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Una ventana al pasado: copépodos en ámbar revelan una antigua comunidad de manglar en Chiapas, México

Eduardo Suárez Morales
Investigador del Departamento de Sistemática y Ecología Acuática

Los copépodos son microcrustáceos acuáticos que tienen una amplia variedad de formas y que en conjunto son considerados los animales más abundantes en la Tierra, superando en número a los insectos y a otros invertebrados. Su enorme abundancia se relaciona con su éxito en los ambientes más extensos del planeta como los océanos, las zonas costeras y las aguas continentales. Uno de los grupos de copépodos más abundantes, diversos y ampliamente distribuidos son los harpacticoides, formas con cuerpos cilíndricos o vermiformes que habitan en una amplia variedad de ambientes, principalmente en sedimentos, donde forman parte de comunidades bien establecidas.

A pesar de poseer un exoesqueleto de quitina, que es resistente a la degradación química, el registro fósil de copépodos es muy escaso y se limita a sólo tres de los nueve órdenes reconocidos en la actualidad. Se han encontrado algunos fósiles en su mayoría incompletos en depósitos de sedimentos, brea y en asociación con fósiles de vertebrados e invertebrados.

La preservación de artrópodos acuáticos en ámbar es inusual, pero ofrece una visión única de las comunidades que habitaron los paleoecosistemas tropicales y subtropicales. A partir de una colaboración entre investigadores de instituciones como el Natural History Museum de Londres, el Instituto de Geología de la UNAM y El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), se publicó recientemente –12 de Octubre, 2016– el primer descubrimiento y análisis de copépodos harpacticoides conservados en ámbar.

Este material único incluye un total de 69 especímenes que representan al menos diez especies pertenecientes a cinco familias, que fueron encontrados dentro de 14 piezas de ámbar del Mioceno temprano con una antigüedad de 22.8 millones de años en la zona de Simojovel, en el estado de Chiapas, sureste de México.

El análisis taxonómico de estos especímenes permitió ubicarlos en familias y géneros recientes de harpacticoides, lo que en conjunto reveló una comunidad que se asocia con ambientes costeros de tipo manglar. El género Leptocaris de la familia Darcythompsoniidae destacó por su frecuencia en el ámbar de Chiapas; se encontraron también representantes de Darcythompsonia y Enhydrosoma –familia Cletodidae–. El predominio de miembros de la familia Darcythompsoniidae en los sedimentos es característico de ambientes tipo manglar, por lo que este hallazgo permitió perfilar esta paleocomunidad.

Así, este estudio nos dio la oportunidad única de asomarnos a casi 23 millones de años en el pasado ambiental de esta zona del sureste de México y nos aportó datos directos del tipo de fauna y ambiente que existió en esa época cuando esta era una zona costera. El hallazgo de estos harpacticoides en el ámbar mexicano representa la mayor diversidad de fósiles de copépodos que se ha encontrado a escala mundial.

Ver artículo original publicado en la revista Scientific Reports de Nature en: www.nature.com/articles/srep34872

Ambar-nota ECOSUR

Más información:
Dr. Eduardo Suárez
Departamento de Sistemática y Ecología Acuática
Grupo: Zooplancton y Oceanografía
Unidad: Chetumal
esuarez@www.ecosur.mx
Tel. (983) 835 0440 (ext. 4304)

Pronunciamiento de Ecosur sobre Tajamar

Personal académico y estudiantes de las cinco unidades de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) se pronuncian publicamente, mediante este documento, ante el ecocidio sucedido en la ciudad de Cancún, Quintana Roo por la construcción del proyecto “Malecón Tajamar”.

El manglar es importante porque sostiene gran parte de los servicios ambientales, biodiversidad y producción pesquera, por lo que “como obligación moral y profesional frente a este tipo de sucesos”, en este documento se hace la denuncia a los particulares y a las diversas autoridades ambientales que permitieron o llevaron a cabo este ecocidio (SEMARNAT, PROFEPA, SEMAR, DEGIRA, INEC; FONATUR-SECTUR).

Asimismo, se exige la suspensión definitiva del proyecto y la restauración y reforestación de la zona, comprometiendo al gobierno para que este tipo de “atentados contra la sociedad y la naturaleza no vuelvan a ocurrir”.

Ecosur Pronunciamiento Tajamar

Chetumal, Quintana Roo, a 25 de enero de 2016.

A la opinión pública
A los medios de comunicación en general
A las autoridades ambientales de México

El pasado 16 de enero del año en curso, en la ciudad de Cancún, Quintana Roo, se destruyeron aproximadamente 58 hectáreas de manglar como parte del proyecto inmobiliario “Malecón de Tajamar” del Fondo Nacional de Turismo (FONATUR). En la zona se pretende construir un centro comercial, oficinas, estacionamientos, una iglesia y un desarrollo habitacional; dichas obras quedaron suspendidas por el Juzgado Segundo de Distrito del Estado gracias a las denuncias de la población y del movimiento “Salvemos Manglar Tajamar”.

Los humedales costeros como el manglar, los pastos marinos, los arrecifes coralinos, las lagunas costeras, etcétera, constituyen un continuo entre la zona terrestre y marina. En dicha transición la pérdida o deterioro de uno de estos sistemas inicia la eliminación de los otros; incluso en zonas cársticas, representan las pocas áreas de captación y reserva de agua dulce. Adicionalmente, los manglares son zonas de alimentación, refugio y crecimiento de especies juveniles de moluscos, crustáceos, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos, por lo que los manglares sostienen gran parte de los servicios ambientales, biodiversidad y producción pesquera. Asimismo, actúan como sistemas naturales de control de inundaciones y como barreras contra huracanes e intrusión salina, controlan la erosión, protegen las costas y mejoran la calidad del agua al funcionar como filtro biológico.

El manglar de Tajamar se ubicaba frente a la Laguna Nichupté y era, hasta hace poco, uno de los remanentes de vegetación nativa que salvaguardaba especies en peligro de extinción, como cocodrilos, iguanas, aves, palma chit y los propios mangles. En México la protección de los manglares se encuentra regulada en la Norma Oficial Mexicana 022-SEMARNAT-2003, en la Ley General de Bienes Nacionales, en la Ley General de Vida Silvestre, específicamente en sus Artículos 60 TER y 99, y en la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, concretamente en su Artículo 28, Fracción IX; en dichos marcos legales se establece la protección del manglar y de toda la unidad hidrológica (el manglar mismo, marismas y áreas terrestres adyacentes). En caso de cualquier afectación provocada a éstos, en el Título “Delitos Contra el Ambiente y la Gestión Ambiental” Capítulo II “De la biodiversidad”, el Artículo 420-Bis, Fracción I, del Código Penal Federal vigente se establecen las sanciones respectivas.

Para la destrucción del manglar la normatividad marca que la flora y la fauna tienen que ser reubicadas, cosa que no sucedió. Esto es particularmente preocupante y contradictorio a unos meses de que se lleve a cabo en la ciudad de Cancún, Quintana Roo, la COP13 (Conferencia de las Partes) del Convenio sobre Diversidad Biológica.

En Cancún casi todos los espacios naturales, particularmente las playas, se encuentran destinados al capital privado y turismo internacional que nos visita. Por ello, los espacios como el otrora manglar de Tajamar son especialmente importantes y, aunque cada vez menos, son espacios recreativos y de esparcimiento social.

Lo descrito exhibe, una vez más, que el tipo de desarrollo actual se basa en la acumulación, despojo y devastación ambiental.

En este sentido, en El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), como nuestra obligación moral y profesional frente a este tipo de sucesos:

  • Denunciamos a los particulares y a las diversas autoridades ambientales que permitieron o llevaron a cabo este ecocidio (SEMARNAT, PROFEPA, SEMA, DEGIRA, INEC; FONATUR-SECTUR).

  • Exigimos que la suspensión del proyecto “Malecón Tajamar” en próximas horas, por parte de la autoridad judicial correspondiente, sea definitiva.

  • Demandamos que se lleve a cabo la restauración y reforestación de la zona y que los costos de este proyecto sean solventados por la inmobiliaria responsable del ecocidio y por FONATUR; proceso que, sugerimos, debe ser realizado por una entidad de investigación pública por los menos durante los siguientes cinco años, debido a la dificultad y lentitud para recuperar estos ecosistemas.

  • Pedimos que el Gobierno, a través del Presidente Municipal de Benito Juárez, el Licenciado Paul Carrillo de Cáceres, el Gobernador del Estado, Licenciado Roberto Borge Angulo, y el Presidente de la República, Licenciado Enrique Peña Nieto, se comprometan a que semejantes atentados contra la sociedad y la naturaleza no vuelvan a ocurrir.

Atentamente
Trabajadores y estudiantes de ECOSUR

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Foto: Internet