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¿Por qué las variedades tradicionales de maíz son tan importantes para México?

Artículo de divulgación

¿Por qué las variedades tradicionales de maíz son tan importantes para México?

21 octubre, 2024

Convocatoria cerrada
Hugo Rafael Perales Rivera

hperales@ecosur.mx

*Hugo Perales, Grupo de Agroecología El Colegio de la Frontera Sur, San Cristóbal, Chiapas hugo.perales.rivera@gmail.com

Poco más que el 20% de la siembra de maíz en México se hace bajo riego en tierras planas, en estos ambientes las semillas comerciales sí son las más comunes, como también en las tierras relativamente planas y con lluvia abundante en la temporada de crecimiento de maíz. Sin embargo, más del 80% de las siembras de temporal se tienen que hacer en ambientes con lluvia limitada o variable, o en tierras con mucha pedregosidad o pendiente y erosionadas.

Desde hace más de 30 años en México se siembran entre 7 y 8 millones de hectáreas con maíz, en el año 2024 más de la mitad de esta tierra se cultiva con semillas de variedades tradicionales. ¿Son los agricultores mexicanos tan tradicionales que no conocen o se niegan a usar las semillas “mejoradas”?

Hay varias formas para clasificar las semillas que se usan en la agricultura. Una clasificación importante distingue entre las semillas que se producen por empresas comerciales (o instituciones) y las que producen los agricultores. Estos dos sistemas de producción de semilla, llamados formal e informal, no están realmente separados, aunque sus relaciones de intercambio de semillas son predominantemente al interior de cada uno.

Desde hace más de 7 décadas hay instituciones agrícolas y empresas comerciales desarrollando y produciendo variedades de maíz, por medio de métodos científicos y técnicos, para las condiciones de México. Las semillas que se producen por estos métodos se conocen como “mejoradas” o comerciales, o híbridos en el caso del maíz, y son importantes en algunas regiones del país.

En contraste, muchas variedades de maíz, y de otros cultivos, han sido desarrolladas y son mantenidas por los agricultores, con nula intervención técnica o institucional. Estas semillas se conocen como variedades tradicionales, o nativas, y México tiene aún muchas, en particular para los cultivos que se originaron en el país, como lo son el maíz, frijol, chile, calabaza, tomate, jícama y otros.

Aunque no tenemos medidas directas de cuántas variedades tradicionales de maíz se siembran ni en cuánta superficie, sabemos que poco menos de 30% de la superficie se siembra con semillas híbridas. Algo de esta semilla se usa más de un año y un poco también se mezcla con variedades tradicionales, estas cantidades no las conocemos, pero difícilmente representan más de 10%. El hecho es que 70% de la superficie que se siembra en México se hace con semilla que producen los agricultores, y seguMaíz bolita, Ixtenco. Marisol Reyna ramente más de la mitad de esta es de variedades tradicionales.

¿Siete décadas y sólo un 30% de la siembra de maíz con semilla comercial? ¿Cómo es posible que la semilla de variedades tradicionales siga siendo tan importante? Este es un problema que no está totalmente resuelto, pero sí conocemos varios aspectos que nos sugieren que no hay algo incoherente en las decisiones de los agricultores. Al contrario, es posible proponer que las decisiones son racionales si se describen desde la perspectiva de los agricultores.

Además, hay un conjunto de ideas que se suponen verdaderas pero que son demasiado simplistas a este respecto. Por ejemplo, el discurso convencional supone que las variedades “mejoradas” son superiores a las tradicionales en rendimientos y otras características. Si bien esto es cierto para algunos ambientes de México, actualmente no es un hecho en todos, ni para todas las características. Poco más que el 20% de la siembra de maíz en México se hace bajo riego en tierras planas, en estos ambientes las semillas comerciales sí son las más comunes, como también en las tierras relativamente planas y con lluvia abundante en la temporada de crecimiento de maíz. Sin embargo, más del 80% de las siembras de temporal se tienen que hacer en ambientes con lluvia limitada o variable, o en tierras con mucha pedregosidad o pendiente y erosionadas. Bajo este tipo de condiciones las semillas comerciales rara vez tienen ventajas sobre las tradicionales, en estos ambientes las variedades nativas son iguales o mejores que las semillas comerciales disponibles.

Además, no todas las características de las semillas comerciales son sobresalientes. Por ejemplo, para familias que consumen su producción las variedades comerciales se pican mucho más por daño de insectos cuando son almacenadas en los hogares. Es muy común que el totomoxtle (o joloche) de los híbridos no cubre bien la mazorca y presentan fácil entrada de los insectos. Aunque las variedades híbridas se pueden usar para tortillas y otras preparaciones, no han sido diseñadas para su calidad en platillos importantes de la cocina mexicana, incluyendo tortillas.

Hay otras razones por las que las semillas comerciales no son dominantes. Tal vez la más importante es que para muchos agricultores y sus familias el maíz es una activi19 lucionando. Se ha debatido si las variedades tradicionales deben mantenerse bajo las mismas condiciones de manejo en que fueron creadas y, relativamente, idénticas a como se conocieron. Sin entrar en los detalles del debate, un aspecto ineludible es que las condiciones ambientales y sociales no son estáticas y si las variedades tradicionales pueden seguir siendo viables como semillas requieren adaptarse a los cambios. dad económica para la seguridad alimentaria de los hogares, y no una actividad netamente comercial, aunque se venda una parte de la producción. Más del 80% de unos 2.7 millones de hogares que producen maíz no están enfocados en el objetivo agronómico clásico de máximo rendimiento. Una producción que ayude a la seguridad alimentaria del hogar a un costo bajo es más importante que el máximo rendimiento, o el máximo ingreso neto monetario.

¿Qué implica lo anterior?

En muchas regiones y ambientes de México las semillas de variedades tradicionales son las únicas disponibles que están adaptadas al ambiente local y social. Aunque desde el punto de vista científico y técnico siempre se puede proponer que se podría hacer mejor, el hecho es que esto no ha sido el caso. Por otro lado, es difícil imaginar que la oferta de semillas comerciales pueda ser suficiente o adecuada para un país con la complejidad ambiental y social de México, y en un cultivo tan variable y con usos culturales ancestrales. La industria de semillas comerciales tiene interés en ofertar grandes cantidades de semilla de pocas variedades que son adecuadas en macro-ambientes extensos. La oferta de semilla para los múltiples microambientes y usos del maíz en México muy posiblemente se tiene que resolver por el camino de semillas producidas por los agricultores.

Un aspecto fundamental es que para que las variedades tradicionales sigan siendo vitales y se conserven requieren seguir evolucionando. Se ha debatido si las variedades tradicionales deben mantenerse bajo las mismas condiciones de manejo en que fueron creadas y, relativamente, idénticas a como se conocieron. Sin entrar en los detalles del debate, un aspecto ineludible es que las condiciones ambientales y sociales no son estáticas y si las variedades tradicionales pueden seguir siendo viables como semillas requieren adaptarse a los cambios.

Adaptamos nuestros cultivos con variabilidad genética, generalmente cruzando variedades y seleccionando la descendencia para distintos ambientes y propósitos. Esto también sucede en las variedades tradicionales. Aunque no se haga metódicamente, cuando se cruzan variedades entre parcelas vecinas, o entre las variedades de un mismo agricultor, o al introducir semillas de otras comunidades o regiones el proceso de fondo es el mismo, cruzamiento y selección. El libre intercambio de semillas está en la base del proceso evolutivo que permite el éxito de las variedades nativas mexicanas. Aunque no existe un impedimento al libre intercambio de semillas de variedades nativas, el persistente aumento de los derechos intelectuales de la industria de semillas comerciales constituye una limitante indirecta que requiere acotación.

México es distinto a otros países en su relación con el maíz. Al ser el centro de origen de la especie los pobladores de México tienen una relación ancestral, y las características del maíz lo hicieron fundamental en la alimentación a través de todo el territorio. Aunque aun no conocemos los detalles del proceso es muy posible que el ser cultivado en muchos ambientes, por muchos hogares y para múltiples propósitos y, con una base genética muy amplia, ha permitido que el maíz nativo mexicano siga evolucionando y siga siendo de gran importancia en la alimentación del país. Consumamos productos elaborados con nixtamal fresco.

ARTÍCULO PUBLICADO EN: La Jornada del campo 19/10/24, Pag. 19

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