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Mosquito en temporada de lluvias: el reto de Tapachula ante el dengue

Con la llegada de las lluvias, el número de mosquitos en la región aumenta notablemente. En especial, el Aedes aegypti encuentra condiciones ideales para reproducirse en el clima cálido y húmedo de la costa chiapaneca, favoreciendo la transmisión de enfermedades como el dengue, el zika y el chikungunya.

Ariane Dor, investigadora del programa “Investigadoras e Investigadores por México” de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (antes CONAHCYT), comisionada en la Unidad Tapachula de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), explicó que esta zona reúne todos los elementos para el desarrollo del mosquito: temperatura promedio superior a los 25 °C durante todo el año y alta humedad relativa, tanto por la vegetación como por las precipitaciones.

En Chiapas, existen entre 150 y 200 especies de mosquitos. Sin embargo, no todas representan un riesgo para la salud humana. Solo unas pocas, como Aedes aegypti, Anopheles (transmisor del paludismo) y Culex (que puede transmitir enfermedades a animales y ocasionalmente a humanos), son de interés sanitario.

La investigadora indicó que el ciclo de vida del mosquito puede completarse en una semana. Una hembra pone huevecillos en depósitos de agua limpia y, en condiciones favorables, en pocos días ya hay adultos volando. Un solo mosquito puede poner cientos de huevecillos a lo largo de su vida, que dura aproximadamente un mes.

Para combatir la reproducción del Aedes aegypti, se ha implementado en Tapachula la Técnica del Insecto Estéril (TIE). Esta estrategia consiste en liberar mosquitos machos esterilizados que, al copular con hembras silvestres, impiden la producción de descendencia. El objetivo es reducir la población de mosquitos transmisores sin usar insecticidas.

Los ejemplares liberados en la región son originarios de la costa de Chiapas. Se crían localmente en el Centro Regional de Investigación en Salud Pública y se esterilizan en la planta de Metapa, Chiapas. Posteriormente, son liberados en zonas como el ejido Hidalgo, utilizando tanto métodos manuales como drones.

La liberación se realiza con autorización de las comunidades. Los mosquitos machos son marcados con polvo fosforescente para diferenciarlos de los ejemplares silvestres. No representan un riesgo, ya que no se alimentan de sangre, sino de néctar.

En los periodos de liberación, los investigadores observaron una reducción significativa en la densidad poblacional del mosquito. Sin embargo, aún no se cuenta con datos concluyentes sobre el impacto directo en los casos de dengue, ya que el monitoreo epidemiológico requiere permisos especiales y análisis sanguíneos.

El trabajo se realiza en colaboración con la Jurisdicción Sanitaria y la coordinación de vectores. Este es un proyecto piloto y se espera que, una vez comprobada su eficacia bajo las condiciones sociales y ambientales locales, pueda escalarse a nivel nacional.

Además del uso de TIE, se promueve la participación ciudadana. Se recomienda eliminar criaderos domésticos: recipientes con agua estancada, bebederos de animales sin limpieza frecuente y tanques sin protección adecuada. Los huevecillos, de menos de un milímetro de longitud, se adhieren a las paredes de los recipientes, listos para eclosionar en presencia de agua.

Zonas como Laureles I, Laureles II y Raymundo Enríquez han mostrado alta presencia del mosquito, principalmente por la acumulación de criaderos domésticos. Aunque se evita señalar culpables, se hace un llamado a la corresponsabilidad para mantener los espacios limpios y sin agua acumulada.

La investigación continúa y los datos obtenidos podrían ser clave para la implementación futura de estrategias sostenidas de control vectorial en el país.


NOTA PUBLICADA EN: https://oem.com.mx/diariodelsur/local/mosquito-en-temporada-de-lluvias-el-reto-de-tapachula-ante-el-dengue-23778374

Nueva plaga amenaza cultivos de rambután en el Soconusco, Chiapas

Especialistas de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Unidad Tapachula, alertaron por una nueva plaga de minador, un lepidóptero (insecto) que amenaza a más de 10 mil hectáreas de rambután en el Soconusco.

Jorge Villalobos Cruz, estudiante de doctorado en Ecosur, dio a conocer que el problema fue reportado hace un año por productores del municipio de Cacahoatán y, desde entonces, el centro de investigación realizó estudios que confirman daños visibles en tallos y ramas, cuya plaga se considera que entró por fruta de Centroamérica que ingresa de contrabando.

Dijo que esta plaga es un insecto que no mide más de 5 milímetros y se conoce como micro palomillas, cuyo primer reporte se tiene en Panamá, sin registros del género en plantaciones vegetales. A nivel mundial, no se tiene registro de cómo son sus huevecillos.

Señaló que, de acuerdo con estudios en campo realizados, se estima que la incidencia de la plaga está en más del 50 % de las plantaciones de los municipios de Tuxtla Chico, Metapa de Domínguez y Cacahoatán.

“Esta plaga es un género que no había sido previamente reportado, causando daños sobre todo en cultivos exóticos, como es el rambután. Como datos sobresalientes, el daño está muy correlacionado con la edad fonológica del cultivo y el manejo agrícola que se le dé, es decir, si se usa insecticida sintético u orgánico”, abundó.

Explicó que se han realizado colectas del insecto en diferentes parcelas de los municipios productores del Soconusco. El material fue enviado a un especialista en lepidópteros en Estados Unidos.

Finalmente, mencionó que las plantas jóvenes son las más vulnerables al ataque y que el manejo del cultivo influye directamente en la presencia del insecto. Sin embargo, por ahora no es una plaga que ponga en riesgo la exportación del rambután.

NOTA PUBLICADA EN: https://oem.com.mx/diariodelsur/local/nueva-plaga-amenaza-cultivos-de-rambutan-en-el-soconusco-chiapas-23808921

Realizan Intercambio de experiencias para el monitoreo comunitario participativo de cuencas y subcuencas

Everardo Barba Macías, investigador adscrito al grupo académico de Manejo Sustentable de Cuencas y Zonas Zosteras de la Unidad Villahermosa de Ecosur, participó del 16 al 19 de mayo pasado en la reunión de Intercambio de experiencias de monitoreo comunitario participativo del proyecto Ecohidrología para la sustentabilidad y gobernanza del agua y cuencas para el bien común, realizado en los municipios de Jalpan y Arroyo Seco en la Sierra Gorda Querétaro.

El objetivo del intercambio fue fortalecer la estrategia de monitoreo comunitario participativo en las subcuencas del Río Santa María 3, Laguna de Catazajá, Ríos Cutzmala y Purificación a partir del intercambio de experiencias entre los integrantes de las comunidades y personal técnico, para consolidar las capacidades de organización, monitoreo e interacción comunidad-academia-gobierno estableciendo acciones de mejora y continuidad a largo plazo.

Participaron en este evento representantes de la Universidad Autónoma de Querétaro, -Facultad de Ciencias, Facultad de Filosofía-, campus Juriquilla, Universidad de Guadalajara, CONANP, Ecosur, Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, Centro Regional de Capacitación en Cuencas, Red Mexicana de Cuencas, Red Mora, organizaciones de la sociedad civil organizada y de comunidades participantes de los grupos de monitoreo de Costa Jalisco, Reserva de la Biósfera Sierra de Manantlán, Río Usumacinta y Río Santa María-Querétaro.

Por parte de la cuenca Usumacinta participaron representantes de tres grupos de monitoreo de las comunidades La Punta, Patricio Ángeles y Remolino del municipio de Catazajá, coordinados por Everardo Barba Macías. Dicho grupo compartió sus experiencias al cumplirse dos años del monitoreo socioecológico para evaluar la reserva de agua del Usumacinta. El monitoreo consiste en registrar el hidroperiodo asociado con poblaciones de tinto (Haematoxyllum campechianum) como objeto de conservación del río Usumacinta, además de la densidad aparente del suelo, el registro de parámetros fisicoquímicos de agua y la recolecta y análisis de macroinvertebrados acuáticos, que permiten evaluar la calidad del agua.

Con la participación comunitaria, las personas se apropian de metodologías que les permiten conocer, evaluar y vigilar sus recursos acuáticos.

Ecosur y el Consorcio Social del Café Mexicano AC firman convenio de colaboración

Antonio Saldívar Moreno, director general de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) y Edgar Guildardo Flores Miguel, presidente y apoderado legal del Consorcio Social del Café Mexicano AC, firmaron un Convenio de Colaboración este martes 27 de mayo.

El objetivo del convenio es establecer las basespara el desarrollo de investigaciones científicas, tecnológicas y biotecnológicas enfocadas en la producción agroecológica del café; promover la transferencia de tecnología e innovación de procesos productivos y conocimientos a productores, técnicos y otros actores clave del sector cafetalero; formar recursos humanos a través de procesos de educación continua y capacitación orientados a mejorar la producción de café, fomentar la innovación en el control de plagas y enfermedades, así como en la optimización de los procesos poscosecha; entre otros.

Antonio Saldívar Moreno y Edgar Guildardo Flores Miguel expresaron su beneplácito por la firma del convenio y confiaron que será fructífero para ambas instituciones y para la regiones cafetaleras de México.

“Ecosur cuenta con uno de los grupos académicos más fuertes en el tema del café, no solo en términos de investigación sobre plagas, sino también en cómo se hace la transición hacia lo agroecológico, cómo se generan las condiciones para la comercialización y en cómo se puede participar en los nuevos esquemas de comercio justo que realmente ayuden y beneficien a los productores y sus familias” señaló Antonio Saldívar.

Por su parte Edgar Guildardo compartió la historia de la creación del Consorcio Social del Café Mexicano, la cual se enmarca en los procesos políticos, agrarios, ecológicos y sociales que han marcado la producción de café en Chiapas. 

El consorcio es un movimiento que ha sido clave en el desarrollo de la caficultura en México, especialmente en Chiapas. Se enfoca en el comercio y la producción de café de forma sostenible, promoviendo la calidad del grano y el bienestar social de los productores. Su labor se centra en asegurar que los productores obtengan precios justos por su café, lo que contribuye a su bienestar social y económico. Además, promueve prácticas de cultivo y producción que respetan el medio ambiente y los recursos naturales. Y finalmente, trabaja para mejorar la calidad del café mexicano, tanto en términos de sabor como de procesamiento, para aumentar su valor en el mercado internacional. 

Posterior a la firma del convenio, se realizó un recorrido por las instalaciones de la Unidad San Cristóbal de Ecosur para conocer el trabajo que se realiza en los laboratorios institucionales, en la Colección de abejas y abejorros, en la Biblioteca y en el posgrado. 

En la firma del convenio también estuvieron presentes por parte del consorcio Hugo Roblero Gordillo, coordinador general; Edil Selman Rodríguez Roblero, coordinador comercial y Alberto Sarmiento Escobar, secretario técnico. Por parte de Ecosur estuvieron Cristina Guerrero Jiménez, coordinadora de la Unidad San Cristóbal; Benigno Gómez y Gómez, coordinador General de Articulación y Fortalecimiento Institucional; Jesús Carmona de la Torre, responsable de vinculación de la Unidad SCLC; Obeimar Balente Herrera Hernández, investigador y coordinador del Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente y Rosario Domínguez Oseguera, responsable del Área de Contratos y Convenios.