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Trabajo infantil empodera a menores por ayudar a sus familias en marginación

 

*La situación de las infancias en Chiapas experimentan a diario: discriminación de clase, género, etnia y edad. Sin embargo, las niñas tienen menos ventaja que los niños.

Sarai Miranda Juárez, catedrática del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) señaló que, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) declaró el 2021, como el año para la eliminación del trabajo infantil, una incongruencia ya que México junto a otros países atraviesan una crisis de salud, económica y desempleo debido a la pandemia, esto impacto el bienestar de las familias, lo que dificulta alcanzar el objetivo.

Mencionó que, en el caso de Chiapas, cuando las y los turistas van a los pueblos mágicos o urbanizados, se cuestionan sobre quienes explotan a los niños y niñas, pero más que ello, es un trabajo en el ámbito familiar y de supervivencia.

Miranda Juárez reconoció que el trabajo de la infancia es una práctica social heterogénea, que puede ir desde un contexto en las unidades domésticas o en los sectores informales de la economía, entre ambos extremos hay una gama diversa de participación laboral.

Puntualizó que el trabajo de niños y niñas se mide en un módulo de “trabajo infantil” en la Encuesta de Ocupación Infantil y Empleo, a nivel nacional en el 2009, el porcentaje de infantes que trabajaban era del 11%, 10 años después, disminuyó a 7.5 por ciento. En Chiapas, paso del 16% al 12 por ciento.

LEER NOTA COMPLETA

 

Unión de países logra mejorar la efectividad de manejo de las áreas protegidas de la Selva Maya

Compartimos una nota de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) que da cuenta del proyecto Selva Maya y el trabajo que ha realizado el Grupo de Expertos Asesores para la Lista Verde (EAGL), en el que participaron los doctores  Samuel Levy y Armando Alayón, investigadores de ECOSUR.

En este proyecto trinacional entran las reservas de Guatemala, Belice y México (Calakmul, Siaan Kaan, y Balam Kaax).

Te invitamos a leer la nota en:

Unión de países logra mejorar la efectividad de manejo de las áreas protegidas de la Selva Maya | UICN (iucn.org)

 

 

En 50 años, en el mundo se redujo el 84% de especies de agua dulce

 por Antimio Cruz

De acuerdo con un estudio multinacional, en el que participó Ecosur, sólo  el 17% de los ríos del mundo no han sido alterados por el hombre

El río Usumacinta cuenta con un estudio hidráulico único sobre la conectividad entre el cauce principal del río, su llanura de inundación y el subsuelo. (FOTO: Ecosur)

En los últimos 50 años se redujo 84 por ciento la vida de animales y plantas de agua dulce en todo el planeta, concluyó un estudio multinacional en el que participan científicos de todos los continentes, incluyendo a mexicanos de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).

La misma investigación, que reúne a 15 estudios regionales y fue publicada el 12 de mayo en la revista científica Sustainability, señala que sólo el 17 por ciento de los ríos del mundo son libres de infraestructura que afecte el régimen de caudales (free-flowing en inglés) y están dentro de zonas protegidas, lo que deja al resto de estos sistemas altamente amenazados y a las especies que dependen de ellos en riesgo.

Dentro de ese panorama de emergencia, México es uno de los países que reportó algunos datos positivos porque tiene un muy buen sistema de información de lo que pasa en cerca de 300 cuencas hídricas y ha destinado un porcentaje del agua dulce a la preservación de ecosistemas.

Entre los autores hay investigadores de las universidades de Arizona, Estados Unidos; Autónoma de Honduras; Gales del Sur, Reino Unido; Yunnan, China; Mpumalanga, Sudáfrica; así como organizaciones como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Conservación Internacional y The Nature Conservancy.

“Las especies de agua dulce se han reducido en un 84 por ciento en promedio desde 1970, siendo la degradación de los ríos la causa principal de esta disminución. Como fuente de alimento de cientos de millones de personas, necesitamos revertir esta tendencia”, detalló Ian Harrison, especialista de agua dulce en Conservación Internacional.

Mientras el mundo busca establecer  nuevos objetivos de conservación en la reunión del Convenio sobre la Diversidad Biológica de la ONU a finales de este año, los científicos piden a los responsables políticos priorizar la protección de ecosistemas y especies de agua dulce, e integrar mejor la conservación de tierra y de agua.

“Los ríos libres y otros ecosistemas de agua dulce naturales mantienen la biodiversidad y la cadena de suministro de alimento, el agua potable, las economías y las culturas de miles de millones de personas en todo el mundo. Por ende, su protección es crítica para mantener estos valores”, dijo Jonathan Higgins, asesor científico principal de agua dulce en The Nature Conservancy.

“Como fuente de alimento de cientos de millones de personas, necesitamos revertir esta tendencia”

DIAGNÓSTICO MEXICANO.

El caso mexicano fue destacado en el estudio multinacional porque este país tiene una evaluación del desempeño de las reservas de agua establecidas en cerca de 300 cuencas. Estas reservas consisten en un volumen anual de agua destinado a permanecer en el ambiente para la protección ecológica según la Ley de Aguas Nacionales. El estudio muestra que cerca del 75% de los casos las reservas establecidas alcanzan niveles aceptables de consistencia conforme a los volúmenes teóricos a partir de métodos detallados de evaluación.

A su vez, se detalla el caso del río Usumacinta en el sureste del país en donde, con base en un estudio hidráulico único para este tipo de evaluaciones, se determinó la conectividad entre el cauce principal del río, su llanura de inundación y el subsuelo. Asimismo, se destacó la importancia de ésta para especies como el palo de Campeche o palo de tinte y la lechuguilla, que son dependientes de las inundaciones para su dispersión y establecimiento, el robalo que migra a lo largo de la cuenca y es de interés comercial, el manatí y otras especies catalogadas en riesgo tanto en México como en el extranjero.

Al respecto, Sergio Salinas Rodríguez, investigador asociado de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) adscrito al Grupo de Manejo de Cuencas y Zonas Costeras del Departamento de Ciencias de la Sustentabilidad, indicó que “el conocimiento generado en el país y el avance logrado a la fecha es invaluable porque brindan un capital que implica tanto información robusta para la ciencia y práctica de los caudales ecológicos como certeza de protección administrativa en más de 44 mil kilómetros de ríos libres con todo el potencial como instrumento de manejo del agua para la conservación y conectividad de los ecosistemas acuáticos”.

El también investigador invitado del Departamento de Manejo de Recursos Hídricos en Delft University of Technology agregó que “aún falta evaluar o validar la calidad de los caudales ecológicos en otras zonas de reserva pues no todas alcanzan el nivel de detalle ni protección del río Usumacinta. Asimismo, urgen instrumentos complementarios para garantizar la implementación de las reservas en régimen y un sistema de monitoreo socioambiental desarrollado e implementado con las comunidades rurales para evaluar su desempeño en sitio. Por otro lado, aún quedan sin protección cerca de 52 mil kilómetros de ríos libres cuya conectividad se mantiene íntegra, además de atender los casos donde la presión por el agua es significativa y que es sin duda el gran reto hacia adelante” enfatizó.

Las reservas de agua no solo representan un gran esfuerzo de conservación y transformación de la gestión del agua en México, representan también el impulso que ha propiciado la coordinación y participación interinstitucional, de la sociedad civil y académica nunca antes vista en México, y que se ha consolidado con la formación de una red a nivel nacional para el monitoreo del desempeño de las reservas de agua que ahora conocemos como REDMORA, comentó Ignacio González Mora, Subdirector del Programa Agua de WWF.

En México hay información robusta para la investigación y manejo de caudales ecológicos en más de 44 mil kilómetros de ríos libres.

 

Texto publicado en la Crónica: https://www.cronica.com.mx/notas-en_50_anos_en_el_mundo_se_redujo_el_84__de_especies_de_agua_dulce-1188670-2021

Entrevista a María Mercedes Castillo Uzcanga / “Tabasco a tiempo de revertir contaminación de sus ríos”

Te compartimos el video de una entrevista realizada por#NoticiasTVT María Mercedes Castillo Uzcanga, investigadora de El Colegio de la Frontera Sur, en relación a la contaminación de los ríos que surcan el territorio de Tabasco.

Pesca sin futuro en Barra de Tupilco, Tabasco

Federico Reyes Grande

El Colegio de la Frontera Sur

 

 

Ya no hay pescado, dicen los pescadores de Barra de Tupilco, municipio de Paraíso, Tabasco; el contraste de esta situación es una época en que bastaba un lance para capturar porque había mucho pescado. La escasez no es un asunto de mera percepción. Hay días –desde hace varios años– en que los pescadores no salen, aunque las condiciones del día lo permitan, o bien levantan las redes tras varios días sin capturas, incluso en las temporadas altas, como cuaresma o nortes. Esta situación también es experimentada en toda la costa tabasqueña –de Cárdenas a Centla–, al menos.

Barra de Tupilco es el nombre del ejido y de la localidad que le da nombre a la barra geográfica de aproximadamente 11 km de litoral. El ejido se creó por resolución presidencial en 1939 con una extensión inicial de 1,171 ha, a las que se sumaron 272.87 ha en 1948 luego de que fuera ejecutada la solicitud de ampliación. Según el último censo de población (2020), este territorio tiene 416 habitantes distribuidos en 122 viviendas, 34 de las cuales son conducidas por mujeres y 88 por hombres. La mayoría de los hombres se dedica a la pesca, principalmente en el mar, esta actividad junto con la venta de copra y de coco tierno constituyen sus principales fuentes de ingresos.

Plataformas petroleras vistas desde Barra de Tupilco.Federico Reyes

La pesca antes: abundancia

A decir de los lugareños, hasta hace 20 años la pesca era abundante; recuerdan, por ejemplo, que algunos salían de madrugada a atarrayar o tender sus redes en el río o la orilla del mar, otros con las primeras horas del día o bien al alba, y en poco tiempo ya había pescado atrapado.

Sus artes eran básicas, como en la actualidad: atarrayas, redes para robalo y sierra –las pesquerías locales–, líneas de mano, anzuelos, trampas para cangrejo y arpones de confección casera, y cayucos y lanchas, de madera antes, hoy de fibra de vidrio. Las temporadas de pesca estaban bien definidas y las capturas llegaban a alcanzar la tonelada o tonelada y media. La pesca prometía, garantizaba la provisión de alimento y dejaba pingües ingresos monetarios.

Hoy abunda la escasez

Los barreños refieren que desde que inició el siglo cada vez hay menos peces. Esto lo advierte el volumen de sus capturas (ya no son abundantes) y el tiempo que invierten (que es mayor respecto al pasado inmediato). Hoy, por ejemplo, hay jornadas sin que capturen un solo pescado y una pesca de 100 kilos resulta extraordinaria.

La disminución de la población de peces suelen imputarla a factores externos, en particular la industria petrolera, que desde hace cerca de quince años explora las aguas someras en el área de la Cuenca del Sureste Marino. Los pescadores presumen –a falta de información confiable– que los peces no se reproducen, se alejan de la orilla o mueren debido a los derrames de petróleo crudo en aguas marinas, el vertimiento de líquidos a los que atribuyen propiedades contaminantes y tóxicas, los desechos generados en las plataformas petroleras marinas y el uso de explosivos para explorar potenciales yacimientos.

Igualmente señalan la sobrepesca, fenómeno en el que se conjuntan la omisión de las autoridades de pesca —sobre todo federales y estatales— para vigilar el desarrollo de esta actividad y el interés de los pescadores por obtener mayores ingresos para mejorar sus condiciones de vida, según la narrativa oficial. Reconocen que, de empeorar la situación de escasez, la esperanza de seguir ejerciendo el oficio de pescador y heredarla a la generación de jóvenes se irá diluyendo, como de alguna manera ya ocurre.

¿Futuro para la pesca?

La llegada de un paisano a la presidencia de la república en 2018 generó expectativas de mejora de esta situación entre los barreños, que al parecer no se cumplirán. El Programa Nacional de Pesca y Acuacultura 2020-2024 (PNPA) establece la mejora de la flota ribereña, con lo que se busca incrementar sustentablemente la producción de pescado y los ingresos y bienestar de los pescadores. Nada nuevo, toda vez que el Programa llega tarde.

Enfrente tiene al Programa Sectorial de Energía 2020-2024 (PSE), que propone aumentar las actividades de exploración de hidrocarburos en el Golfo de México con el fin de alcanzar la autosuficiencia energética e impulsar el desarrollo del país.

El PNPA no refiere cómo habrá de conciliar los objetivos del PSE con los propios, entre los que destaca la atención prioritaria a las comunidades pesqueras con bajos ingresos –en las que no figuran las de Tabasco–, ni cómo hará para revertir la escasez de pescado en el Golfo, como no sea mediante el impulso de la acuacultura, por lo que el futuro de la pesca en Barra de Tupilco seguirá en el aire, como hasta ahora. •

 

TEXTO PUBLICADO EN LA JORNADA DEL CAMPO

https://www.jornada.com.mx/2021/03/20/delcampo/articulos/pesca-tupilco.html?fbclid=IwAR0MUaVrVusbsfvkV6yhQEuRt80kJkC7GckZQwEZVXfxpP3RGL8kDzZsVVw

 

Magallanes, de la abundancia al futuro incierto

Candy Cristina de los Santos

 

 

Personas tirando las redes en la Laguna del Carmen.Candy de los Santos

El movimiento poblacional hacia las costas tiene mucha historia. En Tabasco, durante el siglo XX, las personas se acercaron más al mar, fundaron nuevos pueblos, adoptaron nuevas actividades al encontrarse y apropiarse de humedales, litorales y bocanas, cimentaron así modos de vida muy particulares.

Para el año 2010 existían en la entidad tabasqueña 217 localidades, según el censo del INEGI, el 93.7% tenían menos de 2,500 habitantes y en ellas residían 177,191 personas, y de estas poco más de la mitad (88,690) vivían en 12 localidades.

Las costas poseen una gran riqueza y variedad de recursos naturales —ecosistemas terrestres, hídricos y marinos— y culturales. Sólo así, por el entrecruce del mar, ríos y tierra, se comprenden las historias que cuentan los oriundos de Coronel Andrés Sánchez Magallanes (de aquí en adelante Magallanes), un pueblo que se localiza en las cercanías con Veracruz, en una de las nueve barras o desembocaduras de Tabasco, municipio de Cárdenas.

Según cuentan, Magallanes se pobló con personas que llegaron de comunidades vecinas, sobre todo del municipio de Paraíso y de otros estados del país. En el Atlas Geográfico, estadístico e histórico de la República Mexicana. de Antonio García Cubas, se refiere que existen indicios de población desde 1856, y los mayores recuerdan que uno de sus atractivos fue la intensa actividad pesquera, así lo mencionó don Juan …el fuerte fue mucho el ostión y la pesca, Sánchez Magallanes en pocas palabras ha tenido vida propia… (Juan, febrero, 2020).

Don Juan llegó de una comunidad dedicada a las actividades ganaderas campesinas, Pero debido al poco ingreso que redituaban decidió junto con su familia moverse a Magallanes, donde la pesca prometía un horizonte mucho mejor. Otras personas llegaron atraídos por las playas, la sensación de la brisa marina y la naturaleza. Todo apuntaba a que Magallanes tendría un gran futuro y no fue así, por ello las familias de Magallanes están migrando de nuevo, especialmente los jóvenes, en búsqueda de nuevas y mejores oportunidades.

Señalan que la pesca y extracción ostrícola dejó de ser rentable y tuvieron que buscar alternativas, como la albañilería, trabajar en talleres o como choferes de transporte público o comercial. La falta de un ingreso digno, así como la intensa y acelerada erosión costera, que ha consumido antiguas casas que daban la cara al océano y dejado en total desamparo a las familias que las habitaban, los ha empujado a dejar el hogar.

Por otro lado, los servicios como el banco, balnearios y autobuses, que en su momento fueron expresión de prosperidad, se retiraron paulatinamente por pleitos políticos o por la delincuencia, un factor que duele mucho. El antes boyante puerto ahora pareciera estar desolado, se observan casas abandonadas y deterioradas, con techos caídos, sin puertas ni ventanas.

Parece que no queda otra opción más que migrar, como lo hizo Don Juan para llegar aquí. Sin embargo, en los corazones de los habitantes de Magallanes se mantiene todavía la llama de esperanza de tener un mejor futuro, en el que la alegría por la pesca, el turismo y la buena música, vuelvan a florecer. Así se añora lo que un día fue un lugar lleno de calor humano.

Mientras haya esperanza, existirá la necesidad de sobrellevar las vulnerabilidades costeras, no es sólo desde la percepción de pescadores en ruina o la añoranza vaga por el pasado, sino con la suma de experiencias de desigualdad, pobreza, falta de oportunidades, indolencia, indiferencia por las vocaciones olvidadas de una región azotada por una creciente violencia y movimientos sociales.

Es un hecho palpable y vivido que la pesca y ostricultura en Magallanes ya no dan para el sustento de las familias. La falta de oportunidades que vivió Don Juan en su lugar de origen y que lo llevaron a la costa ahora parecieran expulsarlos de Magallanes.

Aunado a lo anterior, en 2020 llegó la pandemia de Covid-19. Desde febrero los habitantes se comenzaron a preparar para recibir a visitantes, realizaron la limpieza de las playas, dieron mantenimiento a las palapas y servicio al alumbrado público, y debido a que comenzó el confinamiento el turismo no llegó y todas estas actividades se suspendieron. Este fue otro duro golpe para la ya débil economía de las familias.

Las autoridades gubernamentales también deben poner atención a la falta de seguridad pública. No hay que olvidar que la prácticas y conocimientos en la costa forman parte de nuestra cultura, por lo que al deteriorarse Magallanes nos debilitamos todos. •

Casa abandonada y deteriorada en Magallanes.Candy de los Santos

Es un hecho palpable y vivido que la pesca y ostricultura en Magallanes ya no dan para el sustento de las familias. La falta de oportunidades que vivió Don Juan en su lugar de origen y que lo llevaron a la costa ahora parecieran expulsarlos de Magallanes.

 

 

TEXTO PUBLICADO EN LA JORNADA DEL CAMPO 

https://www.jornada.com.mx/2021/03/20/delcampo/articulos/magallanes-futuro-incierto.html?fbclid=IwAR0ThSNIcJgRpmcjghEmg3Xi21bEEKhKgVQjGF0fIKZ_hpjDptWG8GFcrgI

 

¡Seguiremos aquí hasta que nos quite el mar!

Deysi Guadalupe Cupido Santamaria

 

 

Seguiremos aquí hasta que nos quite el mar! Recuerdo esta frase de una visita al puerto pesquero de Sánchez Magallanes, cuando un pescador me explicaba que, comparado con 20 años atrás, ahora presenciaba más temporales (tormentas tropicales) cada año. Más lluvias son un posible efecto del cambio climático, que es, entre otras cosas, la modificación de temperaturas terrestres y marinas, que afecta los ecosistemas acuáticos y a los pescadores que dependen de ellos.

Cuando la temperatura aumenta o disminuye en la zona costera pone en peligro la conservación de diversas especies acuáticas, así como a la flora y fauna, ya que muchas tienen escaso rango de tolerancia y cualquier variación puede afectar su crecimiento o reproducción.

A nivel global, el cambio climático genera un impacto en la seguridad alimentaria y en el sustento de los aproximadamente 39 millones de pescadores de pequeña escala en zonas costeras del mundo y los casi 156 millones de consumidores que dependen del pescado para obtener en su dieta más del 20% de proteína animal, según la FAO en el 2018. Estudios realizados por el Panel Internacional para el Cambio Climático (IPCC) mencionan que las zonas costeras tienden a ser las más vulnerables ante sus efectos.

La pesca de pequeña escala enfrenta impactos y tensiones derivadas de este fenómeno, como el aumento del nivel de los mares, el derretimiento de los glaciares y la acidificación de los océanos, que tienen efectos en los arrecifes de coral, los humedales y ríos.

Estas amenazas conllevan repercusiones sociales, pues se conjugan con la sobrepesca y con la caída de la economía de las pesquerías provocando una disminución en los ingresos de los pescadores. Por otro lado, los sucesos extremos como tormentas tropicales y huracanes pueden impactar la infraestructura pesquera, provocar cambios en los asentamientos humanos, así como en el orden de las actividades pesqueras y alterar las estrategias de vida en las localidades costeras.

Casa aun habitada, con costales y conchas de ostión como muros de protección.Deysi Cupido

¿Cuál es el mayor impacto en la zona costera de Tabasco?

Por sus características físico-naturales y factores socioambientales, la costa de Tabasco tiene zonas vulnerables ante los efectos del cambio climático. Las localidades de Sánchez Magallanes y Barra de Tupilco han sido afectadas por fenómenos ambientales y humanos que influyen en el sistema pesquero, como la pérdida del ambiente y hábitat, aumentos en la temperatura y erosión costera.

En estas localidades no hay letreros que adviertan cuales son las zonas de riesgo por la erosión costera o para informar sobre los tramos de carretera que han sido devorados por el mar, y mucho menos existe organización para regular las construcciones en zonas de alto riesgo.

Como efecto de la erosión, muchas personas pierden sus hogares y desaparecen bodegas pesqueras; algunas familias siguen viviendo en lo que queda de sus casas y para protegerse del oleaje colocan muros con conchas del ostión y costales de arena. En 2012, se colocaron geotubos para tratar de detener el avance del mar, pero, según los pobladores, solo duraron dos años debido a la fuerza del oleaje y las tormentas tropicales que cada vez son más intensas.

Los pescadores dependen del clima para realizar su actividad todos los días, los temporales afectan sus salidas al mar y los días de pesca se reducen; por otro lado, si mientras están pescando el clima cambia repentinamente corren el riesgo de tener accidentes o perder la vida debido a que al incrementarse el oleaje y los vientos sus lanchas pueden voltearse.

La pesca de pequeña escala enfrenta impactos y tensiones derivadas este fenómeno, como el aumento del nivel de los mares, el derretimiento de los glaciares y la acidificación de los océanos, que tienen efectos en los arrecifes de coral, los humedales y ríos.

Resto de geotubo colocado a la orrilla de la playa.Deysi Cupido

La contaminación

Los ecosistemas marinos costeros de Tabasco también enfrentan un acelerado deterioro y contaminación por el derrame de hidrocarburos y los efectos de una urbanización desordenada que no gestionan las aguas grises o fertilizantes usados en tierras arriba. Lo más evidente son las fugas en la infraestructura petrolera como los gasoductos, pozos de extracción y plataformas petroleras, que derivan en la contaminación de los cuerpos de agua y suelos.

Aunque los pescadores tienen la noción del riesgo que implica vivir en zonas costeras impactadas por el cambio climático, su apuesta es seguir viviendo ahí, cerca a su espacio de trabajo, el mar. Estos espacios marinos-costeros son su hogar y su medio de subsistencia, una cultura, una forma de vida. Así que aun con los riesgos que les depara el futuro ahí seguirán, hasta que los quite el mar.

Por lo tanto, urge hacer frente al cambio climático con la inversión específica de instituciones gubernamentales a escala local, nacional y regional para proteger la integridad de los pescadores y las localidades ante los eventos de este fenómeno con iniciativas para reducir riesgos, con señalamientos, alertas tempranas, refugios para tormentas y seguros por accidentes en el mar, los cuales puedan aminorar las vulnerabilidades de las zonas costeras y de la actividad pesquera. •

 

Pesca en la laguna del carmen.Deysi Cupido Anterior:

 

 

TEXTO PUBLICADO EN LA JORNADA MAYA

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La cuaresma y la deliciosa tradición de consumir pescado

Dora Elia Ramos Muñoz

El colegio de la Frontera Sur

 

 

Huachinango y Besugo del Golfo. Deysi Cupido

 

En México, marzo es el mes del año en que hay mayor consumo de pescados y mariscos. En términos coloquiales podríamos decir que es cuando los pescadores y las pescadoras del Golfo de México hacen su agosto.

La cuaresma conjuga dos largas tradiciones: una que tienen elementos del México prehispánico y que remite a trasladar pescados y mariscos del Golfo de México tierra adentro, en presentaciones frescas, saladas o curtidas, y la otra relacionada con la herencia judeocristiana que enriquece el patrimonio culinario de México.

La palabra cuaresma remite a un elemento relacionado con 40 días y proviene del latín quadragésima. En la tradición judía se utilizó para referir a los cuarenta días de ayuno anteriores a la Pascua, con lo que se conmemora la salida del pueblo hebreo de Egipto a. Puesto que la Pascua y la Semana Santa cristiana coinciden en fechas, la tradición del ayuno se integró al repertorio de prácticas cristianas a partir del siglo IV.

La Semana Santa inicia con el miércoles de ceniza y culmina con el Domingo de Resurrección y enmarca actos que recuerdan los últimos días de la vida, muerte y asunción de Jesucristo con una serie de festividades que hasta hoy se mantienen en la vida cotidiana mexicana.

Pero ¿cómo llegó el pescado a ser el platillo de la cuaresma? Ocurrió a partir de que el ayuno cristiano radicó en la abstinencia de ingesta de carnes de todo animal sacrificado y en el que hubiera un derramamiento de sangre. Así que se debían evitar no sólo las carnes rojas, sino las de aves y mamíferos.

Detrás de esa abstención se escribieron muchos textos, por ejemplo, Santo Tomás de Aquino (Italia, 1224–1274), en Summa theologiae, enfatizó que la carne de los animales terrestres era un símbolo de concupiscencia, de placer al paladar, de lujuria y de nutrición para el ser humano, por lo que era prudente evitarla en los tiempos de abstinencia, recogimiento, sacrificio, ayuno y reflexión de la Cuaresma. Hoy la iglesia católica no exige más un estilo de alimentación cuaresmal, pero la tradición forma ya parte de un patrimonio colectivo.

Así que debido a que los peces y mariscos no son sacrificados, sino que mueren por asfixia y no son desangrados, su consumo fue ampliamente incorporado en la dieta cuaresmal y se detonó una tradición gastronómica asociada con la Semana Santa, que hoy puede ser considerada como un delicioso patrimonio inmaterial para quienes pescan, comercializan, preparan y disfrutan del pescado y mariscos en esta temporada. •

 

TEXTO PUBLICADO EN LA JORNADA DEL CAMPO

https://www.jornada.com.mx/2021/03/20/delcampo/articulos/cuaresma-pescado.html?fbclid=IwAR1dtmd3XlVi-uQUACPAEKtLCTcuyZYoobkoaHJkwDa6daf3Yy5toT59Vzg

¿En el mar la vida es más sabrosa? Golfo de México: La profunda mirada de un buzo

Buzo de la costa Tabasqueña. Oscar Santos González

Don Miguel es un hombre de 51 años que disfruta bucear en las aguas del Golfo de México. Nació en la ciudad de Álamos, Veracruz, y desde muy pequeño llegó a vivir al Puerto de Sánchez Magallanes, Cárdenas, Tabasco.

En su infancia trabajó con su padre y aprendió el manejo de las artes de pesca desde la superficie marina. Él no lo sabía, pero desde entonces su amor por el mar y su curiosidad por desentrañar lo que hay en sus profundidades trazaron su camino como buzo.

Para Miguel contemplar el mundo submarino es un privilegio ya que muy pocas personas logran introducirse en las aguas profundas del mar y al mismo tiempo considera que es una responsabilidad porque es testigo de los cambios que ha sufrido la biodiversidad marina del Golfo de México.

Me daba gusto ver tantos peces; ibas a un arrecife o a unas piedras o a un casco de algún barco abandonado, ¡ah te admirabas! Había abundancia de peces, mucha diversidad, expresa al recordar cómo era todo cuando empezó a bucear en mar abierto a mediados de los 80. Tiene presente su convivencia con mantarrayas, peces espada, chernas y tiburones, aunque dice que una de sus experiencias más agradables fue haber nadado durante unos instantes junto a una mantarraya gigante.

Reconoce que en la actualidad ya no es así y reflexiona sobre el deterioro de los recursos en realidad no estoy muy seguro, son especulaciones mías, porque yo no soy biólogo, ni nada, pero pienso que tal vez la causa de la escasez que vivimos ahora sea por la sobreexplotación, porque conforme han pasado los años ha habido explosión demográfica, el pueblo ha crecido y muchos pescadores nuevos han surgido.

Otra cuestión que considera que ayuda a entender los cambios en la biodiversidad en Sánchez Magallanes son los efectos de la Reforma Energética aprobada por el Senado y la Cámara de Diputados en octubre de 2013, debido a que permitió la llegada de compañías petroleras a las áreas del Golfo de México y con ello inició una política de exclusión de los antiguos espacios de pesca para dar preferencia al sector petrolero.

A juicio de Don Miguel la actividad derivada de la industria petrolera también ha incidido en la disminución de peces. Señala, por ejemplo, que desde la Reforma se intensificó la presencia de barcos que llevan a cabo exploraciones sónicas, para lo cual realizan detonaciones en el mar, lo que espanta a los peces tal vez no los mate, pero los ahuyenta a zonas más profundas, hacia los arrecifes. Además, comenta que los pozos petroleros explotados durante mucho tiempo y que hoy ya no son productivos supuran aceite y forman carreteras de esta sustancia en la superficie del mar.

Espacios compartidos

Miguel siente melancolía al rememorar la década de 1980, cuando solo contaba con una lancha de fibra de vidrio en la que salía a bucear con sus amigos, llegaba a las plataformas fijas –localizadas a 16 brazadas de profundidad respecto a la orilla de la costa—, así como a unos pozos petroleros submarinos inoperantes y abandonados en la costa de Sánchez Magallanes, y también en el área de Campeche y Frontera, donde también hay plataformas. En todos estos sitios las piezas codiciadas eran el robalo, la cherna y el mero gigante que se encontraban en abundancia.

Las chernas que capturaba pesaban entre 120 y 300 kilos. Aunque al principio sintió temor, poco a poco se adaptó para buscarlas y mejoró sus capturas. Dice que en parte esto se debe a su comportamiento, pues se trata de animales muy mansos y curiosos que se acercan mucho a los buzos cuando bajan. Pese su gran peso, una vez muerto el animal basta con sostenerlo un poco para subirlo a la superficie, pues se suelta y la misma presión del agua lo hace subir, explica don Miguel.

En las profundidades no hay enemigo pequeño

Para Miguel en el mar no hay enemigo pequeño. Viene a su memoria que una vez puso en riesgo su vida al querer capturar un bacalao pequeño. Bajó a las profundidades a bucear sin el tanque de oxígeno solo con el visor y tiró un bacalao, pero este le enredó en las piernas, lo pegó en los tubos de la plataforma al mismo tiempo que lo arrastraba hacia el fondo del mar, tensando la piola. Miguel advirtió que se le estaba acabando el aire. Por fortuna, su acompañante que se encontraba atento en la lancha se percató que estaba tardando más de lo que habitualmente resistía, bajó y al darse cuenta de lo que ocurría, en lugar de intentar liberarlo (y correr el riesgo que Miguel se siguiera enredando), decidió matar al animal, de tal modo que la cuerda con que estaba atado Miguel se aflojó y pudo liberarse.

Esa vez pude salir por mis propios medios, pero ya estaba mareado, ya había tragado algunos buches de agua salada rememora y expresa que este evento le permitió aprender que el buzo tiene que bajar siempre con un cuchillo, ya sea en la pantorrilla o en las mangas del traje, tiene que llevar un cuchillo o una navaja, y transmite este consejo a los jóvenes buzos.

Con su práctica de años, Don Miguel sabe lo que significa el respeto al mar, por ello comparte su experiencia y aprendizajes con los jóvenes para que practiquen el buceo con un amplio sentido de responsabilidad y cuidando el recurso pesquero de su comunidad. •

Compartiendo espacios.Oscar Santos González

Para Miguel contemplar el mundo submarino es un privilegio ya que muy pocas personas logran introducirse en las aguas profundas del mar y al mismo tiempo considera que es una responsabilidad porque es testigo de los cambios que ha sufrido la biodiversidad marina del Golfo de México.

TEXTO PUBLICADO EN LA JORNADA DEL CAMPO:

https://www.jornada.com.mx/2021/03/20/delcampo/articulos/mirada-buzo.html?fbclid=IwAR2y2XUpR04dxl8ZvpPXe-ypRM4_pw1TEe1HfDX1hqLidaJYeFpxsZMnaAg

La riqueza de las memorias en nuevo libro de los uruguayos Enrique Coraza de los Santos y Silvia Dutrénit Bielous

CIUDAD DE MÉXICO (Uypress) – “Historia reciente de América Latina – Hechos, procesos y actores” es el título del libro que acaba de editarse en México y tiene como editores a los investigadores uruguayos Enrique Coraza de los Santos y Silvia Dutrénit Bielous.

 

El extenso trabajo contó con el apoyo del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora y El Colegio de la Frontera Sur -instituciones donde se desempeñan los editores-, centros públicos de investigación del Conacyt. Según las prologuistas, Patricia Flier y Mónica Gatica, estamos frente a “un texto construido a partir de una larga tarea de investigación colectiva, que se desarrolló en distintos y constantes seminarios en el reconocido Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora en alianza estratégica con El Colegio de la Frontera Sur-ECOSUR-, que posibilitaron no sólo la reflexión conjunta, sino un diálogo fructífero y enriquecedor para focalizar, delimitar, y comparar temas y problemas sustantivos del pasado reciente o del tiempo presente, -de acuerdo a cómo se lo nomine, y muchas veces utilizándolo de modo indistinto-, pero que en definitiva conllevan a dar cuenta de las problemáticas que irrumpen, y que se imponen, traduciéndose en preguntas formuladas para la construcción de un futuro inclusivo e integrador”.

Siguen señalando que “este libro es un ejemplo acabado de los dilemas que hacen a este quehacer historiográfico, poniendo en evidencia sus potencialidades para comprender y explicar los pasados que no pasan en la extensa y policromática América Latina. Es un texto intenso en el que están presentes las relaciones entre las implicancias subjetivas, la dimensión política y el trabajo inter y transdisciplinar, que se constituyen en condiciones centrales de este campo de estudio, y al que las y los investigadores del Cono Sur no dudamos y preferimos nombrar como Historia Reciente”.

Enrique Coraza de los Santos

De acuerdo a los reseñado, en la obra “se privilegian y abordan experiencias y derroteros de actores y sujetos no hegemónicos, se investigan individualidades y la singularidad de ciertos acontecimientos; la emergencia de performances y de actores que ofrecen y representan a colectivos y movimientos. Los autores recuperan la riqueza de las memorias, sus ciclos y recorridos, para analizarlos e interpretarlos, tejiendo puentes y propiciando una verificación objetiva y crítica, documental, factual; develando contradicciones, omisiones y silencios que siempre habilitan revisar texturas y significados”.

Silvia Dutrénit Bielous

El libro está compuesto de cinco partes:

I)                    Acercamientos historiográficos y metodológicos.

II)                  Violencias, actores y espacios.

III)                Movilidades humanas: dinámicas y memorias.

IV)               Tribunales internacionales: jueces y justicia.

V)                 Búsqueda de los desaparecidos. Por verdad y reparación: familiares y antropólogos forenses.

“En las acertadas cinco partes del texto el lector podrá encontrar demandas que atraviesan las múltiples temporalidades, así como preguntas que no cesan de interpelarnos, indagaciones a partir de un nuevo régimen relacional entre pasado, presente y futuro”, señalan las prologuistas.

 

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