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Las abejas, los apicultores y la Suprema Corte de Justicia de la Nación

Rémy Vandame, remy@www.ecosur.mx
Investigador de la Unidad San Cristóbal

Las abejas y los apicultores no son un tema común para la SCJN, pero serán materia de una importante resolución de sus ministros, en los próximos días.

Esto es porque México es un país de grandes riquezas, entre las cuales están las abejas y los campesinos. Con más de mil 800 especies, de todos tamaños y colores, la diversidad de abejas en el país es fantástica. Son una riqueza natural y cultural, pues desde al menos ocho siglos, las crían los pueblos mayas, nahuas, totonacas y zapotecos. También son una riqueza económica, pues tanto las abejas nativas como la abeja exótica Apis mellifera permiten a México ser gran productor y tercer exportador mundial de miel. Esto se debe a la riqueza humana que son los apicultores, campesinos en su mayoría.

Pero resulta que hoy estas riquezas están en riesgo. Las abejas en peligro de entrar en un periodo de franco declive, y los apicultores no poder contar con los insectos para creer, trabajar y vivir, así como ya está pasando en muchos países (ver La Jornada del 11/09/2007). Quien sabe escuchar a los apicultores entenderá los problemas.

Son problemas que tienen que ver con el cambio de modelo de agricultura. Desde miles de años que existe la agricultura, ésta se ha practicado con una finalidad de sostener a la población, proveyendo de alimentos y ropa. Es decir, con una finalidad social e incluso ambiental, si se considera el respeto a la madre tierra que tienen los campesinos. Pero se ha ido imponiendo un modelo de agricultura intensiva, en el cual solo importa más el volumen de producción que los que producen o el medio ambiente. Y es ahí donde las abejas y los apicultores muestran hasta qué punto esta agricultura intensiva amenaza las riquezas.

El problema básico inició en 2011, cuando los mercados donde los apicultores venden casi toda su miel exigieron que dicha miel fuese libre de polen de cultivos genéticamente modificados (GM). Por mala suerte, unos meses después, la SAGARPA autorizó el cultivo de un cuarto de millón de hectáreas de soya GM, particular en Chiapas y en la península de Yucatán (ver La Jornada del 12/06/2012). Preocupados, los apicultores se organizaron y, junto con organizaciones aliadas, solicitaron amparos de varios tribunales. En 2014, dos de estos tribunales, en Campeche y Yucatán, acordaron los amparos, dado que el permiso que se otorgó violaba la Constitución y el derecho a la consulta (ver La Jornada del 23/07/2014).

Pero los apicultores ampliaron aún más el debate, al darse cuenta que la soya GM era solo una parte del problema que les afectaba. La agricultura, al hacerse industrial, implica todo una serie de cambios al medioambiente, desde la deforestación hasta el uso de plaguicidas, que son igual número de amenazas para las abejas y para ellos (ver La Jornada Ecológica del 28/09/2015).

Hay casos cada vez más frecuentes de intoxicación de abejas, en muchos estados del país, y en particular en Campeche. Desde hace 70 años se han desarrollado insecticidas cada vez más tóxicos, siendo las dos últimas familias, los piretroides y los neonicotinoides, las responsables de muchos casos fatales para las colonias de abejas de los apicultores. El debate sobre la responsabilidad de estos compuestos es fuerte, pero las sospechas son lo suficiente grandes para que la UE suspenda el uso de los tres principales neonicotinoides, o para que la presidencia de los EUA emita un memorándum respecto a la protección de las abejas. Pero la siembra de soya GM implica un uso creciente del herbicida glifosato, de lo cual nuevamente sufren los apicultores, pues además de las sospechas nacientes de sus efectos negativos sobre las abejas, este herbicida elimina gran parte de las plantas sobre las cuales pecorean las abejas, afectando la producción de miel. También está demostrado que este compuesto tiene efectos para la salud humana, al punto que fue recientemente clasificado como posible cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud, así como para la biodiversidad (ver La Jornada del 21/03/2015).

Otra tendencia es la deforestación para dejar más espacio a los monocultivos. Diversas organizaciones de apicultores, siempre en Campeche, han denunciado en los primeros meses de 2015, una intensa actividad de tala ilegal, a gran escala, sobre miles de hectáreas, sin que las autoridades competentes actúen para proteger a los bosques. Nuevamente es preocupación para los apicultores, quienes van perdiendo el territorio en el cual tradicionalmente viven y producen las abejas.

La soya GM finalmente es emblemática de un modelo de agricultura intensiva. Los apicultores han observado y denunciado que les afectaba al menos de tres maneras: por la contaminación de la miel con polen GM, por el efecto directo de los plaguicidas sobre las abejas y sobre las plantas que ellas visitan, y por la deforestación ilegal que impulsa la siembra de los mismos cultivos.

Este caso trae a la luz pública una pregunta fundamental: ¿se requieren de cultivos GM en México? Estos cultivos son plantas resistentes a los insectos o a los herbicidas, lo cual es algo bueno, pero conllevan una serie de riesgos para el medio ambiente y la salud humana, que superan ampliamente estos beneficios. Los apicultores afirman con toda claridad que los cultivos GM les afectan, y con base en un análisis de la situación, podemos considerar que no hay coexistencia posible en el cultivo de soya transgénica y la apicultura (ver La Jornada del 29/10/2015).

Los apicultores piden, a cambio, que se apoye un modelo agrícola que sí produzca alimentos en cantidad para toda la población, pero volviendo a incluir como principios de producción, la calidad de los alimentos, el respeto a los campesinos y al medio ambiente. Si bien la justicia acordó el amparo a los apicultores, su apelación por la empresa Monsanto junto con el gobierno federal hizo que el caso pasara a la SCJN. Los ministros de la corte resolverán el caso en los próximos días, y entonces deberán determinar si se justifica la concesión del amparo otorgada a las comunidades indígenas. Ojalá y los apicultores logren hacer escuchar su voz por los ministros de la SCJN, para ellos, para sus abejas, y para nosotros todos.

 

Rémy Vandame, remy@www.ecosur.mx
El Colegio de la Frontera Sur
Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad

Celebran 25 aniversario de la Reserva de la Biosfera El Triunfo con Foro de acciones de conservación

Con el objetivo de reflexionar en torno a las acciones de conservación de especies prioritarias en la Reserva de la Biosfera El Triunfo, el 15 y 16 de octubre, se llevó a cabo el segundo “Foro-Difusión de acciones de conservación de especies prioritarias en la Reserva de la Biosfera El Triunfo”, en la Unidad San Cristóbal.

La Reserva de la Biosfera El Triunfo fue decretada como Área Natural y Típica del estado de Chiapas para la preservación especial del quetzal y el pavón en 1972. Posteriormente, en 1990, pasó a ser Área Protegida federal, con una extensión de 119 mil 177 hectáreas. Sus ecosistemas abarcan el bosque de niebla, selva mediana y el último relicto intacto de selvas perennifolias del Soconusco en la cuenca del Río Novillero, en la vertiente del Pacífico.

En la Reserva se pueden encontrar 10 de los 18 tipos de vegetación presentes en el estado de Chiapas. Es el último refugio para docenas de especies endémicas y en peligro de extinción como el quetzal, el pavón, el tapir, el puma y el mono araña; y se han registrado 378 aves, 55 reptiles, 112 mamíferos y más de 2 mil especies de plantas.

El campamento El Triunfo sirve no solo de alojamiento para los guardabosques de la reserva, sino también para albergar a investigadores y visitantes nacionales e internacionales interesados en conocer este lugar, al que se le ha llamado el paraíso de las aves, por la gran diversidad de especies nativas y migratorias que se pueden encontrar.

El evento, que reunió a investigadores, guardabosques y estudiosos de las especies prioritarias de El Triunfo, fue organizado por la doctora Paula Enríquez, del Departamento de Conservación de la Biodiversidad por Ecosur y personal de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) y la Reserva de la Biosfera El Triunfo.

Los temas expuestos en el foro fueron: acciones de conservación de especies prioritarias en la Reserva de la Biosfera El Triunfo realizadas por PROCER; monitoreo de grandes vertebrados, del pavón, del quetzal, del pajuil y del mono araña; estrategias de conservación y aprovechamiento del género Vanilla en Chiapas; ecología del tapir Centroamericano; uso del foto-trampeo para evaluar las relaciones presa-depredador y la interferencia interespecífica en felinos silvestres; orquídeas de Chiapas; especies de plantas indicadoras; restauración del bosque de niebla en la Reserva de la Biosfera El Triunfo; acciones de conservación para el zopilote rey; y estado de conservación del tapir en México.

Fotografías: Marco Girón

Presentan prácticas para la sustentabilidad en América Latina

Del 23 al 25 de octubre se llevó a cabo el 1er. Foro Internacional de Innovación Social hacia la Sustentabilidad en la Unidad San Cristóbal, en el que los asistentes se reunieron para compartir experiencias y prácticas sobre sustentabilidad e innovación social en América Latina.

El objetivo de este evento fue el de intercambiar experiencias sobre los procesos de participación y organización social, así como reconocer los avances que han tenido las organizaciones de la sociedad civil en torno a la construcción de nuevas prácticas.

Lorena Ruiz Montoya, directora de la Unidad San Cristóbal, dio la bienvenida a los asistentes y expresó que para la institución es un honor ser un espacio para compartir experiencias del trabajo que realizan diversos actores sociales, con el objetivo de lograr un cambio en las formas de conducirnos como personas, con respeto hacia el ambiente y hacia la propia sociedad.

Antonio Saldivar y Helda Morales, investigadores de Ecosur, mencionaron que este evento es muy importante porque favorece el intercambio de experiencias en materia de innovación social, hecho que puede contribuir a construir una visión del desarrollo que priorice los valores culturales, ambientales y sociales.

Helda Morales, indicó que el tener tantas experiencias juntas luchando contra corriente es una muestra de que ya se ha llegado al hartazgo colectivo.

“Estoy convencida que muchas personas pequeñas, haciendo cosas pequeñas, podrán cambiar el mundo. Necesitamos en estos momentos de crisis, estar más unidos que nunca, que sea este encuentro un primer paso para construir alianzas desde Uruguay hasta México, pasando por Nicaragua y Guatemala”, mencionó.

Por su parte, Beatriz Bellenda, de la Facultad de Agronomía Universidad de la República de Uruguay, mencionó que, en su país, la sustentabilidad social está en un proceso en el que se va avazando.

“Desde la Universidad de la República junto con otros actores sociales se está haciendo un camino muy desafiante y esperanzador para construir una visión más completa de lo que es la sustentabilidad”, indicó.

Cristina Reyes Barrón, del Instituto para el Desarrollo Sustentable en Mesoamérica AC, mencionó que para la institución que representa, es un gusto el compartir el trabajo sobre estos temas que se  están llevando a cabo en Tabasco, Campeche y los Altos de Chiapas, pues desean generar una visión conjunta de trabajo.

Posterior a la inauguración, comenzó el ciclo de conferencias con actores sociales de Uruguay, Guatemala, Nicaragua, Brasil y México, con temas como los principios de la sustentabilidad de los pueblos originarios; la complementariedad de género en la sustentabilidad rural; la agricultura tradicional; los huertos escolares y urbanos; entre otros.

Este encuentro estuvo abierto a estudiantes, académicos, organizaciones sociales y personas interesadas y comprometidas con la construcción de nuevas prácticas para la sustentabilidad.

 

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Ecosur presente en Congreso Mesoamericano de Biología y Conservación

Con el objetivo de propiciar la divulgación de conocimiento científico para ofrecer soluciones a problemas ambientales de la región, se llevó cabo el XIX del Congreso de la Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación (SMBC) con sede en la Universidad Juárez de Autónoma de Tabasco (UJAT), en donde Everardo Barba, investigador de la Unidad Villahermosa, presentó tres trabajos de investigación sobre ecología y manejo de humedales en Tabasco.

El primero de los trabajos presentados fue “Distribución de especies invasoras en humedales de Tabasco”, en el que participaron también Juan Juárez, técnico del Departamento de Ciencias de la Sustentabilidad y la estudiante de posgrado Cinthia Trinidad Ocaña. Este trabajo señala la problemática que  representa la introducción de especies exóticas en ambientes acuáticos, lo cual es una preocupación mundial debido a las alteraciones y daños ecológicos y económicos que estas especies ocasionan. A través de esta investigación se realizó el registro de tres invertebrados (que son?) (Tarebia granifera, Malanoides tuberculata y Corbicula fluminea)  y un pez (Pterygolichthys pardalis) como especies invasoras en los humedales de Tabasco. Estos registros fueron obtenidos en más de 140 sitios, a través de un monitoreo  realizado en todo el Estado.

El segundo trabajo presentado fue “Dinámica de hojarasca de manglar y abundancia de camarones peneidos en la laguna Mecoacán, Tabasco”, en el que participaron, Jony Ramiro Torres, estudiante de posgrado; Alberto Sánchez, investigador del Departamento de Sistemática y Ecología Acuática; Dulce María Infante y Alejandro Espinoza, ambos investigadores del Departamento de Ciencias de la Sustentabilidad. La investigación resalta la importancia de la hojarasca en la producción primaria del manglar. Este material se puede remineralizar a lo largo del proceso de descomposición, acumulándose sobre el sedimento y/o exportado a las zonas adyacentes. Asimismo, establece que la exportación de materia orgánica y nutrientes disueltos es un proceso clave para la productividad de las aguas costeras, con claros efectos en la fauna estuarina.

El trabajo “Distribución de macroinvertebrados acuáticos y calidad Riparia en el corredor biológico mesoamericano en Tabasco”, elaborado por Cinthia Trinidad, Juan Juárez y Everardo Barba, en el que se estudiaron diversos ecosistemas lóticos (ecosistema de un río, arroyo o manantial) en 21 localidades en los municipios de Huimanguillo, Tacotalpa y Tenosique, para conocer la distribución de macroinvertebrados (moluscos, crustáceos e insectos) y su relación con el índice de calidad del bosque de ribera (QBR), se  encontró que pocas localidades presentan un estado natural con una vegetación de ribera sin alteraciones y calidad muy buena, y el resto presentó diferente degradación.

Durante el Congreso, el doctor José Manuel Piña, rector de la UJAT comentó  que es inaplazable generar conciencia ecológica desde la academia hacia la sociedad, ya que las consecuencias de deforestación ponen en situación vulnerable a la población, dejando a la entidad más propensa a inundaciones derivadas de fenómenos meteorológicos.

Por su parte, Jaime Raúl Bonilla, presidente de la SMBC destacó que el lema del Congreso “Desde la tierra de los Olmecas el movimiento del agua enlaza Mesoamérica” contribuirá a la formación de capacidades de los futuros profesionales de la biología, a través de ponencias orales y carteles, conferencias magistrales, simposios, cursos y excursiones de carácter científico.

El Corredor Biológico Mesoamericano (CBM) es un esfuerzo multinacional por alcanzar objetivos de desarrollo que incluyen, además de lo social y económico, un componente principal para la conservación de los ecosistemas de la región.

Analizan aprovechamiento de pez diablo para su control

En el marco del proyecto “Diagnóstico de la invasión del pez diablo en los sistemas acuáticos continentales de México”, coordinado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el 22 de septiembre se llevó a cabo el taller regional “El pez diablo en México: aprovechamiento para su control”, con el objetivo de transferir conocimiento sobre el estado de la invasión, las acciones de prevención y control, así como estrategias de aprovechamiento de la especie.

El taller fue dirigido a pescadores, tomadores de decisiones y personal de las áreas naturales protegidas (ANP´s), quienes abordaron temas como: generalidades sobre la biología y ecología del pez diablo; la situación actual de la invasión en el país, y alternativas para su aprovechamiento.

Everardo Barba Macías, investigador de la Unidad Villahermosa, participó en una mesa redonda en la que presentó resultados de proyectos de aprovechamiento del pez diablo en los que ha participado, en conjunto con académicos de la Universidad Autónoma del Carmen (Unacar), Centro Regional de Investigaciones Pesquera Yucalpetén, Yucatán y la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (Ujat).

Algunos de esos resultados muestran las alternativas de aprovechamiento de productos derivados de esta especie —altamente digeribles y con un alto concentrado proteínico— que además del consumo humano, pueden servir para la producción de biogás y bioabono mediante biodigestores, producción de artesanías y harina de pescado.

En el taller participaron integrantes de una empresa tabasqueña que producen la harina de pez diablo con una tecnología amigable con el medio ambiente, la cual puede ser factible de replicarse; ya que desde hace algunos años han realizado pruebas para que el producto se conserve sin la aplicación de químicos. Sin embargo, se mencionó la importancia de realizar estudios ecotoxicológicos en Tabasco, antes de promover su consumo, tanto para animales como para el ser humano, para descartar contaminación con metales pesados o con agroquímicos que pudiesen derivar en enfermedades, ya que en la región hay que considerar que los cuerpos de agua pueden estar contaminados tanto por la actividad petrolera, como por agroquímicos.

 

Información: María Luisa Martínez Gutiérrez

Los Códigos de Barras de la Vida, una alternativa para México y su biodiversidad

Manuel Elías Gutiérrez (melias@www.ecosur.mx) y Martha Valdéz Moreno (mvaldez@www.ecosur.mx) Investigadores de Ecosur en la Unidad Chetumal

 

A pesar de estar en pleno siglo XXI, actualmente la identificación de las especies, su conservación y posible aprovechamiento, está restringida a un selecto grupo de especialistas, los taxónomos. En este contexto, los Códigos de Barras de la Vida, una herramienta molecular que permite obtener secuencias estandarizadas de algunos genes del ADN, ha despertado un enorme interés, ya que permite la identificación rápida y precisa de cualquier especie,  y ha permitido el descubrimiento de especies desconocidas para nosotros.

Algunas de estas especies —entre las que puede haber animales,  plantas y hongos— desconocidas para los conservacionistas y completamente desaprovechadas son extremadamente abundantes y reales indicadores del estado de conservación de un ecosistema. Entre ellas se encuentran los copépodos, unos microcrustáceos,  que son la especie más abundante en la laguna de Bacalar, Quintana Roo, y de la cual dependen todas las demás en el ecosistema.  Solo unos pocos expertos conocen la diversidad de estos organismos, y muchos de ellos permanecen aún desconocidos, pero con los Códigos de Barra de la Vida se han logrado importantes avances para el conocimiento de su diversidad.

En la actualidad los Códigos de Barras de la Vida nos están permitiendo reconocer a las especies y saber cómo se relacionan con las que están presentes en otros sitios. Si a esto sumamos los avances actuales en una nueva rama de la ciencia, denominada metagenómica, podremos darnos cuenta de posibles alteraciones en el medio ambiente casi de forma inmediata y sin errores, con lo que se ha denominado Códigos de Barras Ambientales.

Toda la información obtenida hasta ahora está disponible en una gran biblioteca de códigos de barras, la cual se puede visitar en el sitio www.boldsystems.org. Alberga actualmente los datos de más de medio millón de especies de todo el mundo y forma parte del megaproyecto internacional llamado Barcode of Life,  en el cual participan casi 100 naciones.

Aunque ha habido un enorme avance en la construcción de la biblioteca en los últimos cinco años, todavía falta mucho por hacer para conocer la biodiversidad, sobre todo de las regiones megadiversas del mundo, de las que México ocupa el cuatro lugar, y que son las más frágiles desde el punto de vista ecológico.

A través de la biblioteca se puede identificar un especimen con más del 90% de certeza, a partir de una secuencia corta, que se puede obtener en 15 minutos a un costo de menor a 2 dólares. Muchos taxónomos creen que debido a los avances de esta herramienta se quedarán sin trabajo, pero el efecto es totalmente diferente.

Solo conocemos una pequeñísima fracción de la diversidad biológica de nuestro planeta, los cálculos más optimistas indican que conocemos la quinta parte de lo que existe, mientras otros piensan que no llegamos ni siquiera al 2%, pero en realidad nadie lo sabe con certeza. El efecto es que los códigos de barras nos están ayudando a descubrir nuevas especies y al parecer hay muchas más de lo que pensábamos, por ello, el trabajo de los taxónomos se incrementará, pues ninguna nueva especie puede ser descrita a partir exclusivamente a partir de los códigos de barras, sino que ha surgido una nueva corriente denominada taxonomía integrativa, donde concurren todas las evidencias posibles para establecer si se trata o no de una nueva especie. En este sentido lo único que está cambiando es que los no-taxónomos están identificando a los seres vivos y le están dando a este conocimiento un carácter universal.

Las posibles aplicaciones de los Códigos de Barras de la Vida escapan a nuestra imaginación, algunas que se han venido desarrollando, aparte del monitoreo ambiental, son el reconocimiento de las especies a partir de fragmentos, por ejemplo, de aletas de tiburón, los alimentos que consumimos como filetes o las hierbas que están en las bolsas de té, así como la presencia de exóticos, comercio y tráfico ilegal de especies protegidas o en peligro, impactos de aves en aviones, etc.

También se ha desarrollado un nuevo campo: la ecología funcional, con la cual podemos saber exactamente quién se come a quién, a partir de rastros como excretas; distribución geográfica, sin necesidad de recolectar a los especímenes, pues un pelo, una gota de sangre o un pedazo de tejido son suficientes; y el efecto real que las especies exóticas están teniendo sobre las nativas.

Con los avances actuales de metagenómica podremos conocer las especies que habitan en un fragmento de selva con unas cuantas muestras de suelo, así como las especies de peces que habitan un lago o un arrecife de coral con muestras de sedimento del fondo o hasta de agua.  Es decir, de manera indirecta y sin contar con los ejemplares podemos saber quién está ocupando cualquier habitat.

Todo esto, nadie lo imaginaba hace diez años, sin embargo, nada será posible si no continuamos construyendo la Biblioteca de Códigos de Barras de la Vida. El enorme interés que han despertado estas metodologías y la esperanza que representan para el monitoreo y la conservación de la biodiversidad quedó plasmado en el reciente congreso internacional que se celebró en ciudad de Guelph (Canadá), del 18 al 21 de agosto, donde participaron más de 500 delegados de 54 países.

México ha participado en este proyecto desde sus inicios y, por primera vez en su historia científica, ocupa un lugar preponderante en la generación de resultados en un proyecto de gran alcance internacional, donde han participado más de 20 instituciones nacionales. Todas ellas han conformado la red temática de Códigos de Barras de la Vida en México, apoyada por el Conacyt. En particular, Ecosur se ha constituido como un líder, junto con el Instituto de Biología de la UNAM y el Centro de Investigaciones del Noroeste (CIBNOR).

El resultado de los esfuerzos de los investigadores, técnicos y estudiantes de Ecosur, en particular, puede apreciarse en la figura de la página www.boldsystems.org donde aparecen en rojo los sitios que cuentan con más códigos de barras. Personal de esta institución ha participado en la descripción de nuevas especies de crustáceos, peces, anélidos, moluscos, etcétera, con la ayuda de estas nuevas metodologías y en un futuro desarrollarán métodos de monitoreo ambiental para ayudar a la conservación de los recursos naturales de México y la detección temprana de especies exóticas con potencial invasivo.

El personal académico y estudiantes de Ecosur han publicado las primeras listas de especies de peces del arrecife mesoamericano, lagos y cenotes de Yucatán, entre muchas cosas más, y  fueron pioneros en la identificación de restos alimenticios del pez león, una especie exótica que ha invadido todo el Caribe, y que ha causado un gran impacto debido a que es un terrible depredador. También descubrieron las primeras etapas larvales de este pez en el Atlántico, dando una idea de su reproducción y la forma en que las corrientes han contribuido a su dispersión. En el caso de los ecosistemas de agua dulce se ha encontrado una diversidad escondida que no se esperaba y al parecer los patrones de distribución geográfica de las especies son más limitados de lo que se pensaba, lo que ha reforzado las hipótesis sobre la fragilidad de estos ecosistemas.

Todos los grupos de seres vivos representan un capital natural tan importante como el capital financiero y nuestra supervivencia como especie depende de este capital natural a escala global. Este acervo se está perdiendo aceleradamente debido a la degradación ambiental, la sobreexplotación de recursos y un sinfín de causas más, que incluso aún no conocemos.

Los Códigos de Barras de la Vida representan una brillante y eficaz alternativa para darle un gran impulso al reconocimiento de la diversidad biológica, lo cual permitirá postular nuevas teorías sobre la evolución y distribución actual de los seres vivos, y permitirán plantear nuevas alternativas para el desarrollo sustentable de nuestro país. Recordemos que no podemos proteger ni utilizar de manera racional lo que no conocemos.