Escrito por Dora Elia Ramos Muñoz y Parce Diana Blanco
El jueves 21 de noviembre, El Colegio de la Frontera Sur-Unidad Villahermosa y la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco llevaron a cabo el Primer Encuentro Sur-Sureste “Voces desde el sureste mexicano frente a las violencias contra las mujeres en todas sus diversidades”, en el que participaron 15 expositoras y una invitada para conmemorar y visibilizar desde diversas voces las problemáticas, causas y consecuencias que habitan al sureste mexicano frente a las violencias contra las mujeres en todas sus diversidades.
La invitada Maritel Yánez Pérez, investigadora de ECOSUR, brindó una revisión de los datos de feminicidios en el sureste de 2017 a 2022, mostrando una tendencia azarosa, creciente y que ha tenido su momento más grave en Tabasco.
Javiera Donoso Jiménez, presentó cómo los transfeminicidios conllevan violencia extrema sobre víctimas jóvenes con trabajos estigmatizados (sexoservidoras, empleadas de bares y estilistas), y que incluso representa un gran reto documentarlos. Asimismo, expresó que la condición de exclusión y discriminación a la que se ven expuestas las mujeres trans, las orilla a emplearse en actividades que implican un alto riesgo para su vida y supervivencia, sin que el Estado y la sociedad salvaguarden su integridad.
María Cameras Myers, doctorante de ECOSUR y activista de la Colectiva Cereza, mostró con su investigación con mujeres del Centro de Reinserción Social para Sentenciados N°5 (CERSS 5) en Chiapas que las condiciones estructurales y un vacío legal provocan la criminalización de las mujeres racializadas y empobrecidas antes de estar en la cárcel.
Se contó con una serie de cinco ponencias que dieron cuenta de cómo se mueve la violencia desde los espacios familiares. La que inicia en los apegos, tal como lo explicaron Bélgica Iduarte García y Luciano Osorio Arias, o desde los estereotipos, como mencionan María Apolinar Javier Jiménez y Carolina Hernández Jiménez, se convierte en un huésped de nuestras casas, en referencia al estudio de Yuliana María Aguilera Hernández o de nuestras universidades, como muestran Valeria Berenice Martínez Pérez, Yeny Jiménez Izquierdo y Janeth Pérez Hernández. Así que las violencias surgidas desde los apegos, estereotipos en el hogar y las universidades, generan una falsa idea de que la violencia es un fenómeno natural.
La violencia contra las mujeres también trastoca sus trabajos, y la brecha salarial, que se reproduce en todos los sectores económicos: informales o formales, profesionistas o técnicos, es una muestra de ello. Las razones de esta injusticia pueden ejemplificarse en la abogacía, como lo expuso Kristell Gabriela Cortés García o en la relación de uno de los trabajos femeninos más cercanos al cuerpo: la partería; que se juega su futuro entre los estigmas, las estructuras del sector salud y la negación de opciones para que las mujeres puedan decidir el tipo de atención a su salud sexual y reproductiva, principalmente en contextos donde la partera es una figura mucho más cercana y confiable que algún personal médico ajeno al contexto en que viven, mencionó Karina Xóchitl Atayde-Manríquez.
En espacios laborales hay iniciativas que conviene estudiar para ver sus efectos, como lo expusieron Hannia Jazmine Navarro Martínez, Luvia Del Carmen Padilla Rebolledo y Elizabeth García Cervantes (Ecosur). María Apolinar Javier Jiménez y Carolina Hernández Jiménez presentaron trabajos que dan cuenta de las violencias siempre presentes en las instituciones públicas. Por su parte Claudia Ivón López Palomeque habló de cómo una política para lograr mayor representación política de las mujeres termina generando violencia política hacia ellas.
La violencia contra las mujeres establece una profunda desigualdad y también demuestra que los espacios aparentemente seguros, no lo son; siendo la casa el mejor ejemplo, fueron las palabras de Ximena Quigua Ruíz y Evelyn Perez Brito del Colectivo de Mujeres Ceiba, Tabasco. De ellas retomamos la metáfora de que la ropa sucia no debe lavarse más en casa, sino que debemos construir espacios públicos como este encuentro para conocernos, encontrarnos y buscar la erradicación de las violencias en contra de las mujeres.