco ahora tres ideas: la primera es que un desastre es un momento en el que el sistema político en curso se abre (a la fuerza) al escrutinio. Lo que hemos visto en México después de los temblores del 7 y 19 de septiembre en México es un resultado de nuestro sistema político, lo vió así también China, en tiempos de Mao y sin Twitter. La segunda es que es un momento para reposicionar a ciertos actores políticos (Den Xiaoping fue uno de ellos), así que probablemente conoceremos a hombres y mujeres valientes en México, mantengamos los ojos abiertos. Y la tercera es que responder a la crisis no es un asunto de sistemas políticos buenos o malos, sino del compromiso del sistema político con lo que asume como normal; porque en estos momentos regresar a la normalidad no es la única opción, China nunca más fue normal. Se abrió entonces un momento para examinar el estilo político que tenía.

Regresando a México, los desastres destruyen, pero en ellos la prensa, las y los ciudadanos y las organizaciones de la sociedad civil, con Facebook, Twitter, whatsApp, Change, o sin ellos, podemos influir de manera sustantiva en cómo se gestionan los riesgos en nuestra sociedad y construir así el país en el que sí queremos vivir.  En el que podamos expandir nuestras habilidades para funcionar como personas, sin temor de ser víctimas de los desastres, del servicio de taxis y del crimen, organizado o no.

El 3 y 4 de octubre en el Instituto Juárez, de Villahermosa, El Colegio de la Frontera Sur y otras instituciones revisaremos investigaciones que nos ayuden a entender el desastre ”A 10 años de las inundaciones de Tabasco”, buscamos que en ese oscuro pasado encontremos fuerza y respuestas para un mejor futuro.

Más información del evento:

Congreso Regional Desastres y Vulnerabilidad social en Tabasco

Fotos: Juan Carlos Velasco