Alejandro Espinoza Tenorio
Gabriela Ehuan El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR)
Gabriela Cuevas Gómez Comunidad y Biodiversidad A.C. (COBI)
Alejandro Espinoza Tenorio ECOSUR aespinoza@www.ecosur.mx
- Las y los jóvenes representan una cuarta parte de la población en México. Sin embargo, ser joven en este país es todo un desafío, sobre todo para quienes laboran en actividades económicas con alto grado de vulnerabilidad y marginación como la pesca.
En las comunidades costeras rurales, las personas jóvenes crecen por lo general sin servicios dignos de salud, educación y alimento, con limitado acceso a las tecnologías de la información y comunicación y empleos en trabajos precarios que no les ofrecen condiciones equitativas ni satisfactorias. Esto, además de atentar contra sus derechos humanos fundamentales, tiene implicaciones coyunturales en la formación de su identidad y los sitúa en una desventaja competitiva respecto al resto de las y los jóvenes del país.
La pesca es un oficio de alto riesgo que se ha enseñado básicamente de padres a hijos e hijas durante generaciones. Las niños y niñas se introducen en este mundo empíricamente, ayudando a sus padres a limpiar el producto y las embarcaciones, y preparando las artes de pesca. Conforme van creciendo, se van incorporando en los diferentes eslabones de la cadena productiva, como la venta y extracción del recurso.
Las pesquerías han sido fuente de alimento y de sustento económico para varias generaciones de pescadores. No obstante, la juventud vinculada con esta actividad está siendo adoctrinada con el discurso “estudia para ser mejor que tus padres, para no ser pescador o pescadora”. Al sugerir a la juventud actual no cultivar el oficio porque “eso ya no te da para vivir”, se ha demeritado simbólicamente el oficio.
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¿Ser pescador? Los jóvenes en el relevo generacional de la pesca. Pag.20