A dos años de su surgimiento, el ChatGPT es cada vez más utilizado entre el alumnado y el profesorado, lo que ha detonado una amplia discusión sobre su uso ético, desafíos, aplicación y regulación en el sistema educativo mexicano. La aplicación del chatbot de Inteligencia Artificial (IA) comienza a modificar la forma en que pensamos, redactamos y trabajamos, por lo que brota la urgencia de comprenderlo y repensar el papel de la universidad en torno a ello.
El pasado 28 de octubre se realizó un panel de especialistas de 11 universidades públicas y privadas que forman parte de la Red de Innovación Educativa (RIE360), con el tema “Diálogos a dos años del nacimiento de ChatGPT: experiencia y retos de la lA en educación”, orientado a compartir experiencias y dialogar sobre temas clave en la innovación educativa, siendo la IBERO la sede y coordinadora del evento en esta ocasión.
El encuentro fue organizado por la Dirección de Innovación Educativa de la IBERO, cuyo titular, el Dr. Luis Medina Gual, moderó un panel en el que participaron el Dr. Abraham Mena Ferrera, investigador asociado al Colegio de la Frontera Sur ECOSUR; la Dra. Herzel García Márquez, Directora de Calidad Académica en la Universidad Anáhuac; el Dr. Luis Alberto Ramírez Martinell, investigador de la Universidad Veracruzana, y el Dr. Fernando Valenzuela Migoya, destacado líder global en tecnología educativa.
El Dr. Abraham Mena enfatizó que aún nadie es experto en IA y explicó que está patriarcalizada y reproduce sesgos de género, de raza y clase. También advirtió que el uso de las nuevas tecnologías puede incluso profundizar la brecha digital entre países, escuelas y colegas, ya que no todas las universidades públicas pueden aspirar a la tecnología, por lo que insistió en evaluar cómo avanzar en el tema, pero con un sentido ético.
El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) con sede en esta ciudad recibió a un grupo de académicos y estudiantes de la Maestría en Intervención Social de la Universidad de Antioquia, Colombia.
Según informaron, la visita se enmarca en las actividades del Coloquio Internacional «Territorios, Ciencias y Transformación Social» que organiza Ecosur San Cristóbal, y busca fomentar el intercambio académico y fortalecer los lazos de cooperación internacional en temas de ciencia social y transformación comunitaria.
Antonio Saldívar Moreno, director general de Ecosur, dio la bienvenida al grupo y presentó el trabajo que realiza la institución en el ámbito de la investigación científica, con un enfoque especial en las necesidades sociales y ambientales de la región sur de México. En su intervención, Saldívar destacó la importancia de la colaboración académica para enfrentar los retos sociales y territoriales que afectan a los países latinoamericanos.
La visita fue coordinada por Verónica Gutiérrez Villalpando, investigadora de México, y por Benito Salvatierra Izaba, profesor investigador del Departamento de Salud de Ecosur. Durante la jornada, los visitantes colombianos participaron en conferencias, mesas de discusión y visitas a proyectos de campo que reflejan el compromiso de Ecosur con el desarrollo sustentable y la transformación social.
A lo largo de la historia, las sociedades han desarrollado prácticas que fomentan la cooperación y el bienestar común, y una de las más notables es el mancomún, una forma ancestral de gestión comunitaria de recursos, profundamente arraigada en el tejido social de diversas culturas, y pilar de equidad y solidaridad. En Chiapas, México, el mancomún tiene especial relevancia en las comunidades indígenas, como los tseltales, donde se ha convertido en una expresión de cohesión social y sostenibilidad. Este ensayo se adentra en la manera en que esta práctica fortalece las relaciones comunitarias y cómo, en un mundo en constante cambio, el mancomún continúa siendo un modelo de cooperación que impulsa el bienestar colectivo.
El mancomún en el contexto global
El concepto de mancomún o bienes comunes ha sido interpretado de diferentes maneras en la historia, adaptándose a contextos económicos, sociales y políticos específicos. La politóloga y economista estadounidense Ostrom (1990) demostró que las comunidades locales eran capaces de administrar de manera efectiva y sostenible los recursos comunes a través de la colaboración y la creación de normas locales. Ejemplos de esto incluyen la gestión de bosques comunales en Nepal, pastizales en Mongolia y sistemas de riego en España. En la actualidad, los bienes comunes también abarcan el ámbito digital (como Linux y Wikipedia) y los espacios urbanos, promoviendo la sostenibilidad y el bienestar comunitario.
El mancomún en Chiapas
El mancomún es una práctica común en las comunidades rurales e indígenas de Chiapas, que promueve la gestión conjunta de recursos y la conservación de la biodiversidad y las tradiciones locales. Un ejemplo es el mancomún de Pijijiapan, fundado en 1785, que aún apoya la producción de maíz y ganadería. Otro caso es el mancomún de Zats, en el municipio de Bachajón, donde se distribuyen gusanos recolectados de los árboles de manera equitativa.
Este texto se centra en el mancomún del municipio de Ocosingo, donde los habitantes perpetúan esta práctica social comunitaria de manera colectiva a través de la compra de vacas o cerdos, compartiendo luego los productos derivados, como la carne. La compra de animales es un ejemplo de recurso compartido dentro del contexto de los bienes comunes o mancomún. En muchas comunidades, tanto rurales como indígenas, los animales se compran y gestionan colectivamente, distribuyendo equitativamente los beneficios, responsabilidades y el uso de estos recursos entre los participantes.
El principio de compartir los animales y sus productos refuerza la idea central del mancomún que fomenta la cooperación, la confianza y el fortalecimiento de la comunidad, elementos fundamentales para el éxito de la acción conjunta.
La importancia cultural y social del mancomún
En las comunidades indígenas tseltales, el mancomún no es solo una práctica económica, sino un fenómeno cultural profundamente arraigado. Las palabras en tseltal para referirse a esta práctica, como Komonku’untik (para bienes o terrenos) o Lok’esbil ti’bal (para sacrificar una res), y Jti’baltik (para cocinar nuestra comida, entre dos o más personas), reflejan la relevancia de esta tradición en la vida comunitaria.
En entrevista, David explicó que el mancomún se organiza a través de un líder, quien contacta al ganadero y reúne a las personas interesadas. En este caso a Marcos, compadre de mi papá, el ganadero le dice “consigue gente, voy a dar una vaca para que se hagan el mancomún”. El precio del mancomún se basa en el precio del mercado por kilo de carne, que puede variar dependiendo de la demanda y la cantidad de personas involucradas.
El proceso comienza con el ganadero o el fiador. Luego, el líder, a quien le llamaremos Marcos, convoca a las personas interesadas y calcula cuántas se necesitan para cubrir el costo total. Si hay pocas personas, el precio por cada porción de carne aumenta. Si hay muchas personas, el precio puede reducirse o mantenerse estable.
Marcos es el vínculo entre el ganadero y los participantes. Su función va más allá de coordinar la compra de la res; su labor es convocar a la comunidad, consciente de que este evento no solo implica la adquisición de alimento, sino también fortalecer los lazos de amistad y solidaridad dentro de la comunidad. Una vez reunidas las personas interesadas, se definen los aspectos logísticos: se acuerda la compra del animal, se determina en cuántos «montones» se dividirá la carne y cómo se distribuirán las distintas partes, desde el lomo hasta las vísceras. Se garantiza una distribución equitativa.
Esta práctica enfrenta un desafío: la falta de herramientas adecuadas, como sierras eléctricas, que pueden dificultar el proceso del reparto. La estructura y organización del mancomún reflejan el valor de las redes de apoyo y del compadrazgo en la comunidad, que fomentan la cooperación y el acceso equitativo a recursos compartidos. La participación de personas con experiencia en el manejo y reparto de carne es fundamental. Las mujeres tienen la tarea específica de lavar las tripas del ganado.
El día del mancomún comienza temprano, alrededor de las seis de la mañana. La atmósfera se llena de emoción mientras llega al lugar designado el matador contratado para sacrificar y desguazar el animal. La tradición dicta que, una vez sacrificada la vaca, la carne se dispone sobre las lonas en el suelo y se divide en partes que incluyen el lomo, la pierna, la cabeza, la lengua y hasta la cola, todo cuidadosamente desmenuzado en los montones acordados. Después comienza el momento de la repartición entre los participantes. Cada nombre en la lista es mencionado, y se le entrega el montón correspondiente.
En 2020, cada montoncito costaba entre 200 y 300 pesos; ahora, el precio ha subido a 500 pesos.
A veces, el grupo decide hacer un pequeño asado con algunos huesos, creando un ambiente festivo, donde el olor de la carne asada se mezcla con las risas y la camaradería. Este ritual no solo satisface necesidades alimentarias, sino que también nutre las relaciones interpersonales que son vitales para la comunidad.
El ganadero, al que todos conocen como Ramiro, ha encontrado en el mancomún una forma más rentable de vender su ganado que entregarlo a la carnicería, donde el pago puede demorarse. Aquí el dinero llega de inmediato, el mismo día. Sin embargo, siempre existe el riesgo de que no se reúna suficiente gente y no se alcance a completar la cantidad esperada, lo que podría resultar en pérdidas para el ganadero.
Retos y futuro del mancomún
Para David, el entrevistado, esta costumbre es una herencia familiar que ha pasado de una generación a otra. Su padre, desde joven, le hablaba de cómo su abuelo Beto organizaba estos eventos. El mancomún se convierte en un momento de reencuentro y celebración en las festividades de Día de Muertos, en Año Nuevo o en ocasiones especiales.
«El mancomún es algo que asocio con partes iguales», dice David, al referirse al término en tseltal que se traduce como «mancomunado». La práctica, rica en simbolismo, fomenta la amistad, el compadrazgo y la cohesión familiar. A medida que los abuelos llevan a sus nietos a participar, el legado de esta tradición se perpetúa, aunque David observa con preocupación que el interés en el mancomún está en declive. En sus 10 años de participación, ha asistido a unos ocho eventos, y reconoce que en la actualidad la asistencia es menor, y cada vez son menos las personas que se involucran en esta práctica.
El mancomún también se diversifica, como lo demuestra la reciente celebración del mancomún de puerco, donde incluso llegaron maestras y maestros del CBTA a participar, evidenciando que esta tradición ha trascendido las barreras sociales. Sin embargo, David siente que la esencia del mancomún, su capacidad de reunir a la comunidad en torno a un propósito común se está desvaneciendo.
«Prácticamente aún está, pero es menos», reflexiona David, consciente de que el mancomún, aunque todavía presente, enfrenta retos para su continuidad. La globalización y la modernización han comenzado a modificar las dinámicas de la vida cotidiana, y es vital que esta tradición no se pierda. La cooperación y el respeto por la comunidad son valores que el mancomún ha cultivado a lo largo del tiempo, y David está decidido a mantener viva esta tradición, transmitiéndola a su hijo.
A medida que el sol se pone sobre Ocosingo y la carne se cocina a la parrilla, el mancomún sigue siendo un símbolo de unión y resistencia cultural, un recordatorio de que, aunque el tiempo avance, algunas tradiciones aún tienen el poder de conectar a las personas y nutrir sus lazos sociales.
Conclusión
El mancomún en Chiapas es un ejemplo vivo de cómo las prácticas ancestrales pueden promover la equidad y la cooperación en las comunidades. A través de la gestión colectiva de recursos, como el ganado, los habitantes de Ocosingo y otras localidades rurales han encontrado una manera de satisfacer sus necesidades alimentarias y, al mismo tiempo, fortalecer los lazos sociales que son esenciales para el bienestar comunitario.
Aunque el mancomún enfrenta desafíos en su continuidad, su valor cultural y social sigue siendo incalculable. En un mundo en constante cambio, es importante preservar y valorar estas tradiciones, que no solo conectan a las personas con su pasado, sino que también ofrecen soluciones sostenibles para el futuro. El mancomún es más que una práctica económica; es una expresión de solidaridad y cooperación que tiene el poder de resistir las presiones del tiempo y la modernización, fortaleciendo el tejido social en Chiapas.
Bibliografía
De los Santos, C. G. (30 de mayo de 2023). 30 de mayo de 1785 se funda mancomún del pueblo en Pijijiapan. Diario del Chiapas, pág. 1. Recuperado el 10 de octubre de 2024, de https://diariodechiapas.com/opinion/dr-gilberto-de-los-santos-cruz/30-de-mayo-de-1785-se-funda-mancomun-del-pueblo-en-pijijiapan/
Ostrom, E. (1990). Governing the Commons: The Evolution of Institutions for Collective Action. (Cambridge University Press, Ed.) Reino Unido. Recuperado el 18 de octubre de 2024
Semanario del Sur de Chiapas. (2024). Mancomún de Zats, quien se apunta. (Facebook, Ed.) pág. 1. Recuperado el 17 de octubre de 2024, de https://www.facebook.com/watch/?ref=search&v=1249037809475015&external_log_id=d76cc291-d66a-4918-8ae9-5fc7991d961c&q=mancomun%20del%20zats&local
[1] Juan Carlos Velasco Santos es técnico académico de El Colegio de la Frontera Sur, Unidad San Cristóbal de Las Casa, Chiapas. jvelasco@ecosur.mx https://orcid.org/0000-0002-4841-7169.
Investigadores de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) descubrieron más de 16 variedades de maíz nativo en comunidades cercanas a la Reserva de la Biósfera de los Petenes, sin embargo, su futuro es incierto, ya que varias de estas razas están al borde de la extinción. El investigador Juan Manuel Paat Hernández, señaló que el maíz sak wo’ nal había desaparecido, pero fue rescatado el año pasado junto con la maestra Victoria Caamal Cauhich, quien también forma parte del proyecto. Este grano fue depositado en el banco de germoplasma del Centro de Investigación de la Península de Yucatán y en Hecelchakán, precisó. Entre las variedades en riesgo, se encuentra el “gallito amarillo”, que enfrenta una drástica disminución en su cultivo. Paat Hernández destacó la riqueza de características del maíz Éek’jub, que no sólo presenta diversidad de colores, sino que también contiene antioxidantes beneficiosos para la salud humana. Estos maíces nativos, a menudo menos productivos que los híbridos o mejorados, están mejor adaptados a las adversidades climáticas y a suelos difíciles, lo que los convierte en una opción resiliente para los agricultores locales. Los campesinos aprecian su capacidad para resistir plagas y sequías, y dura más almacenado. Victoria Caamal, egresada de Ciencias Naturales, subrayó la importancia de educar a las nuevas generaciones sobre el valor del maíz nativo. “Es crucial que los jóvenes comprendan su relevancia nutricional y cultural, para garantizar su preservación”, afirmó. Paat Hernández indicó que el maíz nativo, considerado fundamental en la dieta mexicana, también tiene un papel histórico en la economía de las comunidades mayas. La investigación que se realiza no sólo busca documentar estas variedades, sino también promover su conservación y uso a través de políticas públicas federales, finalizó.
El Jardín Botánico Regional del Soconusco (JBRS), de la Unidad Tapachula de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), fue promovido a miembro oficial de la Asociación Mexicana de Jardines Botánicos AC (AMJB), tras varios años de permanecer en el nivel de Miembro Consultor.
Con este cambio de categoría se reconoce su “trabajo incansable para la conservación de la flora mexicana”. Fue a partir de un riguroso proceso de evaluación, que se reconocieron los avances logrados y los servicios que ofrece a la sociedad en términos de investigación, difusión, exposición, capacitación, conservación y propagación de plantas.
Resguardo y actualización
También, en el resguardo y actualización de repositorios en forma de bases de datos y ejemplares de herbario de las especies de plantas, que forman las comunidades vegetales de las zonas bajas de la región del Soconusco.
En 2020, este mismo espacio fue seleccionado por el ahora Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt), como el jardín que representaría a Chiapas en la Red Nacional de Jardines Etnobiológicos.
Esta promueve un enfoque dedicado a las culturas mexicanas originales y su relación con el mundo natural: las plantas, los animales de todo tipo incluyendo los insectos, los hongos y los microorganismos. En este contexto, el santuario se nombró Jardín Etnobiológico de las Selvas del Soconusco (JESS).
Ubicación
Ubicado en el municipio de Tuzantán, Chiapas, a 80 metros sobre el nivel del mar, en la planicie costera del Soconusco, tiene una extensión de 2.5 hectáreas, de las cuales 1.5 consisten en un fragmento de selva alta tropical húmeda en proceso de restauración, misma que se está estudiando y sirve como campo experimental para personal de investigación y estudiantes.
La hectárea restante es extensivamente trabajada, con un vivero y exposiciones de diversos grupos de plantas con poco más de 500 especies identificadas. Además, cuenta con baños secos, ecológicos y áreas equipadas de oficina y para dar talleres y sesiones de prácticas.
El Jardín lo dirigen la doctora Anne Damon y el ingeniero Wilber Sánchez Ortiz, del Departamento de Ciencias de la Sustentabilidad de Ecosur.
Los manglares albergan diversas especies de fauna amenazadas y en peligro de extinción, también aportan alimentación, refugio y zona de anidación a especies residentes y migratorias de aves; sin embargo, el cambio climático ha tenido un efecto negativo en estos ecosistemas.
Tan solo en la Reserva de la Biósfera La Encrucijada y el Santuario Playa de Puerto Arista, con una superficie de más de 28 mil hectáreas, se concentra el mayor número de manglares en la entidad, al representar casi el 61 % de la superficie total.
Ecosistema
Además de la importancia ecológica, estos ecosistemas juegan un papel muy importante para las actividades socioeconómicas de los habitantes de las regiones cercanas, como la pesca en localidades de Tonalá, Pijijiapan y otros municipios de la costa.
Recientemente, Raimunda Santana, consultora del Instituto Trilhas, en San Cristóbal de Las Casas, presentó la plática “Manglares frente al Cambio Climático: Estrategias Comunitarias para su Conservación”, a pescadores de Pijijiapan.
En su intervención abordó de manera participativa los conceptos de manglares, sus características, el cambio climático, su restauración y los beneficios ecológicos, económicos, climáticos y sociales que estos ecosistemas proporcionan.
Principales
También destacó las principales amenazas que enfrentan los manglares. Subrayó la importancia de los programas de educación ambiental, la participación comunitaria y la creación de políticas locales como estrategias viables para la conservación comunitaria de estos ecosistemas.
Los manglares de México representan el 6 % del total mundial, presentes en los 17 estados de la República que tienen litoral, ocupando el cuarto lugar de los países que poseen este ecosistema.
De acuerdo al investigador de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Cristian Tovilla, “una buena cantidad de superficie cultivada en manglares se ha perdido, tanto por invasiones como por actividades agropecuarias, el cambio de uso de suelo ha sido el factor determinante”.
El picudo de la soya se considera una plaga de importancia económica debido a los daños directos e indirectos que ocasiona a este cultivo. Es un insecto especialista que se alimenta y reproduce en dichas plantas; su combate principalmente con plaguicidas tiene efectos secundarios en otros seres vivos.
Rafaela López Díaz, de la maestría en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Unidad Tapachula, realizó la investigación denominada Búsqueda de atrayentes para Rhyssomatus nigerrimus (Coleoptera: Curculionidae).
Señaló que actualmente, el control de la plaga se lleva a cabo mediante el uso de insecticidas como organofosforados y piretroides, además de fipronil, fosfuro de aluminio y bromuro de metilo.
Sin embargo, el uso excesivo de plaguicidas trae consigo efectos secundarios tanto para insectos benéficos como para insectos plaga, los cuales pueden desarrollar resistencia a ciertos plaguicidas.
Al respecto, enfatizó que es necesario el uso de nuevas alternativas, como la búsqueda de atrayentes que se puedan implementar para su futuro para el manejo de esta importante plaga.
En su estudio, se evaluó la respuesta de atracción de adultos machos y hembras de R. nigerrimus al olor de la raíz tuberosa de Ipomoea batatas (L.) Lam. o camote, así como a los olores de sus extractos etanólicos y hexánicos.
Los resultados muestran que tanto hembras como machos de R. nigerrimus fueron atraídos por los olores de la raíz tuberosa de la planta del camote y su extracto etanólico, en comparación del control.
Además, se observó que las hembras y los machos de R. nigerrimus respondieron mejor al extracto etanólico de camote en los diferentes tamaños de arena que al control.
En los últimos años la producción de soya ha sido amenazada por la presencia del picudo negro, debido a que en su estado larval afecta directamente al grano de la soya, esto sirve de entrada a patógenos (hongos).
Víctor Hugo Torres Flores, actualmente estudiante de la Maestría en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), realizó el trabajo titulado “Indicadores sustentables para la evaluación de sistemas de manejo en la producción de café en Los Altos”, con el que ganó el Premio Nacional de Investigación 2024.
El reconocimiento lo recibió por parte de la organización Mensa México; su proyecto de derivó de su trabajo como becario durante su preparación para ingresar al posgrado, con el acompañamiento de Noé León, José Francisco Hernández, Guillermo Montoya y Carla Zamora.
Sistematización
Comentó que realizó la sistematización y procesamiento de información, lo cual fue reconocido por su potencial científico para el apoyo de las personas productoras del aromático grano, considerando elementos como la calidad y composición del suelo, el cuidado de las plantas y el proceso de organización social.
El premio fue entregado en las instalaciones de Ecosur de manos de Fabián Arturo Cabrea Bertoni, coordinador nacional de Extensión de Mensa México, una organización civil que reconoce a personas con alto coeficiente intelectual.
Cabrea destacó la importancia de la creatividad y la inteligencia en la generación de indicadores de sustentabilidad relacionados con el trabajo premiado, así como su aplicación y posibilidad de réplica en distintos sectores de la producción de café en Chiapas.
Apoyos
Antonio Saldívar, director general de Ecosur, subrayó la relevancia de apoyar a los estudiantes, así como de perfilar su trabajo de investigación con incidencia en los territorios. Este reconocimiento, además, actúa como una motivación para el desarrollo de la investigación del resto de alumnos.
Fundada en Inglaterra en 1946, Mensa ha estado presente en México desde 2007, fomentando diversas actividades en beneficio de la sociedad.
La Unidad San Cristóbal de Ecosur señala que la muerte del padre Marcelo representa una pérdida irreparable para quienes lo conocieron y un impacto significativo
La comunidad del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) expresa su firme condena por la ejecución del sacerdote Marcelo Pérez Pérez, un incansable defensor de los derechos humanos y promotor de la paz y el diálogo en una región marcada por la violencia y el crimen organizado.
Su trágica muerte no solo representa una pérdida irreparable para quienes lo conocieron y trabajaron a su lado, sino también un golpe significativo para los esfuerzos de pacificación en Chiapas, señala la Unidad San Cristóbal de Las Casas de Ecosur.
La violencia en Chiapas no es un fenómeno aislado, sino un problema complejo que afecta a diversos ámbitos de la vida en la región, desde las familias y comunidades hasta las escuelas, los lugares de trabajo y los espacios de esparcimiento, expone el comunicado.
Prevenir y controlar esta violencia requiere la colaboración y el compromiso de todos los actores presentes en el territorio. En este sentido, es fundamental que todos trabajemos en pro de una culturadepaz y respeto por la diversidad, aportando alternativas que faciliten procesos de diálogo y la resolución de conflictos existentes, añadió.
Solo así podremos construir un entorno más seguro y justo para todas las personas.
Nuestra comunidad se une al dolor que esta pérdida representa para la Diócesis de San Cristóbal y para las personas y organizaciones que trabajan por una solución pacífica y mediadora de los conflictos en esta región de los Altos de Chiapas, enfatiza el texto.
Carla Beatriz Zamora Lomelí Investigadora del ECOSUR habló sobre la escalada de violencia en Chiapas. Señaló que están consternados e indignados por el asesinato del padre Marcelo Pérez, quien dijo, era una persona comprometida con los derechos humanos. No obstante, recalcó que Rutilio Escandón, gobernador de la entidad ha sido omiso en la cuestión de violencia que se vive. Puntualizó que desde 2018 iniciaron las amenazas y asesinatos en la región.