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Janet Meléndez se gradúa como maestra en Ecología Internacional con tesis sobre ANP de México y Canadá

 

Janet Meléndez Campillo, estudiante de la Maestría en Ecología Internacionalcon orientación Profesionalizante, (Generación 2018 – 2020), impartida por ECOSUR en la Unidad Chetumal y la Universidad de Sherbrooke (UdeS), Canadá, obtuvo el grado de Maestro en Ecología Internacional el pasado18 de agostode 2020, con la tesina denominada Participación social en el manejo y conservación de las Áreas Naturales Protegidas en México y Canadá”, evaluada por el doctor Pedro Antonio Macario Mendoza y dirigida por la doctora Birgit Inge Schmook,

A escala mundial, las Áreas Naturales Protegidas (ANP) están reconocidas como la piedra angular de la conservación de la biodiversidad al contribuir al mantenimiento de la diversidad de hábitats, de los procesos ecológicos y evolutivos y a la conservación de las especies. Para el cumplimiento de los objetivos de conservación de estas áreas se requiere cada vez más la participación social en su manejo y en sus procesos decisionales a través de estrategias de sensibilización, consulta, concertación y manejo conjunto.

El objetivo de este trabajo documental es presentar la situación actual de las ANP en el contexto internacional, el panorama específico de estas áreas en México y en Canadá, y el abordaje de tres estudios de caso de ambos países, donde la participación social ha sido un elemento clave en el manejo de estas áreas.

El análisis de estas iniciativas pretende mostrar los diferentes retos vinculados con la gestión de las áreas protegidas en función del tipo de participación implementada. Asimismo, los casos presentados muestran que cuando las poblaciones locales se involucran desde las primeras etapas de las iniciativas, su alcance es mayor y garantiza la protección de las áreas en el mediano y largo plazo. En contraste, con aquellas en las que las decisiones son tomadas por los gestores de las áreas, las cuales tienden a no consolidarse debido a la falta de apropiación de los proyectos propuestos por las poblaciones locales. El trabajo presenta un conjunto de recomendaciones generales y específicas que podrían ayudar a fomentar la participación de la sociedad en las áreas presentadas.

 

Investigadora descubre “riqueza” en arácnidos chiapanecos

La doctora Elia Diego García habla sobre el proyecto financiado por el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación del Estado de Chiapas, el cual busca crear conocimiento aplicable a las áreas biológicas, médicas y ecológicas, a través de la investigación de ocho especies de la entidad

Lucero Natarén / Aquínoticias

El “veneno” de las arañas y alacranes así como otros componentes podría servir para medicamentos, aplicación biotecnológica o biomédica, comentó la doctora Elia Diego García, adscrita a El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Unidad Tapachula.

En esta entrevista platica sobre el proyecto: Diversidad Molecular en Especies del Estado de Chiapas: Arácnidos Venenosos. Cabe destacar que este es uno de los 25 proyectos de investigación científica, desarrollo científico y tecnológico y de innovación 2019, que impulsó el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación del Estado de Chiapas (ICTI).

Lo que tenemos fue un impulso muy grande por parte del ICTI. Recibimos 100 mil pesos para iniciar este proyecto, en esta categoría, además de que se tuvo una colaboración multidisciplinaria.

 

LEER LA ENTREVISTA COMPLETA

 

Podcast: “Reforestación”

Programa: Voces de la ciencia desde el sur

Participa: Dr.  Neptalí Ramírez

Tema: “Reforestación”

Estación Radiofónica: La Radio del ColMich

 

Te invitamos a escuchar nuestro programa “Voces de la ciencia desde el sur” transmitido todos los jueves a las 12:00 hrs por www.radiodelcolmich.com

El plan ambiental de El Colegio de la Frontera Sur

Janneth Adriana Padilla Saldívar y Nuria Torrescano Valle
El Colegio de la Frontera Sur, Unidad Chetumal
jpadilla@www.ecosur.mx, ntorresca@www.ecosur.mx

 

Nuestra institución

El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) forma parte del Sistema de Centros Públicos de Investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Su misión es contribuir al desarrollo sustentable de la frontera sur de México, Centroamérica y el Caribe, a través de la generación de conocimiento, la formación de recursos humanos y la vinculación con la sociedad. Cuenta con cinco unidades: San Cristóbal de las Casas y Tapachula, Chiapas; Villahermosa, Tabasco; Campeche, Campeche y Chetumal, Quintana Roo. Ofrece dos programas de maestría y uno de doctorado en temas de recursos naturales, ecología y desarrollo sustentable.

El plan ambiental de ECOSUR

En el año 2002 Ecosur ingresó a la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), para sumarse y contribuir a la sustentabilidad de la región con la creación del Plan Ambiental de Ecosur (PAECOSUR); desde el inicio se buscó la promoción de una cultura de responsabilidad ambiental. Mediante un proceso de planeación y sistematización, se conjuntaron esfuerzos para convertir las unidades de Ecosur en organizaciones modelo, con una gestión integrada de recursos naturales y económicos, así como de residuos sólidos y peligrosos; estos esfuerzos se fundamentaron. En 2012 se publicó el planteamiento del PAECOSUR (1), el cual requiere actualización debido a la evolución que ha tenido el plan hacia un programa.

El PAECOSUR tiene como pilar fundamental la educación ambiental, vista como componente nodal, pues involucra la reconstrucción del sistema de relaciones entre personas, sociedad y ambiente. La reconstrucción se asume desde un amplio marco para alcanzar sus propias metas, un proyecto comunitario donde la enseñanza es experiencial (2,3). El programa educativo se
plantea desde la concepción del ambiente como proyecto de comunidad, en el cual las relaciones se basan en que todos están involucrados en un entorno vivo compartido, en donde el foco del análisis es sociocrítico y la preocupación política es desde y para la comunidad (3). Para el desarrollo del PAECOSUR, el aprovechamiento de las capacidades y conocimientos de los recursos humanos ha sido fundamental, el aporte ha sido interdisciplinario y ha permitido construir un programa ad hoc (4). Las estrategías de aprendizaje incluyen diversos procesos de participación dirigida para la transformación, como talleres y cursos de capacitación, así como narraciones o comunicaciones en medios digitales e impresos, que ilustran las diferentes cosmovisiones (3).

El PAECOSUR es un programa en construcción e innovación constante, la experiencia compartida con las instituciones de educación superior que integran la Red de Planes Ambientales Institucionales de la Región Sur-Sureste de la ANUIES, ha sido fundamental para ello.
En 2018 se formalizó la inclusión del PAECOSUR en la estructura orgánica de la institución (5); todos los miembros que lo integran constituyen un voluntariado. El puesto de Responsable del PAECOSUR se otorga como un cargo honoríco, el cual coordina a un responsable por cada unidad, que a su vez coordina a los responsables de cada programa. El PAECOSUR está abierto para que cualquier miembro de la institución pueda participar (personal de nómina o temporal, estudiantes internos o externos, tesistas, practicantes o servicios sociales). A lo largo de los años, las actividades y los resultados del PAECOSUR han sido diferentes en cada una de sus cinco unidades, debido a que cada una posee una identidad propia, basada en su realidad social, cultural, económica y académica.

 

LEER EL ARTÍCULO COMPLETO:

ARTÍCULO DE DIVULGACIÓN PUBLICADO EN EL BOLETÍN DE LA RED DE PLANES AMBIENTALES (AMBIENTE PAI).

 

Las pesquerías ante el COVID-19, lo esencial ante lo incierto

Alejandro Espinoza Tenorio, El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) () / Alma Oliveto Andrade, ECOSUR / Inés López, Comunidad y Biodiversidad A.C. (COBI)

Las medidas sanitarias que se han establecido para aminorar el impacto de COVID-19 en la humanidad han tenido repercusiones en las actividades productivas, especialmente en el sector agroalimentario y de manera particular en la pesca.

Esta actividad es esencial para la seguridad alimentaria mundial al proveer de proteína de primera calidad a millones de personas y emplear a un sinnúmero de mujeres y hombres en la extracción, procesamiento y venta del producto al consumidor.

México ocupa el 13avo puesto de los países productores pesqueros, exporta muchos de sus productos del mar (ej. atún, camarón, langosta), lo que implica que el consumo nacional se satura pronto y, debido a la aparición de COVID, muchos pescadores y pescadoras no alcanzaron a distribuir sus productos en el mercado.

Los primeros efectos de la pandemia en el sector se registraron en enero y los sufrieron organizaciones pesqueras que exportan su producto al mercado asiático (el primero en cerrar). El segundo momento ocurrió en marzo, debido al cierre en las exportaciones de peces de escama al mercado estadounidense y por las medidas de distanciamiento social que impidieron que muchos pescadores y pescadoras distribuyeran sus productos en el mercado.

Las secuelas se expresaron en una menor demanda en parte derivada del cierre de restaurantes y hoteles en destinos turísticos como Cancún y Los Cabos; la interrupción de la cadena de suministros y el declive de precios hasta en 60%.

Dos respiros

El primero llegó con la cuaresma, cuando productos como el calamar, salmón y camarón aumentaron su valor, aunque por corto tiempo. Nada que ver con las añoradas ventas de años anteriores, ahora ni siquiera pudieron entrar al mercado nacional debido al cierre oficial de actividades no esenciales y las primeras medidas federales de confinamiento que limitaron la distribución y comercialización.

El segundo paliativo, aún más importante, fue el apoyo y la solidaridad entre pescadores. Cooperativas pesqueras repartieron material de protección, apoyos económicos, despensas y en algunos lugares los pescadores regalaron pescado en las comunidades. Sin embargo, en caso de prolongarse la afectación, esta capacidad probablemente se verá mermada.

Prioridades en la “nueva normalidad”

Hay riesgos particulares que se ciernen sobre los pescadores y pescadoras en la “Nueva Normalidad” relacionadas con su vulnerabilidad social y económica. La mayoría viven en zonas rurales que carecen de servicios de salud y material de salubridad para realizar sus actividades en condiciones seguras. Si se enferman tendrían que trasladarse a zonas urbanas, donde hay focos de contagio, para recibir atención médica.

Los pescadores tienen un difícil acceso a la información que hay que garantizarles para evitar que aumente el miedo e incertidumbre ante la pandemia y puedan hacer frente a la situación actual, además de que accedan a los apoyos económicos que se estén entregando, su situación social lo amerita.

Otro aspecto yace en las particularidades del trabajo en el mar, en barcos y lanchas no hay más que unos pocos metros para los trabajadores, por lo que se necesitan protocolos particulares para estas condiciones.

”’¿Qué hacer? ”’

Es muy pronto para saber cuáles serán las huellas que dejará el COVID-19 sobre la pesca, sin embargo, se estima que en algunas regiones hasta el 90% de los pescadores pararon sus actividades. Así de urgente es dar certidumbre a la legítima preocupación de los pescadores sobre su futuro.

Comunidad y Biodiversidad AC (https://cobi.org.mx/todo-sobre-coronavirus-covid-19/) identifica, a corto plazo, la necesidad de brindar apoyos prioritarios a las comunidades de pescadores (ej. despensas, medicinas y material de protección), así como cuidar los precios y abrir los mercados nacionales.

Resulta fundamental mantener la cadena de suministro activa (ej. transporte, procesamiento y empaquetamiento) y agilizar la conversión digital del Estado para que el cierre de ventanillas de atención de trámites no dificulte la situación de los pescadores.

Apoyos federales como BIENPESCA ayudan y mucho, pero son limitados y las necesidades son elevadas. Urgen políticas que integren los productos pesqueros en las despensas de la población mexicana a través de campañas como “La transformación empieza, con lo que llevas a la mesa” de la PROFECO. De lograrlo sería ganar-ganar, los consumidores tendrían una dieta más saludable y el mercado de las pesquerías se reactivaría. ¡Comamos pescado! •

 

TEXTO PUBLICADO EN EL RECIENTE NÚMERO DE LA JORNADA DEL CAMPO:

https://www.jornada.com.mx/2020/08/15/delcampo/amp/articulos/pesquerias-covid19.html

https://issuu.com/la_jornada_del_campo/docs/suplemento_jc_155_web

 

Registran muerte de más de 94 mil caracoles chivita en Laguna de Bacalar en junio

  • Un promedio de 94 mil 339 ejemplares de caracol chivita murieron en la Laguna de Bacalar, entre el 1 y el 6 de junio pasado, como parte de un fenómeno probablemente asociado a las intensas lluvias de la tormenta “Cristóbal”

 

Cancún, Q. Roo.- Un promedio de 94 mil 339 ejemplares de caracol chivita murieron en la Laguna de Bacalar, entre el 1 y el 6 de junio pasado, como parte de un fenómeno probablemente asociado a las intensas lluvias de la tormenta “Cristóbal”, que provocó una gran cantidad de escurrimientos de ríos superficiales y subterráneos hacia el cuerpo de agua.

Un estudio elaborado por el Colegio de la Frontera Sur, el Instituto de Biodiversidad y Áreas Naturales Protegidas de Quintana Roo (IBANQROO) y las organizaciones Agua Clara Ciudadanos por Bacalar A.C, y Geo A.C, reveló que la precipitación pluvial que alcanzó entre 200 y 300 milímetros -según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN)- y el arrastre de la materia que los escurrimientos trajeron consigo, cambiaron las condiciones ambientales o fisicoquímicas del agua de la laguna.

 

LEER LA NOTA COMPLETA EN:

EL UNIVERSAL: https://www.eluniversal.com.mx/estados/registran-muerte-de-mas-de-94-mil-caracoles-chivita-en-laguna-de-bacalar-en-junio

 

Sin tierra, sin poder, sin trabajo: los obstáculos para las y los jóvenes del campo

Tania Cruz Salazar Investigadora Titular B, El Colegio de la Frontera Sur
 

Afinales del siglo XIX las políticas estatales europeas invirtieron en la educación de varias generaciones de jóvenes rurales, lo que implicó acelerar la transformación tecnológica, la construcción de escuelas agrícolas y el desarrollo de la agricultura moderna. El gol fue modernizar las estructuras productivas y educar a las y los jóvenes del momento, creando instrumentos político-económicos para que se convirtieran en agentes del cambio.

Las instantáneas de muchachas y muchachos de distintos pueblos nos relatan los desafíos del ser joven rural: la vergüenza de ser campesino, el estigma de labrar la tierra, el poco dinero ganado por trabajar con las manos y lo difícil que resulta obtener una parcela. Todas nos hablan de las formas adulto-céntricas para organizar el trabajo en el campo, del linaje patriarcal en la herencia de la tierra, la necesidad de una educación libre de sesgos urbano-céntricos y la falta de apoyo político para la formación en la autogestión.

“Caminar dos días para ir al hospital, es morir en el intento” (joven chiapaneco, 2015).

“Estar con un pantalón todo el año es bien difícil” (joven guatemalteco, 2013).

“En mi pueblo, las mujeres no podemos trabajar en el campo agrícola, solo cuidando a los niños y a los animales. A mí me gustaría poder estudiar” (joven paraguaya, 2011).

La contemporaneidad ha reforzado poderosos modelos juveniles que convocan a las y los muchachos viviendo en rancherías, ejidos, comunidades y pueblos para salir e irse a alcanzar aquello que no está en su lugar de origen. ¡Este es el reto más grande! Querer ser distinto a lo que se es y lograr enraizarse con lo que se tiene. Para las y los jóvenes de la ‘ruralidad’ el problema no está en la niñez rural que regularmente nos habla de júbilo e interacción con la naturaleza, sino en el momento crucial en que las y los chicos buscan ‘algo más’ y eso no está ahí. Esto se re-crea con las representaciones de la urbanidad, la modernidad y la/s juventudes. Cuando ‘no hay más qué hacer’ porque no hay escuelas y no hay trabajo, entonces sólo se puede buscar novio o novia, casarse, huirse o irse del pueblo. Si las nociones de desarrollo y civilización están puestas fuera de su espacio y lejos de sus ejemplos de vida, ‘sus padres’, entonces el reto es mayor.

En América Latina tenemos a campesinos organizados por la lucha de la tierra, indígenas de ruralidades distintas convencidos en que el trabajo colectivo y comunitario educa para la paz y la salud humana. Convencer a las generaciones adultas y viejas que el futuro y la mejora no están en superarlos a ellos, ni en que las y los muchachos logren cambiar su vida, estudiando, obteniendo trabajos asalariados y convirtiéndose en obreros para dejar de ser campesinos; es un gran reto.

Las y los jóvenes del Movimiento Sin Tierra (Brasil), los de la Vía Campesina (AL), los Rurales en Movimiento (Panamá), la Red de Juventud Rural (Uruguay), entre otros más, reclaman su reconocimiento como pilares de la economía familiar campesina y el goce pleno de sus derechos. Frente a la pluriactividad rural, las y los jóvenes tienen desafíos importantes ya que cuentan con pocas garantías laborales, carecen de apoyos gubernamentales mientras se les exige ser líderes y sacar adelante al campo. En ellos recae la promesa de la vida rural venciendo a la pobreza estructural.

El reto no está en la ruralidad sino en el acceso al poder y al recurso tierra para seguir habitándola y transformando la vida, lejos de los despojos, las militarizaciones, el narcotráfico, el patriarcado y la violencia. Gran parte de las y los jóvenes que viven en, por y del campo, están dispuestos a trabajar su tierra, pero pocos la tienen, esto es resultado de crisis agrarias, expropiaciones y formas patriarcales para acceder a ella. Cuando la descendencia es femenina regularmente ocurre la exclusión, las hijas generalmente no la heredan y tampoco manejan sus propios recursos. Falta promover una mayor participación de las muchachas del campo desde la libertad y la autonomía, desapegadas de los roles de género y de la edad asociadas al grupo doméstico; esto es, al cuidado de las y los otros y a la ayuda de las madres.

Las asambleas y los consejos marginan a las y los jóvenes rurales de la toma de decisiones para ordenar la vida del campo. Las estructuras regularmente son sexistas y gerontocráticas. De ahí que las y los jóvenes rurales busquen políticas de juventud que les brinden respeto y garantías. Sobre todo, insisten en una educación agroecológica, sustentable y soberana alimentariamente, con bases políticas para el desarrollo de capacidades auto-sostenibles.

Muchos trabajan desde niños (labrando la tierra, echando tortilla, cosechando cafetales, pescando en los ríos, rasurando los borregos, produciendo artesanías, tejiendo telares, cargando a hermanitos) en su adolescencia tienen ya experiencia y conocimientos al respecto ¿por qué no dignificar sus proyectos y decisiones? Si claramente son jóvenes prometedores y ¡capaces! •

 

TEXTO PUBLICADO EN EL RECIENTE NÚMERO DE LA JORNADA DEL CAMPO:

https://www.jornada.com.mx/2020/08/15/delcampo/amp/articulos/obstaculos-jovenes.html

https://issuu.com/la_jornada_del_campo/docs/suplemento_jc_155_web

 

 
 
 

La enfermedad hemorrágica viral de los conejos llega a México

Los cambios ambientales y modificaciones de la superficie terrestre alteran y modifican el equilibrio ecológico, generando cambios en la composición y distribución de poblaciones de fauna silvestre, lo que tiene efecto en la aparición o reaparición de enfermedades virales emergentes (que aparecen por primera vez en una población). Tal es el caso de la reaparición en México en abril de 2020 de la enfermedad hemorrágica viral del conejo (RHDV, por sus siglas en inglés: Rabbit Hemorrhagic Disease Virus) con la presencia del virus serotipo RHDV2 (Rabbit Hemorrhagic Disease Virus Serotype 2), en donde el comercio ilegal de conejos domésticos es también un factor determinante para su ingreso y propagación. El RHDV2 aparece tanto en especies nativas de conejos (Sylvilagus) y liebres (Lepus) silvestres, como en especies no nativas como los conejos domésticos (Oryctolagus cuniculus) que fueron originalmente traídos de Europa.

 

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La enfermedad hemorrágica viral