

Los insectos son una temática ampliamente popular en los sellos postales, y este escrito se enfoca en explorar su presencia en ellos
LUCRECIA ARELLANO GÁMEZ (1) Y BENIGNO GÓMEZ Y GÓMEZ (2)
El correo postal es un sistema diseñado para enviar escritos y paquetes de un remitente (quien envía) hacia un destinatario (quien recibe). Este sistema ha sido parte de la vida de muchas personas, durante mucho tiempo. Sin embargo, para las nuevas generaciones puede ser un misterio, ya que en la actualidad el envío de cartas a través del correo postal ha quedado en gran medida relegado al envío de paquetes y documentos (Fig. 1). La comunicación de persona a persona se ha trasladado mayormente al terreno del internet, el correo electrónico y de la mensajería instantánea debido al uso cotidiano de la red informática mundial. Es importante reconocer la importancia histórica y la evolución de este sistema de envío, que ha dejado una huella significativa en la forma en que nos comunicamos y conectamos a nivel global.
La estampilla, timbre o sello postal es un pequeño papel que se pega en los sobres y sirve como comprobante del pago previo de los envíos efectuados por correo. Las estampillas representan parte de la historia nacional o regional de los países a través de las figuras de personajes ilustres, elementos culturales, artísticos y científicos, así como la flora y fauna. Cada país decide el diseño de sus estampillas, siempre buscando plasmar documentos filatélicos con valor ante la sociedad, que represente una contribución a la construcción de identidad nacional o exprese valor cultural o biológico.
En los catálogos de timbres postales, la temática de insectos es muy popular. Entre los temas destacados en estas estampillas se encuentran la taxonomía, fauna local, medicina, agricultura, apicultura y veterinaria. En muchos países del mundo, se aprecian representaciones de insectos considerados benéficos y/o carismáticos, como las abejas. Estas han sido incluidas en los timbres debido a su producción de miel, su valor como polinizadores y su intrigante y compleja historia de vida. De hecho, la primera estampilla postal registrada que representa a un insecto con una pequeña colmena de abeja de la miel fue emitida por Nicaragua en 1891. Para 1990 más de 300 países habían emitido cerca de 5000 estampillas con más de 1700 especies de insectos de 14 órdenes diferentes.
Las mariposas (Lepidoptera) son el grupo de insectos más representados en las estampillas postales de insectos y representan el 67 % del total emitido, esto quizás por su carisma y biofilia (ej. mariposa monarca: Danaeus plexipus), los servicios ecosistémicos (polinizadores) e incluso por ser considerados plaga (sus larvas), y en segundo lugar destaca la existencia de un buen número de sellos con escarabajos, posiblemente debido a que sus formas, coloridos, tamaños y hábitos han llamado la atención del hombre desde tiempos antiguos. El primer sello postal que representó a un escarabajo fue emitido en Chile en 1948 y muestra a un Lucánido, el ciervo volante de Darwin (Chiasognathus granti) cuyas larvas se alimentan de maderas, troncos y raíces. En estado adulto, succionan la savia que exudan algunos árboles. A partir de esta fecha y hasta nuestros días se han emitido más de 240 sellos con la temática de Scarabaeoidea.
Las libélulas (Odonata) son también populares en los timbres postales. En varios países orientales como Japón y China, la presencia de las libélulas y caballitos del diablo está relacionada con cosas positivas (buena suerte, buenos deseos) y estos insectos simbolizan el coraje, la fuerza, la victoria y la felicidad. Se les considera benéficos y favorables, probablemente debido a su abundancia en los campos de cultivo de arroz, un alimento muy importante para esas culturas. Históricamente, Japón fue el primer país en representar un odonato en un sello postal en 1923 y hasta 2020 había un total de 426 estampillas emitidas por 113 países. Pese a que para algunos pueblos occidentales la percepción que se tiene hacia estos insectos está vinculada a demonios, duendes y brujas y con ello a cuestiones negativas (mala suerte, calamidades, infortunios, desastres) la tendencia ha ido cambiando. Algunos países americanos han emitido sellos con estos organismos, por ejemplo, el caballito del diablo Mecistogaster ornata, que tiene una longitud de hasta 10 cm y una envergadura alar de 12 cm fue representada en un sello de El Salvador en 1985. Los odonatos también han sido incluidos en estampillas como parte de la cadena alimenticia, esta interacción se representa en el sello emitido por China en el 2006 que ilustra al abejaruco cola azul, un ave migratoria (Merops philippinus) cazando a la libélula halcón de los pantanos de cola carmesí (Orthetrum pruinosum neglectum). Por último, Estados Unidos y Suiza en 2009, a través de la ONU, emitieron una serie de estampillas con el tema “Especies en peligro”, donde se ilustra a dos caballitos del diablo: Agrion imperator y Coenagrion mercuriale, asimismo, España emitió una serie de cuatro estampillas en 2015 con el tema “Especies protegidas”, entre ellas la libélula Onychogomphus forcipatus.
Otro orden de insectos representado en timbres postales es el de los Mantodea, cuya característica más llamativa es la estructura de sus patas delanteras, notablemente modificadas para la captura de presas. Se camuflan y permanecen inmóviles, esperando que se acerque la presa, o acechan a su presa con movimientos lentos y sigilosos. Hasta 2019 se habían emitido un total de 136 sellos con imágenes de mántidos, donde la especie más frecuentemente incluida es Mantis religiosa (santateresa, silbata, mamboretá, campamocha, tatadiós o simplemente mantis). Esta especie no es venenosa, utiliza sus fuertes patas delanteras para atrapar a sus presas y devorarlas vivas, es capaz de cazar ranas, lagartijas, pequeños ratones, polillas y colibríes. La mantis ha sido representada en un sello emitido por Australia en 2003 en el que se incluye a una campamocha alimentándose del caballito del diablo Diphlebia nymphoides.
Hasta 2015, existían únicamente ocho sellos postales con motivos de cucarachas (Blattodea), que han sido emitidos en diferentes momentos históricos, resaltando los años de 1997 y 2011. En los sellos postales se representan tres especies consideradas “plaga”: Periplaneta americana, P. australasiae y Blatta orientalis, mientras que las restantes son consideradas como silvestres, sin embargo, es claro que la repulsión que causan las cucarachas a la humanidad (entomofobia), también se ve reflejada en la escasa emisión de estampillas postales.
Las estampillas postales son un buen medio de información para transmitir información a los diferentes sectores de la población sobre los insectos y en general sobre biodiversidad. Mientras las personas de las oficinas postales utilicen sellos se tendrá la oportunidad de conocer y, por qué no, de concienciar a otros sobre la conservación de otras formas de vida en nuestro planeta. Ha sido política del Servicio Postal Mexicano, a través de sus colecciones filatélicas, el sumarse a los esfuerzos que se realizan en pro de la conservación de las especies en peligro de extinción y el difundir aspectos importantes de la biodiversidad, para tratar de formar una cultura ecológica entre nuestra población. Esta preocupación ha llevado al correo mexicano a plasmar 345 especies de la fauna y 60 de la flora de nuestro país, habiéndose elaborado tres planillas. En una de ellas: “Conservemos las Especies de México” se hace alusión a varios insectos.
Para más información
Gómez, B., y Junghans, C. (2002). Los Scarabaeoidea (Insecta: Coleoptera) en la filatelia. Cuadernos de biodiversidad, 11: 10-14.
Gómez, B., Domínguez, M. R. y Junghans, C. (2015). Las cucarachas (Blattodea) representadas en los sellos postales (entomofilatelia). Castaño-Meneses, G. & JL Navarrete-Heredia (coords.) Avances en la Entomología Cultural Mexicana. UNAM-CUCB: Universidad de Guadalajara. Guadalajara, México. Pp. 77-82.
Díaz, J. A. L., y Gómez, B. (2020). Los Odonata (Insecta) en la entomofilatelia. Dugesiana 27(1): 3-10.
Baltazar, E. H., y Gómez, B. (2019). Los Mantodea en la filatelia (Insecta: Dictyoptera). Dugesiana 26(2): 71-76.
https://www.coleccionarsellos.com/filatelia
“La opinión es responsabilidad de los autores y no representa una postura institucional”
1. Red de Ecoetología, Inecol.
2. El Colegio de la Frontera Sur, Unidad San Cristóbal de las Casas
TEXTO PUBLICADO EN https://www.cronica.com.mx/academia/insectos-timbres-postales.html
PUBLICACIONES RELACIONDAS https://elportal.mx/salud-y-ciencia/inecol_es_ciencia/los-insectos-y-los-timbres-postales/
El viernes 10 de noviembre, personal académico de ECOSUR y egresados de PIES AGILES Shaday, Omar y Oscar, compartieron las experiencias de los planes de acción territorial, de los colaboratorios, de los aportes en la facilitación del diplomado en Energía, del campamento agroecológico, así como de los procesos de vinculación académica e integración de la sociedad tabasqueña y campechana.
En el Acahual “Red de Intercambio de Experiencias Agroecológicas”, que se ubica en Cunduacán, Tabasco, y la cual se consolidó durante el proceso de Prácticas Interinstitucionales PIES AGILES; Antonio Saldívar Moreno, director general de ECOSUR; Rodimiro Ramos Reyes, coordinador de la Unidad Villahermosa; Pablo Martínez Zurimendi y Diana Ayala Montejo, investigadores en dicha unidad, observaron las investigaciones en a) Modelo de producción de cítricos y cerdos en pastoreo, en el cual se evidencia la eficiencia del uso de arvenses para alimento de cerdos, principalmente de la especie dominante llamada localmente lengua de vaca, que tiene potencial nutricional y es palatable para los cerdos; b) Biodigestores, móvil y estático, para integrar el ciclo productivo del cerdo con el aprovechamiento de los productos gas y abono; c) Comparaciones de biotecnologías para producir compostas, vermicompostas y lixiviados; d) Rediseño de cacaotal con plátano y cerdo en pastoreo para contribuir a la eliminación de glifosato con el aprovechamiento de arvenses como alimento, la generación de ingresos a mediano plazo con el plátano, la revitalización de las plantas de cacao con abonos vivos y a largo plazo la renovación de cacaos.
Se comentó que se espera la integración de más personal académico en los procesos de investigación acción participativa de la red Acahual y la nueva generación de la Especialidad Nacional para el Bienestar Comunitario en Agroecologías y Soberanías Alimentarias (ENBC-ASA), así como la colaboración en los procesos de divulgación científica y la promoción de los mercados solidarios en redes sociales para los productos agroecológicos carne y longaniza de cerdo, naranjas, cacao, lixiviados, agua de vidrio, composta, vermicomposta, bioles, pie de lombrices, y semillas de hortalizas, entre otros.
En el recorrido también se intercambiaron saberes tradicionales con la degustación de la manzana de coco, cuyo momento generó diálogos sobre los conocimientos de calidad de semillas de coco y sus beneficios nutricionales, por lo que se ve importante promover la conciencia que se le debe dar al agroecosistema.
Erandi Monroy Hernández, estudiante de la Maestría en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural y Sergio Salvador Zapata Martínez, estudiante del Doctorado en Ciencias en Ecología y Desarrollo Sustentable, participaron en el Conversatorio de investigaciones vinculadas con la Red de Reservas del Valle de Jovel, en un evento que se celebró en el Museo-Jardín Corazón de Jade en la Ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, el pasado 11 de octubre. En esta reunión estuvieron presentes los sectores académico, privado y social.
Erandi Monroy presentó avances de su proyecto de investigación “Efecto del paisaje sobre la diversidad de plantas, anfibios y reptiles en remanentes boscosos de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas”. Con este estudio se busca realzar la importancia de estas zonas boscosas como áreas de conservación de biodiversidad en ambientes fuertemente trasformados por asentamientos humanos, evaluar el efecto de la urbanización sobre estos grupos biológicos y divulgar la importancia de dos grupos de animales poco apreciados y respetados por la sociedad: los anfibios y los reptiles.
Por su parte, Sergio Zapata habló de su proyecto “Efectos locales y del paisaje sobre la diversidad taxonómica y funcional de avispas parasitoides asociados a huertos urbanos”. En él abordó la importancia de estos insectos benéficos para el control biológico de plagas desde una perspectiva para su conservación en huertos urbanos. El objetivo de esta investigación es conocer cómo el manejo del huerto y la transformación del paisaje alrededor de estos influyen en la diversidad de avispas parasitoides. Al final de la ponencia se visibilizó la importancia de estos organismos y se presentaron los primeros resultados sobre la biodiversidad de parasitoides y sus relaciones ecológicas con otros insectos.
Ambos estudiantes realizan sus investigaciones con la dirección académica de Susana Maza Villalobos Méndez, investigadora del Departamento de Conservación de la Biodiversidad.
Para comenzar esta nota, retomamos las palabras de Michael Pollan en su libro El dilema del omnívoro que dice lo siguiente: “Lo que comemos y nuestro modo de comerlo condicionan en gran medida el uso que hacemos del mundo y lo que va a ser de él” (2010, p.31), con el propósito de resaltar la importancia de la cocina, sus protagonistas y el impacto sobre los medios de vida.
En este caso, hacemos referencia a la feria gastronómica realizada el pasado martes 31 de octubre en los espacios del vivero comunitario en Abalá, que organizó la comunidad de aprendizaje que acompaña la especialista Damaris del Pilar Pech Salas, estudiante del Nodo Yucatán-Quintana Roo del Programa Pies Agiles. Una actividad que celebra el cierre del proceso de Prácticas Interinstitucionales de Inmersión Territorial (PIIT) que logró articular acciones comunes con el Programa Sembrando Vida, así como con docentes y estudiantes de la carrera de Nutrición de la Universidad del Valle de México.
Este encuentro tuvo como propósito central compartir el recetario colectivo K’ooben / Abal-Ha, una obra producto de muchos meses de trabajo que coordinó Damaris. Ella comentó durante la presentación que las recetas “salían de las conversaciones mientras trabajábamos la tierra” entre las mujeres mayas de esta comunidad que también participan en el Programa Sembrando Vida. De este modo, sumaron más de 40 platillos, los cuales fueron organizados considerando los cultivos en la milpa: el maíz, los ibes (leguminosas), las calabazas y arvenses comestibles. También integraron una sección sobre las diversas formas de cocción y los utensilios de cocina que determinan los sabores que les caracterizan.
En la feria gastronómica cada platillo fue presentado por sus autoras y autores. A esta actividad se sumó un grupo de estudiantes de la Universidad del Valle junto con la profesora Adriana Torres Vega, asesora y docente de la Escuela de Ciencias de la Salud, como también compañeras y compañeros del Programa Sembrando Vida, entre otros convidados.
Así se presentó cada detalle del libro y una deliciosa degustación. En este sentido la tutora por ECOSUR y tejedora de este nodo, la Dra. Olga Domené planteó “Esperamos que esta comunidad pueda seguir comunicando sus experiencias, ahora con un recetario y seguir promoviendo nuevos espacios donde se puedan compartir con orgullo los platos como alimentos que son frutos de la tierra y sus prácticas. Donde aparece la milpa y solares mayas que sostienen una importante biodiversidad de alimentos, muchos no convencionales, que sustentan la tan ansiada soberanía alimentaria… al mismo tiempo resaltar la importancia que tiene este tipo de encuentros en los territorios para sumar e interesar a las nuevas generaciones por esta área de conocimiento… y por aquí seguimos de fiesta, cerrando un ciclo con los Pies Agiles en sus comunidades”.
El trabajo de Damaris nos ofrece la posibilidad de ver la importancia de abrir espacios educativos desde y con el territorio, y revalorizar la cultura alimentaria tradicional que paulatinamente se ha ido erosionando frente al avance de la gran agroindustria, que no solo nos afecta en la salud sino también por el impacto ambiental que genera sobre los bienes comunes como la tierra, el agua, y las semillas, entre otros. Por otro lado, nos permite reconocer la importancia de articular esfuerzos colectivos -instituciones, universidades, programas de gobierno- a favor de propósitos comunes, en este caso resaltar la cocina desde una perspectiva agroecológica.