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Ecosur en la 22ª Semana Nacional de Ciencia y Tecnología del Conacyt

Ecosur estuvo presente en la 22ª Semana Nacional de Ciencia y Tecnología del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), realizada del 7 al 13 de noviembre, en el zócalo de la Ciudad de México, con el objetivo de promover la ciencia, la tecnología e innovación y proyectarlas como pilares fundamentales para el desarrollo económico, cultural y social de nuestro país.

Ecosur formó parte del pabellón del Sistema de Centros Conacyt, en el que se llevó a cabo la exposición fotográfica “Instrumentos de Ciencia”, que mostró algunas de las herramientas que utilizan las y los científicos para realizar investigación, y que fue el escenario de diversos talleres que ofreció personal de los centros Conacyt.

Personal académico de Ecosur participó con tres talleres didácticos en este evento que congregó a miles de personas: El mar Caribe en tierra: biólogo marino por un día; El mundo de las abejas–taxonomía didáctica; y Cultivo sustentable y restauración de poblaciones de orquídeas epífitas en el sureste de México.

Las actividades del taller El Mar Caribe en tierra: biólogo marino por un día, estuvieron a cargo de la oceanóloga Angélica Ramírez González, las biólogas marinas Suleyma Sánchez Hernández y Rebeca Meléndez Rosas, técnica y estudiantes, del Departamento de Sistemática y Ecología Acuática, y el psicólogo Enrique Sosa, colaborador de Ecosur, quienes hablaron de la importancia que tienen los tiburones y los arrecifes coralinos en el ecosistema marino, e hicieron demostraciones del funcionamiento del equipo de buceo que un biólogo marino utiliza para realizar la observación e identificación de especies arrecifales.

En el taller El mundo de las abejas-taxonomía didáctica, realizado por Thomas Gruber, colaborador del equipo de abejas del Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente, los participantes pudieron observar el cajón demostrativo de la colección de abejas nativas de Ecosur y apreciaron la importancia del oficio del taxónomo. Posteriormente, observaron en microscopio algunas especies nativas de México y al finalizar realizaron una práctica didáctica que consistió en pintar y armar una abeja nativa, la cual pudieron conservar como recuerdo de su participación. Este taller interactivo respondió a la necesidad de dar a conocer y difundir el mundo de las abejas nativas para que las personas puedan conocer la biodiversidad que tenemos en México a nivel polinizadores y ecosistemas, y tomar conciencia de su conservación.

El taller de Cultivo sustentable y restauración de poblaciones de orquídeas epífitas en el sureste de México, estuvo a cargo de la doctora Anne Damon, investigadora del Departamento de Conservación de la Biodiversidad, quien expuso a los asistentes sobre temas de conservación y cultivo sustentable de orquídeas, abejas y polinización, así como la importancia del tema ecológico y de educación ambiental para la sociedad en general y en especial a niños y jóvenes.

La doctora Damon destacó que los temas presentados por Ecosur en este magno evento fueron de gran trascendencia, ya que ocurrieron en medio de talleres relacionados con tecnologías basadas en la luz y mecatrónica, y es necesario destacar la importancia del mundo natural, dentro de todos los avances tecnológicos que se han alcanzado.

El desarrollo de estas actividades se llevaron a cabo gracias a la coordinación de Laura Carrillo Bibriezca, del Departamento de Sistemática y Ecología Acuática, a través del Laboratorio de Oceanografía Ecosur; Rémy Vandame, del Equipo de abejas del Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente; Anne Damon, del Departamento de Conservación de la Biodiversidad; Magdalena Jiménez, jefa del Departamento de Difusión de Ecosur y Flor Arballo Alejandre, responsable de CADI (Consejo Asesor de Divulgación, Comunicación y Relaciones Públicas de los centros Conacyt).

Investigador de Ecosur colabora en la descripción de una nueva especie de nematodo de la India

Alberto de Jesús-Navarrete, investigador de Ecosur en la Unidad Chetumal, participó en la descripción de una nueva especie de nematodo de la zona intermareal de playas arenosas de la India. La especie nombrada Rhynchonema dighaensis (Monhysterida: Xyalidae), se caracteriza por su pequeño tamaño y se distingue de las otras especies del género por su cavidad bucal y el tamaño de las espículas, que son los órganos genitales accesorios ubicados en el extremo de la cola del macho.

Estos gusanos que tienen una amplia distribución en el planeta, son de gran importancia ecológica, ya que intervienen en la degradación de la materia orgánica para el cumplimiento del intercambio entre los seres vivos y el ambiente.

Se distribuyen desde las altas montañas hasta profundidades marinas de más de dos mil metros. Cálculos conservadores estiman que existen alrededor de un millón de especies de nematodos, la mayoría de ellas no conocidas aun.

El conocimiento de los nematodos marinos de vida libre es actualmente desequilibrado, ya que existe mucha información sobre los de ambientes templados y muy poca acerca de los nematodos de zonas tropicales. Por lo tanto, los esfuerzos del programa Zoological Survey of India por incrementar el conocimiento de la biodiversidad de estos organismos acuáticos, particularmente, de aquellos que habitan el fondo de los ecosistemas acuáticos son muy importantes.

La descripción de la nueva especie se realizó en colaboración con los investigadores Tridip Kumar Datta y Anil Mohapatra, del Marine Aquarium and Regional Centre, Zoological Survey of India.

El artículo sobre este descubrimiento fue publicado en la revista ZOOTAXA con el título: Rhynchonema dighaensis sp. nov. (Monhysterida: Xyalidae): a marine nematode from the Indian coast with an illustrated guide and modified key for species of Rhynchonema Cobb, 1920. http://zoobank.org/References/7564C962-B1E5-4BAE-B837-58BFB28BF6CF

La participación de Alberto de Jesús-Navarrete, como experto internacional del grupo de nematodos en la descripción de esta especie, pone de manifiesto la importancia de las contribuciones de los investigadores de Ecosur en el contexto internacional.

Ecosur a Puertas Abiertas en Chetumal

El 24 de octubre, se llevó a cabo con gran éxito el Ecosur a Puertas Abiertas 2015 en la Unidad Chetumal.

Personal de la unidad abrió sus puertas a la comunidad chetumaleña y sus alrededores, quienes de nueve de la mañana, hasta las cuatro de la tarde disfrutaron de actividades como el ECOrally, fomento a la lectura, conferencias, talleres, exposiciones interactivas sobre: abejas, tortugas marinas, murciélagos, tiburones, reptiles, zooplancton, manatí, corales, crustáceos, caracol chivita, códigos de barra de ADN, Jardín Botánico, entre otros.

El doctor Héctor Hernández Arana, director de la Unidad Chetumal dio la bienvenida a los más de 500 visitantes que en su mayoría fueron público infantil y juvenil.

Este programa institucional tiene como finalidad incentivar la vocación científica; promover a la ciencia como tema de sociedad; difundir los resultados del quehacer de Ecosur; mostrar los casos de proyectos exitosos en investigación científica y tecnológica; y al mismo tiempo que la población en general conozca las múltiples posibilidades que ofrecen la ciencia y la tecnología en los campos de la actividad productiva, la investigación científica y la docencia.

Este año además de la población en general participaron instituciones de educación de nivel primaria hasta universitario, tanto de escuelas privadas como públicas, además de agrupaciones como la Asociación de Scouts de México A. C., el Seminario Teológico Católico, la Escuela de Puericultura, entre otras.

El Ecosur a Puertas Abiertas se realizó en el marco de de la Semana Nacional de Ciencia y Tecnología del Conacyt,  gracias a la participación de personal académico, administrativo, de servicios generales, estudiantes y voluntarios quienes, desde la etapa de planeación hasta el día de su realización, estuvieron comprometidos para el buen logro del evento.

eapa chetumal

 

Llevan conocimiento de los Códigos de Barra de la Vida a estudiantes

Conocer las especies es algo así como el santo grial de la biología moderna, pues cada una —ya sea animal, planta u hongo— representa un tesoro en sí misma y, además de jugar un papel fundamental en el ecosistema en que se encuentra, se puede aprovechar de manera racional. En otras palabras, tenemos un tesoro que no conocemos, pues a la fecha ni siquiera sabemos cuántas especies existen en nuestro planeta ni en nuestro país, que ocupa el 4° lugar a escala mundial como región megadiversa.

Con la finalidad de conocer la biodiversidad de nuestro planeta y crear una biblioteca que nos sirva para identificar a cada especie animal, planta u hongo, hace cinco años se creó, a escala global, el megaproyecto “Códigos de Barras de la Vida” (iBOL, por sus siglas en inglés).

En el ADN está escrita toda la información de cada ser vivo y su huella única, que se encuentra arreglada en genes, que a su vez codifican a todas las proteínas que conforman nuestro cuerpo.

Para identificar una especie, es necesario secuenciar un gen, que siempre será el mismo. Por ejemplo, para los animales se utiliza un gen que codifica una proteína (enzima) de la cadena respiratoria, que se llama Citocromo Oxidasa I y se abrevia como COI o CO1 o COX1. Curiosamente el ADN para este gen no se encuentra en el núcleo de la célula, sino en la mitocondria, que es la encargada de la respiración y de proporcionar energía a la maquinaria celular. Este ADN extra-nuclear es producto de la herencia ancestral en que una bacteria y una célula se asociaron para tener un mutuo beneficio. Actualmente las mitocondrias solo existen dentro de las células de los seres vivos.

El COI permite identificar a todos los animales de nuestro planeta y es el principio en que se basan los llamados Códigos de barras de la vida. Este conocimiento tiene un universo de aplicaciones que escapa a nuestra imaginación, puede servir para saber qué estamos comiendo, de qué están hechos muchos objetos, qué tipos de aves se impactan en aviones, qué hay en una bolsita de té y mil cosas más, además de qué se está revolucionando la ciencia de la Ecología, al poder conocer de manera acertada cómo se dan las interacciones entre las distintas especies.

En el marco de este megaproyecto, Martha Valdez y Manuel Elías Gutiérrez, investigadores, y Arely Matínez, técnica académica, de la Unidad Chetumal, desarrollaron un laboratorio portátil denominado el Maletín científico de Ecosur. Con esta herramienta, estudiantes de bachillerato y de los primeros semestres de licenciatura realizan análisis moleculares de la misma forma que lo hacen los investigadores, con base en protocolos sencillos y eficaces, que se han implementado en el nodo Chetumal de la Red Códigos de Barras de la Vida en México (Mexbol, www.mexbol.org).

Las y los estudiantes pueden aislar el ADN de un animal, como un insecto o un pez, amplificar miles de veces el gen que codifica para el COI y revisar si su amplificación funcionó. Más tarde, este amplificado podrá ser secuenciado y de esta forma tendrán la oportunidad de trabajar con la base de la vida en nuestro planeta: el ADN o ácido desoxirribonucleico y manejar una aplicación práctica, que es la identificación de un animal con el fragmento trabajado.

De esta forma, quienes obtengan amplificados del gen mitocondrial COI (Citocromo Oxidasa I) pueden conocer el manejo y gran potencial que tiene la base de datos www.boldsystems.org que se está generando con el proyecto de Códigos de Barra de la Vida a escala mundial.

Adicionalmente, los estudiantes de bachillerato podrán someter proyectos en la página www.mexbol.org y el proyecto ganador se premiará con la oportunidad de utilizar el maletín para generar sus resultados.

Las actividades del Maletín científico de Ecosur ya se han llevado a cabo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Quintana Roo, y en las facultades de Biología de la Universidad del Mar, Oaxaca; la Universidad Autónoma de Nuevo León, en Monterrey; y la Universidad Autónoma de Baja California, en Ensenada. Mediante este proyecto, Ecosur espera motivar a estudiantes para que inicien una carrera científica y de esta forma apoyar al desarrollo de nuestro país.

Cabe destacar que la red Mexbol es apoyada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologia (Conacyt) y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Maletín científico de Ecosur

Los Códigos de Barras de la Vida, una alternativa para México y su biodiversidad

Manuel Elías Gutiérrez (melias@www.ecosur.mx) y Martha Valdéz Moreno (mvaldez@www.ecosur.mx) Investigadores de Ecosur en la Unidad Chetumal

 

A pesar de estar en pleno siglo XXI, actualmente la identificación de las especies, su conservación y posible aprovechamiento, está restringida a un selecto grupo de especialistas, los taxónomos. En este contexto, los Códigos de Barras de la Vida, una herramienta molecular que permite obtener secuencias estandarizadas de algunos genes del ADN, ha despertado un enorme interés, ya que permite la identificación rápida y precisa de cualquier especie,  y ha permitido el descubrimiento de especies desconocidas para nosotros.

Algunas de estas especies —entre las que puede haber animales,  plantas y hongos— desconocidas para los conservacionistas y completamente desaprovechadas son extremadamente abundantes y reales indicadores del estado de conservación de un ecosistema. Entre ellas se encuentran los copépodos, unos microcrustáceos,  que son la especie más abundante en la laguna de Bacalar, Quintana Roo, y de la cual dependen todas las demás en el ecosistema.  Solo unos pocos expertos conocen la diversidad de estos organismos, y muchos de ellos permanecen aún desconocidos, pero con los Códigos de Barra de la Vida se han logrado importantes avances para el conocimiento de su diversidad.

En la actualidad los Códigos de Barras de la Vida nos están permitiendo reconocer a las especies y saber cómo se relacionan con las que están presentes en otros sitios. Si a esto sumamos los avances actuales en una nueva rama de la ciencia, denominada metagenómica, podremos darnos cuenta de posibles alteraciones en el medio ambiente casi de forma inmediata y sin errores, con lo que se ha denominado Códigos de Barras Ambientales.

Toda la información obtenida hasta ahora está disponible en una gran biblioteca de códigos de barras, la cual se puede visitar en el sitio www.boldsystems.org. Alberga actualmente los datos de más de medio millón de especies de todo el mundo y forma parte del megaproyecto internacional llamado Barcode of Life,  en el cual participan casi 100 naciones.

Aunque ha habido un enorme avance en la construcción de la biblioteca en los últimos cinco años, todavía falta mucho por hacer para conocer la biodiversidad, sobre todo de las regiones megadiversas del mundo, de las que México ocupa el cuatro lugar, y que son las más frágiles desde el punto de vista ecológico.

A través de la biblioteca se puede identificar un especimen con más del 90% de certeza, a partir de una secuencia corta, que se puede obtener en 15 minutos a un costo de menor a 2 dólares. Muchos taxónomos creen que debido a los avances de esta herramienta se quedarán sin trabajo, pero el efecto es totalmente diferente.

Solo conocemos una pequeñísima fracción de la diversidad biológica de nuestro planeta, los cálculos más optimistas indican que conocemos la quinta parte de lo que existe, mientras otros piensan que no llegamos ni siquiera al 2%, pero en realidad nadie lo sabe con certeza. El efecto es que los códigos de barras nos están ayudando a descubrir nuevas especies y al parecer hay muchas más de lo que pensábamos, por ello, el trabajo de los taxónomos se incrementará, pues ninguna nueva especie puede ser descrita a partir exclusivamente a partir de los códigos de barras, sino que ha surgido una nueva corriente denominada taxonomía integrativa, donde concurren todas las evidencias posibles para establecer si se trata o no de una nueva especie. En este sentido lo único que está cambiando es que los no-taxónomos están identificando a los seres vivos y le están dando a este conocimiento un carácter universal.

Las posibles aplicaciones de los Códigos de Barras de la Vida escapan a nuestra imaginación, algunas que se han venido desarrollando, aparte del monitoreo ambiental, son el reconocimiento de las especies a partir de fragmentos, por ejemplo, de aletas de tiburón, los alimentos que consumimos como filetes o las hierbas que están en las bolsas de té, así como la presencia de exóticos, comercio y tráfico ilegal de especies protegidas o en peligro, impactos de aves en aviones, etc.

También se ha desarrollado un nuevo campo: la ecología funcional, con la cual podemos saber exactamente quién se come a quién, a partir de rastros como excretas; distribución geográfica, sin necesidad de recolectar a los especímenes, pues un pelo, una gota de sangre o un pedazo de tejido son suficientes; y el efecto real que las especies exóticas están teniendo sobre las nativas.

Con los avances actuales de metagenómica podremos conocer las especies que habitan en un fragmento de selva con unas cuantas muestras de suelo, así como las especies de peces que habitan un lago o un arrecife de coral con muestras de sedimento del fondo o hasta de agua.  Es decir, de manera indirecta y sin contar con los ejemplares podemos saber quién está ocupando cualquier habitat.

Todo esto, nadie lo imaginaba hace diez años, sin embargo, nada será posible si no continuamos construyendo la Biblioteca de Códigos de Barras de la Vida. El enorme interés que han despertado estas metodologías y la esperanza que representan para el monitoreo y la conservación de la biodiversidad quedó plasmado en el reciente congreso internacional que se celebró en ciudad de Guelph (Canadá), del 18 al 21 de agosto, donde participaron más de 500 delegados de 54 países.

México ha participado en este proyecto desde sus inicios y, por primera vez en su historia científica, ocupa un lugar preponderante en la generación de resultados en un proyecto de gran alcance internacional, donde han participado más de 20 instituciones nacionales. Todas ellas han conformado la red temática de Códigos de Barras de la Vida en México, apoyada por el Conacyt. En particular, Ecosur se ha constituido como un líder, junto con el Instituto de Biología de la UNAM y el Centro de Investigaciones del Noroeste (CIBNOR).

El resultado de los esfuerzos de los investigadores, técnicos y estudiantes de Ecosur, en particular, puede apreciarse en la figura de la página www.boldsystems.org donde aparecen en rojo los sitios que cuentan con más códigos de barras. Personal de esta institución ha participado en la descripción de nuevas especies de crustáceos, peces, anélidos, moluscos, etcétera, con la ayuda de estas nuevas metodologías y en un futuro desarrollarán métodos de monitoreo ambiental para ayudar a la conservación de los recursos naturales de México y la detección temprana de especies exóticas con potencial invasivo.

El personal académico y estudiantes de Ecosur han publicado las primeras listas de especies de peces del arrecife mesoamericano, lagos y cenotes de Yucatán, entre muchas cosas más, y  fueron pioneros en la identificación de restos alimenticios del pez león, una especie exótica que ha invadido todo el Caribe, y que ha causado un gran impacto debido a que es un terrible depredador. También descubrieron las primeras etapas larvales de este pez en el Atlántico, dando una idea de su reproducción y la forma en que las corrientes han contribuido a su dispersión. En el caso de los ecosistemas de agua dulce se ha encontrado una diversidad escondida que no se esperaba y al parecer los patrones de distribución geográfica de las especies son más limitados de lo que se pensaba, lo que ha reforzado las hipótesis sobre la fragilidad de estos ecosistemas.

Todos los grupos de seres vivos representan un capital natural tan importante como el capital financiero y nuestra supervivencia como especie depende de este capital natural a escala global. Este acervo se está perdiendo aceleradamente debido a la degradación ambiental, la sobreexplotación de recursos y un sinfín de causas más, que incluso aún no conocemos.

Los Códigos de Barras de la Vida representan una brillante y eficaz alternativa para darle un gran impulso al reconocimiento de la diversidad biológica, lo cual permitirá postular nuevas teorías sobre la evolución y distribución actual de los seres vivos, y permitirán plantear nuevas alternativas para el desarrollo sustentable de nuestro país. Recordemos que no podemos proteger ni utilizar de manera racional lo que no conocemos.

Realizan taller para la construcción ciudadana de políticas públicas

Los días 1 y 2 de octubre, en las instalaciones de la Unidad San Cristóbal, se llevó a cabo el Taller “Policy Brief, preparación de síntesis para tomadores de decisión”, facilitado por Galileo Rivas, especialista en gestión de la innovación tecnológica del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) de Costa Rica.

Galileo Rivas indicó que la función principal del taller es facilitar a los académicos de Ecosur una metodología para elaborar y estructurar una síntesis para tomadores de decisión, vinculada a temáticas de conservación de la biodiversidad, sistemas productivos agropecuarios, vulnerabilidades, gobernanza y otras áreas afines.

“Una síntesis se orienta a desarrollar recomendaciones de política para analizar un problema y, a partir del mismo, derivar una serie de recomendaciones que pueden aperturar espacios de solución. Este documento tiene una característica muy puntal, es neutro, breve, y sobre todo trata de hacer un aterrizaje muy integral de las recomendaciones buscando que sean lo más realistas posibles para resolver el problema”, explicó.

Durante los dos días de actividades, los participantes — investigadores y técnicos de las unidades Villahermosa, Tapachula, Chetumal y San Cristóbal— analizaron la visión de Ecosur y su rol en procesos de orientación de toma de decisiones, los enfoques y estructura de la síntesis, posteriormente analizaron sus artículos de investigación, principales hallazgos, motivaciones y conclusiones, y como resultado final generaron su propio documento Policy Brief.

Al taller, organizado por la Dirección de Vinculación de Ecosur,  también asistió personal de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

El evento se realiza en el marco del proyecto “Participación de la ciencia y la tecnología en la construcción ciudadana de políticas públicas en las Áreas Naturales Protegidas del Sureste de México”, dentro del cual se realizará un Foro de Políticas Públicas en Áreas Naturales Protegidas, el 18 y 19 de noviembre, en la Unidad San Cristóbal.

Estudiarán a flamencos en la Reserva de la Biosfera Ría Lagartos

Con el objetivo realizar estudios de demografía, con aspectos de longevidad, estructura de edades y distribución de flamencos, se realizó el anillamiento de 407 flamencos de la especie Phoenicopterus ruber, en Punta Mecoh, dentro de la Reserva de la Biosfera Ría Lagartos en Yucatán (RBRL).

El proyecto es coordinado por el doctor Jorge Correa, investigador de la Unidad Chetumal, en colaboración con la Fundación Pedro y Elena Hernández AC y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP).

A 407 pollos de flamenco de aproximadamente tres meses de edad, que todavía no pueden volar, se les colocó una banda de plástico con un código de letras en la pata izquierda y una anilla de metal en la pata derecha. A estos flamencos “marcados” se les dará seguimiento a a lo largo de la costa norte y occidental de la Península de Yucatán.

Este proyecto también será desarrollado en las Reservas de la Biosfera Ría Lagartos, Ría Celestún y Los Petenes, con el apoyo de la Fundación Pedro y Elena Hernández AC y por un subsidio del Programa de Monitoreo Biológico en Áreas Naturales Protegidas (PROMOBI).

En el marcaje de los flamencos participaron también Griselda Escalona, investigadora de la Unidad Campeche,  y estudiantes de ambos investigadores.

Establecen acuerdos institucionales en la 18ª Reunión de la Red PAI CRSS ANUIES

Como parte de los compromisos establecidos de la Red de Programas Ambientales de la Región Sur-Sureste de la ANUIES (PAI CRSS ANUIES) se reunieron representantes de las instituciones que la integran, los días 27 y 28 de abril de 2015 en Ecosur Unidad Chetumal.

En esta reunión se establecieron mecanismos de comunicación, capacitación, formación ambiental, diseño de proyectos de colaboración y evaluación de los PAI´s institucionales, así como el intercambio de experiencias para el establecimiento de acuerdos que contribuyan al óptimo cumplimiento de los compromisos de esta Red.

Las instituciones participantes fueron la Universidad Veracruzana (UV), Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH), Instituto Tecnológico de Orizaba (ITO), la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), la Universidad Autónoma del Carmen (UNACAR), la Universidad del Caribe (UNICARIBE), la Universidad Autónoma de Campeche (UAC), la Universidad de Quintana Roo (UQROO) y Ecosur con representantes de la Unidad Chetumal, San Cristóbal y Villahermosa.

Como resultado de esta reunión se establecieron acuerdos generales entre los que incluyeron encontrar estrategias para que los rectores o directores de las instituciones, que conforman esta Red, brinden mayores apoyos a las y los coordinadores para fortalecer el quehacer que se realiza al interior de las Instituciones de Educación Superior (IES) y Centros de Investigación (CI).

Otro de los acuerdos fue dar impulso a la institucionalización y consolidación de los PAI’s dentro de las mismas para el fortalecimiento mediante la inyección de recursos, infraestructura y estableciendo una estructura operacional como pudiera ser una coordinación y/o Jefatura. También para que los PAI´s puedan tener un peso importarte en las instituciones, al ser congruentes y transversales en el quehacer de las IES y CI.

Esta reunión fue organizada por Nuria Torrescano Valle, responsable del Plan Ambiental de Ecosur (PAEcosur) y las integrantes del PAE de la Unidad Chetumal, Gabriela Zacarías de León, Arely Martínez Arce, Carmen Olivia Rosas Correa y Ligia Serrano Crespo, en coordinación con Silvia Ramos Hernández, coordinadora regional de la Red PAI CRSS ANUIES.

Participaron en la reunión, también, Claudia Brunel, subdirectora de Seguimiento y Planeación Académica y Jesús Carmona, responsable de Laboratorios Institucionales, ambos de Ecosur.

En la clausura de la reunión, Héctor Hernández Arana, director de la Unidad Chetumal, se comprometió a dar los apoyos necesarios para el cumplimiento de los acuerdos establecidos.

 

Fotografía: Mauricio Salgado Acosta