Prácticamente la totalidad de la población en México “podríamos llamarnos indígenas, en términos genéticos no hay diferencia entre la población mestiza y la indígena, por región, esto es importante para saber la identidad e historia de cada uno, define el modo de vida”.
Lo anterior lo manifestó Fernando Limón Aguirre, investigador del Departamento de Sociedad y Cultura del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Unidad San Cristóbal, quien añadió que hablar de los pueblos indígenas es hablar de la colonización, si esto no existiera no habría indígenas.
A nivel mundial, 6.2 % de la población es indígena, 12 % de los bosques están en territorios indígenas, es decir, hay una parte muy positiva que es su capacidad de vínculo con sus territorios y el medio ambiente. Entre el 50 y 80 % de sus recursos de sobrevivencia los tienen en las zonas que habitan.
Sin embargo, son profundamente discriminados. México, que tiene el 1.6 % de la población mundial, tiene el 5 % de su población indígena, por lo que hablar del tema es fundamental.
Se estima que son más de 23 millones de personas que se autoadscriben como población indígena; no obstante, solo 11 millones viven en hogares indígenas, “un dato lacerante y doloroso, porque quiere decir que más del 50 % está desperdigada”.
Solo 7.4 millones hablan una lengua indígena, lo que quiere decir que uno de cada cuatro hablan su idioma nativo. Hay una serie de factores que llevan a esto, como la discriminación por ser distintos y la migración.
Los pueblos originarios son grupos sociales y culturales que comparten vínculos ancestrales colectivos con la tierra y los recursos naturales donde viven, ocupan o desde los cuales han sido desplazados.
Muchos de estos aún mantienen un idioma distinto del oficial del país o la región en la que residen; sin embargo, varios han perdido sus lenguas nativas o están al borde de la extinción debido al desalojo de sus tierras o la reubicación en otros territorios.
El investigador Francisco Javier Zavala Mazariegos realizó una investigación denominada “Efecto de los hongos micorrícicos asociados al maíz en la preferencia y desempeño de Spodoptera frugiperda (Lepidoptera: Noctuidae)”, para analizar la importancia de estos microorganismos sobre las plantas de maíz.
Zavala Mazariegos es estudiante de la maestría en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural, con orientación en ecología de artrópodos y manejo de plagas, del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Unidad Tapachula, y obtuvo el grado de maestro en Ciencias con esta tesis.
Indicó que los hongos micorrícicos arbusculares (HMA) forman parte del suelo y se caracterizan por la simbiosis de plantas terrestres. Además de los nutrientes que obtienen las plantas durante la simbiosis, los HMA pueden mejorar las defensas de las plantas contra insectos herbívoros y patógenos.
Estudios anteriores han demostrado que las larvas de Spodoptera frugiperda se desempeñan mejor en plantas de maíz colonizadas por HMA, que generalmente exhiben un mayor crecimiento y mayores contenidos de nitrógeno y fósforo (N y P). Sin embargo, estos estudios solo se han realizado en un pequeño número de variedades de maíz.
Además, estudios previos no han considerado la preferencia de hospedante de las hembras de S. frugiperda por las plantas de maíz no colonizadas y colonizadas con HMA, aunque la elección de la hembra puede influir en el rendimiento de la progenie.
El estudio encontró que la altura de las plántulas no se vio afectada por la variedad ni por la colonización de HMA, pero ambos factores afectaron la longitud de las raíces de las plántulas. La colonización no afectó el contenido de N y P de las hojas de maíz.
El rendimiento de las larvas no se vio afectado por la variedad o la colonización de HMA, pero las plántulas no colonizadas resultaron más dañadas por las larvas de S. frugiperda.
La disputa por el territorio por parte de agrupaciones del crimen organizado ha llegado a tal grado que, en los últimos tiempos, ya es común el reclutamiento de personas de la sociedad civil, alertó Gerardo González, investigador de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), con sede en San Cristóbal de Las Casas.
Recordó que lo que sucede en Chiapas se trata de una “guerra” entre dos cárteles de la droga que ha aumentado de forma paulatina, “mucha gente cuando piensa en la frontera cree que sólo se trata de una línea divisoria que separa a un municipio con otro, a un país con otro, y no es así”.
Recordó que la situación es más grave en tres regiones de la entidad, como la Fronteriza, Sierra y Soconusco, donde en las últimas tres semanas, dejó en claro, los combates entre grupos delictivos no se han detenido.
“Se disputan de una amplia zona, de un amplio territorio, en donde se abastece las drogas, entrada de armas, una migración más importante por su complejidad, y eso ha hecho que el conflicto vaya escalando… al grado que no sabemos dónde está el techo, pues podría aumentar más”.
Lo más lamentable de esa disputa, dijo, es que prácticamente decenas o cientos de familias han sido desplazas de sus tierras, mismas que están cansadas de pagar derecho de piso u otro tipo de extorsión.
Lo más complejo de todo, mencionó, es la aparición de un tercer cártel (con características muy parecidas al Jalisco Nueva Generación), lo que complica aún más el panorama porque cada fracción controla su territorio, lo que se logra, refirió el especialista, a través de cobros de piso y despojo de tierra, pero va más allá: el reclutamiento y control de organizaciones sociales y de las propias personas.
Mencionó que el sicariato tiene un precio muy alto, pues hay regiones en las que se ofrece hasta 30 mil pesos a quien desee formar parte de uno de los bandos, e inclusive hay quienes se autorreclutan al ver el precio y ante la violencia, “porque no les queda de otra”.
Mencionó que esos grupos se vuelven tan fuertes “y con una estructura militar”, que llegan al grado de controlar carreteras, municipios y otros espacios, “y no sólo esperan a su gente del Norte del país o de donde provengan, sino de otros lados como Guatemala”.
El artículo “The importance of spatial scale and vegetation complexity in woody species diversity and its relationship with remotely sensed variables” de la autoría de Wendy, G. Canto Sansores, Jorge Omar López-Martínez, Edgar J. González, Jorge A. Meave, José Luis Hernández-Stefanoni y Pedro A. Macario-Mendoza fue publicado en la prestigiosa revista ISPRS Journal of Photogrammetry and Remote Sensing (10.6 IF).
Este artículo es resultado de la tesis de maestría de Wendy, G. Canto Sansores, y confirma que la teledetección representa una oportunidad para monitorizar la diversidad de especies leñosas en los bosques tropicales, siempre y cuando se incorpore la complejidad de la vegetación como un elemento clave en los modelos. Se concluye que tener en cuenta este factor es quizás tan importante como el efecto del muestreo.
También se observó que no necesariamente se requiere escalas finas para determinar procesos ecológicos en la comunidad vegetal de especies leñosas. Esta información es importante pues contribuye al diseño de los estudios de monitoreo de la vegetación para la estimación de la diversidad de especies, la biomasa y la captura de carbono a nivel mundial.
Jorge Omar López-Martínez y Pedro A. Macario-Mendoza son investigadores del Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente de la Unidad Chetumal de ECOSUR.
Autores: Emilio Guzmán Bayona, Teresita de Jesús Santiago Vera, Diana Ayala Montejo
En el campo mexicano actualmente existe una coyuntura favorable para impulsar la transición agroecológica desde los territorios, en busca de recuperar la soberanía alimentaria, garantizar el abasto de alimentos y fortalecer la capacidad de decisión del pueblo sobre qué alimentos produce y cómo se quiere alimentar.
Es por ello que, derivado de las acciones de las Prácticas Interinstitucionales de Inmersión Territorial en el marco del Programa Interinstitucional de Especialidad en Soberanías Alimentarias y Gestión de Incidencia Local Estratégica (PIES AGILES), se desarrolló bajo un contexto autogestivo el Colaboratorio Red de suelo, agua y biotecnologías en los agroecosistemas, del 19 al 23 de septiembre del 2023, donde asistieron especialistas, actores locales e investigadores de los Estados de México, Hidalgo, Colima, Puebla, Chiapas, Michoacán, Yucatán, Tabasco y Campeche. Este colaboratorio fue respaldado académicamente por el programa de educación continua de El Colegio de la Frontera Sur y la colaboración del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.
Lee el artíulo completo en la Gaceta #70 del Sistema de Investigación, Innovación y Desarrollo Tecnológico del Estado de Yucatán (SIIDETEY), página: de la 17 a la 19, y de la cual participa ECOSUR como comité editorial.
Hace poco presenciamos el hundimiento, cerca de Grecia, de un barco con más de 750 personas de África y Asia. Cada vez con más frecuencia vemos a miles de personas abandonando sus países y arriesgando sus vidas, atravesando fronteras (ríos, montañas, desiertos, mares, muros). Su emergencia desaparece con otra tragedia y resurge con la siguiente.
¿Por qué se arriesgan? ¿Cómo viajan en esas condiciones? ¿Qué ocurre mientras transitan o cuando llegan a otro lugar? Incluso con conocimientos especializados, lo que atisbamos es la punta del iceberg de un problema mucho más complejo y de difícil definición.
Los propios organismos especialistas (Derechos Humanos, Naciones Unidas, la Organización Internacional para las Migraciones, etcétera), no alcanzan a abordar esta complejidad al centrarse exhaustivamente en alguna de sus características: país de origen/tránsito/destino, condición de expulsión, remesas… Una expresión epidérmica que impide ver lo que subyace y progresivamente se hace más sólida e impenetrable. No es igual mirar la frontera “desde afuera”, que vivirla “desde adentro”. Para acercarse a este núcleo, hay que vivir los espacios fronterizos que producen migrantes, hacerse parte presente en los lugares y sentir su esencia con todos los sentidos. Posicionarnos en los espacios fronterizos nos permite construir “el ojo del huracán”. Esta metáfora permite visualizar la complejidad de los procesos y, sobre todo captar la estructuralidad de los problemas. […….]
Lee el artíulo completo en la Gaceta #70 del Sistema de Investigación, Innovación y Desarrollo Tecnológico del Estado de Yucatán (SIIDETEY), página: de la 13 a la 16, y de la cual participa ECOSUR como comité editorial.
En este número de Ecofronteras, el grupo académico GANSUS (Ganadería Sustentable y Cambio Climático) de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) propone contextualizar el debate que origina la cuestión ¿qué es la ganadería sustentable? a partir de tres premisas: la crisis alimentaria, la ganadería campesina y la problemática planetaria. El artículo inicial de esta edición, y que da nombre al número, aporta respuestas hacia las mayores objeciones a la producción pecuaria, y nos acerca a una estrategia que, tomando en cuenta contextos ecológicos, culturales y económicos de la ganadería, permita obtener productos sanos, suficientes y ambientalmente respetuosos.
En la misma sección Artículos del pozo aparece “Ganadería, seguridad alimentaria y ambiente”, que encuadra el tema de la seguridad alimentaria en una panorámica evolutiva del Homo sapiens y el origen de la domesticación de animales. Los autores nos proporcionan datos interesantes y sólidos para reconocer la importancia nutricional del consumo de productos de origen animal. Por otra parte, en el artículo “Ganado bovino criollo y sustentabilidad socioambiental” tenemos un ejemplo de que la sustentabilidad es posible y de que mucho que aprender de los sistemas de ganadería campesinos.
En la sección Artículos a puertas abiertas se presentan aportaciones que resaltan la importancia cultural y económica de dos árboles de gran tradición: el pataxte —pariente del cacao— y el palo de tinte, y un texto que aborda las razones del miedo a las serpientes, justificando la necesidad de conocer más sobre ellas.
En la sección Leyendo el Sur se incluye una inforreseña de la historieta Dzit Bacalito y las variedades de maíz frente a Transgénico, cuyo elocuente título alude a la preocupante situación de los maíces criollos.
La entrevista del número es una conversación con Laura Carrillo Bribiezca, investigadora en el Departamento de Estudios y Observación de la Tierra, la Atmósfera y el Océano, quien nos habla de los océanos como componente elemental de la vida planetaria. Aunque no se aborda el tema en esta conversación, cabe mencionar que Laura Carrillo es integrante del equipo de investigación multidisciplinaria que documentó recientemente un conocido hallazgo en la bahía de Chetumal: el agujero azul más profundo del mundo, el Taam ja’.
ECOSUR Villahermosa recibió el pasado 5 de agosto el Distintivo “Orgullo Verde”, un reconocimiento que otorga el municipio de Centro, Tabasco, a las buenas prácticas socioambientales.
En la ceremonia, el biólogo Miguel Odilón Chávez Lomelí, director de Protección Ambiental y Desarrollo Sustentable, hizo un recuento de cómo surgió la idea del reconocimiento y las etapas que se dieron para llegar al distintivo, el cual está reconocido como marca registrada desde abril de 2022.
Aura del Carmen Medina Cano, presidenta del municipio Centro, mencionó que para su gobierno el Distintivo Orgullo Verde simboliza el compromiso permanente del municipio con la protección ambiental y la sustentabilidad, y felicitó a quienes recibieron el premio por sus aportes para un futuro sostenible.
ECOSUR Villahermosa recibió el reconocimiento por las buenas prácticas que impulsa a través de los programas de investigación, el posgrado y la vinculación, así como del Plan Ambiental de ECOSUR.
Rodimiro Ramos Reyes, coordinador de la Unidad Villahermosa, recibió el reconocimiento en nombre de la comunidad ecosureña, el cual estará vigente durante un año, con la posibilidad de solicitar renovación mediante el envío de evidencias que den cuenta de las buenas prácticas de las acciones socioambientales que se implementen este año.
11 fueron los distintivos que se entregaron en la ceremonia a José Alonso Castillo Guzmán y Andrés Raúl González Marín, a las organizaciones de la sociedad civil Yaxché (Centro de Educación Ambiental y Cultural) y la Asociación Convivencia Tabasco, a las empresas PASA, Geolis, INDHECA, SETA y BIEECO. En la categoría de centros de investigación lo recibieron el Centro de Cambio Global y la Sustentabilidad AC y ECOSUR Villahermosa.
La ceremonia de entrega de reconocimientos se realizó en el Salón Villahermosa del palacio municipal, en un acto que encabezó la presidenta municipal, quien estuvo acompañada de funcionarios del H. Ayuntamiento y de integrantes del Comité Técnico del Distintivo.
J. Rogelio Cedeño Vázquez* e Iván A. Castellanos Osorio**
Esta es una colaboración de los investigadores de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) Unidad Chetumal para la sección Fauna Nuestra, de La Jornada Maya, un espacio para dar a conocer las novedades en la investigación científica que se realiza en esta zona
Foto: Iván Castellanos
Por mucho tiempo, la serpiente ratonera (conocida como Och Kaan en la península de Yucatán) fue considerada una subespecie de Boa constrictor (Boa constrictor imperator), pero en estudios recientes los científicos propusieron elevarla a la categoría de especie, dándole el nombre científico de Boa imperator.
Es una serpiente nativa de México, que se distribuye desde Sonora hasta Chiapas en la vertiente del Océano Pacífico, y desde Tamaulipas hasta Quintana Roo en la vertiente del océano Atlántico; también se encuentra en América Central y la parte norte de América del Sur.
El inventario y el monitoreo de la biodiversidad local forman parte de las actividades que voluntariamente realiza el personal del Plan Ambiental de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) Unidad Chetumal. Entre las especies de fauna nativa que frecuentemente son observadas en las instalaciones se encuentra la serpiente Boa imperator, perteneciente a la familia Boidae. Su monitoreo tiene el propósito de darla a conocer a la sociedad, valorar su función ecológica y destacar la importancia de su conservación.
Se trata del ofidio más grande de México, conocido también como mazacuata (del náhuatl mazacoatl, que significa culebra-venado); en lengua maya yucateco se le conoce como Och Kaan (serpiente ratonera, de Och: zarigüeya o ratón y Kaan: serpiente), mientras que en otras partes le llaman boa imperial, boa centroamericana, boa común, boota, corúa o tamacoa.
Es una de las serpientes más comunes de las 58 especies de ofidios que actualmente se tienen registradas para la península de Yucatán. En esta nota damos cuenta de algunas observaciones documentadas en el predio de Ecosur-Chetumal, que contribuyen al conocimiento de la ecología e historia natural de la serpiente Och Kaan, una especie no venenosa pero muchas veces temida por el ser humano.
Foto: Pablo Beutelspacher
Habita en bosques subtropicales y tropicales, sabanas, pastizales, manglares, playas y zonas semiáridas, ya que puede adaptarse a una amplia variedad de condiciones ambientales. Es un depredador tope que ayuda a mantener el equilibrio ecológico de los ecosistemas, al controlar las poblaciones de una variedad amplia de especies de las que se alimenta, entre las que se encuentran vertebrados de tamaño pequeño a moderado, como iguanas, aves, roedores, zarigüeyas, coatíes, ocelotes y venados jóvenes.
Esta especie es presa de fauna carnívora, particularmente en etapas tempranas (crías y juveniles), incluyendo serpientes ofiófagas (que se alimentan de otras serpientes), aves rapaces e incluso cocodrilos y caimanes.
Es una serpiente constrictora; es decir, oprime a sus presas hasta asfixiarlas, antes de devorarlas. Aunque son cazadoras eficientes y de gran tamaño, rara vez representan un peligro para los seres humanos, ya que cuando se sienten amenazadas prefieren huir antes que atacar. No obstante, si una persona se les acerca demasiado, pueden atacar y morder como una reacción defensiva.
Foto: Iván Castellanos
Presenta un patrón de coloración característico; en la base del dorso es canela o cobrizo, con manchas rectangulares o bandas irregulares de color café o rojizo, usualmente con manchas más claras en el centro. Un rasgo inusual de esta especie es su capacidad para cambiar de color, ya que pueden oscurecerse o aclararse dependiendo de factores como la temperatura, la humedad o su estado emocional.
Este cambio de coloración puede ayudarles a regular su temperatura corporal, camuflarse mejor en su entorno o comunicar su estado de ánimo a otros individuos de su especie; otra característica interesante es la capacidad que tiene la hembra de intensificar su nivel de melanina después de la cópula, adquiriendo un color más oscuro para absorber más calor.
Foto: Rogelio Cedeño
En lo personal, hemos observado ejemplares exhibir tonos de color rosa para indicar su molestia por nuestra presencia. Tiene un modo de vida semi arborícola y de hábitos nocturnos, principalmente. Los individuos más jóvenes suelen trepar a los árboles pero a medida que son más viejos y pesados, adquieren hábitos más terrestres.
Se les puede encontrar debajo de troncos de árboles caídos, en grietas o cuevas, entre las ramas de los árboles, en áreas de cultivo e incluso en construcciones abandonadas en zonas urbanas. Su piel exhibe numerosas manchas que facilitan su camuflaje entre el follaje y el suelo.
En nuestras instalaciones, la hemos observado semioculta entre la hojarasca, cerca de algún sitio con agua, esperando que algún mamífero, ave, lagartija o anfibio se acerque a beber para capturarlo. Son serpientes ovovivíparas; es decir, los huevos permanecen dentro del cuerpo de la hembra hasta que el embrión esté completamente desarrollado, de manera que una vez que los huevos se rompen nacen las crías vivas directamente del cuerpo de la madre.
Durante la temporada reproductiva, las hembras suelen atraer a los machos con feromonas como señal de que están listas para el apareamiento; una vez que ocurre la cópula, las hembras pueden retener el esperma del macho antes de fertilizar sus óvulos. Cabe mencionar que se pueden presentar varios machos pretendiendo cortejar simultáneamente a una hembra, lo que significa que esta especie tiene un sistema de reproducción poliándrico, resultando en crías con diferentes padres en la misma camada.
Foto: Iván Castellanos
Aunque las observaciones sobre actividad de apareamiento son poco frecuentes en las especies del género Boa, este comportamiento se logró documentar para Boa imperator, con la descripción de una agregación reproductiva ocurrida en noviembre de 2018 en el Parque Nacional Marino Ballena, en Costa Rica, donde participaron tres machos y una hembra, agregación que se mantuvo por dos días.
Cuatro años más tarde, nosotros tuvimos la fortuna de observar el 26 de febrero de 2022 a las 16:45 horas, la agregación de tres individuos adultos en las inmediaciones de uno de los edificios de Ecosur, en esta se registró la intervención de una hembra de dos metros de longitud aproximadamente y dos machos de aproximadamente 1.8 metros de largo cada uno. La hembra y uno de los macho se encontraban juntos en estrecho contacto, mientras que el otro macho, ubicado a medio metro de distancia, se aproximaba a la pareja.
Posteriormente, alrededor de las 19 horas de ese mismo día llegó un tercer macho adulto. Luego, dos de las boas se retiraron del lugar, quedando en el sitio únicamente la hembra con un macho, permaneciendo enrolladas en ese sitio hasta poco después de la media noche, según información proporcionada por el vigilante en turno.
Debido a lo inaccesible del lugar en el que se encontraban las serpientes, no nos fue posible observar si hubo cópula. Dos días después, en el mismo sitio fue observado un cuarto macho de aproximadamente 1.2 metros de longitud, que probablemente fue atraído por el rastro de las feromonas que en días anteriores dejó la hembra en el área.
En México, la Och Kaan está protegida del comercio internacional a través de la Convención CITES (Apéndice II). La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la coloca en la categoría de Preocupación Menor (Least Concern en inglés) en la Lista Roja de especies amenazadas, mientras que en la NOM-059-SEMARNAT-2010 se encuentra en la categoría de riesgo: Amenazada (A), por la pérdida de su hábitat y extracción ilegal de su hábitat para su venta como mascota y diversos productos elaborados con su piel. Además, muchas personas las matan porque las confunden con la nauyaca (una serpiente venenosa).
*Biólogo-herpetólogo y fotógrafo (rcedenov@ecosur.mx, rogeliocedeno@gmail.com)
**Biólogo y fotógrafo (ivancast@ecosur.mx)
Ambos son parte del Departamento de Sistemática y Ecología Acuática de El Colegio de la Frontera Sur Unidad Chetumal.