el colegio de la frontera sur

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Reflexionan en torno al presente y futuro de la milpa maya

El 19 y 20 de octubre, se realizó el  Foro multidisciplinar: “La milpa, el corazón de la tierra: reflexiones en torno al presente y futuro de la milpa maya”, en la Universidad de Oriente (UNO) de Valladolid, Yucatán, en el que académicos, estudiantes y miembros de la sociedad civil intercambiaron información y reflexionaron sobre las distintas realidades socioambientales que convergen en la milpa maya en el siglo XXI, desde los enfoques antropológico, económico y agroecológico.

El acto inaugural fue presidido por la profesora Alpha Alejandra Tavera Escalante, presidenta municipal de Valladolid, el doctor Carlos Alberto Pérez y Pérez, director académico de la UNO, Javier Hirose López, profesor-investigador de la UNO, y Mario González Espinosa, director general de Ecosur.

Samuel Israel Levy Tacher, investigador de Ecosur, dictó la ponencia magistral titulada  “Fundamentos para la rehabilitación de agroecosistemas forestales en la península de Yucatán”.

El foro contó con tres mesas de trabajo: Organización social de la producción, en la que presentaron ponencias, Maya Lorena Pérez Ruiz, de la Dirección de Etnología y Antropología Social del Instituto Nacional de Antropología e Historia, y Manuel Roberto Parra Vázquez, investigador de Ecosur; Agroecología, en la que expusieron sus trabajos y reflexiones Mario González Espinosa, Pedro Antonio Macario Mendoza, Ramón Mariaca Méndez, y Rogel Villanueva Gutiérrez, investigadores de Ecosur; y Antropología de la milpa, en la que participaron Javier Hirose López y Rocío Carolina Murguía Argüelles, investigadores de la UNO, José Armando Alayón Gamboa, Carla Beatriz Zamora Lomelí y Francisco Delfín Gurri García, investigadores de Ecosur, y Margarita Rosales González, investigadora de la Universidad Autónoma de Yucatán.

Derivado de este encuentro investigadores, profesores, estudiantes y miembros de la sociedad civil, dieron luz a la Declaratoria de Valladolid sobre la milpa maya. En ella señalan que la milpa es una estrategia comunitaria y familiar que enfrenta cambios muy rápidos y alto riesgo debido a la erosión cultural y a la transición demográfica. En ese contexto, exigen adaptar la legislación forestal, ambiental, de desarrollo regional, social, entre otras, y las acciones gubernamentales consecuentes que permitan asegurar las estrategias de manejo, aprovechamiento milpero y la soberanía alimentaria; no autorizar la siembra de semillas transgénicas; promover el consumo local y regional de productos sanos de la milpa con precios justos para los productores; y fortalecer la interrelación entre la comunidad académica, las instituciones educativas, las organizaciones civiles y las comunidades milperas, entre otras demandas.

El foro fue promovido y financiado en su mayor parte por la UNO en el contexto de la Edición 2015 del Festival Internacional de la Cultura Maya y contó con apoyos puntuales de Ecosur.

Declaratoria de Valladolid sobre la milpa maya en PDF

Celebran 25 aniversario de la Reserva de la Biosfera El Triunfo con Foro de acciones de conservación

Con el objetivo de reflexionar en torno a las acciones de conservación de especies prioritarias en la Reserva de la Biosfera El Triunfo, el 15 y 16 de octubre, se llevó a cabo el segundo “Foro-Difusión de acciones de conservación de especies prioritarias en la Reserva de la Biosfera El Triunfo”, en la Unidad San Cristóbal.

La Reserva de la Biosfera El Triunfo fue decretada como Área Natural y Típica del estado de Chiapas para la preservación especial del quetzal y el pavón en 1972. Posteriormente, en 1990, pasó a ser Área Protegida federal, con una extensión de 119 mil 177 hectáreas. Sus ecosistemas abarcan el bosque de niebla, selva mediana y el último relicto intacto de selvas perennifolias del Soconusco en la cuenca del Río Novillero, en la vertiente del Pacífico.

En la Reserva se pueden encontrar 10 de los 18 tipos de vegetación presentes en el estado de Chiapas. Es el último refugio para docenas de especies endémicas y en peligro de extinción como el quetzal, el pavón, el tapir, el puma y el mono araña; y se han registrado 378 aves, 55 reptiles, 112 mamíferos y más de 2 mil especies de plantas.

El campamento El Triunfo sirve no solo de alojamiento para los guardabosques de la reserva, sino también para albergar a investigadores y visitantes nacionales e internacionales interesados en conocer este lugar, al que se le ha llamado el paraíso de las aves, por la gran diversidad de especies nativas y migratorias que se pueden encontrar.

El evento, que reunió a investigadores, guardabosques y estudiosos de las especies prioritarias de El Triunfo, fue organizado por la doctora Paula Enríquez, del Departamento de Conservación de la Biodiversidad por Ecosur y personal de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) y la Reserva de la Biosfera El Triunfo.

Los temas expuestos en el foro fueron: acciones de conservación de especies prioritarias en la Reserva de la Biosfera El Triunfo realizadas por PROCER; monitoreo de grandes vertebrados, del pavón, del quetzal, del pajuil y del mono araña; estrategias de conservación y aprovechamiento del género Vanilla en Chiapas; ecología del tapir Centroamericano; uso del foto-trampeo para evaluar las relaciones presa-depredador y la interferencia interespecífica en felinos silvestres; orquídeas de Chiapas; especies de plantas indicadoras; restauración del bosque de niebla en la Reserva de la Biosfera El Triunfo; acciones de conservación para el zopilote rey; y estado de conservación del tapir en México.

Fotografías: Marco Girón

Abren espacio de debate estudiantil con el tema de los transgénicos

Estudiantes e investigadores de los cursos de Economía ecológica, Sistemas alimentarios y Bioética, de la Maestría en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural, de la Unidad San Cristóbal, se reunieron en el I Foro-Debate Estudiantil: Transgénicos ¿oportunidad o amenaza?, el 16 de octubre.

La iniciativa del Colectivo Estudiantil SCLC es realizar foros y debates de manera semanal para la reflexión sobre el proceso académico de los estudiantes, así como “de expresión, posicionamientos como personas, estudiantes, investigadores y para reconocer la política que se absorbe hasta en nuestros protocolos de tesis”, explicó el Colectivo en su presentación. El objetivo de esta actividad es consolidar un espacio abierto y dedicado a la comunidad dentro y fuera de Ecosur, pero convocado por estudiantes.

En este primer foro se contó con la participación de Hugo Perales, quien expuso los debates existentes alrededor del uso de transgénicos; Remy Vándame, que desde una perspectiva agroecológica expuso el caso de los apicultores en la Península de Yucatán; y Peter Rosset, con una mirada desde la articulación de los movimientos campesinos.

Como ponentes, los académicos expresaron su postura respecto al tema, resaltando que es importante reconocer que en un tema tan complejo, la ciencia no tiene la última palabra.

Luego de un nutrido debate en torno a qué tenemos que exigir como sociedad ante el tema de los transgénicos, si debe permitirse su siembra, lo que toca hacer desde la posición científico-académica y si los centros de investigación como Ecosur deberían tener una posición política institucional al respecto, se concluyó que la complejidad del tema, obliga a mirar a los transgénicos desde distintas perspectivas y a partir de preguntas más que de respuestas, determinando así, la coherencia desde el nivel personal, como estudiantes y como institución. A lo que se plantearon la pregunta ¿Será que somos coherentes y transparentes con nuestros posicionamientos?

El Colectivo Estudiantil SCLC deja abierta la invitación a estudiantes, personal académico, grupos y comunidad en general a participar en la construcción de una agenda de temas desde la perspectiva de la ciencia, las teorías, marcos empíricos, conocimientos y saberes diversos.

Más información: colectivoestudiantil@ecosur.edu.mx

Fotografía: Carmen García

Inauguran Ecosur a Puertas Abiertas en Campeche

La Unidad Campeche inauguró este 13 de octubre, Ecosur a Puertas Abiertas 2015, esperando la participación de unos 300 estudiantes de nivel medio superior, en quienes se pretende fomentar el interés por una vocación científico-tecnológica.

Ecosur a Puertas Abiertas fue integrado este año al proyecto de foros urbanos “Que te lo cuente un científico”, que cuenta con el financiamiento del Fondo Institucional de Fomento Regional para el Desarrollo Científico, Tecnológico y de Innovación (FORDECYT) y el Consejo Estatal de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico de Campeche (COESICYDET).

En este marco, personal académico de Ecosur realizará 20 foros teóricos-prácticos de divulgación de la ciencia en escuelas y espacios públicos del estado de Campeche, con el objetivo de acercar la ciencia y la tecnología a niños, niñas y jóvenes; así como conferencias, talleres prácticos, demostraciones y visitas a Ecosur.

Como parte de este primer foro —que fue inaugurado por Griselda Escalona, directora de la Unidad Campeche—  Ecosur abrió sus puertas a estudiantes del séptimo semestre de la carreras de ingeniería en gestión empresarial y de administración, gestión mecánica, mecatrónica, electrónica y acuacultura, de los Tecnológicos de Campeche y Lerma.

Los y las estudiantes visitaron los diferentes departamentos y laboratorios dónde aprendieron sobre la conservación de la biodiversidad marina, las herramientas para el estudio y conservación de la fauna silvestre, extracción de ADN, sobre suelos, antropología ambiental, y el laboratorio forestal “Jerzy Rzedowki”.

En el Área de Posgrado, fueron invitados a realizar sus prácticas, residencias, proyectos de tesis, maestrías o doctorado de calidad en Ecosur, considerando que es una institución registrada en el padrón nacional de excelencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

En el Sistema de Información Bibliotecario (SIBE), se les habló sobre la diversidad de información que pueden consultar para realizar sus tareas e investigaciones de varias disciplinas, ya que existe una larga lista autores de libros, muchos de ellos de editoriales extranjeras.

El programa A Puertas Abiertas será clausurado el próximo jueves 15 de octubre.

Llevan conocimiento de los Códigos de Barra de la Vida a estudiantes

Conocer las especies es algo así como el santo grial de la biología moderna, pues cada una —ya sea animal, planta u hongo— representa un tesoro en sí misma y, además de jugar un papel fundamental en el ecosistema en que se encuentra, se puede aprovechar de manera racional. En otras palabras, tenemos un tesoro que no conocemos, pues a la fecha ni siquiera sabemos cuántas especies existen en nuestro planeta ni en nuestro país, que ocupa el 4° lugar a escala mundial como región megadiversa.

Con la finalidad de conocer la biodiversidad de nuestro planeta y crear una biblioteca que nos sirva para identificar a cada especie animal, planta u hongo, hace cinco años se creó, a escala global, el megaproyecto “Códigos de Barras de la Vida” (iBOL, por sus siglas en inglés).

En el ADN está escrita toda la información de cada ser vivo y su huella única, que se encuentra arreglada en genes, que a su vez codifican a todas las proteínas que conforman nuestro cuerpo.

Para identificar una especie, es necesario secuenciar un gen, que siempre será el mismo. Por ejemplo, para los animales se utiliza un gen que codifica una proteína (enzima) de la cadena respiratoria, que se llama Citocromo Oxidasa I y se abrevia como COI o CO1 o COX1. Curiosamente el ADN para este gen no se encuentra en el núcleo de la célula, sino en la mitocondria, que es la encargada de la respiración y de proporcionar energía a la maquinaria celular. Este ADN extra-nuclear es producto de la herencia ancestral en que una bacteria y una célula se asociaron para tener un mutuo beneficio. Actualmente las mitocondrias solo existen dentro de las células de los seres vivos.

El COI permite identificar a todos los animales de nuestro planeta y es el principio en que se basan los llamados Códigos de barras de la vida. Este conocimiento tiene un universo de aplicaciones que escapa a nuestra imaginación, puede servir para saber qué estamos comiendo, de qué están hechos muchos objetos, qué tipos de aves se impactan en aviones, qué hay en una bolsita de té y mil cosas más, además de qué se está revolucionando la ciencia de la Ecología, al poder conocer de manera acertada cómo se dan las interacciones entre las distintas especies.

En el marco de este megaproyecto, Martha Valdez y Manuel Elías Gutiérrez, investigadores, y Arely Matínez, técnica académica, de la Unidad Chetumal, desarrollaron un laboratorio portátil denominado el Maletín científico de Ecosur. Con esta herramienta, estudiantes de bachillerato y de los primeros semestres de licenciatura realizan análisis moleculares de la misma forma que lo hacen los investigadores, con base en protocolos sencillos y eficaces, que se han implementado en el nodo Chetumal de la Red Códigos de Barras de la Vida en México (Mexbol, www.mexbol.org).

Las y los estudiantes pueden aislar el ADN de un animal, como un insecto o un pez, amplificar miles de veces el gen que codifica para el COI y revisar si su amplificación funcionó. Más tarde, este amplificado podrá ser secuenciado y de esta forma tendrán la oportunidad de trabajar con la base de la vida en nuestro planeta: el ADN o ácido desoxirribonucleico y manejar una aplicación práctica, que es la identificación de un animal con el fragmento trabajado.

De esta forma, quienes obtengan amplificados del gen mitocondrial COI (Citocromo Oxidasa I) pueden conocer el manejo y gran potencial que tiene la base de datos www.boldsystems.org que se está generando con el proyecto de Códigos de Barra de la Vida a escala mundial.

Adicionalmente, los estudiantes de bachillerato podrán someter proyectos en la página www.mexbol.org y el proyecto ganador se premiará con la oportunidad de utilizar el maletín para generar sus resultados.

Las actividades del Maletín científico de Ecosur ya se han llevado a cabo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Quintana Roo, y en las facultades de Biología de la Universidad del Mar, Oaxaca; la Universidad Autónoma de Nuevo León, en Monterrey; y la Universidad Autónoma de Baja California, en Ensenada. Mediante este proyecto, Ecosur espera motivar a estudiantes para que inicien una carrera científica y de esta forma apoyar al desarrollo de nuestro país.

Cabe destacar que la red Mexbol es apoyada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologia (Conacyt) y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Maletín científico de Ecosur

Ecosur a Puertas Abiertas en el corazón de San Cristóbal de Las Casas

Este 9 de octubre se inauguró la edición 2015 de Ecosur a Puertas Abiertas en La Enseñanza, Casa de la ciudad, ubicada en el centro histórico de San Cristóbal de Las Casas, con el objetivo de acercar la ciencia y la tecnología a la sociedad chiapaneca y estimular el interés por las vocaciones científicas entre la niñez y la juventud de la región.

Desde el 2004, en el marco de la Semana Nacional de Ciencia y Tecnología del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Ecosur a Puertas Abiertas presenta al público general exposiciones, pláticas, talleres y proyecciones de documentales, que dan cuenta de los trabajos de investigación que se realizan en la institución en las áreas de las ciencias sociales, la salud, sistemas de producción y conservación de los recursos naturales.

Con este evento se pretende que la población conozca las múltiples posibilidades que ofrecen la ciencia y la tecnología para el desarrollo, y que las personas que asistan, principalmente el público infantil y adolescente se motiven y se aproximen a la ciencia y al conocimiento con curiosidad a través del recorrido por las exhibiciones —ADN, murciélagos, escarabajos, peces, abejas, herbario, sociedad y cultura, entre otros—, expresó el doctor Mario González, director general de Ecosur, durante la inauguración del evento.

Lorena Ruiz, directora de la Unidad San Cristóbal, informó que Ecosur a Puertas Abiertas se realiza por primera vez fuera de las instalaciones de la institución, en un edificio emblemático como La Enseñanza, precisamente, para poder tener un mayor acercamiento con la sociedad.

“Este evento permite que los jóvenes y niños tengan la oportunidad de acercarse a la ciencia y que les nazca la curiosidad y el deseo de ser académicos en el futuro y dar continuidad a lo que nosotros hemos empezado en investigación. Los invitamos a revisar el programa de actividades, vamos a estar toda la semana con la finalidad de que pueda programarse y acompañarnos”, expresó.

Por su parte, Manuel Lemus, representante de la Asociación Cultural Na Bolom, de la cual depende La Enseñanza, dio la bienvenida a las personas visitantes y se congratuló de ser sede de este evento que Ecosur lleva al centro de la ciudad.

Ecosur a Puertas Abiertas continuará hasta el 16 de octubre, el programa completo se puede encontrar en:
https://www.ecosur.mx/eventos/ecosur-a-puertas-abiertas-2015/

 

Los Códigos de Barras de la Vida, una alternativa para México y su biodiversidad

Manuel Elías Gutiérrez (melias@www.ecosur.mx) y Martha Valdéz Moreno (mvaldez@www.ecosur.mx) Investigadores de Ecosur en la Unidad Chetumal

 

A pesar de estar en pleno siglo XXI, actualmente la identificación de las especies, su conservación y posible aprovechamiento, está restringida a un selecto grupo de especialistas, los taxónomos. En este contexto, los Códigos de Barras de la Vida, una herramienta molecular que permite obtener secuencias estandarizadas de algunos genes del ADN, ha despertado un enorme interés, ya que permite la identificación rápida y precisa de cualquier especie,  y ha permitido el descubrimiento de especies desconocidas para nosotros.

Algunas de estas especies —entre las que puede haber animales,  plantas y hongos— desconocidas para los conservacionistas y completamente desaprovechadas son extremadamente abundantes y reales indicadores del estado de conservación de un ecosistema. Entre ellas se encuentran los copépodos, unos microcrustáceos,  que son la especie más abundante en la laguna de Bacalar, Quintana Roo, y de la cual dependen todas las demás en el ecosistema.  Solo unos pocos expertos conocen la diversidad de estos organismos, y muchos de ellos permanecen aún desconocidos, pero con los Códigos de Barra de la Vida se han logrado importantes avances para el conocimiento de su diversidad.

En la actualidad los Códigos de Barras de la Vida nos están permitiendo reconocer a las especies y saber cómo se relacionan con las que están presentes en otros sitios. Si a esto sumamos los avances actuales en una nueva rama de la ciencia, denominada metagenómica, podremos darnos cuenta de posibles alteraciones en el medio ambiente casi de forma inmediata y sin errores, con lo que se ha denominado Códigos de Barras Ambientales.

Toda la información obtenida hasta ahora está disponible en una gran biblioteca de códigos de barras, la cual se puede visitar en el sitio www.boldsystems.org. Alberga actualmente los datos de más de medio millón de especies de todo el mundo y forma parte del megaproyecto internacional llamado Barcode of Life,  en el cual participan casi 100 naciones.

Aunque ha habido un enorme avance en la construcción de la biblioteca en los últimos cinco años, todavía falta mucho por hacer para conocer la biodiversidad, sobre todo de las regiones megadiversas del mundo, de las que México ocupa el cuatro lugar, y que son las más frágiles desde el punto de vista ecológico.

A través de la biblioteca se puede identificar un especimen con más del 90% de certeza, a partir de una secuencia corta, que se puede obtener en 15 minutos a un costo de menor a 2 dólares. Muchos taxónomos creen que debido a los avances de esta herramienta se quedarán sin trabajo, pero el efecto es totalmente diferente.

Solo conocemos una pequeñísima fracción de la diversidad biológica de nuestro planeta, los cálculos más optimistas indican que conocemos la quinta parte de lo que existe, mientras otros piensan que no llegamos ni siquiera al 2%, pero en realidad nadie lo sabe con certeza. El efecto es que los códigos de barras nos están ayudando a descubrir nuevas especies y al parecer hay muchas más de lo que pensábamos, por ello, el trabajo de los taxónomos se incrementará, pues ninguna nueva especie puede ser descrita a partir exclusivamente a partir de los códigos de barras, sino que ha surgido una nueva corriente denominada taxonomía integrativa, donde concurren todas las evidencias posibles para establecer si se trata o no de una nueva especie. En este sentido lo único que está cambiando es que los no-taxónomos están identificando a los seres vivos y le están dando a este conocimiento un carácter universal.

Las posibles aplicaciones de los Códigos de Barras de la Vida escapan a nuestra imaginación, algunas que se han venido desarrollando, aparte del monitoreo ambiental, son el reconocimiento de las especies a partir de fragmentos, por ejemplo, de aletas de tiburón, los alimentos que consumimos como filetes o las hierbas que están en las bolsas de té, así como la presencia de exóticos, comercio y tráfico ilegal de especies protegidas o en peligro, impactos de aves en aviones, etc.

También se ha desarrollado un nuevo campo: la ecología funcional, con la cual podemos saber exactamente quién se come a quién, a partir de rastros como excretas; distribución geográfica, sin necesidad de recolectar a los especímenes, pues un pelo, una gota de sangre o un pedazo de tejido son suficientes; y el efecto real que las especies exóticas están teniendo sobre las nativas.

Con los avances actuales de metagenómica podremos conocer las especies que habitan en un fragmento de selva con unas cuantas muestras de suelo, así como las especies de peces que habitan un lago o un arrecife de coral con muestras de sedimento del fondo o hasta de agua.  Es decir, de manera indirecta y sin contar con los ejemplares podemos saber quién está ocupando cualquier habitat.

Todo esto, nadie lo imaginaba hace diez años, sin embargo, nada será posible si no continuamos construyendo la Biblioteca de Códigos de Barras de la Vida. El enorme interés que han despertado estas metodologías y la esperanza que representan para el monitoreo y la conservación de la biodiversidad quedó plasmado en el reciente congreso internacional que se celebró en ciudad de Guelph (Canadá), del 18 al 21 de agosto, donde participaron más de 500 delegados de 54 países.

México ha participado en este proyecto desde sus inicios y, por primera vez en su historia científica, ocupa un lugar preponderante en la generación de resultados en un proyecto de gran alcance internacional, donde han participado más de 20 instituciones nacionales. Todas ellas han conformado la red temática de Códigos de Barras de la Vida en México, apoyada por el Conacyt. En particular, Ecosur se ha constituido como un líder, junto con el Instituto de Biología de la UNAM y el Centro de Investigaciones del Noroeste (CIBNOR).

El resultado de los esfuerzos de los investigadores, técnicos y estudiantes de Ecosur, en particular, puede apreciarse en la figura de la página www.boldsystems.org donde aparecen en rojo los sitios que cuentan con más códigos de barras. Personal de esta institución ha participado en la descripción de nuevas especies de crustáceos, peces, anélidos, moluscos, etcétera, con la ayuda de estas nuevas metodologías y en un futuro desarrollarán métodos de monitoreo ambiental para ayudar a la conservación de los recursos naturales de México y la detección temprana de especies exóticas con potencial invasivo.

El personal académico y estudiantes de Ecosur han publicado las primeras listas de especies de peces del arrecife mesoamericano, lagos y cenotes de Yucatán, entre muchas cosas más, y  fueron pioneros en la identificación de restos alimenticios del pez león, una especie exótica que ha invadido todo el Caribe, y que ha causado un gran impacto debido a que es un terrible depredador. También descubrieron las primeras etapas larvales de este pez en el Atlántico, dando una idea de su reproducción y la forma en que las corrientes han contribuido a su dispersión. En el caso de los ecosistemas de agua dulce se ha encontrado una diversidad escondida que no se esperaba y al parecer los patrones de distribución geográfica de las especies son más limitados de lo que se pensaba, lo que ha reforzado las hipótesis sobre la fragilidad de estos ecosistemas.

Todos los grupos de seres vivos representan un capital natural tan importante como el capital financiero y nuestra supervivencia como especie depende de este capital natural a escala global. Este acervo se está perdiendo aceleradamente debido a la degradación ambiental, la sobreexplotación de recursos y un sinfín de causas más, que incluso aún no conocemos.

Los Códigos de Barras de la Vida representan una brillante y eficaz alternativa para darle un gran impulso al reconocimiento de la diversidad biológica, lo cual permitirá postular nuevas teorías sobre la evolución y distribución actual de los seres vivos, y permitirán plantear nuevas alternativas para el desarrollo sustentable de nuestro país. Recordemos que no podemos proteger ni utilizar de manera racional lo que no conocemos.

Realizan taller para la construcción ciudadana de políticas públicas

Los días 1 y 2 de octubre, en las instalaciones de la Unidad San Cristóbal, se llevó a cabo el Taller “Policy Brief, preparación de síntesis para tomadores de decisión”, facilitado por Galileo Rivas, especialista en gestión de la innovación tecnológica del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) de Costa Rica.

Galileo Rivas indicó que la función principal del taller es facilitar a los académicos de Ecosur una metodología para elaborar y estructurar una síntesis para tomadores de decisión, vinculada a temáticas de conservación de la biodiversidad, sistemas productivos agropecuarios, vulnerabilidades, gobernanza y otras áreas afines.

“Una síntesis se orienta a desarrollar recomendaciones de política para analizar un problema y, a partir del mismo, derivar una serie de recomendaciones que pueden aperturar espacios de solución. Este documento tiene una característica muy puntal, es neutro, breve, y sobre todo trata de hacer un aterrizaje muy integral de las recomendaciones buscando que sean lo más realistas posibles para resolver el problema”, explicó.

Durante los dos días de actividades, los participantes — investigadores y técnicos de las unidades Villahermosa, Tapachula, Chetumal y San Cristóbal— analizaron la visión de Ecosur y su rol en procesos de orientación de toma de decisiones, los enfoques y estructura de la síntesis, posteriormente analizaron sus artículos de investigación, principales hallazgos, motivaciones y conclusiones, y como resultado final generaron su propio documento Policy Brief.

Al taller, organizado por la Dirección de Vinculación de Ecosur,  también asistió personal de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

El evento se realiza en el marco del proyecto “Participación de la ciencia y la tecnología en la construcción ciudadana de políticas públicas en las Áreas Naturales Protegidas del Sureste de México”, dentro del cual se realizará un Foro de Políticas Públicas en Áreas Naturales Protegidas, el 18 y 19 de noviembre, en la Unidad San Cristóbal.

Las orquídeas del soconusco

Dra. Anne Damon – adamon@www.ecosur.mx
Investigadora de Ecosur, Unidad Tapachula

El Programa para el Cultivo Sustentable de las Orquídeas del Soconusco de Ecosur cumplió recientemente 15 años y se festejó con una iniciativa promovida por la CONANP de extenderlo a todas las Áreas Protegidas en México, y con las primeras ventas de artesanías hechas con flores de orquídeas, producidas de forma sustentable por la comunidad Santa Rita de las Flores.

Las metas del programa son la conservación, el aprovechamiento sustentable y la restauración de poblaciones de orquídeas. Se persigue la conservación de las orquídeas nativas y sus hábitats en la región del Soconusco, Chiapas; así como su aprovechamiento sustentable, para lo que se propuso la elaboración de artesanías usando flores de orquídeas, para evitar la extracción y venta de plantas provenientes de la naturaleza, y como una alternativa viable para los pobladores de la zona que enfrentan marginación, altas tasas de emigración, abandono del campo y deterioro en las condiciones ambientales del campo. Para la restauración de poblaciones de orquídeas en la zona cafetalera, fragmentos de selvas y bosques, y las zonas de amortiguamiento de las áreas protegidas, se inició el proceso de reproducción de orquídeas rescatadas del campo mediante técnicas de división vegetativa, y a largo plazo se hará la propagación por semilla usando técnicas novedosas.

El programa a favor de las orquídeas y otras epífitas empezó en 1999 principalmente con productores de café y cacao de las alturas medias y altas del Soconusco. Se ha capacitado a más de 100 personas en varias comunidades y como resultado de ello se cuenta con dos Unidades de Manejo Ambiental (UMA) consolidadas, una en Santa Rita de las Flores, municipio de Mapastepec, y la segunda en Benito Juárez El Plan, ubicada en el municipio de Cacahoatán. Dos más están en proceso, Barrio Nuevo, en Cacahoatán y Boquerón Buenavista, en Motozintla. Además, como parte del proyecto se mantienen colecciones importantes de orquídeas en el Jardín Botánico Regional “El Soconusco”, ubicado en el municipio de Tuzantán y en el Orquideario “Santo Domingo”, localizado en el municipio de Unión Juárez, ambos proyectos de Ecosur.

Como parte del programa se brinda capacitación a las productoras y productores participantes, que incluye el análisis de los problemas ambientales que enfrenta la región y aspectos básicos de la biología y ecología de las orquídeas, las leyes y normatividades nacionales e internacionales para la protección de flora y fauna, y las técnicas para el cultivo sustentable de las orquídeas.

Las y los productores rescatan plantas de orquídeas en árboles secos y las que caen al piso debido a las tormentas, y por la poda y tumba de árboles y cafetos. Nunca se arranca ninguna planta en buenas condiciones, estas plantas se dejan para que sigan su ciclo de vida en la naturaleza, se reproduxcan y extiendan. Las plantas rescatadas se llevan a galeras instaladas en la comunidad para que se reproduzcan y crezcan, después se dividen las plantas y se llevan pedazos a establecerse de nuevo en los fragmentos de selvas y bosques y los cafetales pertenecientes a la comunidad; las flores cosechadas se utilizan para la elaboración de artesanías.

Las orquídeas rescatadas se cuelgan del techo de una galera, habiendo varias opciones para la construcción de ésta dependiendo de las posibilidades económicas del productor. Hay varias opciones de sustratos a los cuales se amarran las orquídeas, como son la corteza de diversas árboles, bambú, tejas de barro viejas, canastas con trozos de corteza, y para especies pequeñas la cáscara de la semilla del pataxte (Theobroma bicolor Bonpl, del mismo género que el cacoa, T. cacao L.) ha resultado muy exitosa. Se utiliza hilo de pescar para amarrar las plantas a los sustratos, por ser higiénico, flexible y discreto. El programa contempla seguimiento a largo plazo, por lo que cada dos o tres meses los productores reciben una visita en la cual se buscan soluciones y se hacen recomendaciones para la mejoría del cultivo.

Otro de los logros de este programa ha sido el desarrollo de un vocabulario de nombres comunes para estas plantas. En general se reconoce por nombre nadamás “la Candelaria” Guarianthe skinneri (Bateman) Dressler & W. E. Higgins y las demás especies de orquídeas se denominan candelaria grande/blanca/amarilla, etcétera, ¡o simplemente monte! Situación que no permite un reconocimiento o intercambio de información significativo y mucho menos un aprendizaje detallado sobre las características y requerimientos de cultivo de cada especie. Ahora los productores saben que cada especie de orquídea es distinta, y con los nombres comunes ahora cuentan con una herramienta que les permite intercambiar y transmitir información útil entre ellos mismos y las nuevas generaciones.

Como parte de las actividades de las UMAs se han formado sistemas de alerta y Brigadas de Rescate para monitorear las áreas naturales y cultivadas de sus ejidos y rescatar la mayoría de las orquídeas que se encuentran tiradas en el piso o en condiciones precarias por las tormentas y la tala o poda de los árboles.

En este tiempo resalta particularmente la consolidación de la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) de palmas y orquídeas de Santa Rita de las Flores, del municipio de Mapastepec, una de las primeras comunidades en entrar al programa y que se presentó en el reciente Simposio “25 años de investigación en la Reserva de la Biosfera El Triunfo”, realizado el 13 y 14 de octubre, en las instalaciones de la UNICACH en Mapastepec.

Esta UMA ha trabajado en el rescate de dos especies de orquídeas en peligro Guarianthe skinneri (La Candelaria) y Cycnoches ventricosum (Cien noches). Aunque la comunidad también rescata, cultiva y aprovecha sustentablemente las flores de otras especies de orquídeas en el ejido.

Distribución de las orquídeas en peligro

Guarianthe skinneri también es una especie centroamericana, se encuentra desde Chiapas hasta Costa Rica, y es la flor nacional de Costa Rica ya que era abundante en la región. Crece como epífita y es una especie flexible que se adapta a una variedad de altitudes (100 – 2,500m), hábitats (cafetales, selvas y bosques), climas (cálidos a templados, lloviosos, con estación notable o leve de sequía). Era abundante pero en la actualidad son muy pocos lugares donde aún se puede disfrutar de las floraciones espectaculares en las copas de los ahora pocos árboles grandes e inaccesibles que todavía resisten en la región. La Candelaria es la especie más cotizada en el sureste de México, altamente depredada y casi extinta en la naturaleza en el Soconusco. Se cultiva en los patios de mucha gente en las comunidades rurales, pueblos y hasta en las ciudades y plantas saqueadas aparecen en espantosas cantidades en los mercados durante la época de floración de diciembre a febrero.

Cycnoches ventricosum es una especie centroamericana encontrada en climas cálidos y lluviosos con estación de sequía, entre los 100 a 1,000m. Esta especie crece como epífita pero con la peculiaridad de preferir troncos, gajos y ramas podridas. Se ha adaptado a las plantaciones de cacao con árboles nativos y mucha sombra, pero este ambiente antropogénico está amenazada por los altibajos del mercado, competencia y la mala calidad del producto causado por altos índices de enfermedades. Es menos común en plantaciones de café.

Ciclo biológico de las orquídeas

Las orquídeas crecen muy lentamente y ambas especies podrían tardar entre 6 a 10 años para alcanzar a la madurez sexual y empezar a florear. Sin embargo, las plantas que logran establecerse en el medio suelen ser longevas. La tasa de polinización de las flores usualmente es muy baja, pero cada cápsula de semillas contiene miles de semillas, hasta más que un millón en el caso de la C. ventricosum.

Como todas las orquídeas, la germinación de las semillas depende de la presencia de hongos micorrizicos para alimentar el embrión y pequeña plántula. Por desconocimiento de la identidad, especificad y modo de acción de los hongos, la única manera a nuestra disposición para hacer germinar las semillas es in vitro, donde se alimenta el embrión y plántula de manera artificial a través de medios alimenticios. Sin embargo, este proceso es caro porque requiere de condiciones estériles, mucha infraestructura y personal capacitado.

Para conocer el trabajo de elaboración de artesanías con orquídeas de la comunidad Santa Rita de las Flores visita https://www.facebook.com/orquisustentable.santarita

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Trabajo Infantil

En colonias urbanas de Tuxtla Gutiérrez, como Chiapas Solidario, La Condesa y Satélite Loma Larga, consideradas de alta marginación, las niñas y los niños menores de 18 años se insertan en el ámbito laboral a muy temprana edad, lo cual tiene un impacto negativo en su derecho a la educación. Alrededor de 48.0% de los niños y el 50.0% de las niñas trabajadores no asisten a la escuela. Los padres y las madres de familia tienen un papel fundamental en la decisión de sus hijos e hijas de ingresar a la escuela o trabajar a temprana edad, lo cual ocurre por dos razones principales, la falta de recursos económicos en la familia o desinterés de los menores por estudiar.

El 51% de los niños entrevistados reportó como lugar de trabajo los hogares particulares, 29% establecimientos públicos y 19% las calles. La realidad para las niñas es muy diferente: 44% trabaja en las calles, 28% en hogares particulares, 20% en establecimientos públicos y 10% en bares.

Lo anterior hace que las niñas, en particular, se encuentren más expuestas a diversos peligros. Las que laboran en el trabajo doméstico son víctimas de abusos por parte de las personas que las emplean, ya que no tienen un horario fijo de entrada y salida, les pagan mal y tienen largas jornadas laborales; y las que trabajan como comerciantes regresan a casa hasta que terminan de vender sus productos, por lo que en el trayecto a sus hogares son víctimas de asaltos, amenazas, golpes y abusos sexuales, por parte de terceros.

Además de los riesgos y peligros a los que se exponen, el trabajo y la contribución económica de niñas y niños trabajadores son generalmente invisibilizados y se le resta importancia dentro de sus propios contextos laborales. Aún cuando el artículo 95 del Código de la Niñez y la Adolescencia establece que la jornada de trabajo de las personas menores de 18 años no podrá exceder de seis horas diarias, ni 36 horas semanales, y prohíbe el trabajo nocturno, el 76.0% de las niñas y 83% de los niños entrevistados labora más de nueve horas diarias y en algunos casos en horarios nocturnos. En relación al salario, la mayoría de los menores percibe más de 800 pesos mensuales, aunque existen casos en los que ganan menos de 400 pesos mensuales.

Magdalena Hernández Pilicastro, egresada de la maestría en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural de Ecosur, reconoce que si bien el trabajo infantil se deriva de la pobreza, la violencia intrafamiliar, la falta de oportunidades; la falta de cobertura, calidad y cumplimiento de la obligatoriedad de la educación; la desigualdad en la distribución del ingreso; el crecimiento urbano acelerado, dispersión y aislamiento de la población rural, y las migraciones rurales hacia las ciudades; enfatiza que es necesario incrementar las capacidades de las instituciones públicas encargadas de velar por los derechos de la niñez en el estado de Chiapas, y específicamente en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, para evitar la explotación laboral de niñas y niños y garantizar su derecho a la educación.

El estudio sobre trabajo infantil de la Mtra. Pilicastro forma parte de su tesis de maestría “Trabajo infantil en hogares vulnerables. El caso de los hogares de inmigrantes a las ciudades, encabezados por jefes varones y mujeres jefas de hogar”, dirigida por la doctora Austreberta Nazar Beutelspacher, investigadora de Ecosur.

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