Hermann Bellinghausen
La cotidianidad de la violencia puede anestesiar a la opinión pública, pero no a quienes la sufren todos los días. No pasa uno sin que se sucedan baños de balas contra más de una decena de comunidades tsotsiles del municipio de Aldama, en los Altos de Chiapas. Sólo el 27 de febrero, La Jornada recibió el reporte, en tiemporeal, de 31 agresiones armadas desde la comunidad de Santa Martha, en el vecino Chenalhó. En enero de 2022 fueron 230 ataques. Es posible que al terminar febrero alcancen el medio millar.
La investigadora Carla Zamora Lomelí, con muchos años de trabajo académico en los Altos de Chiapas, al documentar la violencia sin freno en San Cristóbal de Las Casas, apunta: Es claro que existe una disputa por el control territorial de grupos asociados con la delincuencia organizada. Las casas de seguridad que resguardan a centenares de migrantes (como quedó evidenciado luego del accidente carretero que cobró la vida de56 personas en diciembre) operan en completa impunidad, mientras el acceso al mercado de armas es sencillo
. Zamora Lomelí concluye: En Chiapas la guerra parece perpetuarse y la justicia es cada vez más difusa
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Foto Cuartoscuro / Archivo