Los marcadores usados para el estudio midieron que los yiburones ballenas pueden sumergirse hasta mil 896 metros de profundidad. Uli Kunz
Ramón Bonfil, investigador de la Unidad Chetumal de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), participó en un estudio multinacional que documentó la inmersión de tiburones ballena hasta 1.8 kilómetros de profundidad bajo la superficie del mar, así como de tiburones blancos que descienden hasta 1.2 kilómetros de profundidad. Éste es el estudio más amplio y actualizado sobre los movimientos verticales de tiburones y rayas, y fue coordinado por la organización benéfica de conservación ZSL (Sociedad Zoológica de Londres) y la Estación Marina Hopkins de la Universidad de Stanford en un intento por proteger a las especies amenazadas.
El estudio analiza cómo la comunidad de tiburones y rayas utiliza los desplazamientos ascendentes y descendentes para diferentes actividades de su vida. Los resultados fueron publicados en la revista Science Advances.
Usando datos de 989 marcas de bio-telemetría, que son marcas usadas para realizar mediciones remotas de la actividad del comportamiento, el equipo global de 171 investigadores de 135 instituciones entre las cuales se encuentra ECOSUR, analizó 38 especies de elasmobranquios desde el Pacífico Norte hasta el Océano Índico y desde el Ártico hasta el Caribe.
El doctor Bonfil, catedrático del CONACyT adscrito a ECOSUR y co-autor del estudio, mencionó que “este tipo de estudios de meta-datos son un ejemplo de la enorme importancia de la colaboración interinstitucional y entre investigadores que trabajan temas similares de investigación; sin compartir y contrastar los resultados de cada uno de nuestros estudios nunca tendríamos la poderosa visión global y comparativa que hemos logrado en este estudio. El acecho de las actividades humanas a la fauna marina se hace cada vez más patente y nos proporciona evidencia con la cual redirigir nuestros esfuerzos para lograr una co-existencia sustentable con la naturaleza”.
SUMERGIRSE PROFUNDAMENTE.
Se encontraron trece especies que se sumergen a profundidades superiores a un kilómetro bajo la superficie. Entre ellas, se descubrió que los tiburones ballena (Rhincodon typus) se sumergían a la asombrosa profundidad de mil 896 metros, mientras que los tiburones blancos (Carcharodon carcharias) a más de mil 200 metros, lo que proporciona información nueva e importante sobre el comportamiento de estos gigantes oceánicos.
Los datos también revelaron cómo algunas especies varían su profundidad en diferentes partes del mundo y cómo esto cambia entre los períodos nocturno y diurno a medida que los depredadores se mueven hacia arriba y hacia abajo en el agua para cazar a sus presas y, en algunos casos, para evitar ser cazados ellos mismos.
Aunque las razones por las que las especies generalmente conocidas por frecuentar aguas poco profundas se registraron sumergiéndose en aguas profundas y oscuras no están confirmadas, el estudio sugiere que es probable que sea una combinación de búsqueda de fuentes de alimento, regulación de la temperatura corporal, reproducción, y para evitar a los depredadores.
El equipo descubrió que, aunque muchas especies pueden y realizarán inmersiones profundas, 26 de 38 especies, incluido el tiburón oceánico de puntas blancas (Carcharhinus longimanus), el tiburón tigre (Galeocerdo cuvier), el tiburón martillo común (Sphyrna lewini) y el tiburón sedoso (Carcharhinus falciformis) pasaron más del 95 por ciento de su tiempo en los 250 metros superiores de la columna de agua, profundidades donde es más probable que interactúen con artes de pesca.
El Doctor David Curnick, investigador del Instituto de Zoología ZSL y coautor principal del artículo, señaló que “La forma en que los grandes animales marinos usan el espacio horizontal en nuestro océano ha sido bien estudiada. Sin embargo, hasta ahora, los estudios comparativos en los planos verticales han sido limitados, a pesar de que el océano tiene una profundidad promedio de 3.5 kilómetros y los elasmobranquios ocupan todos los niveles dentro de este entorno dinámico. Esto nos ayuda a encontrar formas de protegerlos mejor”
Depredadores famosos, pero en grave peligro
Más de un tercio de todos los tiburones y rayas están en peligro de extinción, según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Tener un mapa tridimensional de cómo los elasmobranquios usan el océano permite comprender roles que desempeñan en ecosistemas más amplios y determinar su exposición individual a amenazas. Los integrantes del consorcio buscan mejorar los planes de gestión de conservación que anteriormente se veían obstaculizados por la falta de datos para ciertas especies.
*Tanto en San Cristóbal de Las Casas como en Tapachula, dijo que hay una naturalización sobre el tipo de actores que ordenan, limpian y procuran el bienestar ajeno. Entre estos trabajadores se encuentran NNA provenientes de regiones rurales con pocas posibilidades de escolaridad o con presencia de violencias intrafamiliares y comunitarias.
Sarai Miranda Juárez, investigadora adscrita al grupo académico de Estudios de Género de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) presentó su libro“Pagar los platos rotos. Violencias interseccionales contra niñas, niños y adolescentes trabajadores del hogar en Chiapas”, para hablar sobre la vigencia de la práctica del trabajo infantil y adolescente asociada a niños, niñas y adolescentes (NNA) de origen rural que se incorporan a mercados de trabajo locales e internacionales.
En el libro, Miranda Juárez describe la complejidad del trabajo infantil y adolescente en hogares de terceros y las violencias que padecen en el ejercicio de su trabajo, situados en dos contextos urbanos de Chiapas: San Cristóbal de Las Casas y Tapachula.
Por sus características comerciales son ciudades vinculadas con la economía global: en el caso de San Cristóbal de Las Casas, por su vocación turística dirigida a público nacional e internacional. Por otro lado, Tapachula al ser el nodo económico de empresas cafeticultoras y de otros productos agroindustriales que se exportan y se cotizan en dólares.
Cuando hablamos de diáspora nos referimos a dispersión. En este caso nos interesa hablar de la diáspora haitiana en México, donde la presencia de la población de este país caribeño es notable y se encuentra en continuo aumento. En su gran mayoría las personas de origen haitiano han llegado al territorio mexicano desde otros países por donde han transitado, incluso echado raíces, pero de los que han tenido que re-emigrar por factores económicos o políticas adversas. Desde una perspectiva histórica amplia, la diáspora haitiana es resultado de un largo proceso.
En la salida de población haitiana de su país se enlazan variadas causas disparadoras, las cuales han dado lugar al desplazamiento masivo, en el tiempo y en el espacio. En Haití se conjugan problemas políticos profundos, inestabilidad económica crónica, y en tiempos recientes, el impacto de desastres socioambientales. En el último siglo la diáspora haitiana alcanza destinos tan diversos como Barbados, Cuba, Guayana Francesa, Canadá y Estados Unidos. En este último país, el de mayor atracción en el contexto de una dispersión en continuo aumento, residían más de un millón de haitianos inmigrantes de primera generación y sus descendientes, según las cifras que arrojó el Censo de 2019 de esa nación.
La diáspora como evento prolongado está marcada por distintos momentos. El último ciclo inició con el terremoto que azotó a Haití en enero de 2010, año que representó un punto de quiebre en la historia de ese país y que estuvo marcado por el cataclismo telúrico, un brote epidémico de cólera, el azote y secuelas del huracán Tomas y problemas políticos en el contexto de la sucesión presidencial. Como apunta Marcela Landazábal, especialista en Estudios Latinoamericanos y quien ha estudiado el tema de la movilidad haitiana, hay una acumulación de las condiciones críticas posteriores al 2010 —léase menos empleo, reducción del crecimiento económico, y aumento de la violencia— que han alimentado la salida de muchos haitianos de su patria en la última década. En esta fatídica década, las últimas “desbandadas” de personas de origen haitiano se han dirigido a México provenientes de Brasil debido el deterioro de las condiciones económicas en esa nación, a la cual llegaron desde aproximadamente 2014, y otras desde Chile debido a leyes migratorias más restrictivas desde 2018.
Presencia haitiana en México
Desde hace unos 15 años se registra el arribo de haitianas y haitianos a México; en aquel entonces se contaban en cientos. En los meses posteriores al terremoto de 2010 las autoridades mexicanas permitieron que ingresaran parientes de quienes ya se encontraban en territorio nacional para efectos de reunificación familiar. Su número era poco más de 1,000.
En 2016 aconteció una nueva “ola”, se ha estimado que entre junio y septiembre de ese año llegaron alrededor de 17,000 personas de nacionalidad haitiana, principalmente desde los países sudamericanos mencionados anteriormente. A partir de entonces las cifras siguen en aumento.
No hay manera de saber cuántos haitianos y haitianas hay actualmente en México porque carecemos de datos oficiales. Sin embargo, una forma indirecta de apreciar la magnitud de su presencia son los datos de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, la cual registró que más de 51,000 personas de ese país solicitaron la condición de refugiado tan solo en 2021, aunque conviene aclarar que no todas las personas haitianas que ingresan al país solicitan medidas de protección internacional, ya sea la figura de refugio o la de protección complementaria.
Las personas haitianas que están llegando a México no encajan con la imagen y noción tradicional de migrantes “de paso”. Es una población afectada por la calamidad, un país en estado de crisis constante y, con ello, un futuro incierto. Ese desarraigo produce y reproduce la diáspora. Al igual que personas que migran de países del norte de Centroamérica a México, pero aun de manera más severa, la mayoría de haitianas y haitianos no pueden ser representados simplemente como pobres que emigran, la manera en que suele personificárseles. Esa etiqueta imposibilita explicar a cabalidad la experiencia haitiana. En muchos casos son individuos y grupos familiares que huyen de la pobreza extrema, sí, pero también de varios tipos de violencia, como la violencia de la calle (pandillas), de condiciones de catástrofes (terremotos, inundaciones, huracanes), de la desesperanza que representa vivir en lo que algunos consideran es un estado al borde del colapso, así como del racismo y la exclusión en otros países donde han residido.
Tal como suele suceder con todo grupo humano en la misma o similar situación las experiencias haitianas de o en la movilidad tienen sus propias particularidades, pero también están marcadas por el sufrimiento, la adversidad y la esperanza que caracteriza a los pueblos que padecen desarraigado, destierro, exilio. Los haitianos y haitianas buscan en muchos casos la nuda sobrevivencia, para ello han migrado o huido hacia diversos lugares o destinos, temporales y permanentes, incluyendo México. En esa búsqueda ha surgido una pan-comunidad, es decir, un conjunto de comunidades haitianas en varios continentes que une territorios, nexos, redes desde y hacia México. En ese sentido, nuestro país es un punto de referencia y un nodo más en el entramado espacial-temporal de contactos y relaciones entre familiares, amigos, conocidos que dan continuidad a la experiencia diaspórica haitiana.
“Este libro nace de la necesidad de visibilizar un tipo de trabajo infantil que se realiza a puertas cerradas, en el espacio considerado privado, es decir, en el ámbito de lo doméstico”, dijo la adscrita al grupo de estudios de género del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Saraí Miranda Juárez, al presentar su libro “Pagar los platos rotos. Violencias interseccionales contra niñas, niños y adolescentes trabajadores”.
La investigadora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) enfatizó que se trata de un tema “muy olvidado por el Estado y la sociedad”, al tratarse de uno grupo vulnerable como las niñas, niños y adolescentes (NNA), indígenas y migrantes.
“Cuando uno corta el cabello a un compatriota en esta frontera, la plática sobre el cruce y la travesía para llegar a Tapachula siempre sale, siempre se siente.” (Luis, migrante cubano, agosto 2022)
El auge de las barberías en Tapachula es relativamente reciente, estas comenzaron a aparecer hace cuatro o cinco años aproximadamente, en diversos puntos de la ciudad. En un principio, solo existían las famosas peluquerías en rededor del parque Miguel Hidalgo, en el centro, o en las colonias más populares, don Miguel comenta respecto a ello: “las peluquerías eran famosas acá en Tapachula, pues los cortes eran sencillos y más varoniles que ahora, pues ahí iba la gente de acá de Tapachula, pero ahora lo que más hay son las barberías, con más estilos para los jóvenes y con cortes ya de moda, antes se usaba más las tijeras y ahora casi todo es con máquina para cortar el pelo. Hay pocas peluquerías ya, las barberías han crecido mucho, yo sigo con mi estilo más antiguo y cortando con tijera y mis buenas navajas afiladas”, (Comunicación personal, agosto de 2022).
En la ciudad hay pequeñas peluquerías que sobreviven con su clientela, al entrar se observa un tipo particular de estética, esto con respecto de los diseños en los cortes de cabello, así como en el origen de sus propietarios, quienes en su mayoría son personas oriundas de la ciudad de entre 50/60 años. El espacio de don Miguel es uno de ellos, el cual él define como de la vieja escuela de peluqueros, en donde se mantienen los cortes “clásicos”.
Por otro lado, están las famosas barberías; al entrar suena Dadyy Yankee y mucho reguetón, el ruido de las máquinas de corte y la plática entre el barbero y los clientes se dan con toda normalidad, en las paredes se exhiben los cortes actuales, futbolistas y reguetoneros, artistas y lo último de la moda; muchos jóvenes piden sus cortes con esta estética, por lo general, mostrando imágenes guardadas en su celular, esta es la cotidianidad de algunas barberías en Tapachula, Chiapas.
¿Quiénes son los barberos? ¿De dónde vienen? Las barberías han crecido en parte gracias a los migrantes en tránsito, como barberos y clientes ocupan estos espacios; las nacionalidades son diversas: cubanos, salvadoreños, hondureños, haitianos y recientemente venezolanos y algunos colombianos, pero también muchos jóvenes mexicanos de este sur. Sobre ello nos comenta el dueño de una barbería: “hace como dos años que puse mi negocio, pensé en un restaurante, pero vi que era un buen negocio las barberías, así que mandé a traer mis insumos al centro del país para ponerlo en marcha. Mucha de la clientela es migrante que van de paso, por eso los cortes no los damos tan costosos, para que las personas vengan, pero también muchos jóvenes en su mayoría de Tapachula les gusta esta moda, ahora ya hay muchas en la ciudad, hasta en las colonias de las periferias, ya hay varias barberías. Yo contrato también a muchos cubanos, salvadoreños y hondureños para que sean los barberos, tienen buenos estilos y ellos también atraen la clientela, porque algunos hondureños buscan a un barbero de su misma nacionalidad, porque ellos ya saben los cortes, pasa igual con los cubanos, y me han platicado que con los haitianos”, (comunicación personal, agosto de 2022).
Los precios varían según el estilo de corte, el precio oscila entre $60 hasta $150 pesos, algunas personas buscan estilos más estilizados, con ciertas figuras a los costados de la cabeza, también están quienes solo quieren el típico fade que significa degradado y lleva algunas rayas en las patillas. Otros más optan por el corte dominicano. Algunos más elijen hacerse líneas en las cejas o un corte de bigote, aunque para este último se necesita tener buen equipo, -nos comentó uno de los dueños-. Los nombres de las barberías también son significativos, encontramos a California 1 y 2 que recuerdan la experiencia migratoria en Estados Unidos, o los que rememoran la nacionalidad centroamericana, los catrachos[3], o Los Barber guapos, que, según sus dueños, atraen más clientes.
Los barberos van y vienen, algunos están por dos o tres meses, mientras se resuelve su situación migratoria y continúan el viaje rumbo al sueño americano, otros sin embargo se quedan por más tiempo. En la ciudad es común encontrar anuncios en busca de barberos con experiencia para continuar los cortes y no perder a la clientela. Las historias de aprendizaje de los estilos de corte por parte de los barberos rememoran muchos espacios de añoranza, la morada, los lugares de tránsito, así como los planes a futuro: ser un famoso barbero en California o New York, Estados Unidos.
Las barberías en la ciudad no solo representan una moda, quizás también un cambio generacional entre la vieja y nueva escuela de peluqueros/barberos, pues nos muestran distintas estéticas y estilos, a la vez que se rememoran recuerdos y memorias de los barberos migrantes: cubanos, salvadoreños, hondureños, haitianos y por supuesto, también de los mexicanos que habitan este sur…
[2] Investigador de ECOSUR-Tapachula, colaborador del Observatorio de las Democracias: sur de México y Centroamérica.
La red hidrológica de la costa de Chiapas está constituida por 20 ríos juveniles y más de 30 arroyos, con una longitud reducida (70 y 120km de longitud)
CRISTIAN TOVILLA HERNÁNDEZ *
ANTECEDENTES
El manejo inadecuado de las cuencas y la rectificación del cauce de los ríos ha degradado fuertemente la estructura y ecología de los ríos del litoral de Chiapas. Esto ha repercutido fuertemente sobre los humedales en la cuenca baja y sobre la economía de las comunidades costeras de esta entidad.
La red hidrológica de la costa de Chiapas está constituida por 20 ríos juveniles y más de 30 arroyos, con una longitud reducida (70 y 120km de longitud), se forman a 2300-2800 m.s.n.m.m, en la parte alta de la sierra, en la primera parte el cauce tiene forma de “V” debido a la gran pendiente forman caídas de agua o cascadas, el cauce está constituido por grandes rocas, pedruscos y gravas, con notables variaciones (60%) del volumen entre lluvias y secas. Esta red hidrológica es valiosa porque permite la estabilización del clima y la recarga de los acuíferos sobre la planicie, en el pasado ocupaban una extensa área a partir de la vía del ferrocarril construido entre 1895 y 1903.
La geomorfología de la planicie costera estaba en gran medida moldeada por la red hidrográfica, donde las grandes avenidas durante el periodo de lluvias constituían eventos notables al desbordarse los ríos entre agosto-noviembre, llegando a constituir gran cantidad de lagunas estacionales y pantanos, las cuales rebosaban de una biodiversidad muy notable en todo el pacífico sur de México.
Las grandes avenidas anuales determinaban procesos ecológicos muy complejos de conectividad con el mar, provocando migraciones faunísticas en ambos sentidos, siendo importantes por la abundancia de moluscos, crustáceos y peces, soporte de la economía de muchas comunidades costeras, cuya pesquería se realiza en los ríos, “pampas”, y lagunas costeras. Los meandros o curvas de los ríos que llegan a constituir la sinuosidad de los ríos son muy importantes para disipar la energía del agua a lo largo del gradiente altitudinal, desde la cuenca alta hasta el mar. De esta manera se favorece la depositación de los sedimentos a través del cauce y se evita que las avenidas de los ríos, principalmente durante lluvias lleguen con gran fuerza a la parte baja donde se ubican las planicies de inundación constituidas por pantanos, lagunas costeras, manglares y esteros, constituyendo el hábitat de una gran biodiversidad.
La dinámica de explotación incentivada desde los años de 1940-1950 por el modelo de desarrollo actual, el cual promueve la conversión de los paisajes naturales a sitios dedicados a la producción y amplio uso de los recursos y el agua, sin considerar aspectos ecológicos de cada sitio. En ese sentido la estructura y funcionalidad de los ríos y bosques riparios asociados a ellos han sido afectadas por actividades como la agricultura de monocultivos, ganadería, deforestación, explotación forestal y urbanización, amenazando la diversidad biológica y conectividad hidrológica de los ríos, los humedales asociados, así como la calidad y disponibilidad de agua con la desviación y desecación de los ríos, canalizaciones y extracción de agua; asociados a los dragados realizados en las lagunas costeras.
Una planeación deficiente del uso de la tierra y la sobreexplotación de los ríos, son elementos que degradan el equilibrio ecológico sobre las cuencas. En los últimos 25 años, la canalización o rectificación de los ríos en la cuenca media y baja (Figura 1), para desecar los humedales y ganar áreas de cultivo para el establecimiento de plantaciones de monocultivos como el banano, caña de azúcar y recientemente la expansión del cultivo de palma africana para extraer aceite, están provocando un grave deterioro a nivel regional.
Figura 1. Canalización del Río Cintalapa a lo largo de 12 km.
El paso de los huracanes “Mitch” y “Stan” en 1998 y 2005 aceleraron el azolvamiento de las lagunas costeras en detrimento de las pesquerías en los sistemas lagunares. Posterior al paso de los huracanes, se empezaron a realizar grandes obras de canalizaciones en todos los ríos de la costa, sin ningún estudio de impacto ambiental por la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y con la complicidad de la SEMARNAT, Protección Civil y el Gobierno estatal. Estas obras en una primera etapa (2005-2008) se realizaban a partir de la carretera hacia la cuenca baja, con la finalidad de proteger a las poblaciones; posteriormente entre 2009-2016 se completó la canalización de la parte baja de 18 ríos, hasta el límite con los manglares y pantanos.
La canalización formó líneas rectas de 8 a 20 km en los ríos, además generó una cantidad inmensa de sedimentos (250,000 a 500,000 m3 de arena y grava) colocado a la orilla del canal (figura 3), con llegada de las lluvias, este sedimento fue arrastrado por la corriente río abajo en los siguientes años, este proceso provocó el azolvamiento de todas las lagunas costeras y esteros al interior de la Reserva de La Biosfera “La Encrucijada”. Actualmente todos los sistemas lagunares de la costa padecen diferentes grados de azolvamiento, presentándose con mayor gravedad en las lagunas: Teculapa, Cerritos, Panzacola y Cabildos.
Debido al azolvamiento de las lagunas, ante la exigencia de los pescadores se han realizado grandes obras de dragado en las lagunas para favorecer la pesca, con el financiamiento de la Comisión Nacional de Acuicultura y Pesca (CONAPESCA) y la Secretaría de Pesca del Estado. Los efectos se reflejan en la degradación de los servicios ambientales de los humedales, dentro de los que se encuentran la conservación de la biodiversidad, el mantenimiento de germoplasma, regulación del clima, conservación de ciclos biológicos, captura de agua, suministro de refugio y crianza para una gran diversidad de especies, muchas de ellas de interés económico.
La realización de las obras de dragado comprende la realización de un canal perimetral (2.5 a 5km de longitud) al interior de las lagunas costeras y de 25-30m de ancho por 3-4m de profundidad, lo cual origina grandes cantidades de sedimentos (10,000 a 150,000m3), los cuales se confinan aledaños a las lagunas, en sitios denominados “Tarquinas”, las cuales son montones de sedimentos de hasta 4m de altura en áreas de 0.5 a 10 hectáreas de extensión, están constituidas por un cerco de postes de cemento y una malla denominada “Geotex”. Desafortunadamente la mala calidad de los materiales y la deficiente construcción, provocan que entre 12 y 24 meses el Geotex se degrada liberando el material hacia la periferia del sitio afectando grandes áreas de manglares y pantanos (figura 2).
Figura 2. Los dragados mal planeados, suelen provocar daños mayores que el problema que tratan de resolver.
En todo el litoral de esta entidad, la canalización de los ríos ha provocado en los últimos 40 años el azolvamiento de la totalidad de las lagunas costeras, como consecuencia de este proceso algunas lagunas como Cabildos, Pozuelos, Cerritos-Teculapa, Buenavista y La Joya han reducido el área de pesca entre 30 a 70%, por consiguiente la pesquería se ha reducido hasta en un 75%, adicional a ello existen unas 1150 hectáreas de áreas de dragado o tarquinas, que posterior a 15-25 años de haberse realizados las obras, actualmente los sitios están sumamente salinizados y desprovistos de vegetación, en la mayoría de las veces eran áreas de manglares, tulares y pantanos que se perdieron desde la década de 1990 en los distintos sistemas lagunares de la costa de Chiapas. Actualmente es muy necesario evaluar y cuantificar el costo-beneficio de las obras de la canalización de los ríos y todas las obras de dragado en las lagunas costeras en todo el litoral. Incluso los efectos de la desecación de grandes áreas de humedales por la canalización, para utilizar la tierra para el establecimiento de grandes plantaciones de monocultivos de banano, caña de azúcar y palma africana, a cambio de la pérdida de las áreas ganaderas y agrícolas de maíz, frijol, etc. De esta manera se pretende contar con una base científica para un manejo adecuado de la microcuenca, el aprovechamiento de los recursos hídricos, el uso de suelo, las pesquerías y la conservación de Todos los servicios que proveen los humedales en beneficio de los habitantes, así mismo pueden ser de utilidad para identificar las zonas de prioridad para intervención y conservación.
* Laboratorio de Ecología y Manejo Integral de Sistemas Costeros, El Colegio de la Frontera Sur, Ecosur Unidad Tapachula, E-mail ctovilla@ecosur.mx
El proyecto de los doctores Javier Arellano Verdejo y Hugo Lazcano Hernández se nutre con diferentes fuentes de información sobre la presencia se sargazo en las playas y combina diferentes tipos de programas de cómputo o software
Investigadores de la Unidad Chetumal de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) desarrollaron un sistema de redes neuronales artificiales que ayuda a monitorear la presencia de la macroalga sargazo en las costas del Caribe mexicano. Las redes neuronales artificiales son racimos de programas de cómputo que intentan reproducir, de manera básica, el comportamiento que tienen las neuronas biológicas, con procesos equivalentes como: entrada de información, suma, activación de proceso y resultado.
El proyecto de los doctores Javier Arellano Verdejo y Hugo Lazcano Hernández se nutre con diferentes fuentes de información sobre lapresencia se sargazo en las playas y combina diferentes tipos de programas de cómputo o software. Su principal insumo son fotografías de sargazo en las costas, enviadas por ciudadanos, las cuales se contrastan con fotografías tomadas por drones en zonas específicas de las costas de Quintana Roo.
Este proyecto es diferente a la Red de Monitoreo de Sargazo de Quintana Roo, que ha adquirido gran presencia en medios de comunicación desde que se convirtió en una preocupación nacional la llegada a las costas mexicanas de grandes volúmenes de las algas marinas llamadas sargazo, procedentes de África.
Escrito por Susana Maza-Villalobos y Alfredo Castillo- Vera
Foto: Emanuel Rodríguez, tomada de https://pixabay.com
Llevo más de una hora entretenida viendo y pensando qué tanto hacen las hormigas en las hojas de mi enorme y bella mafafa (Xanthosoma robustum). Curiosamente, las hormigas no se lleven pedacitos de las hojas como suelen hacer con otras plantas de mi jardín, por el contrario, solo dan vueltas y vueltas, suben y bajan de la planta, algunas hormigas llevan a otros bichitos sobre sus espaldas y las dejan sobre las hojas, pero no sé quiénes son esos bichitos. Como no soy mirmecóloga (alguien que se dedica al estudio de las hormigas) o entomóloga (persona especialista en insectos), he decidido buscar información científica y visitar a especialistas para que me platiquen de estos maravillosos insectos: las hormigas, y de paso, de los bichitos acompañantes que estas llevan.
Los expertos me comentaron que las hormigas pertenecen a la orden Himenóptera y a la familia Formicidae. Se caracterizan por ser insectos sociales, viven formando colonias u hormigueros de unos cuantos individuos, o incluso de cientos de hormigas. En cada colonia, por lo regular, existe una o algunas reinas que se dedican exclusivamente a poner huevos con ayuda de un grupo de zánganos, quienes solo copulan con la reina. Gran parte de la colonia está formada por hormigas obreras o soldados, que son hembras infértiles que se encargan de cuidar y defender la colonia, buscar alimento, entre otras tareas.
Foto: Gobson, tomada de https://pixabay.com
¿De qué se alimentan las hormigas?
Yo pensé que las hormigas se comían todo eso que se llevan cargando en sus espaldas, pero resulta que no. Por ejemplo, las hormigas que acarrean pedacitos de hojas y dejan podadas las plantas de nuestros jardines, lo hacen para cultivar dentro de sus hormigueros, los hongos de los cuales se alimentan. Lo más impactante para mí, es saber que este tipo de hormigas pueden detectar qué planta le sirve al hongo para crecer y tener un buen sabor y qué planta no. Ahora entiendo por qué las hormigas no se llevan la hierba de mi jardín y por qué atacan ferozmente los rosales de mi mamá. ¡Ah! Pero también existen hormigas que se alimentan de carne o de miel, ya sea producida por alguna planta o animal. Incluso hay una especie llamada hormiga Drácula (Adetomyrma venatrix), que solo vive en Madagascar y que se considera pseudo caníbal o caníbal inofensiva porque, aunque se alimenta de otras hormigas de su especie, solo obtiene fluido de estas, sin hacerles daño.
Foto: Andrei Arz, tomada de https://pixabay.com
Las hormigas y sus relaciones con otras especies
Las hormigas, además de formar sociedades bien organizadas, mantienen relaciones con otras especies, generando diversas interacciones bióticas, es decir, relaciones con otros seres vivos como plantas, invertebrados, hongos, aves, mamíferos y muchos otros organismos.
En estas interacciones bióticas, las hormigas pueden ser las heroínas de la historia, al defender y cuidar al organismo con quien se asocia. Por ejemplo, hay unas hormigas muy feroces, como la especie Pseudomyrmex ferrugineus, que habita en los árboles de huizache (Acacia cornigera) de los bosques tropicales secos o de los matorrales de México y que son fieles defensoras de esta planta la cual, a cambio de defensa, les proporciona a las hormigas una casa segura para vivir. ¿En dónde crees que viven las hormigas que están en el huizache? Ni más ni menos que en esas grandes espinas en forma de cuerno, que son huecas y perfectas como departamentos para que las hormigas habiten. Cuando la planta de huizache es sacudida o tocada por algo, muy probablemente otro animal con ganas de comerse un plato de huizache, las hormigas, que sienten la vibración del movimiento, salen corriendo en defensa de la planta; incluso, muchas de ellas saltan y se avientan, como en las películas de cine, sobre el animal que ha osado interrumpir a la planta y que, como penitencia, recibe pequeñas pero fuertes mordidas por parte de las hormigas. Ante este enorme dolor, al herbívoro no le queda más que alejarse del huizache y aprender la lección. Seguro que no volverá a asomarse por ahí. Por eso, cuando andes cerca de uno de estos árboles, ten mucho cuidado porque las hormigas están a la defensiva y cualquier contacto físico con la planta puede costarte una decena de dolorosas mordeduras.
De hecho, estas mismas hormigas mantienen a los huizaches libres de enredaderas, ya que en cuanto las ramitas empiezan a envolverlo, estas usan sus fuertes mandíbulas como tijeras de podar y cortan la enredadera. De no hacerlo, la enredadera puede envolver al huizache y reducir la cantidad de sol que este árbol necesita para obtener su alimento. ¿Qué tal? ¡Las hormigas están en todo!
Aunque las hormigas parecen ser las aliadas perfectas para las plantas porque las protegen de diversos daños, no siempre resulta ser así. ¿Recuerdan esos bichitos acompañantes que llevan las hormigas a mi mafafa? Los expertos me han explicado algo extraordinariamente interesante. Esos bichitos resultan ser unos insectos llamados áfidos o pulgones, pertenecientes a la familia Aphididae que se alimentan de la savia de las plantas mediante una estructura, a manera de popote, que insertan en la planta y a través del cual la succionan. Después de comer, los áfidos excretan como desecho una especie de miel dulce que vuelve locas a las hormigas, pues es un alimento rico en azúcares, e incluso contiene proteínas y grasas.
En sus primeras etapas de desarrollo, los pulgones están en el suelo, pero después tienen que vivir sobre una planta para alimentarse. Como a veces transportarse requiere mucha energía y es riesgoso para ellos, pues son muy chiquitos, lentos y pueden ser fácilmente depredados, algunas especies han logrado asociarse con las hormigas, quienes cargan con ellos y los llevan hasta las plantas, cuidándolos de los depredadores y teniendo como recompensa la mielecilla de los pulgones. Como podemos ver, en esta interacción hormiga-pulgón-planta, la hormiga se comporta como villana ante la planta, pero es la heroína del pulgón. Para este tipo de interacción biótica, además de pulgones, también se ha reportado la actividad de otros insectos como piojos harinosos (familia Pseudococcidae) y escamas (superfamilia Coccoidea), quienes usan a las hormigas como protección y transporte.
Foto: Myriams, tomada de https://pixabay.com
Las hormigas en el control biológico de plagas
Estas observaciones interesantes han permitido que se desarrollen investigaciones científicas sobre el control biológico de plagas, es decir, el manejo de especies dañinas a través de interacciones con otros organismos vivos. El uso de hormigas como control biológico de plagas es muy antiguo, desde hace muchísimos años en China se usa la hormiga tejedora u hormiga verde (Oecophylla smaragdina) para controlar plagas. De hecho, esta misma especie es actualmente usada para el manejo de palomillas (lepidópteros), áfidos y escarabajos (coleópteros) en cultivos de cítricos. Con el uso de estas hormigas, los productores ahorran la mitad de dinero en la compra de agroquímicos para controlar a las plagas de cítricos.
Lo anterior, permite disminuir la inversión económica y reducir el impacto al ecosistema por contaminación de agroquímicos. Este tipo de manejo también se desarrolla en nuestro continente, un ejemplo, es el estudio en los sembradíos de maíz (Zea mays) en Nicaragua, en donde al exterminar a todas las hormigas con cebos especiales, se descubrió que la población de gusano cogollero aumentó muchísimo, dañando severamente los cultivos de maíz; antes de ser exterminadas las hormigas, el daño por este gusano, e inclusive de otras plagas, era menor.
Sería maravilloso que todas las plagas pudieran controlarse biológicamente, así dejaríamos de usar tantos agroquímicos. Sin embargo, para el caso de las hormigas, una de las limitaciones a la cual se enfrenta la comunidad científica es la variación en su alimentación, ya que, aunque en algunas especies puede ser muy específica, su dieta puede cambiar en un tiempo y espacio determinado. Otras especies comen casi de todo, como la hormiga de fuego (Solenopsis invicta) que es una especie muy agresiva, con poblaciones abundantes y que se ha convertido en una plaga invasiva en muchos lugares del mundo. Excepcionalmente, algunas especies de hormigas tienen una alimentación extremadamente especialista y comen un solo tipo de alimento, como las especies del género Discothyrea, que solo comen huevos de arañas.
Aun considerando este gran reto, el potencial que tienen las hormigas como controladoras de plagas es muy amplio y falta mucho por descubrir. Por ejemplo, con los resultados de una investigación que se hizo en los cafetales de Chiapas, se descubrió que las hormigas del género Azteca, tradicionalmente asociadas a áfidos, también servían para controlar larvas de Pieris rapae, un lepidóptero defoliador del café. Sin duda, es muy valioso que se sigan realizando estudios científicos que permitan conocer el alcance de estos hermosos insectos y otros invertebrados en el control natural de plagas.
Por lo pronto, de ahora en adelante miraré con otros ojos a las hormigas que me encuentre en el camino, tratando de descubrir si son villanas o heroínas.
Ramón Bonfil Sanders, investigador del Departamento de Sistemática y Ecología Acuática de ECOSUR, participó en julio en una jornada de ciencia ciudadana en Puerto Pollensa, España.
Ciertas ocupaciones que en el mundo anglosajón se conocen como empleos triple D (dangerous, difficult and dirty), peligrosos, difíciles y sucios, por lo general se identifican con labores masculinas. En países como México, las tareas del campo pertenecen al dominio masculino. Pero mujeres de México y Guatemala se integran cada vez más, por ejemplo, a la agroindustria.
Por Martha García Ortega*
Las imágenes de los hombres rudos, tiznados con machete y trepados en los camiones de redilas son estampas clásicas en la vida rural mexicana. También lo son aquellas fotografías en donde se reflejan las condiciones de explotación laboral y la deplorable vida en las galeras. Dentro de mis estudios he reportado las jornadas superiores a 8 horas diarias, el pago a destajo apenas arriba del mínimo si un cortador promedio lograr acumular más de cinco toneladas al día con un precio, este año, de 60 pesos por mil kilos de caña cortada, pago según la zona. Y algo inconcebible: sin seguridad social, aunque los empleadores están obligados por ley.
Sería injusto decir que todo el sector practica y reproduce o tienen los mismos niveles de explotación: las excepciones son las menos. En otros trabajos he señalado lo que en la jerga de la gobernanza se nombra “buenas prácticas”, indicador muy lejano para el sector agroindustrial. Es decir, sorprende que avance otro siglo, de cinco que ya llevamos produciendo azúcar en esta parte del mundo, sin cuestionar las condiciones de explotación humana para que un producto esté en la canasta básica y al alcance de la mano a diario en la mesa familiar y en las cafeterías gourmet. Y es en ese contexto de precariedad en que las mujeres de México y Guatemala se integran cada vez más, según diversas investigaciones que he realizado sobre la inserción laboral femenina en la agroindustria azucarera de México.
Cortadoras de caña
Históricamente, las mujeres han pasado invisibilizadas en la evolución de este mercado laboral agrícola, a pesar de que siempre han contribuido con su fuerza humana a las zafras nacionales. Ello debido a que su participación es escasa en las tareas de producción y cosecha, por no señalar su menor cuota en las fábricas en donde las varas dulces se transforman en azúcar. A lo largo del tiempo, la presencia femenina ha cambiado; en ciertas regiones cañeras de México, como en la región Occidente, las mujeres cortadoras ya son parte de la tradición oral, en los pueblos se recuerdan cuadrillas familiares con hijas acompañantes laborales del padre y hermanos. Estas mujeres y otras han contribuido a escribir esas leyendas locales muy extendidas en todos los ejidos cañeros: “las cortadoras que son aguantadoras, más limpias y cumplidas que los hombres”. En ningún caso, he registrado algún estereotipo negativo de las cortadoras, más bien se acerca al modelo del personal requerido para la zafra, apegado a los estándares de calidad del corte impuesto por los ingenios.
Al oír de esas mujeres míticas hace varios años salí en su busca, aunque mi interés ya estaba declarado cuando en mis primeras incursiones sobre las condiciones laborales de los cortadores de caña en la zona de Río Hondo en Quintana Roo -hace más de diez años-, vi, platiqué, comí y tomé fotografías de estas trabajadoras agrícolas. La leyenda tomó cuerpo en mujeres enfundadas en pantalones de mezclilla, camisas o faldas largas, gorras, sombreros, trenzas y sandalias o botas. Algunas de ellas con un rebozo atravesado a medio cuerpo cargando un pequeño ser sin chistar por el calor, o echando un ojo a las crías refugiadas en una sombra en el cañal y a la vez que calculaba la estocada del machete para cortar la caña a ras de la tierra como exige el buen corte.
En efecto, las mujeres dedicadas a la cosecha de la caña de azúcar son pocas numéricamente, no alcanzan ni el uno por ciento del total de cortadores calculado en todo el país (más o menos 70 mil). Aunque, en grupos de cosecha conformado por población indígena, las mujeres son muy visibles como ocurre con las nahuas de la región de Zongolica o de la Montaña de Guerrero. Otras trabajadoras son locales o foráneas y se contratan como cualquier cortador. En mis estudios he documentado cómo estas mujeres han dejado de ser las “acompañantes laborales” para convertirse en agentes económicos independientes que reciben y administran su propio salario producto de las toneladas de caña acumuladas en sus jornadas.
Sembradoras
Entre las trabajadoras agrícolas están las sembradoras de caña, algo raro de encontrar. Hay cuadrillas en Campeche; estas últimas son de origen guatemalteco o mexicano-guatemaltecas, aunque se encuentran sembradoras mestizas. Sus historias son de conquistas familiares y comunitarias, mujeres desafiantes retando las ideas arraigadas sobre el supuesto lugar doméstico asignado por la tradición de donde nunca deben o debieron salir por el anclaje de los regímenes de género reproducidos por la costumbre. Así fue, salieron y no volvieron, entre ellas se organizan para las labores de cuidados, como atender a personas en infancia y adultez mayor, son dueñas de su tiempo programado en la doble o triple jornada. No solo siembran, sino que eventualmente cortan.
Estas cuadrillas echan mano de sus redes para trabajar, nada distinto a sus pares urbanas: obtener un salario y pagar a quien se encarga del trabajo doméstico. Su ventaja como trabajadoras locales, frente a las cortadoras migrantes, es que no se desplazan y son dueñas de su tiempo, un cálculo racional ya establecido en los modelos de los empleos informales. En el grupo de sembradoras hay jóvenes (entre 16 a 20 años) y adultas entre 21 y 40 años y representan el 62 por ciento en un estudio reciente; estas trabajadoras son solteras, madres solteras, casadas y en unión libre; el 32 por ciento es jefa de familia; destacan su nivel educativo (cerca del 60 por ciento tiene estudios de preparatoria y técnicos).
Flores de caña
Lo escrito anteriormente es un grosero recorte del trabajo de varias mujeres que participaron en el citado estudio hecho en varias regiones cañeras en estados de la frontera sur, Veracruz, Michoacán, Colima, Nayarit, Puebla, Morelos y Oaxaca, entre otros, con trabajadoras agrícolas y de servicios. Con este título aparecerá este año un libro y un documental (García, 2022); he presentado resultados en foros dedicados al Día Internacional de la Mujer, organizado por la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera (2021 y 2022), y ante ONG (nacionales e internacionales) y dependencias en la materia que han considerado ya incluir el tema de género en el sector. Y esto es una conquista de todas, y un primer paso.