Estudiantes de la Maestría en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural de la Unidad Villahermosa de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) presentaron un diagnóstico general de cómo se encuentra el capital social y económico de algunas personas que colaboran en la Unidad de Manejo Ambiental (UMA), que se encarga de la protección, conservación y aprovechamiento de 1730 hectáreas de bosque manglar de tres especies, que brindan diversos servicios ambientales, entre los que se encuentran la mitigación del riesgo frente a los efectos del cambio climático.
En el “Diagnóstico participativo de los modos de vida de la UMA: La Solución Somos Todos, Paraíso, Tabasco”, presentado el 15 de marzo, este grupo multidisciplinario de estudiantes que cursan el primer trimestre, dio a conocer la información resultante de la aplicación de la metodología de Medios de Vida Sustentables, con la cual desarrollaron dos talleres a grupos focales, cuatro encuestas dirigidas con información oficial, una visita al ejido y observación participante.
Estas actividades les permitieron documentar las estrategias de aprovechamiento y las formas en que estas inciden sobre las condiciones socioeconómicas de los miembros del ejido, sus familias y las poblaciones circundantes.
En los principales procesos productivos identificaron redes institucionales y de trabajo, dentro y alrededor del ejido, así como la cobertura brindada por varias dependencias y programas de subsidios del gobierno; observaron los cambios de uso de suelo que son consecuencia de un devenir histórico con importantes eventos o desastres que han modificado el paisaje, entre ellos la explotación petrolera, la intrusión salina y la baja productividad de los suelos para la agricultura.
Encontraron que los cambios más importantes se realizaron en los últimos 60 años y que la población se ha ido adaptando a ellos. Aunque el entorno natural es rico en biodiversidad y la cosecha del mangle y la producción de carbón son redituables, se visualiza que aún hay deficiencias en la administración y el aprovechamiento de los bienes naturales que no se traducen en un ingreso estable y equitativo para todos los ejidatarios y sus familias.