el colegio de la frontera sur

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Ecología acuática en México

Juan J. Schmitter-Soto, Departamento de Sistemática y Ecología Acuática

Nuestra Sociedad Científica Mexicana de Ecología ha crecido admirablemente desde su fundación. Sus congresos y sus publicaciones de divulgación con referente para todo interesado en ecología forestal, ecología urbana, etc. Sin embargo, desde el congreso de 2006 hasta el más reciente en Oaxaca, un sesgo notorio ha sido el descuidado de la ecología acuática. Abro mi libro de resúmenes, todavía impreso en papel, de aquellas primeras reuniones, y me cuesta trabajo encontrar algo sobre el tema; miro en la pantalla del programa de este año, y veo un par de simposios sobre ríos urbanos y sobre biomonitoreo con macroinvertebrados  dulceacuícolas, pero, aún así, estimo que menos del 10% de las ponencias fueron sobre ecología acuática.

Esto es un contrasentido en un país con costas en dos océanos, con su mar exclusivo (el Golfo de California), con ríos tan caudalosos y biodiversos como el Grijalva-Usumacinta y el Balsas y con endemismos acuáticos tan notables como en Cuatro Ciénegas y Chichancanab. No sólo el Sur: “el agua también existe”, podríamos decir, parafraseando a Mario Benedetti.

 

LEE EL TEXTO COMPLETO EN: https://scme.mx/wp-content/uploads/2022/06/3SCME-JUNIO-Editorial.pdf

 

 

Colibrí: gran polinizador en grave riesgo

¿Quién no ha experimentado asombro al observar un colibrí? El continente americano tiene el privilegio de ser la única región del planeta habitada por colibríes, con 330 especies, desde Alaska hasta Chile, sin embargo, la caza, pérdida de su hábitat, cambio climático y creencias populares ha colocado a algunas de estas especies en peligro de extinción.

La investigadora del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Claudia Rodríguez Flores, en la plática “Celebrando a los polinizadores colibrís, aves fantásticas”, destacó la importancia de estas aves para la prevalencia de miles de plantas.

También destacó los problemas a los que se enfrentan, principalmente por la pérdida de hábitat, ya que se ha pasado de tener “bosques con vegetación nativa, a zonas de muchas parcelas o grandes ciudades poco amigables con las especies no humanas”.

La doctora destacó que ante la pérdida de estos espacios se le suma la distribución restringida, lo que ha generado que muchas especies estén sujetas a protección especial debido a su reducida distribución.

 

LEE LA NOTA COMPLETA EN: https://www.cuartopoder.mx/chiapas/colibri-gran-polinizador-en-grave-riesgo/410827/

Breve historia de la exploración botánica, estudios florísticos y la ecología vegetal en Chiapas

Gran parte de los estudios de ecología vegetal contemporánea que se llevan a cabo en Chiapas reconocen la contribución de naturalistas y exploradores, que sin pretenderlo fundaron una base de conocimientos descriptivos que facilitaron el abordaje actual de temas con mayor incidencia en la búsqueda de soluciones problemáticas ambientales en la entidad, indicaron Neptalí Ramírez Marcial y Mario González Espinosa, investigadores de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR).

Así pues, en su artículo “Breve historia de la exploración botánica, estudios florísticos y la ecología vegetal en Chiapas”, presentaron una breve narrativa del papel desarrollado por distintas personalidades e instituciones académicas que han contribuido a los estudios de ecología vegetal en Chiapas.

 

LEE LA NOTA COMPLETA EN: https://www.chiapasparalelo.com/trazos/2022/06/breve-historia-de-la-exploracion-botanica-estudios-floristicos-y-la-ecologia-vegetal-en-chiapas/

Entrevista a Georgina Sánchez Ramírez, investigadora del Departamento de Salud, sobre el aborto con medicamentos.

BBC News Mundo

Misoprostol: cómo una píldora contra las úlceras gástricas se convirtió en el medicamento más usado para abortar (y qué tuvo que ver América latina en ello)

Es un asunto que suele causar las divisiones más profundas en muchos países, y sigue prohibido en muchos de ellos: el aborto.

Un asunto que tiene un impacto enorme en la vida de millones de mujeres.

Y quienes deciden llevar a cabo la terminación de un embarazo pueden someterse a dos métodos principales: un aborto con medicamentos o uno quirúrgico.

El aborto quirúrgico implica una operación para extraer el embarazo del útero, que puede ser por el método de aspiración o por dilatación y evacuación.

El aborto con medicamentos consiste por lo general en tomar dos medicinas diferentes para terminar el embarazo: la mifepristona y el misoprostol.

Pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que si la mifepristona no está disponible, el misoprostol se puede usar solo.

Este medicamento, sin embargo,no fue creado para poner fin a un embarazo. Fue desarrollado para el tratamiento de úlceras gástricas e ingresó al mercado mundial con el nombre de Cytotec a mediados de la década de 1980.

Y fueron las mujeres latinoamericanas las que primero se dieron cuenta de las otras posibilidades terapéuticas del misoprostol y las que diseminaron su uso como fármaco abortivo.

“Información de boca en boca”

“Esto surge en los años 80 con mujeres, obviamente de escasos recursos, que se empezaron a dar cuenta que el medicamento que estaba prescrito para úlceras gástricas provocaba eventualmente el desprendimiento uterino del producto”, le dice a BBC Mundo la doctora Georgina Sánchez Ramírez, autora de “Realidades y Retos del Aborto con Medicamentos en México”.

“De esta forma, y como se dice vulgarmente, de boca en boca se fue comentando esa posibilidad que tenía este medicamento. Y de hecho el costo no es elevado porque fue diseñado precisamente para las úlceras gástricas“, señala especialista en Género y Salud del Colegio de la Frontera Sur en México.

¿Erradicar o regular? Trabajo infantil y supervivencia económica en el sureste de México

SARAÍ MIRANDA JUÁREZ *

En México, desde el gobierno federal se ha adoptado la premisa de erradicar toda forma de trabajo infantil.

Cada 12 de junio se conmemora el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil. Con ello, la Organización Mundial del Trabajo busca sensibilizar a los Estados para el diseño y aplicación de políticas públicas que erradiquen la participación laboral de las niñas y los niños alrededor del mundo.

En México, desde el gobierno federal se ha adoptado la premisa de erradicar toda forma de trabajo infantil. Tanto el gobierno federal, como los gobiernos estatales y los municipales mantienen discursos basados en la noción del trabajo infantil como dañino, perjudicial y relacionado con la trata de personas. Paradójicamente, el propio Estado tiene una Encuesta Nacional de Trabajo Infantil que da cuenta de las diferentes modalidades de participación laboral de las niñas y los niños y que es una herramienta que da luces sobre la naturaleza del trabajo familiar y de supervivencia económica en que se inserta el trabajo de la niñez en este país.

Trabajo infantil, una estrategia de supervivencia

La literatura especializada ha mostrado desde hace más de tres décadas que el trabajo infantil es una estrategia de supervivencia de los hogares que no cuentan con los suficientes recursos económicos para hacer frente al día a día. En un país como México, con aproximadamente la mitad de su población en algún grado de pobreza, es completamente entendible que se movilice al mayor número de miembros del hogar para la generación de ingresos.

En la región sureste de México —que comprende los estados de Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán— trabaja 8.8% de la población de 5 a 17 años. Esta realidad social está tan ligada a los bajos niveles de bienestar que el estado de Chiapas es el que muestra un mayor porcentaje de participación con 10.9% (INEGI, 2019). Es de amplio conocimiento que esta entidad se ha caracterizado por la prevalencia de la pobreza extrema y la marginalidad en un alto porcentaje de sus habitantes.

Si se observa por distribución entre niñas y niños, la región sureste tiene una participación laboral mayormente masculina pues 12.8% del total de los niños reportan estar en algún tipo de ocupación frente a 6.4% de las niñas (INEGI, 2019).

Causas por las que niñas y niños trabajadores no asisten a la escuela

Los discursos de los organismos internacionales ponen especial énfasis en lo dañino que puede resultar el trabajo infantil en relación con la escolarización, el vínculo que establecen es que a mayor trabajo menor escolaridad, no obstante, de las niñas y los niños que tiene alguna ocupación en el sureste de México únicamente 7.6% reportan que no asisten a la escuela (INEGI, 2019).

En la región, las principales causas por las que no asisten a la escuela son: 1. Falta de interés o requisitos para entrar a la escuela (36.9%), lo que no tiene vínculo directo con el hecho de trabajar sino con el sistema escolar que no es apropiado para las diversas realidades que experimentan las infancias y las adolescencias y el escaso interés que les genera ir a la escuela, la carencia de actas de nacimiento también puede ser una causal de inasistencia, sobre todo en esta región donde prevalece la ruralidad y el bajo registro al nacer; 2. Inseguridad, discriminación y distancia a la escuela (18.8%), esta causa tampoco se relaciona con estar trabajando y tiene que ver con la responsabilidad del estado de dotar de escuelas a las comunidades más dispersas y asegurar una vida libre de violencias; 3. Falta de recursos económicos (14%), lo que también es un indicador de que la inasistencia escolar es un fenómeno asociado con las carencias económicas pues aún cuando en México la escuela pública dice ser gratuita implica erogar gastos en material, libros, uniformes, pasajes, entre otros.

Frente a las principales razones de inasistencia de aquellos niños y niñas que trabajan, cabe cuestionarse el papel del Estado en su obligación de proporcionar las mejores condiciones para que las personas en edad escolar asistan a la escuela. Ante ello, la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil nos aporta información importante, por ejemplo, en el sureste de México solo 18.1% de las niñas que trabajan reciben una beca del gobierno frente a 24.8% de las que no trabajan, igual sucede con los niños pues 23.1% de los niños que trabajan recibe alguna beca de gobierno frente a 26.7% de los que no están ocupados en alguna actividad económica (INEGI, 2019).

Lo anterior revela el inadecuado papel del Estado para atender e incentivar la asistencia escolar y muestra además una brecha de género, ya que trabajen o no, los hombres tienen más oportunidades de conseguir una beca que las mujeres.

Consecuencias de dejar de trabajar

La Encuesta Nacional de Trabajo Infantil pregunta a las niñas y niños ocupados ¿cuáles serían las consecuencias personales de dejar de trabajar? A lo que en la región sureste 45% responden que no tendrían dinero para sus propios gastos, para vestirse y calzarse; 19.5% dijo que no habría consecuencia y 15.6% que no aprendería un oficio.

Estas consecuencias están asociadas con las carencias económicas de los hogares; las estrategias de supervivencia cotidiana y la herencia de conocimiento de oficios que pueden dejar los adultos a las niñas y los niños. En caso de erradicar el trabajo infantil, 45% de las infancias trabajadoras del sureste de México no tendrían dinero para vestirse, calzarse y pagar sus propios gastos que incluyen los gastos escolares.

¿Es posible erradicar el trabajo infantil en México?

Por lo antes expuesto cabe cuestionarse si antes de plantearse la erradicación de tajo el trabajo infantil, prohibirlo o criminalizarlo ¿no sería más eficiente generar acciones de política pública para mejorar las condiciones estructurales de pobreza y marginación de los hogares y no quitar la posibilidad de generar recursos económicos a las niñas y los niños?

En tanto no mejoren los indicadores de pobreza y marginación no podrá erradicarse el trabajo infantil. La prohibición generará mayor criminalización, disminución del valor del trabajo de las niñas y los niños y aumento silencioso de la explotación y el abuso.

Ojalá que pronto los Estados reflexionen sobre los derechos de las niñas y los niños a gozar del bienestar social y dejen de realizar acciones de política pública que parchan un agujero y destapan otro.

* Catedrática del Conacyt en el El Colegio de la Frontera Sur

(smiranda@ecosur.mx)

 

 

TEXTO PUBLICADO EN: https://www.cronica.com.mx/academia/erradicar-regular-trabajo-infantil-supervivencia-economica-sureste-mexico.html?fbclid=IwAR23K9lCfPkQbwmOr9cmEalIdhFU9DQvO_Ij43JC9lygnGnXn5LzVWgYPJw

Resina: El oro líquido

Escrito por Ana Lilia Palacios-Vázquez y Susana Maza-Villalobos

Uso ancestral de la resina

Podría parecer increíble como la humanidad ha convivido con la resina vegetal desde hace miles de años. En la antigüedad, la resina se utilizó como combustible para antorchas, como pegamento en objetos ceremoniales prehispánicos, así como para sellar y preservar objetos de madera, protegiéndolos de la humedad, lluvia y de los voraces insectos; incluso los griegos, usaron resina como sellador de sus urnas y los egipcios en sus procesos de momificación. En las culturas prehispánicas de nuestro país, la resina ha tenido un amplio uso que, inclusive en la actualidad se mantiene, un ejemplo claro es el copal que se utiliza en ceremonias religiosas y rituales espirituales.

Antes de continuar es pertinente explicar, ¿qué es la resina? La resina es un exudado o sustancia semicristalina viscosa, pegajosa, aromática y de sabor picante que se produce en las células vivas ubicadas al interior del tallo de algunas plantas y se almacena en pequeños conductos llamados canales resiníferos. Su función biológica es la defensa. Cuando un árbol es dañado por animales, por ejemplo, insectos o por la caída de ramas, y el árbol es herido físicamente, este exuda resina por la herida hecha. Al entrar en contacto con el oxígeno, la resina se solidifica y forma una especie de cicatriz que sirve como barrera protectora al sellar la herida. En este proceso, es probable que algunos organismos queden atrapados en la resina. De hecho, en el ámbar, que es una resina solidificada, se han encontrado fósiles de vertebrados, como ranas y lagartijas, que llevan atrapados más de 20 millones de años.

Plantas fuente de resina y sus usos

Las resinas provienen de distintas familias de plantas como Pinaceae, Burseraceae, Leguminoseae, entre otras. En la actualidad, la resina de pino es una materia prima de la que se obtiene —en su primera destilación— la brea y el aguarrás, que son básicos para la producción de ceras, gomas, pinturas, tintas, disolventes, perfumes, aditivos alimenticios, aromatizantes, envases plásticos, productos de limpieza, e inclusive neumáticos. La industria química, farmacéutica y de alimentos, entre otras, ha diversificado los usos de la resina, de tal manera que la demanda de esta materia ha aumentado, y se visualiza un incremento debido a la creciente solicitud de productos de origen natural.

China, Brasil e Indonesia son los países con mayor producción, ya que estas naciones generan hasta 80 % del total de resina producida en el mundo. Algunos datos mencionan que México abastece alrededor de 30 % de su demanda interna, mientras que el resto lo importa del país oriental de bandera roja con estrellas amarillas.

Producción de resina en México

En nuestro país, la actividad resinera inició a principios del siglo XIX por impulso de empresarios estadounidenses y españoles, como efecto de la oleada internacional de la industria resinera que buscaba nuevos sitios para satisfacer la demanda in crescendo. El primer método utilizado en México para la extracción de resina fue el sistema de cajete, el cual, debido al gran tamaño de las incisiones, debilitaba al árbol hasta matarlo. Dado a lo anterior, el sistema francés o de Hugues fue adaptado para los bosques de nuestro país, pues este garantizaba la supervivencia de los árboles y, al mismo tiempo, representaba una técnica de conservación y control en el manejo del bosque, puesto que en este método se especificaba el número de caras (incisiones) según el diámetro del árbol. Este sistema está vigente en nuestro país y ha sido clave para el aprovechamiento de la extracción de resina de pino, de hecho, su uso está establecido en el Diario Oficial de la Federación (NOM 026-SEMARNAT-2005).

De manera general, y de acuerdo con el sistema francés o Hugues, la extracción de resina se realiza mediante una o más incisiones en forma de un canal llamadas caras, sobre el tallo del árbol. En esta cara, la corteza es removida y con un hacha curva se hace un raspado constante hasta alcanzar la profundidad permitida de tres centímetros. A través de esta cara el árbol empieza a exudar resina, la cual es recolectada en un bote o cacharro ubicado en la base de la cara que periódicamente se vacía. La mejor temporada para extraer la resina es la época de secas, donde las altas temperaturas y los rayos del sol facilitan que la resina fluya; en lluvias, la actividad de resinación disminuye o se detiene.

Importancia social y ambiental

La extracción de resina de pino es una actividad antigua y de tradición en Michoacán y Oaxaca. En algunos casos, el oficio de resinación ha sido heredado de generación en generación en el territorio michoacano. Datos oficiales demuestran que por años, Michoacán ha sido, a nivel nacional, el productor más importante de resina de pino. Este estado destina 15 mil hectáreas de bosque para la resinación, de cuya actividad dependen económicamente cerca de 10 mil familias. La consolidación del sector resinero en la zona centro del país prueba la viabilidad de este tipo de aprovechamiento no maderable. Una de sus fortalezas es la sólida organización e integración de la industria química con la forestal. Desafortunadamente, no todo es miel sobre hojuelas, debido a que el precio de la resina suele variar en respuesta de la producción de China. A ello, se suma la presión de convertir estos bosques en huertos de aguacate y el clima de inseguridad pública.

En Chiapas, la extracción de resina del pino ocote (Pinus oocarpa), es una actividad naciente, ya que apenas en 2012 quince ejidos se interesaron en esta actividad. Estos ejidos se ubican dentro de la Reserva de la Biósfera La Sepultura, cuyo interés es conciliar el patrimonio natural y cultural con el desarrollo sustentable de la población que habita este territorio. Fue mediante el acompañamiento del personal regional de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, la Comisión Nacional Forestal, el Gobierno del Estado en alianza con la sociedad civil organizada, Pronatura Sur, Técnicos Forestales y la empresa de productos de limpieza, Grupo ALEn S.A. de C.V., lo que permitió que se abriera brecha en el aprovechamiento de la resina de pino en esta región.

De inicio, los recolectores de resina chiapanecos se enfrentaron a un escenario ignoto. Ante esta falta de conocimiento, no tardaron en surgir temores sobre la baja rentabilidad de esta actividad y el posible daño mortal a sus bosques. Sin embargo, su corta pero enriquecedora experiencia en la extracción de resina de pino les permitió saber que esta actividad, a la que se sumaron mujeres y jóvenes, contribuía a la vigilancia constante del bosque ante la presencia de plagas, enfermedades, incendios forestales, e incluso cacería furtiva. Con el tiempo, el grupo de resineros ha encontrado en el aprovechamiento de resina una opción que diversifica sus actividades agropecuarias e ingresos y, con ello, la mejora en las condiciones de vida de sus familias.

Desde la perspectiva ambiental a largo plazo, los recolectores ven la pertinencia y urgencia del manejo del bosque viejo, mediante un aprovechamiento maderable de bajo impacto de los árboles resinados que llegarán al final de su ciclo, así como la necesidad de sustituir los árboles resinados y removidos a través de la regeneración natural o reforestación. Es decir, un manejo integral del bosque con técnicas especializadas de tipo silvícolas.

Cuando se planeó la actividad resinera, las expectativas de los involucrados eran diversas y ambiciosas, pasando por alto la capacidad organizativa de los ejidos. Los tres predios que resistieron los embates fueron capacitados, por un lado, en la técnica por especialistas del estado de Michoacán; por otro, en el fortalecimiento del desarrollo humano y capacidades organizativas por las instituciones regionales. Desafortunadamente, al retirarse el único comprador de la resina de Chiapas, aunado a las condiciones sanitarias que trajo consigo la COVID-19, se generó un descenso drástico de extracción de la resina, ocasionando que incluso algunos ejidos se retiraran de esta actividad.

En Chiapas existe la capacidad técnica y el potencial productivo para una segunda ola de producción de resina que permita sentar las bases para el despegue de esta actividad como en otras partes del país. Los recolectores capacitados podrían ser promotores del aprovechamiento de la resina como una actividad de importancia para el empleo y conservación activa de los bosques de pino. Cabe resaltar que, los científicos son importantes para evaluar el efecto de la extracción de resina sobre el bienestar de los bosques e informar a los usuarios, a partir de los datos obtenidos, sobre los beneficios y consecuencias de esta actividad, así como recomendar estrategias para mejorar el aprovechamiento de este recurso y mantener a los bosques en buenas condiciones. Y nosotros, como consumidores finales, podemos contribuir en el alza de la demanda de productos de origen natural, elegir productos cuyos ingredientes provengan de la brea y el aguarrás, principales derivados de la resina de pino, e investigar la procedencia del producto, dando preferencia a lo hecho en México. ¿De qué otra(s) manera(s) consideras que podemos contribuir al sector resinero en nuestro país?

Agradecimiento a la Fundación Comunitaria Oaxaca 

por proporcionar las fotografías utilizadas en el 

presente artículo (Fotógrafo Adán Martínez).

Para Saber Más:

Braasch M., García-Barrios L., Ramírez-Marcial N., Cortina-Villar S., Huber-Sannwald E. y García-Marmolejo G. (2018). ¿Resinar, pastorear y conservar pinares en una reserva de la biósfera? Exploración socioecológica participativa, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México, El Colegio de la Frontera Sur. https://iefectividad.conanp.gob.mx/i-efectividad/FSIyPS/RB%20La%20Sepultura/Manejo/Esp%20Inv_/Resinar,%20pastorear%20y%20conservar%20Braasch%20et%20al%202018.pdf

Sandoval J. (2020). «Aprovechamiento de la resina de pino en Chiapas», Webinar, México. https://youtu.be/_rpRD8YE6Sw

Valencia C. y Noriero A. (2017). Sistematización del proceso de aprovechamiento de resina en Chiapas. Pronatura Sur A.C. https://www.academia.edu/39785214/Sistematizaci%C3%B3n_del_proceso_de_aprovechamiento_de_resina_en_Chiapas

Ana Lilia Palacios-Vázquez. Estudiante de Doctorado en Ciencias en Ecología y Desarrollo Sustentable-ECOSUR, Tapachula de Córdova y Ordóñez, Chiapas.

anapalaciosv@gmail.com

Susana Maza-Villalobos. CONACYT-ECOSUR, Tapachula de Córdova y Ordóñez, Chiapas, Investigadora Cátedra-CONACYT.

smazavm@gmail.com

 

 

Artículo publicado en: https://www.sabermas.umich.mx/secciones/articulos/1091-resina-el-oro-liquido.html

Aceite de palma también amenaza ecosistemas acuáticos

  • Servicios como disponibilidad de alimentos y calidad del agua también se verían afectados
  • En América Latina faltan estudios sobre el impacto de este monocultivo en ecosistemas acuáticos
  • Impacto ambiental de la palma de aceite trae consecuencias negativas a las comunidades campesinas
Si bien el cultivo de aceite de palma genera recursos económicos a las poblaciones locales, también conlleva impactos sociales negativos por lo que se requieren políticas que regulen su expansión. Crédito de la imagen: Carlos Valenzuela/Wikimedia Commons , bajo licencia Creative Commons (CC BY-SA 4.0)

Las plantaciones de palma de aceite cerca de ríos y arroyos podrían deteriorar seriamente el hábitat de estos ecosistemas y afectar los servicios ambientales como la disponibilidad de alimentos y el mantenimiento de la calidad del agua.

Diversas investigaciones responsabilizan a la expansión de la palma aceitera de propiciar deforestación, pérdida de biodiversidad , degradación de turberas , altas emisiones de gases de efecto invernadero y contaminación hídrica, pero existe poca evidencia de sus efectos sobre ecosistemas acuáticos cercanos a estas plantaciones.

Un estudio realizado en la cuenca de Usumacinta, en la frontera entre México y Guatemala, en cultivos de palma de aceite situados a 500 y 3.000 metros de distancia de cuerpos de agua, identificó que esta proximidad podría tener efectos negativos para las especies acuáticas y alteraciones en los ciclos bioquimicos del agua a causa del uso de agroquimicos.

“Vimos que hay deforestación y que el monocultivo está muy cerca de los sistemas acuáticos, esto es una alarma porque podría impactar en la salud de los ecosistemas”, dijo a SciDev.Net vía Zoom, Vera Camacho Valdez, investigadora del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), en México, y autora principal del estudio publicado en Plos One.

Con su equipo de investigación, la académica realizó un análisis espacial para mapear la extensión actual de la palma aceitera y el cambio de uso de suelo en la cuenca de Usumacinta, una región ampliamente estudiada que se caracteriza por ser un importante reservorio cultural, hidrológico y y por tener una gran variedad biológica de especies endémicas de peces.

Los autores señalan que en la región mexicana, la palma comenzó a expandirse rápidamente en la última década por el impulso de políticas gubernamentales, inversiones internacionales y la presencia de grandes áreas aptas para este cultivo. Y que hoy, al menos el 50 por ciento de las plantaciones se encuentra cerca o muy cerca de cuerpos de agua.

“Estos trabajos sirven para resaltar la importancia de los ecosistemas y la información se puede trasladar a Argentina con el monocultivo de la soja o a Colombia con la expansión de la palma africana. Para alcanzar una producción más sustentable lo primero es conservar los ecosistemas aledaños a los cultivos…”.

Vera Camacho Valdez, investigadora del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), México

“Como los cultivos de palma recién están comenzando en esta parte del país, creemos que este tipo de análisis puede ayudar a transitar hacia un manejo sustentable”, señala Camacho Valdez y enfatiza que el manejo debería incluir la siembra en paisajes que ya han sido modificados y no donde aun existe la selva.

“Estos trabajos sirven para resaltar la importancia de los ecosistemas y la información se puede trasladar a Argentina con el monocultivo de la soja o a Colombia con la expansión de la palma africana. Para alcanzar una producción más sustentable lo primero es conservar los ecosistemas aledaños a los cultivos, que en el caso de Usumacinta es la selva y los ecosistemas acuáticos”, asegura.

Lo mismo opina Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, entidad no gubernamental que lleva más de una década de trabajo en proyectos de monitoreo y conservación de los paisajes naturales y sociales en Colombia.

“Hoy por hoy el tema de la palma no se puede medir solamente en el tema de la deforestación, se tiene que medir también en el impacto sobre otras coberturas naturales”, asegura Botero, quien no participó en el estudio de Usumacinta.

Por ejemplo, en su país, algunas sabanas de la región de los Llanos Orientales tienen un proceso muy fuerte de cambio de uso del suelo que no ha sido lo suficientemente registrado porque no se trata de bosques. En este sentido, Botero sostiene que es importante avanzar en el estudio de los impactos de las aguas superficiales.

“Hay una práctica muy recurrente a ocupar ecosistemas acuáticos, en particular a desecar áreas de lagos, lagunas, ciénagas, meandros abandonados, todos estos cuerpos de agua que además tienen una condición de grandísima fertilidad por la cantidad de materia orgánica y el tipo de sedimentos que cargan”, asegura.

Estas intervenciones en las llanuras aluviales fluviales, como lo son la Cuenca de Usumacinta y las sabanas de Colombia, mejora los servicios ambientales , entendidos como los beneficios que las personas obtienen de los ecosistemas. El estudio que lidera la investigadora de ECOSUR señala que estos impactos pueden causar una disminución importante en el suministro de servicios ecosistémicos que son vitales para las comunidades locales.

El trabajo señala que, aunque el cultivo de aceite de palma se vincula con la generación de recursos económicos para las poblaciones locales, también se han identificado impactos sociales negativos con serias implicaciones para la seguridad alimentaria de las comunidades rurales, la concentración de la tierra, la pérdida de ingresos y acceso a los recursos naturales.

“Al final de cuentas son las empresas privadas las que se llevan la mayoría de la ganancia económica de este cultivo. En esta región, son pequeños campesinos los que están cultivando la palma, seguramente les pagarán poco y los impactos que vienen a sus tierras como la erosión del suelo son tremendos”, señala la académica.

Los investigadores sostienen que es urgente la implementación de medidas que prioricen la conservación de la tierra y generen una distribución equitativa de los beneficios económicos claves para establecer prácticas sostenibles en el sector palmero.

Botero agrega algo más a este análisis y señala que existe en Colombia –y probablemente en otros lugares de la región– un mercado especulativo de tierras de posible expansión y esto también debe ser controlado.

Para él es también necesario un sistema de trazabilidad que permita obtener el seguimiento de los productos en toda su cadena y con esto evitar que las fábricas de procesamiento se vinculen con plantaciones que tienen un comportamiento agresivo con el ambiente y con la población.

Enlace al estudio completo en Plos One

 

Referencias

[i] Clay J., 2004. Aceite de palma. En: Agricultura mundial y medio ambiente: una guía producto por producto sobre impactos y prácticas, 203–235. Prensa de la isla, Washington, DC

[ii] Verchot LV, Petkova E., Obidzinski K., Atmadja S., Yuliani EL, Dermawan A., et al. (2010). Reducción de las emisiones forestales en Indonesia . Centro para la Investigación Forestal Internacional.

[iii] Lord S., Clay J., (2006). Impactos ambientales de la palma aceitera: consideraciones prácticas para definir la sostenibilidad de los impactos en el aire, la tierra y el agua. En “Conferencia internacional de plantadores sobre mayor productividad y prácticas eficientes para la agricultura sostenible”, The Incorporated Society of Planters, Putrajaya.

 

 

ENTREVISTA PUBLICADA EN: https://www.scidev.net/america-latina/news/aceite-de-palma-tambien-amenaza-ecosistemas-acuaticos/

Evolución, complejidad, experimentos y transdisciplina para manejar nuestras pesquerías en un mundo altamente cambiante

Andrea Sáenz Arroyo

 

La dinámica poblacional de las especies de importancia pesquera parecería simple, sin embargo, puede ser verdaderamente un ejemplo de libro de franca complejidad. Sus variaciones raramente responden a procesos lineales debido a que habitan ecosistemas que están influenciados por procesos climáticos locales, regionales y globales y cada especie juega un papel en una red trófica, siendo en realidad un nodo de cientos que se conectan de la misma forma, de lo local a lo global. Además, su dinámica está profundamente influenciada por las actividades en la tierra, particularmente por el incremento de nitrógeno y fósforo derivado del uso de fertilizantes. Entonces ¿cómo podemos manejar los recursos pesqueros y acuícolas ante tanta variabilidad? En esta contribución resumo cuatro componentes que nos pueden ayudar a tener una visión holística, y así, ayudar a preservar mejor nuestros ecosistemas y pesquerías.

Primero, comprender cómo han evolucionado los paisajes costeros nos permitiría determinar qué especies pueden ayudar a regenerar procesos ecológicos que han sido mermados por la sobrepesca. Entre estas especies destacan los organismos filtradores como son las algas, ostras, ostiones y almejas que tienen una creciente demanda en los mercados gourmets. Restaurar, e incluso mejorar las funciones que los organismos filtradores han desempañado al menos durante la historia evolutiva del Holoceno, nos permitirá prevenir la plaga de las “zonas muertas” en sistemas estuarinos y costeros que están asfixiando a la vida marina del mundo. De lo contrario, si promovemos especies exóticas, depredadores tope o detritívoros, cuyas abundancias no evolucionaron en conjunto con los ciclos biogeoquímicos de la Tierra, podremos estar agravando el problema.

Segundo, las especies de importancia pesquera viven en ambientes que se anidan en procesos locales, regionales, oceánicos y globales. La repentina desaparición de la almeja pismo a finales de la década de los 80, tanto en California como en Baja California, así como la impactante merma de las diferentes poblaciones de abulón en el mismo periodo y su repentina recuperación en los últimos años, dan fe de que no solo la sobrepesca influye en la dinámica poblacional, algunas especies son altamente sensibles a las variaciones ambientales.

Una reveladora tesis https://tesis.ipn.mx/handle/123456789/18184 nos ilustra cómo, el noroeste de México está influenciado por procesos anuales (Niños/Niñas), cuasi decadales (patrones de viento en Istmo de Tehuantepec) y variaciones multidecadales que expanden, constriñen y modifican poblaciones de sardinas y calamares, lo que a su vez impacta la distribución de mamíferos como ballenas y delfines que se alimentan de estas especies, centro del forrajeo en las cadenas tróficas.

Evidencias sobre cómo estas variaciones afectaron a las poblaciones de especies de interés pesquero, se encuentran en la historia regional. Por ejemplo, en Baja California, a finales de siglo XVIII un empresario construyó el primer emporio perlero local tomando ventaja de una varazón de ostras perleras en las playas septentrionales del Golfo de California (Cariño-Olvera, M.M. 2000. Historia de la Relaciones Hombre Naturaleza en Baja California Sur 1500 -1940), seguramente por algún fenómeno ambiental como el que se vivió a finales del siglo XX e hicieron colapsar poblaciones como la almeja pismo y el abulón.

Tercero, ante estos escenarios dinámicos, las reservas marinas son una poderosa herramienta no solo para recuperar la productividad pesquera sino para entender el impacto de la pesca y la acuacultura con un enfoque experimental. En otras palabras, tenemos que dejar “testigos” o áreas de no extracción y “no depósito” que nos permitan comprender y discernir cuáles de todas las variables están influyendo la dinámica de las poblaciones de interés pesquero. A nivel global se recomienda establecer el 30% del territorio global como reserva marina. Se dice fácil, aunque para que estas áreas funcionen como testigos y nos permitan entender mejor las fuentes de perturbación que afectan las poblaciones marinas, tendríamos que mapear todas las áreas pesqueras y áreas de fuerte impacto en los sistemas estuarinos y costeros para poder identificar, junto con las comunidades locales, zonas que podríamos dejar como reservas.

Por último, ante toda esta complejidad no nos queda más que echar mano de todas las fuentes de información que podamos encontrar. Desde hace más de una década, los estudios para entender el impacto de la pesca en el tamaño y la dinámica de especies de interés comercial se ha virilizado y ha aportado cuantiosa información para reconstruir cuán abundantes fueron las especies en el pasado. Sin embargo, los pescadores y las pescadoras saben mucho más de los ecosistemas, que podemos aprovechar hoy con el uso de los dispositivos móviles para documentar con ellos datos, historias y señales que nos permitan comprender más profundamente las dinámicas que influyen la disponibilidad de recursos en el mar.

Vivimos en un mundo altamente cambiante. Las sociedades humanas nos encargamos de desmantelar una relativa estabilidad ambiental en la que fundamos nuestro esplendor durante el Holoceno. En el Antropoceno nos toca, sin duda alguna, profundizar en nuestra comprensión del dinamismo en el que habitan las especies de interés ecológico y comercial. •

 

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Litoral atlántico mexicano. Importancia bio-socioeconómica de la pesca artesanal

Eva Coronado Castro Alejandro Espinoza Tenorio  El Colegio de la Frontera Sur

Mujeres y jóvenes apoyando las labores de pesca en Dzilam de Bravo, Yucatán. E. Coronado

México es un país líder en producción pesquera, actividad en la que laboran más de 300 mil pescadores y pescadoras, y cerca de 80 mil embarcaciones; 95% de esta fuerza laboral forma parte del sector artesanal, caracterizado por operar en embarcaciones menores a 12 metros de largo.

El sector pesquero artesanal contribuye al fortalecimiento socioeconómico local y nacional; se estima que a cada empleo asociado con la captura pueden estar ligadas hasta 10 personas – hombres, mujeres y jóvenes– en las actividades de pre y post captura, reparación de lanchas y motores, y en la provisión de insumos de artes de pesca y actividades como procesamiento, empaque, transporte, comercialización y venta.

Tradicionalmente, el noroeste de México ha sido considerada la región pesquera más importante a escala nacional, por los volúmenes de captura registrados y la cantidad de empleos asociados con la pesca. Sin embargo, la región atlántica, conformada por el litoral del sur del Golfo de México y el mar Caribe mexicano también constituye una zona de gran importancia en términos de capturas y socioeconómica. En 2020, la región aportó más de 340 mil toneladas (16% de la producción nacional) con un valor cercano a los 10 mil millones de pesos (40% del valor nacional de ingreso por pesca), por lo que dar a conocer las características de la pesca artesanal de esta región es prioritario para mostrar su complejidad y generar oportunidades para lograr pesquerías sostenibles.

Flota pulpera artesanal en Champotón, Campeche. E. Coronado

La pesca artesanal en el atlántico mexicano coexiste con dos de los sectores más relevantes para la economía nacional: la industria petrolera y el turismo, que en ocasiones han excluido o limitado áreas tradicionales de pesca y zonas de arribo, generando conflictos sociales y problemas ambientales.

En términos de la diversidad biológica, la flota artesanal incide sobre más de 300 especies, agrupadas en 10 diferentes pesquerías (pepino de mar, caracol, ostión, pulpo, camarón, langosta, cangrejos, tiburones y rayas, y peces (escama) de mar y agua dulce), cada una con diferente número de especies asociadas; un ejemplo es la pesquería de escama marina, que agrupa a cerca de 150 especies.

La importancia socioeconómica de la pesca artesanal radica en el número de empleos asociados. Se estima que en la región trabajan más de 80 mil pescadores y pescadoras, y 24 mil embarcaciones. Los productos marinos desembarcados por la flota artesanal en esta región del país garantizan la seguridad alimenticia de los pobladores locales y sus familias, y su comercialización a escala local. Sin embargo, también se distribuyen a escala nacional y se exportan, por lo que generan divisas para el país, como el pulpo que se envía a Europa y Asia y los guachinangos y pargos a Estados Unidos, lo que muestra lo complejo que resulta analizar las intrincadas cadenas de valor y suministros de productos del mar.

En las comunidades pesqueras se observa un panorama cultural y de infraestructura contrastante, que va desde pequeñas localidades rurales, en las que la presencia de población indígena y el uso de las lenguas originarias es alta (Tabasco, Campeche y Yucatán), hasta ciudades industrializadas con presencia de empresas petroleras (Tamaulipas, Veracruz, Tabasco y Campeche) y polos turísticos de relevancia mundial (Yucatán y Quintana Roo).

La pesca artesanal en la región del atlántico mexicano ha recibido mayor atención en la última década por parte de organismos internacionales como la ONU, FAO y Banco Mundial, entre otros, dependencias de gobierno federales, estatales y municipales; la academia y organizaciones de la sociedad civil, que han promovido evaluaciones, el manejo integral y la implementación de herramientas como las Directrices de Pequeña Escala y la agenda 2030 para el cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible. La realidad es que la ejecución de estas herramientas y el cumplimiento de las estrategias de manejo ha resultado complejo, lento y con efectos poco visibles, principalmente por el esquema de gestión oficial, que se enfoca en aspectos biológicos y presta poca atención al componente socioeconómico, cultural y de género, que resultan de gran relevancia, como se ha descrito.

La pesca artesanal en esta región requiere evaluación y manejo con inclusión de temas ambientales y socioeconómicos, estrecha colaboración entre todos los sectores involucrados (gobierno, academia, productores, público en general) para la formulación de las políticas y la toma de decisiones. Si bien esto es un reto difícil, la atención al sector durante el 2022, declarado Año Internacional para la Pesca y la Acuacultura Artesanal (AIPAA 2022), representa una oportunidad única para impulsar y fortalecer los esfuerzos y proyectos vigentes que permitan lograr pesquerías sostenibles en el atlántico mexicano. •

Desembarque de huachinango cerca de zonas petroleras en Paraíso, Tabasco. E. Coronado

 

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De peces y pescadores. Año internacional para la pesca y la acuicultura artesanal; visualización y reconocimiento

Alejandro Espinoza-Tenorio El Colegio de la Frontera Sur | Jorge Torre Comunidad y Biodiversidad A.C., | Magdalena Jiménez-Ramírez  El Colegio de la Frontera Sur

El mar ha sido históricamente una pieza clave de la historia de la humanidad. Sus riquezas han sido fuente de alimento y trabajo para las culturas que han sabido adaptarse a su dinamismo al echar mano de su conocimiento, creatividad y –muchas veces– necesidad. Los pueblos que dependen del cultivo y extracción de recursos acuáticos en el mundo del s. XXI son herederos de esas tradiciones, y se aferran a ellas para superar enormes y multicausales desafíos como la pérdida de biodiversidad, el cambio climático, la contaminación de los ecosistemas marinos y el agotamiento de los recursos pesqueros.

La gran mayoría de estos hombres y mujeres viven en zonas rurales donde aún continúan utilizando técnicas y herramientas elementales para, día a día, extraer o producir recursos acuáticos. La producción a través de herramientas y técnicas artesanales puede ser menor en comparación a flotas pesqueras industriales o acuicultura extensiva, pero es de enorme importancia para las economías locales y, sobre todo, para el bienestar de millones de familias que sin la pesca o la acuicultura enfrentarían aún peores condiciones de pobreza y vulnerabilidad. Además, las personas que se dedican a la pesca y acuicultura artesanal, o en pequeña escala, siguen sin tener acceso y control sobre los recursos, activos, créditos, información, capacitación y tecnología. Pocas veces son considerados en la toma de decisiones.

Es por ello que la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 2022 como el año Internacional de la Pesca y Acuicultura Artesanal (AIPAA 2022). Los objetivos del AIPAA 2022 son: 1) aumentar la conciencia sobre la contribución de la pesca y la acuicultura en pequeña escala a la seguridad alimentaria y la nutrición, la erradicación de la pobreza y el uso de los recursos naturales; y b) promover el diálogo y la colaboración entre las mujeres y hombres de la pesca, la acuicultura y personas relacionadas al sector pesquero, los gobiernos y otros socios clave a lo largo de la red de suministro, así como seguir reforzando su capacidad para mejorar la sostenibilidad de la pesca y la acuicultura y mejorar su desarrollo social y su bienestar.

En este número buscamos visibilizar la importancia de la pesca y acuicultura artesanal en México, así como en otros países en América Latina. Se describen los retos que se enfrentan en ambas actividades, aunque se priorizan los avances en la búsqueda de la pesca y acuicultura sostenible, desde la voz de las personas asociadas con la pesca y la acuicultura artesanal. •

 

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