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El nuevo rector de la UNAM y la multidisciplina

Fernando Limón Aguirre
Coordinador del Departamento de Sociedad y Cultura

Sobre el nombramiento del nuevo rector de la UNAM, el médico Enrique Luis Graue Wiechers, invito a que se lea su proyecto para la máxima casa de estudios que, a decir de la Junta de Gobierno, fue uno de los elementos de mayor relevancia para su designación.

Su proyecto comienza diciendo: "Se afirma que la Universidad Nacional Autónoma de México es el proyecto cultural más importante que ha fraguado nuestro país. Indudablemente lo es." Esto resulta fundamental, pues es claro que un proyecto como la UNAM y también como Ecosur, antes y más allá que ser proyectos académicos son proyectos culturales. Es importante caer en cuenta de ello y de lo que significa, pues pide de nosotros apertura y una actitud siempre de adecuación socio-cultural de nuestro gran proyecto.

Ustedes lo leerán y verán que tiene cosas interesantes. Destaca el compromiso con el tema de género, con la equidad y la igualdad social y universitaria al respecto. Pero a su lado es de lamentar que su visión de cultura siga siendo singular y nacionalista (es decir, mestiza, “blanqueadora”, colonizante); la única mención a las culturas originarias se hace en el apartado sobre los bachilleratos al decir que “Uno de cada cien habla una lengua indígena y, en cinco de cada cien, los padres la hablan”. Esto debió traducirse en programa de acción (en reto), pues si fuese un proyecto nacional -y tras el ejemplo de lo relacionado con la mayor participación y visibilidad de las mujeres- debía hacer lo posible para que fuesen al menos 12 de cada cien que hablen alguna lengua indígena. ¡Al menos en esa cantidad!

Pero bueno, quiero destacar el asunto concerniente a la multi e interdisciplina y a algo que estamos ahora discutiendo en Ecosur, que remite a la importancia de la valoración, aprecio y respaldo recíproco.

La forma en que desarrollamos la mayor parte de la investigación debe también irse gradualmente redireccionando. La investigación tradicional, que busca relaciones causales en ambientes controlados para generar conocimiento, ha ido perdiendo actualidad para dar lugar a la investigación interdisciplinar, capaz de resolver problemas complejos, cuyas soluciones puedan ser transferibles a las necesidades del entorno social. Se han hecho varios y exitosos esfuerzos en este sentido; debemos aprovechar estas experiencias para consolidar una investigación inter y multidisciplinar que incluya a las ciencias sociales y las humanidades. La solución de los problemas complejos requiere la participación de estas áreas con su visión integradora, reflexiva y crítica, y de utilidad social. La articulación entre las ciencias y las humanidades resulta imprescindible para el avance  del país.

Y posteriormente apunta, en lo que digo que Ecosur también está – y que habla de la trascendencia de lo que podamos lograr y en lo que estamos empeñados: “Una mejor evaluación de las actividades de investigación en las ciencias sociales y las humanidades es un frecuente reclamo de ese subsistema. Es cierto que no es fácil medir el impacto de los productos de investigación en estas áreas, pero la Universidad debe insistir en ello, idear parámetros ad hoc y así lograr una mayor presencia ante las instancias financiadoras nacionales a fin obtener mayores recursos para una investigación que nos ha dado grandes satisfacciones y presencia, tanto nacional como internacional”.

Pues no queda más que hacer votos porque el nuevo rector tenga éxito al respecto y en toda su gestión, que la UNAM siga creciendo y madurando y que durante este tiempo todo paso que dé tan importante institución sea reflejo de – y tenga repercusiones favorables para – las transformaciones apremiantes y en proceso dentro de nuestro país. Y que por nuestra parte no seamos timoratos y avancemos como vanguardia en esta temática, pues tenemos todo para dar testimonio ante este reto.

Proyecto del médico Enrique Luis Graue Wiechers en PDF

Ayotzinapa ¿Por qué?

Ayotzinapa

Artículo de opinión
Fernando Limón Aguirre, Coordinador del Departamento de Sociedad y Cultura

Planteo una respuesta a la pregunta generadora, elaboro el desarrollo de un elogio y una insistencia para convertir la oscurana en claridad.

La respuesta. Desde luego que una pregunta como ésta no tiene lógica alguna de ser respondida con base en lo anteriormente ocurrido, como si se tratara de encontrar causas que justificasen lo irracional y reprobable. La respuesta la ha venido dejando al descubierto, en el tiempo posterior al 27 de septiembre del 2014, la propia actitud del Estado y la tenacidad iluminadora del colectivo de padres y madres de familia de los 43 desaparecidos.

De esa fecha -hace un año- para acá hay una serie de cuestiones inocultables y del todo claras que son la respuesta. Primeramente el llamado narco-gobierno, la articulación de lógicas e intereses de los dedicados al negocio de los enervantes conjuntamente con el gobierno (estrategia vigente de soporte del sistema capitalista). La supuesta pugna que es más bien complicidad entre partidos políticos aunque parezcan adversarios, entre niveles de gobierno y entre poderes del estado, la cual está articulada precisamente en la lógica del narco-gobierno. La actitud corresponsablemente vejatoria del ejército y de las fuerzas del orden y de seguridad de los diferentes niveles; en donde la participación del ejército en los hechos de Iguala ha sido lo más cuidadosa y enfáticamente negado y evadido.

La violación sistemática de los derechos humanos como condición cotidiana de existencia. El olvido como consigna (que se ha topado con el colectivo más incompatible y más comprometido con el recuerdo: los indígenas). La agresión sistemática a las normales rurales, al campo, a la ruralidad, a las y los campesinos y a las territorialidades campesinas e indígenas.

Ninguno de estos hechos puede ya ser ocultado en el México contemporáneo. Todo lo contrario, todo ello se corrobora, se hace patente y se refuerza en la reiterada forma de actuar del Estado en este caso, la cual ha sido la más vil, insoportable e indignante. ¿Entonces ahora comprende usted, por qué Ayotzinapa? ¿Se imagina usted estar en la encrucijada en que confluyen todas esas circunstancias de dolor, impunidad, barbarie y, pues, de muerte?

El desarrollo de un elogio. Ayotzinapa se está convirtiendo en el reflejo y en el espejo de lo cada vez más nítidamente real, por más que se empeñe el Estado en negarlo.

Ayotzinapa nos está dando tremendas lecciones que provienen de esos normalistas rurales, pero sobre todo que tienen su fuente en la dignidad de las madres y los padres de familia, dada su cauda de veracidad, de dignidad, de resistencia, de unidad y de entereza.

Este colectivo de padres es hoy en día un referente obligado en la vida nacional. En él hay un corazón ancestralmente rebelde, vinculado a una cuna de resistencias; dicho colectivo alienta el fuego de la memoria y es emblema del no a la pobreza ni al empobrecimiento y sí a la dignidad. Su perseverancia organizativa ha puesto de manifiesto y en evidencia la cualidad del Estado mexicano en la actualidad.

Estas mujeres y estos hombres, madres-padres de la rebeldía, se han encargado sistemáticamente de convertir la oscurana en claridad, de enfrentar opresión con liberación, prepotencia con humildad, olvido con recuerdo, desesperanza con esperanza, falsedad con verdad, agotamiento con tenacidad, autoritarismo con convocatoria, silenciamiento con grito y palabra, anquilosamiento con creatividad, complicidades mortecinas con camaradería solidaria, división con unidad. En una palabra y claramente: muerte con vida.

Este grupo nos ha puesto en nuestros ojos, frente a nuestro rostro y nuestro corazón el mundo de lo alternativo, que viene de lo absolutamente negado, excluido y maltratado por el sistema. Este grupo es la negatividad infinita. Motor de vida.

Una insistencia para convertir la oscurana en claridad. Esta actitud de padres y madres de familia nos ha estado interpelando y convocando, no sólo a acompañarles y a manifestarnos, sino a tomar posición, tomar rumbo y ritmo de vida.

Podemos, pues, y debemos hacer algo… ¡mucho! ¿Qué? Cuatro sugerencias: comencemos por hacer de la ética política. Clamemos y exijamos justicia hasta que se verifique. Convirtamos lazos de relaciones sociales en relaciones de solidaridad. Y, finalmente y una vez más, si lo que el Estado ha querido hacer es desmantelar las normales rurales, exijamos la creación de más de ellas. Defendamos las normales rurales. Las cultivemos.