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Doctorante de ECOSUR gana beca del Consejo de Administración Marina

Ana Crisol Méndez Medina, estudiante del Doctorado en Ciencias en Ecología y Desarrollo Sustentable de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) en la Unidad Chetumal, ganó una beca del Consejo de Administración Marina (MSC, por sus siglas en inglés) para el desarrollo del proyecto “Crimen y castigo en las pesquerías de Sian Ka’an: cómo se produce la cooperación en un sistema complejo local de vigilancia y sanciones”,  el cual aborda la implementación y apropiación de políticas públicas en el ámbito de las pesquerías artesanales, tema que forma parte de su tesis, “Áreas protegidas, concesiones pesqueras y cooperativas”.

La convocatoria del MSC recibió 40 solicitudes de estudiantes de 15 países, Méndez Medina, junto con el estudiante Hunter Snyder, de la Universidad de Harvard en Estados Unidos y Rachel Mullins, de la Universidad de Rhodes en África del Sur, fueron los ganadores de la beca, quienes utilizarán los fondos para llevar a cabo investigaciones relacionadas con pesquerías artesanales, la acuicultura de algas marinas y las poblaciones de atún, respectivamente.

“En este proyecto se describen y analizan los factores que permiten el éxito económico de las pesquerías de Sian Ka’an y que le han convertido en un sistema socio-ecológico resistente. Para lograr este objetivo centramos nuestro análisis en el sistema de vigilancia y sanciones que las cooperativas han desarrollado en colaboración con agencias estatales a cargo de la aplicación de las normas federales, las  ONG’s  y la academia”, explicó, en entrevista, la estudiante de ECOSUR, quien realiza su investigación sobre las prácticas pequeras en la reserva de Sian Ka’an, espacio natural protegido que se localiza en la costa caribeña de Quintana Roo.

Asimismo, indicó las pesquerías de Sian Ka’an son un ejemplo de éxito de la gestión de los recursos marinos debido a que las cooperativas han incorporado artes de pesca no invasivas, tienen un alto grado de cohesión social, presentan fuertes liderazgos y su capacidad de respuesta a las perturbaciones socio-ecológicas es muy alta.

La doctorante considera que la estrategia de estado para regular la pesca en México no está siendo exitosa, puesto que no cumple los objetivos de explotación eficaz de los recursos, ni los de conservación, por lo que a través de su proyecto busca aportar un modelo de gobernanza local basado en la experiencia de Sian Ka’an, que permita hacer recomendaciones para la mejora de la gestión de la pesca y el diseño de políticas públicas en escenarios similares en México.

“Tenemos una fuerte carencia en el ejercicio de la vigilancia y aplicación de sanciones. Este proyecto propone mirar las prácticas pesqueras, como parte de un sistema socio-ecológico complejo que debe ser regulado en función de las necesidades locales particulares, para lograr los objetivos de sustentabilidad y rentabilidad.”

Ana Crisol Méndez Medina trabaja con la dirección y tutoría de Birgit Schmook, investigadora del Departamento de Conservación de la Biodiversidad en la Unidad Chetumal, y también bajo la co-dirección de Xavier Basurto, del Laboratorio Marino de la Universidad de Duke en Carolina del Norte.

El Marine Stewashirp Council es una organización mundial, independiente, sin ánimo de lucro, que busca tranformar los mercados internacionales de los productos marinos, y apoya con becas a estudiantes con proyectos de investigación que colaboren a mejorar la cadena productiva o las prácticas pesqueras que promuevan la sustentabilidad.

Más información:

https://www.msc.org/newsroom/news/msc-scholarships-awarded-for-research-on-small-scale-fisheries-seaweed-aquaculture-and-tuna-stocks

Es urgente restaurar los bosques: Ecosur

Milena Mollinedo

San Cristóbal de Las Casas.- Diversas especies de árboles están desapareciendo por el uso de le leña y carbón, por lo que en varias regiones, se ha convertido en un recurso escaso y Chiapas, se encuentra entre los cinco estados del país, en condición crítica entre el consumo y la disponibilidad de este recurso.

Advierten investigadores del Colegio de la Frontera Sur, ECOSUR, derivado de estudios que se realizaron en comunidades de esta entidad, que es urgente restaurar los bosques, debido a que se vislumbra que el déficit de leña se agudizará en los próximos años, ante el incremento poblacional a la continua deforestación y empobrecimiento florístico de los fragmentos forestales que sirven como fuente de abastecimiento de leña.

Una cuarta parte de la población rural en México, usa leña, es decir, 28 millones de habitantes cocinan con leña. En Chiapas, el consumo en varias comunidades, oscila entre 3 y 5 kilogramos por persona.

El crecimiento poblacional y la imposibilidad que dicha población tiene de acceder a otras fuentes de energía como el gas doméstico, ocasiona una alta demanda de leña, que impacta sobre las poblaciones de árboles utilizados como leña.

La leña se extrae de los bosques, acahuales, cafetales y  potreros y en esta región de los Altos de Chiapas, algunas especies de árboles se han reducido considerablemente, entre estas el encino, roble, ocote, pino, entre otras especies endémicas.

El uso de leña predomina sobre el uso total de energía tanto en casos casas como en miles de microempresas, tales como ladrilleras, panaderías, talleres de alfarería, tortillerías y productores artesanales.

A pesar de la importancia del bosque como proveedor de leña, se ha trabajado muy poco en alternativas para su manejo y uso eficiente, particularmente desde el punto de vista ambiental.

Actualmente no existe algún programa que oficialmente esté atendiendo la regulación de la continua explotación del recurso forestal para leña, a pesar de que es la principal fuente de energía para las poblaciones rurales.

La madera, el carbón y los residuos agrícolas, son los recursos claves para satisfacer las demandas de energía para uso doméstico y otras actividades.

A pesar de la importancia que la leña tiene para la población, principalmente para los hogares pobres, no ha recibido atención adecuada. Tampoco se han establecido políticas tendientes  a asegurar el suministro de energía a las comunidades.

Es urgente ayudar al bosque a que se recupere. Los bosques tienen que ser contemplados en las políticas oficiales como una fuente importante de producción de energía, que a la vez contribuye a mantener numerosos servicios eco sistémico. Se necesitan establecer plantaciones forestales dendroenergéticas, dentro de un plan de manejo que permita su aprovechamiento a corto plazo.

Ver nota completa:

Es! Diario Popular: http://esdiario.com.mx/es-urgente-restaurar-los-bosques-ecosur/

Investigador de Ecosur realizará estudios comparativos entre fauna de México y de Uganda

Rafael Reyna Hurtado, investigador del Departamento de Conservación de la Biodiversidad de la Unidad Campeche de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), realizará una estancia de investigación en Parque Nacional de Kibale, localizado en Uganda, África.

Realizará estudios comparativos de primates africanos con dos especies de primates que habitan en México. Asimismo, estudiará el comportamiento, movimientos, población y el efecto de la cacería no regulada del cerdo gigante o cerdo de bosque, para hacer una comparación de estos aspectos con el pecarí de labios blancos –Tayassu pecari– que habita la Reserva de la Biosfera de Calakmul, en Campeche.

Junto con el investigador, perteneciente al grupo académico Ecología para la Conservación de la Fauna Silvestre, estará trabajando Isabel Serrano, estudiante de la Maestría en Ciencias de Ecosur, quien hará una estancia de beca mixta para estudiar el conflicto de los campesinos con los elefantes y compararlo con los estudios que realizó en México sobre los problemas de los campesinos con el tapir y así completar la investigación para su tesis de maestría.

El Parque Nacional de Kibale, es un área protegida que alberga una gran cantidad de fauna selvática, entre ellas, la más famosas son sus 13 especies de primates, que incluyen al chimpancé.

Reyna Hurtado lleva seis años trabajando en esta área protegida de África con diferente proyectos, y en esta ocasión estará aproximadamente mes y medio.

Identifican nueva especie de rubiácea en Chiapas con colecta de Ecosur

Con base en colectas realizadas por el investigador Samuel I. Levy Tacher, del Departamento de Conservación de la Biodiversidad de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), los botánicos Attila Lajos, de la Universidad de Pécs de Hungría, y Esteban Martínez, del Instituto de Biología de la UNAM, determinaron una nueva especia de rubiácea en Chiapas, Randia sepium (Gardenieae, Rubiacae), un árbol de 5 metros de altura, con hojas estrechamente elípticas de 4 a 8 cm de largo y 1 a 1.7 cm de ancho.

La colecta se realizó en la comunidad lacandona Lacanjá Chansayab, ubicada en el municipio de Ocosingo, y el hallazgo de la nueva especie fue publicado en el 2015 en la revista Acta Botánica Hungárica, en el artículo Estudios sobre las Rubiáceas de México, LII.

En entrevista, Samuel Levy destacó la importancia del conocimiento tradicional para la botánica y etnobotánica e indicó que la especie es nueva para la ciencia, pero ya era reconocida por la botánica maya, con el nombre de Sac Bak Nicte, utilizada como cerca viva por los mayas lacandones y demás pobladores de la región.

“El conocimiento tradicional le ganó al conocimiento científico, porque esta especie tenía ya un nombre lacandón en particular, y la ciencia la había agrupado dentro de una familia en general”, explicó el investigador de Ecosur, quien resaltó la capacidad del grupo cultural maya de mostrar a la ciencia especies que ellos ya habían descubierto, ya que 90 por ciento de las plantas nombradas por los lancandones tienen una relación directa con un nombre científico.

Colectas en la Lacandona

En 1993, cuando aún no había acceso por carretera a la Selva Lacandona, Levy Tacher llegó para realizar su investigación doctoral, lo que implicó el estudio de vegetación, sus faces sucesionales y en particular el reconocer las especies leñosas más abundantes para poder identificarlas.

“Ahí empecé a hacer colectas a lo largo de tres años, principalmente en Lacanjá. Como habían pocos estudios al respecto, la tarea fue colectar los árboles que estuvieran a la mano y si era posible a lo largo de la sucesión vegetal”, explicó.

Asimismo, indicó que conforme el proceso de recolección avanzó se fue volviendo complicado, ya que comenzó a realizar las colectas de árboles grandes y necesitó del apoyo de la población.

“La recolección en árboles grandes fue un gran reto, de ahí aprendí cómo los jóvenes lacandones eran capaces de trepar los árboles y luego pasar de un árbol a otro vía las ramas, estamos hablando de 20 a 30 metros de altura, desde ese punto me aventaban las colectas, para que las recuperara y posteriormente prensara”.

Comenta que al principio se colectaron los árboles que florecían, sin distinción alguna, pero conforme se avanzó en el número de las colectas, fue necesario enfocar el esfuerzo de recolecta en especies clave, ya sea por su importancia ecológica como económica.

También se cuidó evitar que la misma especie se recolectara varias veces, para ésto el saber tradicional fue de gran utilidad dado su profundo y detallado conocimiento de las plantas y animales de la selva.

“A partir de los nombres comunes lacandones de las plantas, se pueden hacer este tipo de registros, de otra manera, tienes que ser un botánico experto. Sin embargo, el conocimiento tradicional maya es muy preciso y nos puede seguir dando sorpresas en cuanto al descrubrimiento de nuevas especies, y es interesante que se puedan encontrar después de tanto tiempo y en un área donde se han hecho muchísimas colectas”.

La especie Randia sepium fue identificada formalmente en una colecta del Herbario Nacional de México (MEXU) identificada como “spp”, es decir agrupada dentro del mismo conjunto de especies del mismo género; los botánicos que realizaron la descripción tuvieron la agudeza de no obviar el spp e identificarla como una nueva especie de rubiácea.

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Buscan estrategias para la conservación de diversas especies de fauna en México

Rafael Ángel Reyna Hurtado, investigador del Departamento de Conservación de la Biodiversidad, José Moreira y Khiavett Sánchez, estudiantes de posgrado de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) Unidad Campeche, visitaron la asociación The Wildlife Conservation Society (WCS) en la Isla de Flores, ubicada en el Petén de Guatemala, donde se analizó la situación de especies en peligro en Mesoamérica.

En la reunión, realizada del 29 de febrero al 6 de marzo, se habló de las especies grandes como el tapir centroamericano (Tapirus bairdii), el pecarí labios blancos (Tayassu pecari), el jaguar (Panthera onca) y la guacamaya roja (Ara macao), que habitan los bosques de Centroamérica y el papel de las áreas protegidas en su conservación. Asimismo, se discutió la relevancia de estas especies como indicadoras de la salud de los ecosistemas y como especies focales para conservación.

Se resaltó el papel del pecaríe labios blancos como especie indicadora, ya que es la primera especie que desaparece de un ecosistema cuando los humanos modifican el mismo. De igual manera se presentaron dos propuestas de financiamiento, una de ellas para la conservación de las especies grandes.

El investigador del grupo académicos de Ecología para la Conservación de la Fauna Silvestre y su equipo estudian los movimientos de los animales, su alimentación, preferencia de hábitat, entre otros factores que en conjunto tienen importante relevancia para su conservación futura.

La reunión fue un éxito y resaltó la labor de Ecosur en la frontera sur al romper con las barreras fronterizas, ya que el equipo de Reyna Hurtado está haciendo trabajo conjunto en toda la selva maya, abarcando México, Guatemala y Belice con líneas de investigación desde hace 15 años en Calakmul y con la adición de estudiantes de Guatemala y Belice.

Rafael Ángel Reyna Hurtado ha colaborado desde hace varios años con la asociación The Wildlife Conservation Society, que tiene la misión de conservar animales en peligro para la preservación del ecosistema.

Una exposición que une ciencia y arte

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La Unidad Campeche celebró el Día Internacional del Arte con una exposición de 40 ilustraciones en acuarela creadas por Rina Pelizzari para publicaciones de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), en las cuales se une el arte con la ciencia. La muestra se exhibió el 15 y 16 de abril en la Casa San Pablo “Mercado del Arte”, en la ciudad de Campeche.

Las ilustraciones de la artística plástica, diseñadora editorial e ilustradora científica, expuestas corresponden a la serie de libros “Biografía de un animal incomprendido”, carteles de difusión del proyecto “Áreas prioritarias para la conservación de las águilas neotropicales y el zopilote rey”, portadas de la revista Ecofronteras, revista de divulgación de la ciencia de Ecosur, e imágenes de portadillas del libro “Los búhos neotropicales: diversidad y conservación”.

Para Rina Pellizzari, de origen chileno, México y Centroamerica han sido lugar de estudio e inspiración, específicamente San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, donde permaneció por más de una década y le permitió especializarse en la ilustración ornitológica al trabajar de la mano de Paula Lidia Enríquez Rocha, investigadora del Departamento de Conservación de la Biodiversidad y Ornitóloga de Ecosur.

La ilustradora estudió la licenciatura en Artes Visuales en la Facultad de Bellas Artes en la Universidad de Chile y una segunda licenciatura en Comunicación Visual por la Universidad Tecnológica Metropolitana de Santiago de Chile. Actualmente radica en la ciudad de México, donde estudia el posgrado en Diseño y Comunicación Visual, en la Facultad de Arte y Diseño de Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y trabaja como ilustradora independiente de la revista Ecofronteras y de diversos proyectos de divulgación de la ciencia sobre la conservación ambiental en México, Chile y Centroamérica.

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Información y fotos: Maleny Beberaje

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Egresada de Ecosur gana primer lugar en Congreso Interamericano de Cambio Climático

Mariana Carolina Hernández Montilla, egresada de la Maestría en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Unidad Campeche, obtuvo el primer lugar en el concurso de ponencias presentadas durante el Segundo Congreso Interamericano de Cambio Climático (CICC) 2016, con el trabajo “Evaluación de la resiliencia de los petenes en México al aumento en el nivel del mar por el cambio climático mediante un análisis multicriterio”, proyecto con el que obtuvo el grado de maestra.

En su tesis, Hernández Montilla evaluó la persistencia de este importante ecosistema costero ante el aumento en el nivel del mar provocado por el calentamiento global, utilizando como modelo la Reserva de la Biosfera “Los Petenes”, localizada en el estado de Campeche.

Mediante un método de análisis multicriterio —consistente en la cuantificación multifactorial que incide en una variable de respuesta— la investigación reveló entre sus resultados que el 18.5% del área de estudio es altamente resiliente, mientras que el 38.6% presenta una baja resiliencia.

El análisis multicriterio permitió evaluar el grado de respuesta de los petenes en función de su sensibilidad y su exposición al riesgo, y demostró ser una excelente herramienta para identificar las áreas de este ecosistema costero que son altamente vulnerables a los cambios generados por el aumento en el nivel del mar. Este método, diseñado por la egresada de Ecosur, en conjunto con su director de tesis, puede ser utilizado en otros ecosistemas costeros de México y otros países para el análisis y toma de decisiones relacionados con los procesos de mitigación y adaptación al cambio climático.

Miguel Angel Martínez Morales, investigador del Departamento de Conservación de la Biodiversidad, quien fungió como tutor, y Gregorio Posada Vanegas y Ben De Jong, de la Universidad Autónoma de Campeche y del Departamento de Ciencias de la Sustentabilidad de Ecosur respectivamente, asesores de la tesis, también fueron reconocidos como colaboradores de este trabajo.

El Congreso se llevó a cabo del 14 al 16 de marzo pasado en la Ciudad de México. Fue organizado por la División de Coordinación de Cambio Climático (DC3) de la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (AIDIS), con el apoyo del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (II-UNAM), la Asociación Mexicana de Ingeniería, Ciencia y Gestión Ambiental (AMICA), la Red Mexicana de Análisis de Ciclo de Vida (REMACV), así como por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), entre otras instituciones.

La consigna del Congreso fue difundir “conocimiento e innovación para afrontar los desafíos del cambio climático”, asimismo buscó que investigadores, tomadores de decisiones, funcionarios, empresarios, industriales, docentes, estudiantes y profesionales vinculados con los temas relacionados con el cambio climático, el mercado de carbono, el análisis de ciclo de vida, el medioambiente y la sostenibilidad en general, generaran discusión y compartieran experiencias a través de trabajos técnico-científicos y conferencias magistrales realizadas por destacadas personalidades en el área.

La tesis de Hernández Montilla puede consultarse en:
http://bibliotecasibe.ecosur.mx/sibe/resultados?sb[req][]=Mariana+Carolina+Hern%C3%A1ndez+Montilla

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Información: Maleny Beberaje

Ecosur impulsa prácticas sustentables en la ganadería para mitigar los efectos del cambio climático

José Armando Alayón Gamboa
Investigador de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), en la Unidad Campeche
Departamento de Conservación de la Biodiversidad
jalayon@www.ecosur.mx

Ante el aumento en la demanda de productos de origen animal que enfrentamos en el siglo XXI debido al creciente aumento poblacional, el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) impulsa la introducción de sistemas silvopastoriles para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el ganado.

La demanda creciente de productos de origen animal y la forma de producción de estos alimentos han provocado que los sistemas de producción ganadera liberen a la atmósfera el 18% del total de gases conocidos como de efecto invernadero (GEI).

La producción de estos GEI ocurre de forma directa, principalmente, por el mal manejo de las excretas que liberan óxido nitroso, y por la producción de metano en el rumen y tracto digestivo de los animales; y de forma indirecta al sustituir selvas y bosques por praderas de pasto, que provocan la liberación de dióxido de carbono, y por la aplicación fertilizantes sintéticos que emiten a la atmósfera óxido nitroso.

En este contexto Ecosur busca estrategias que repercutan positivamente en la economía de los agricultores, que mejoren las condiciones ambientales del sistema agropecuario y  el bienestar animal, que apoyen la recuperación de áreas degradadas por el pastoreo o sobrepastoreo, que brinden servicios ambientales, promuevan la diversidad biológica, la preservación de recursos críticos como el agua y el suelo, y la provisión de alimentos sanos y seguros con valor adicional para los consumidores.

Desde la aproximación del manejo de los recursos ambientales, cada vez se entiende mejor que uno de los múltiples factores claves para impactar positivamente en las estrategias de mitigación es la promoción y reincorporación de árboles y arbustos nativos en las áreas de pastoreo.

Esto implica necesariamente cambiar la concepción que se tiene de la ganadería bovina extensiva en el sur de México, que es la proveedora de becerros en pie para otras regiones del país, y donde, como en otras regiones, se concibe a los árboles y arbustos de la vegetación natural como plantas no deseables en los potreros de gramíneas.

Antes de la adopción de los modelos de ganadería bovina con extensas praderas, la ganadería hacía uso de la vegetación natural y de otros recursos locales donde se practicaba. En varios estados del sur México —Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Yucatán—, estas prácticas persisten en muy pocos agricultores. Se han rescatado algunas especies de arbustos y árboles para promover nuevos modelos conocidos como sistema silvopastoriles que se adaptan a cada condición local y que han mostrado sus bondades en términos productivos, de bienestar animal, económico y ambiental, inocuidad en los alimentos, y sostenibilidad en la producción.

En el terreno ambiental y de la salud animal, el uso de algunas de estas plantas, que tienen compuestos conocidos como metabolitos secundarios —sustancias que favorecen el control de parásitos en los animales— pueden ayudar a reducir significativamente la producción del gas metano que se libera a la atmósfera. La disminución de la producción de gas metano en un animal rumiante, como el bovino, significa un ahorro de energía que éste puede usar para crecer o producir carne o leche, de ahí la relevancia de investigar las mejores estrategias en sistemas locales para reincorporar las distintas especies de plantas y cuantificar con precisión cuánto disminuye la producción de metano, así como entender cuáles son los mecanismos de acción de estos compuestos dentro del microambiente donde interactúan con otros organismos conocidos como bacterias, protozoarios y archaeas.

En México, apenas se comienza a desarrollar infraestructura para cuantificar con precisión la producción de gas metano en estudios bajo condiciones controladas, y son incipientes los esfuerzos por consolidar investigaciones para métodos de medición en condiciones de campo, mientras que el estudio de los metabolitos secundarios ha atendido los efectos sobre la producción animal, la dieta y el consumo, y la salud animal.

Pocos esfuerzos se están enfocando en explicar los mecanismos de acción y la detección precisa de los compuestos químicos de las plantas incorporadas en modelos silvopastoriles, menos aún se ha investigado cómo estos compuestos podrían interactuar con la genética de los animales y los microorganismos.

Estos aspectos biotecnológicos vislumbran posibilidades de innovación en ciencia animal, y en especial en la ganadería bovina, mediante consorcios de investigación interinstitucional y multidisciplinaria. Los avances en innovación tecnológica por sí solos tampoco serán la solución a los problemas que enfrenta la ganadería si no se concibe como un elemento más dentro de estudios con un enfoque integral de los sistemas de producción, donde se priorice su capacidad de resiliencia y adaptación a los efectos del cambio climático.

En zonas ganaderas de Chiapas, Campeche, Tabasco y Yucatán, Ecosur está integrando esfuerzos interinstitucionales en la búsqueda de modelos prácticos de sistemas silvopastoriles con una visión integral (holística), que combine la agroecología y la conservación, para que sean adaptados a condiciones locales de los productores.

Con la Universidad Atónoma de Chiapas (UNACH), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la Universidad de Chapingo, El Colegio de Posgraduados (COLPOS), la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), la Universidad  Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), y el Centro Agronómico Tropical en Investigación y Enseñanza (CATIE) de Costa Rica, estamos revalorizando el conocimiento tradicional de los productores, al mismo tiempo que evaluamos sus impactos productivos, económicos y ambientales. A la par, estamos desarrollando métodos de aplicación  en campo y en laboratorio para medir la contribución de los sistemas silvopastoriles en la reducción de la producción de metano y óxido nitroso. Asimismo hemos comenzado a proponer nuevos modelos para evitar la transformación de selvas a praderas, evaluando el significado de estas prácticas en los mecanismos de interacción de los metabolitos secundarios con el microambiente de los animales rumiantes y en la producción animal.

En este último aspecto se busca potenciar la bondad de la alta diversidad vegetal con que cuentan las selvas tropicales del sur de México, tratando de entender los mecanismos de acción de diferentes metabolitos secundarios de las plantas con el microbioma (bacterias, protozoarios y archaeas)  que habita en los animales rumiantes y su significado en términos productivos, económicos y ambientales, experimentando con diversas especies de plantas conocidas tanto en la literatura científica como con otras especies poco estudiadas e investigadas hasta el momento.

Ecosur realizará investigación sobre servicios ambientales en la Cuenca Grijalva-Usumacinta

Vera Camacho Valdez y Miriam Soria Barreto, investigadoras del programa de Cátedras Patrimoniales del Conacyt, presentaron en seminarios institucionales, en la Unidad San Cristóbal, las investigaciones que desarrollarán en el marco del proyecto ”Observatorio del flujo de los servicios ambientales en la Cuenca Grijalva-Usumacinta”, que coordina Andrea Sáenz-Arroyo, investigadora del Departamento Conservación de la Biodiversidad y que se realizará a lo largo de 10 años.

La cuenca del Grijalva-Usumacinta, con una extensión de más de 100 mil km2, ofrece diversos servicios ecosistémicos y es considerada una de las zonas con más diversidad biológica y cultural de México.

En su intervención, Vera Camacho explicó que en la reunión de Ecosistemas del Milenio, realizada en 2003, investigadores de 90 países concluyeron que 60% de los servicios ecosistémicos del planeta han sido degradados o no tienen un uso sustentable.

Dado que los servicios ecosistémicos están relacionados con el buen funcionamiento de los ecosistemas y con el bienestar humano, al proveer a la población de alimentos o ser amortiguadores de eventos extremos como huracanes, en el caso de los humedales y bosques, la investigación de Vera Camacho “Valoración económica y análisis espacial de servicios ecosistémicos de la Cuenca Grijalva-Usumacinta”, pretende calcular la valoración económica de los servicios ecosistémicos para brindar información a los tomadores de decisión para la conservación y uso sustentable de los recursos naturales.

Su investigación permitirá documentar el efecto del ser humano sobre los ecosistemas de la región, con objetivos específicos como el establecimiento y evaluación de un índice de integridad biológica para sus sistemas acuáticos, la descripción y análisis de los cambios en la diversidad genética de especies, establecimiento de modelos de deforestación, análisis de los flujos de servicios ambientales y sus transformaciones en capitales, y el análisis espacio-temporal e histórico a través de imágenes satelitales.

Por su parte, Miriam Soria Barreto presentó los detalles de su investigación “Evaluación y monitoreo de los ecosistemas acuáticos y la ictiofauna en la cuenca Grijalva-Usumacinta”. Indicó que el río Grijalva, además de presentar un alto índice de deforestación, posee cuatro embalses localizados a lo largo de la cuenca, que impiden la conectividad entre la parte alta y baja, acortando el flujo de nutrientes, energía y diversidad biológica de peces. Mientras que el río Usumacinta, además de ser mucho más extenso que el Grijalva, es continuo y no presenta embalses, lo que le favorece la conectividad entre la parte alta y baja de la cuenca, es decir, existe un flujo continuo de nutrientes y peces, sin embargo, es afectada por la deforestación, el cambio de uso de suelo y la presencia de especies invasoras, como el pez diablo.

A través de su investigación pretende establecer y evaluar el índice de diversidad biológica en los sistemas acuáticos para conocer el estado actual de los ecosistemas, así como desarrollar metodologías que permitan describir y analizar los cambios de la diversidad genética de ecosistemas terrestres y acuáticos con especies que se identifiquen en los procesos ecológicos del sistema.

Las orquídeas del soconusco

Dra. Anne Damon – adamon@www.ecosur.mx
Investigadora de Ecosur, Unidad Tapachula

El Programa para el Cultivo Sustentable de las Orquídeas del Soconusco de Ecosur cumplió recientemente 15 años y se festejó con una iniciativa promovida por la CONANP de extenderlo a todas las Áreas Protegidas en México, y con las primeras ventas de artesanías hechas con flores de orquídeas, producidas de forma sustentable por la comunidad Santa Rita de las Flores.

Las metas del programa son la conservación, el aprovechamiento sustentable y la restauración de poblaciones de orquídeas. Se persigue la conservación de las orquídeas nativas y sus hábitats en la región del Soconusco, Chiapas; así como su aprovechamiento sustentable, para lo que se propuso la elaboración de artesanías usando flores de orquídeas, para evitar la extracción y venta de plantas provenientes de la naturaleza, y como una alternativa viable para los pobladores de la zona que enfrentan marginación, altas tasas de emigración, abandono del campo y deterioro en las condiciones ambientales del campo. Para la restauración de poblaciones de orquídeas en la zona cafetalera, fragmentos de selvas y bosques, y las zonas de amortiguamiento de las áreas protegidas, se inició el proceso de reproducción de orquídeas rescatadas del campo mediante técnicas de división vegetativa, y a largo plazo se hará la propagación por semilla usando técnicas novedosas.

El programa a favor de las orquídeas y otras epífitas empezó en 1999 principalmente con productores de café y cacao de las alturas medias y altas del Soconusco. Se ha capacitado a más de 100 personas en varias comunidades y como resultado de ello se cuenta con dos Unidades de Manejo Ambiental (UMA) consolidadas, una en Santa Rita de las Flores, municipio de Mapastepec, y la segunda en Benito Juárez El Plan, ubicada en el municipio de Cacahoatán. Dos más están en proceso, Barrio Nuevo, en Cacahoatán y Boquerón Buenavista, en Motozintla. Además, como parte del proyecto se mantienen colecciones importantes de orquídeas en el Jardín Botánico Regional “El Soconusco”, ubicado en el municipio de Tuzantán y en el Orquideario “Santo Domingo”, localizado en el municipio de Unión Juárez, ambos proyectos de Ecosur.

Como parte del programa se brinda capacitación a las productoras y productores participantes, que incluye el análisis de los problemas ambientales que enfrenta la región y aspectos básicos de la biología y ecología de las orquídeas, las leyes y normatividades nacionales e internacionales para la protección de flora y fauna, y las técnicas para el cultivo sustentable de las orquídeas.

Las y los productores rescatan plantas de orquídeas en árboles secos y las que caen al piso debido a las tormentas, y por la poda y tumba de árboles y cafetos. Nunca se arranca ninguna planta en buenas condiciones, estas plantas se dejan para que sigan su ciclo de vida en la naturaleza, se reproduxcan y extiendan. Las plantas rescatadas se llevan a galeras instaladas en la comunidad para que se reproduzcan y crezcan, después se dividen las plantas y se llevan pedazos a establecerse de nuevo en los fragmentos de selvas y bosques y los cafetales pertenecientes a la comunidad; las flores cosechadas se utilizan para la elaboración de artesanías.

Las orquídeas rescatadas se cuelgan del techo de una galera, habiendo varias opciones para la construcción de ésta dependiendo de las posibilidades económicas del productor. Hay varias opciones de sustratos a los cuales se amarran las orquídeas, como son la corteza de diversas árboles, bambú, tejas de barro viejas, canastas con trozos de corteza, y para especies pequeñas la cáscara de la semilla del pataxte (Theobroma bicolor Bonpl, del mismo género que el cacoa, T. cacao L.) ha resultado muy exitosa. Se utiliza hilo de pescar para amarrar las plantas a los sustratos, por ser higiénico, flexible y discreto. El programa contempla seguimiento a largo plazo, por lo que cada dos o tres meses los productores reciben una visita en la cual se buscan soluciones y se hacen recomendaciones para la mejoría del cultivo.

Otro de los logros de este programa ha sido el desarrollo de un vocabulario de nombres comunes para estas plantas. En general se reconoce por nombre nadamás “la Candelaria” Guarianthe skinneri (Bateman) Dressler & W. E. Higgins y las demás especies de orquídeas se denominan candelaria grande/blanca/amarilla, etcétera, ¡o simplemente monte! Situación que no permite un reconocimiento o intercambio de información significativo y mucho menos un aprendizaje detallado sobre las características y requerimientos de cultivo de cada especie. Ahora los productores saben que cada especie de orquídea es distinta, y con los nombres comunes ahora cuentan con una herramienta que les permite intercambiar y transmitir información útil entre ellos mismos y las nuevas generaciones.

Como parte de las actividades de las UMAs se han formado sistemas de alerta y Brigadas de Rescate para monitorear las áreas naturales y cultivadas de sus ejidos y rescatar la mayoría de las orquídeas que se encuentran tiradas en el piso o en condiciones precarias por las tormentas y la tala o poda de los árboles.

En este tiempo resalta particularmente la consolidación de la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) de palmas y orquídeas de Santa Rita de las Flores, del municipio de Mapastepec, una de las primeras comunidades en entrar al programa y que se presentó en el reciente Simposio “25 años de investigación en la Reserva de la Biosfera El Triunfo”, realizado el 13 y 14 de octubre, en las instalaciones de la UNICACH en Mapastepec.

Esta UMA ha trabajado en el rescate de dos especies de orquídeas en peligro Guarianthe skinneri (La Candelaria) y Cycnoches ventricosum (Cien noches). Aunque la comunidad también rescata, cultiva y aprovecha sustentablemente las flores de otras especies de orquídeas en el ejido.

Distribución de las orquídeas en peligro

Guarianthe skinneri también es una especie centroamericana, se encuentra desde Chiapas hasta Costa Rica, y es la flor nacional de Costa Rica ya que era abundante en la región. Crece como epífita y es una especie flexible que se adapta a una variedad de altitudes (100 – 2,500m), hábitats (cafetales, selvas y bosques), climas (cálidos a templados, lloviosos, con estación notable o leve de sequía). Era abundante pero en la actualidad son muy pocos lugares donde aún se puede disfrutar de las floraciones espectaculares en las copas de los ahora pocos árboles grandes e inaccesibles que todavía resisten en la región. La Candelaria es la especie más cotizada en el sureste de México, altamente depredada y casi extinta en la naturaleza en el Soconusco. Se cultiva en los patios de mucha gente en las comunidades rurales, pueblos y hasta en las ciudades y plantas saqueadas aparecen en espantosas cantidades en los mercados durante la época de floración de diciembre a febrero.

Cycnoches ventricosum es una especie centroamericana encontrada en climas cálidos y lluviosos con estación de sequía, entre los 100 a 1,000m. Esta especie crece como epífita pero con la peculiaridad de preferir troncos, gajos y ramas podridas. Se ha adaptado a las plantaciones de cacao con árboles nativos y mucha sombra, pero este ambiente antropogénico está amenazada por los altibajos del mercado, competencia y la mala calidad del producto causado por altos índices de enfermedades. Es menos común en plantaciones de café.

Ciclo biológico de las orquídeas

Las orquídeas crecen muy lentamente y ambas especies podrían tardar entre 6 a 10 años para alcanzar a la madurez sexual y empezar a florear. Sin embargo, las plantas que logran establecerse en el medio suelen ser longevas. La tasa de polinización de las flores usualmente es muy baja, pero cada cápsula de semillas contiene miles de semillas, hasta más que un millón en el caso de la C. ventricosum.

Como todas las orquídeas, la germinación de las semillas depende de la presencia de hongos micorrizicos para alimentar el embrión y pequeña plántula. Por desconocimiento de la identidad, especificad y modo de acción de los hongos, la única manera a nuestra disposición para hacer germinar las semillas es in vitro, donde se alimenta el embrión y plántula de manera artificial a través de medios alimenticios. Sin embargo, este proceso es caro porque requiere de condiciones estériles, mucha infraestructura y personal capacitado.

Para conocer el trabajo de elaboración de artesanías con orquídeas de la comunidad Santa Rita de las Flores visita https://www.facebook.com/orquisustentable.santarita

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