el colegio de la frontera sur

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Comparten resultados de investigación acción participativa en el ACAHUAL

El viernes 10 de noviembre, personal académico de ECOSUR y egresados de PIES AGILES Shaday, Omar y Oscar, compartieron las experiencias de los planes de acción territorial, de los colaboratorios, de los aportes en la facilitación del diplomado en Energía, del campamento agroecológico, así como de los procesos de vinculación académica e integración de la sociedad tabasqueña y campechana.

En el Acahual “Red de Intercambio de Experiencias Agroecológicas”, que se ubica en Cunduacán, Tabasco, y la cual se consolidó durante el proceso de Prácticas Interinstitucionales PIES AGILES; Antonio Saldívar Moreno, director general de ECOSUR; Rodimiro Ramos Reyes, coordinador de la Unidad Villahermosa; Pablo Martínez Zurimendi y Diana Ayala Montejo, investigadores en dicha unidad, observaron las investigaciones en a) Modelo de producción de cítricos y cerdos en pastoreo, en el cual se evidencia la eficiencia del uso de arvenses para alimento de cerdos, principalmente de la especie dominante llamada localmente lengua de vaca, que tiene potencial nutricional y es palatable para los cerdos; b) Biodigestores, móvil y estático, para integrar el ciclo productivo del cerdo con el aprovechamiento de los productos gas y abono; c) Comparaciones de biotecnologías para producir compostas, vermicompostas y lixiviados; d) Rediseño de cacaotal con plátano y cerdo en pastoreo para contribuir a la eliminación de glifosato con el aprovechamiento de arvenses como alimento, la generación de ingresos a mediano plazo con el plátano, la revitalización de las plantas de cacao con abonos vivos y a largo plazo la renovación de cacaos. 

Se comentó que se espera la integración de más personal académico en los procesos de investigación acción participativa de la red Acahual y la nueva generación de la Especialidad Nacional para el Bienestar Comunitario en Agroecologías y Soberanías Alimentarias (ENBC-ASA), así como la colaboración en los procesos de divulgación científica y la promoción de los mercados solidarios en redes sociales para los productos agroecológicos carne y longaniza de cerdo, naranjas, cacao, lixiviados, agua de vidrio, composta, vermicomposta, bioles, pie de lombrices, y semillas de hortalizas, entre otros. 

En el recorrido también se intercambiaron saberes tradicionales con la degustación de la manzana de coco, cuyo momento generó diálogos sobre los conocimientos de calidad de semillas de coco y sus beneficios nutricionales, por lo que se ve importante promover la conciencia que se le debe dar al agroecosistema. 

Estudiantes de ECOSUR participan en Conversatorio de investigaciones vinculadas con la Red de Reservas del Valle de Jovel

Erandi Monroy Hernández, estudiante de la Maestría en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural y Sergio Salvador Zapata Martínez, estudiante del Doctorado en Ciencias en Ecología y Desarrollo Sustentable, participaron en el Conversatorio de investigaciones vinculadas con la Red de Reservas del Valle de Jovel, en un evento que se celebró en el Museo-Jardín Corazón de Jade en la Ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, el pasado 11 de octubre. En esta reunión estuvieron presentes los sectores académico, privado y social. 

Erandi Monroy presentó avances de su proyecto de investigación “Efecto del paisaje sobre la diversidad de plantas, anfibios y reptiles en remanentes boscosos de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas”. Con este estudio se busca realzar la importancia de estas zonas boscosas como áreas de conservación de biodiversidad en ambientes fuertemente trasformados por asentamientos humanos, evaluar el efecto de la urbanización sobre estos grupos biológicos y divulgar la importancia de dos grupos de animales poco apreciados y respetados por la sociedad: los anfibios y los reptiles.  

Por su parte, Sergio Zapata habló de su proyecto “Efectos locales y del paisaje sobre la diversidad taxonómica y funcional de avispas parasitoides asociados a huertos urbanos”. En él abordó la importancia de estos insectos benéficos para el control biológico de plagas desde una perspectiva para su conservación en huertos urbanos. El objetivo de esta investigación es conocer cómo el manejo del huerto y la transformación del paisaje alrededor de estos influyen en la diversidad de avispas parasitoides. Al final de la ponencia se visibilizó la importancia de estos organismos y se presentaron los primeros resultados sobre la biodiversidad de parasitoides y sus relaciones ecológicas con otros insectos.  

Ambos estudiantes realizan sus investigaciones con la dirección académica de Susana Maza Villalobos Méndez, investigadora del Departamento de Conservación de la Biodiversidad. 

Los Pies Agiles presentan recetario comunitario maya durante la feria gastronómica en Abalá, Yucatán

Para comenzar esta nota, retomamos las palabras de Michael Pollan en su libro El dilema del omnívoro que dice lo siguiente: “Lo que comemos y nuestro modo de comerlo condicionan en gran medida el uso que hacemos del mundo y lo que va a ser de él” (2010, p.31), con el propósito de resaltar la importancia de la cocina, sus protagonistas y el impacto sobre los medios de vida.

En este caso, hacemos referencia a la feria gastronómica realizada el pasado martes 31 de octubre en los espacios del vivero comunitario en Abalá, que organizó la comunidad de aprendizaje que acompaña la especialista Damaris del Pilar Pech Salas, estudiante del Nodo Yucatán-Quintana Roo del Programa Pies Agiles. Una actividad que celebra el cierre del proceso de Prácticas Interinstitucionales de Inmersión Territorial (PIIT) que logró articular acciones comunes con el Programa Sembrando Vida, así como con docentes y estudiantes de la carrera de Nutrición de la Universidad del Valle de México.

Este encuentro tuvo como propósito central compartir el recetario colectivo K’ooben / Abal-Ha, una obra producto de muchos meses de trabajo que coordinó Damaris. Ella comentó durante la presentación que las recetas “salían de las conversaciones mientras trabajábamos la tierra” entre las mujeres mayas de esta comunidad que también participan en el Programa Sembrando Vida. De este modo, sumaron más de 40 platillos, los cuales fueron organizados considerando los cultivos en la milpa: el maíz, los ibes (leguminosas), las calabazas y arvenses comestibles. También integraron una sección sobre las diversas formas de cocción y los utensilios de cocina que determinan los sabores que les caracterizan.

En la feria gastronómica cada platillo fue presentado por sus autoras y autores. A esta actividad se sumó un grupo de estudiantes de la Universidad del Valle junto con la profesora Adriana Torres Vega, asesora y docente de la Escuela de Ciencias de la Salud, como también compañeras y compañeros del Programa Sembrando Vida, entre otros convidados.

Así se presentó cada detalle del libro y una deliciosa degustación. En este sentido la tutora por ECOSUR y tejedora de este nodo, la Dra. Olga Domené planteó “Esperamos que esta comunidad pueda seguir comunicando sus experiencias, ahora con un recetario y seguir promoviendo nuevos espacios donde se puedan compartir con orgullo los platos como alimentos que son frutos de la tierra y sus prácticas. Donde aparece la milpa y solares mayas que sostienen una importante biodiversidad de alimentos, muchos no convencionales, que sustentan la tan ansiada soberanía alimentaria… al mismo tiempo resaltar la importancia que tiene este tipo de encuentros en los territorios para sumar e interesar a las nuevas generaciones por esta área de conocimiento… y por aquí seguimos de fiesta, cerrando un ciclo con los Pies Agiles en sus comunidades”.

El trabajo de Damaris nos ofrece la posibilidad de ver la importancia de abrir espacios educativos desde y con el territorio, y revalorizar la cultura alimentaria tradicional que paulatinamente se ha ido erosionando frente al avance de la gran agroindustria, que no solo nos afecta en la salud sino también por el impacto ambiental que genera sobre los bienes comunes como la tierra, el agua, y las semillas, entre otros. Por otro lado, nos permite reconocer la importancia de articular esfuerzos colectivos -instituciones, universidades, programas de gobierno- a favor de propósitos comunes, en este caso resaltar la cocina desde una perspectiva agroecológica.

Arrecifes de coral, refugio y sustento para la vida

Más allá de este valor comercial son esenciales para la vida en el planeta. Los corales al formar su esqueleto secuestran carbono atmosférico

MIGUEL ÁNGEL RUIZ ZÁRATE *

La luz es energía vital que nos permite ver las cosas, las evidentes y las que no son tanto. Eso sucede porque rebota cuando llega a una superficie u objeto y nuestros ojos lo perciben.

Un arrecife de coral lo podemos observar si nos aventuramos a nadar hasta el sitio donde se encuentra, aunque también si usamos plataformas artificiales como drones, aviones, globos o satélites, que cuentan con artefactos que registran la luz que rebota de ellos.

Para mí ha sido gratificante e inspirador conocer directamente la singular belleza de los arrecifes y de sus integrantes: los corales. En algún tiempo se consideró que los arrecifes eran plantas, aunque en realidad son animales de apariencia muy frágil y de consistencia gelatinosa que secretan esqueletos de carbonato de calcio, de formas y tamaños muy distintos. Con ellos logran construir —a lo largo de cientos y miles de años— montañas en el fondo del mar. Estas cordilleras son los arrecifes, que representan el refugio y sustento de muchos seres vivos, como peces, invertebrados, reptiles y mamíferos, y también de los seres humanos.

La riqueza de los arrecifes de coral

Los arrecifes son el eje de una industria turística mundial valuada en miles de millones de dólares. Sin embargo, más allá de este valor comercial son esenciales para la vida en el planeta. Los corales al formar su esqueleto secuestran carbono atmosférico, elemento constituyente del CO2. Sin esto hubiera sido imposible el desarrollo de la vida como se conoce, ya que al disminuir la cantidad de ese gas de efecto invernadero en esos tiempos, la temperatura atmosférica disminuyó substancialmente.

Asimismo tienen numerosas funciones, como ser barreras protectoras contra tormentas y huracanes, disminuir más del 90% de la energía del oleaje, y ser reservorio de una gran biodiversidad mundial. 25% del total de organismos marinos vive en ellos, y consumimos una gran cantidad de estos, por lo que son fuente de empleo para un cuarto de los pescadores de pequeña escala en el mundo.

Los humanos recibimos muchos otros beneficios de los arrecifes de coral, entre ellos, tener playas con arena blancas, disfrutar de paisajes inspiradores y la obtención de sustancias con aplicaciones medicinales o terapéuticas.

Paisaje arrecifal con un pez hemúlido en el centro.
Paisaje arrecifal con un pez hemúlido en el centro. Enrique Núñez Lara.

La fragilidad de los arrecifes

Diferentes avistamientos realizados por el ojo humano y por la percepción remota han registrado a lo largo de varios años que estos ecosistemas, al igual que muchos otros, tienen problemas. Uno fundamental y de gran escala es el calentamiento global, exacerbado por los gases de efecto invernadero, que provoca que la temperatura media del mar alcance niveles que inducen a los corales a eliminar las algas unicelulares que viven dentro de sus tejidos. Este fenómeno que se conoce como blanqueamiento coralino provoca la mortalidad masiva de corales, un fenómeno mundial cada vez más frecuente.

A escalas menores, los arrecifes enfrentan enfermedades que diezman a las poblaciones de corales en favor de organismos que compiten con ellos por el espacio, como las algas, hasta fenómenos que provocamos los humanos al caminar sobre ellos o la pesca indiscriminada de peces preciados, como los meros o los tiburones; así como la eutrofización del agua por verter sustancias orgánicas o fertilizantes que inducen la proliferación de algas marinas bentónicas y flotantes.

Luces de alarma

Desde hace al menos dos décadas ha habido numerosos llamados a la acción para proteger los arrecifes. Algunos han sido para tratar de salvar alguno en particular, como el Arrecife Gran Barrera en Australia o el Arrecife Mesoamericano, que incluye en su porción norteña a los arrecifes coralinos del Caribe mexicano. También se han formado organizaciones de la sociedad civil con el objetivo de realizar acciones a favor de estos ecosistemas, y muchos gobiernos han creado instrumentos para su protección y manejo.

No obstante, en la última evaluación mundial de 2020 sobre el estado de los arrecifes, se siguió observando, desafortunadamente, una pérdida del tejido vivo de coral. De 2009 a 2018 hubo una disminución progresiva del coral vivo que alcanzó hasta un 14% y un aumento de la presencia de algas competidoras con el coral que alcanzó un 20%.

En la subregión del Caribe oeste, donde se encuentra el Arrecife Mesoamericano, parece que no hubo mucho cambio en el tiempo. En 1999 hubo una presencia del coral de 22.6%, mientras que en 2019 de 21.6%. Aunque disminuyó solo un punto porcentual, la presencia de algas fue de 45% y cerca de 50%, respectivamente, con un aumento de alrededor del 5%. Sin embargo, mediante análisis a escalas más pequeñas sabemos que existen arrecifes en el Caribe mexicano que tienen una presencia de coral muy baja. En el sur de Quintana Roo en 2021 se registró una presencia de coral vivo de 6.5%, un hecho bastante preocupante. Pareciera que los arrecifes en todas las escalas están emitiendo luces de alarma que señalan que algo grave está ocurriendo y ¡no las vemos!

A veces esa luz al final del túnel es un tren (Charles Barkley)

Realizar muchas acciones basadas en conocimiento científico y voluntad grupal nos permitirían tener cierta luz de esperanza. Algunas de ellas son cultivar, en campo o laboratorio, corales y repoblar los arrecifes dañados; mantener en condiciones controladas y adecuadas a corales para que se reproduzcan y obtener sus larvas para “plantarlas” donde se requiera; una acción extrema es la conservación de tejidos, “semillas” de coral para uso futuro cuando existan condiciones adecuadas. Estas acciones ya se realizan, pero a escalas pequeñas y se requieren esfuerzos mayores para determinar su efectividad.

No obstante, la verdadera luz debe venir de nuestro entendimiento y observación de todos los actos que hacemos o no por la naturaleza. Debemos controlar más estrictamente la emisión de los gases de efecto de invernadero; reevaluar la visión utilitaria de los recursos naturales; hacer funcionales las áreas marinas y terrestres con protección y no sólo declararlas en papel; ser más incluyentes entre estratos sociales y culturales, además de justos en el reparto de la riqueza, para poder contar con todos los actores en el manejo y conservación de los arrecifes. Quizá haciendo esto, la luz al final del túnel no sea un tren que nos arrolle por hacer caso omiso a las diversas luces de alarma.

Departamento de Sistemática y Ecología Acuática – El Colegio de la Frontera Sur, Unidad Chetumal – (maruizzar@ecosur.mx)

TEXTO PUBLICADO EN https://www.cronica.com.mx/academia/arrecifes-coral-refugio-sustento-vida.html