
Desde hace varios años El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) es miembro de la Global Agenda for Sustainable Livestock (GASL)(http://www.livestockdialogue.org/partners/en/). Esta iniciativa la conforman varios centros de desarrollo, de investigación y redes de acción de distintos continentes, los cuales procuran impulsar la ganadería de conformidad con los objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
La GASL es coordinada por la Subdivisión de Información, Análisis del Sector y Políticas de Ganadería de la FAO en la División de Producción y Sanidad Animal, y actualmente cuenta con 113 socios institucionales en todo el mundo.
Como es sabido, la pandemia causada por el Coronavirus SARS CoV 2 ha provocado una crisis sanitaria mundial al afectar la salud de millones de personas y generado un colapso en la economía global, y también ha tenido un fuerte impacto en los sistemas agroalimentarios sostenidos por población rural y periurbana, especialmente la que vive en condiciones de pobreza.La ganadería —actividad de la que dependen cerca de 900 millones de familias pobres en el mundo—ha sido seriamente afectada..
En este contexto, Guillermo Jiménez Ferrer, investigador titular del Departamento Agricultura, Sociedad y Ambiente de ECOSUR, colaboró de marzo a mayo 2020 en la “COVID-19 y sector ganadero: Consulta Global de Expertos (FAO-GASL) “, la cual tuvo como objetivo evaluar y proporcionar información sobre el impacto de la pandemia COVID-19 en el sector ganadero y contribuir en las diversas acciones de gestión, mitigación y políticas públicas que vienen realizando múltiples países.
En esta consulta colaboraron 38 países de África, América, Asia, Europa y Oceanía.Los avances de esta consulta global han mostrado los efectos de la pandemia sobre los sistemas agroalimentarios ganaderos, entre ellos que han disminuido drásticamente la producción, así como los ingresos de productores y productoras en diferentes escalas y el poder adquisitivo de los consumidores.
Las ganaderas y productores han tenido dificultades para acceder a materiasprimas y servicios como insumos agrícolas, energía, comunicación, disponibilidad de fuerza de trabajo, recursos financieros y servicios de salud para atender sus familias y sistemas ganaderos. Estas complicaciones han generado dificultades en la producción agropecuaria con impactos en la economía familiar y posibles efectos en los riesgos de propagación de enfermedades infecciosas en los hatos ganaderos.
Asimismo, debido a la “focalización” de los servicios públicos nacionales en la atención de los problemas de salud pública inmediatos, se han visto debilitadas otras iniciativas y requerimientos importantes y estratégicos en la producción de alimentos (p.esalud animal y enfermedades emergentes, controles de calidad en productos de origen animal, control de plagas y combate de efectos del cambio climático).
En algunos casos, la disminución de la demanda de productos de origen animal ha ocasionado excedentes de producción, los cuales se han perdido por no poderser canalizados al mercado. Estos efectos y otros han impactado negativamente los esfuerzos por reducir la inseguridad alimentaria y mantener la estabilidad social. Son preocupantes los efectos en la calidad de vida de productores y productoras, se sabe de suicidios, padecimiento de depresión por el distanciamiento social, y es muy probable que aumente el desempleo juvenil junto con episodios de violencia y disputas en el hogar, especialmente contra las mujeres.
Con este panorama también se sistematizaron diversas acciones de mitigación, implementadas por productores, productoras, ganderas y ganaderoslocales, agencias de desarrollo y organizaciones civiles y campesinas.
Para mayores informes contactar al doctor Guillermo Jiménez Ferrer (gjimenez@www.ecosur.mx)
