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Se presentarán publicaciones recientes de ECOSUR en la FIL Guadalajara 2022

ECOSUR estará presente en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2022, que se celebrará del 26 de noviembre al 4 de diciembre en su habitual sede jalisciense.

Fomento Editorial ECOSUR realizará la exhibición y venta de publicaciones en dos puntos. Uno de ellos es el Espacio de inclusión (JJ42), definido por la misma FIL como una apuesta por brindar acceso a la cultura al mayor número posible de personas, independientemente de sus circunstancias personales. Este proyecto está dirigido a personas con discapacidad visual, y en él se promueven formatos accesibles a fin de proteger condiciones de igualdad, además de favorecer la sensibilización de las y los visitantes.

De igual modo habrá presencia institucional en el espacio de la Red de Editoriales Universitarias y Académicas de México (Red Altexto, Espacio F1), donde además de contar con un módulo de libros, se presentarán los siguientes títulos de reciente aparición en el catálogo de Libros ECOSUR:

El significado de la universidad desde la experiencia de estudiantes LGBT, de Arturo Gerardo Ruiz Utrilla. El sábado 26 de noviembre a las 15:00 horas.

Acción comunitaria en el IMSS-Bienestar. Visiones operativas de “la otra historia” de Héctor Javier Sánchez Pérez, Gustavo Leal F., Damariz Escobar y Jorge Leonel León Cortés. El domingo 27 de noviembre a las 14:00 horas.

Pagar los platos rotos. Violencias interseccionales contra niñas, niños y adolescentes trabajadores del hogar en Chiapas de Sarai Miranda Juárez. El domingo 4 de diciembre a la 12:00 horas.

Por otra parte, se presentará la obra Cómo migrar un curso presencial a la modalidad en línea, de Diego Martín Díaz Bonifaz, responsable del área de Educación Continua ECOSUR, el martes 29 de noviembre de 17:00 a 17:50 horas en el salón G, Área internacional, Expo Guadalajara, el cual será moderado por Alma Beatriz Grajeda Jiménez, coordinadora general de Vinculación e Innovación de ECOSUR.

Juventudes por la pesca en México

El intercambio de saberes entre pescadores, pescadoras, científicos y científicas es posible. Aquí un ejemplo de cómo la juventud puede continuar con el legado de familias y comunidades dedicadas a la pesca tradicional para obtener un consumo responsable de los productos marinos. Escucha a Antonio Saldívar Moreno, investigador del Departamento Sociedad y Cultura.

ECOSUR y la Université de Sherbrooke abren la convocatoria para ingresar a la Maestría en Ecología Internacional en 2023

En un mundo globalizado y cambiante, El Colegio de la Frontera Sur, en México y la Universidad de Sherbrooke en Canadá preocupados ante la necesidad de acentuar el perfil intercultural e internacional de su comunidad estudiantil, crean la Maestría en Ecología Internacional, es un programa de doble titulación el cual requiere de la asistencia a cursos en las dos instituciones favoreciendo el aprendizaje in situ de los idiomas francés y español, así como un periodo de práctica en algún país ajeno al idioma materno del estudiante.

Objetivo: Formar especialistas en el ámbito de la gestión de los ambientes naturales, dotados de una visión integrada de los sistemas socioecológicos, capaces de realizar asesorías expertas o intervenciones para la conservación, el uso sostenible, la protección o la restauración de los ambientes naturales, y de gestionar proyectos. competentes para colaborar eficazmente en un contexto interdisciplinario, intercultural e internacional. Su práctica es científicamente rigurosa y está comprometida con la preservación de la biodiversidad, la reducción de las desigualdades sociales y el respeto de la diversidad sociocultural.

Orientación: Profesional
Modalidad: Presencial
Duración: 6 cuatrimestres (dos años)
Sede: Unidad Chetumal, ECOSUR en el estado de Quintana Roo.

La convocatoria en extenso la pueden ver en https://www.ecosur.mx/posgrado/oferta-de-posgrado/maestria-en-ecologia-internacional/

Informes: Nancy Vela (nancyvelap@ecosur.mx)

Los cacaotales de México una oportunidad para conservarla biodiversidad: importancia biológica y cultural

Lislie Solís Montero[1]
Alma Rosa Hernández Tovar[2]
Alfredo Castillo Vera[3]
El Colegio de la Frontera Sur, Unidad Tapachula

Fotografía: Alma Rosa Hernández Tovar.

¿Alguna vez te has preguntado de donde se obtiene el chocolate? Los seres humanos construimos modelos imaginarios para dar explicación a cosas, hechos o fenómenos que ocurren en nuestro entorno. Este conocimiento empírico surge de la cotidianidad y al pasar del tiempo se convierten en acervos culturales que se transmiten generacionalmente, siendo la base de los distintos sistemas socio-culturales, económicos y alimenticios del mundo, dejando en el olvido el origen, estructura y función de este acervo. Ejemplo de esto es el cacao, nombrado en el imaginario prehispánico como “alimento de los dioses” y reconocido como símbolo de estatus, riqueza y honor en diversas culturas originales de América, quienes usaban a esta semilla como alimento y moneda de cambio, pero que desconocían el valor ecológico y social de sus plantaciones, como hasta ahora sucede.

Etimológicamente la palabra cacao deriva de “kakaw” que significa jugo amargo, subsiguiente del sufijo “atl” o agua, resultando en “cacahuatl”. No fue sino hasta la conquista que la hibridación de vocablos dio origen a la palabra chocolate proveniente del náhuatl “xocoatl”, compuesto de “xococ”, agrio o ácido y “atl”, agua (González de la Vara, 1992).

El cacao o Theobroma cacao L., nombrado por su nombre científico, es un árbol originario del sur de México y de la parte norte de América del Sur establecido en regiones tropicales húmedas (Avendaño-Arrazate, 2018; Ricaño-Rodríguez et al., 2019). La relación entre el cacao y el hombre ha sido muy antigua y estrecha. El centro de origen geográfico del cacao es muy controversial, pero evidencias antropológicas Olmecas halladas en México, sugieren que Mesoamérica fue el centro de origen y domesticación del cacao (Powis et al. 2011). En la actualidad se pueden encontrar vestigios de plantaciones de cacao establecidas por la cultura maya en las inmediaciones de cenotes de la Península de Yucatán, los jeroglíficos mayas sugieren que este grano fue de gran importancia también para esta cultura en Mesoamérica. Leyendas narran que el dios Quetzalcóatl fue quien instruyó a las mujeres toltecas a manipular la semilla de cacao enseñándolas a tostar, moler y añadir agua y flores a la masa para perfumar. Convirtiendo este jugo amargo o chocolate en una bebida digna de ser consumida por ciertos sectores de la sociedad (González de la Vara, 1992). Para las culturas prehispánicas de México el uso del cacao no sólo se restringió al consumo, sino también fue utilizado en ofrendas funerarias y a los dioses (Lowe 2016) incluso las semillas eran utilizadas como moneda (Giraldez, 2012).

El consumo de chocolate durante la época prehispánica era muy especial, siendo parte esencial de festividades o celebraciones, donde el cacao liquido era consumido por la élite de culturas prehispánicas, con una connotación ritual (Lowe 2016; Powis et al. 2011). Sin embargo, el consumo del cacao fue cambiando a partir de la introducción del café a México en el siglo XVIII (McCook, 2017). Este cultivo (Coffea arabica, principalmente) originario de África rápidamente se adaptó al clima y a la vegetación mexicana. ¿Te has dado cuenta que hoy en día existen más cafeterías que chocolaterías? Eso es debido a que, con la introducción del café, el imaginario de la “bebida divina” fue desplazado por el café, una bebida “de novedad” y que poco a poco fue ganando el gusto del paladar de los mexicanos. Sin embargo, el cacao aún sigue presente en nuestro paladar en una buena taza de chocolate con agua o con leche y en bebidas tradicionales como el pozol, téjate, tascalate, champurrado, tanchuca, popo, bapu, entre otros (FND 2020). Incluso la niñez mexicana que aún no consumen café, sigue consumiendo chocolate como bebida predilecta.

En México, la producción de cacao se concentra en los Estados de Tabasco y Chiapas, aun cuando el destino nacional de gran parte de la producción en México es el Estado de Oaxaca. El periodo de mayor auge del sector fue a mediados de los años 70´s y principio de los 90´s (Díaz José et al., 2013). Actualmente, Tabasco es el principal productor de cacao seguido de Chiapas (SIAP, 2021). Sin embargo, no siempre ha sido así, durante la época prehispánica la región de El Soconusco en Chiapas fue la principal productora de cacao durante el periodo postclásico (Gasco, 2002). Ogata (2007) señala que los mixezoqueanos o izapeños fueron quienes establecieron el cultivo en esta región. Actualmente, en El Soconusco la producción de cacao es la base económica y socio-cultural de familias de pequeños agricultores que enseñan a las nuevas generaciones a cuidar y mantener la cacaocultura como pilar de desarrollo para su comunidad (imágenes 1 y 2; Arvelo et al., 2016). Además, los cacaotales son el reservorio de algunas variedades criollas de cacao que son una herencia biológica y cultural de México.

Imágenes 1 y 2


En El Soconusco la producción de cacao es la base económica y socio-cultural de familias de pequeños agricultores. Fotografías de Alma Rosa Hernández Tovar.

Las variedades criollas mexicanas han sido consideradas ancestrales y patrimonio biocultural. Las variedades criollas son de buena calidad con un exquisito aroma y un sabor suave, sin embargo, su producción mundial no alcanza ni el 10% (Avendaño-Azarrate et al. 2011). Estas variedades presentan baja producción y son susceptibles a plagas y enfermedades (Mendoza-López et al., 2011). Entre las variedades criollas registradas en México se encuentran Lagarto Verde Mocaya (imagen 3), Lagarto Rojo Izapa (imagen 4), Lacandón, Regalo de Dios, entre otras (Catalogo Nacional de Variedades Vegetales, 2022). Sin embargo, hay muchas variedades criollas que aún no han sido registradas y sigue incierta su clasificación. Algunas cooperativas locales de productores de cacao de la región buscan el rescate y comercialización de algunas variedades criollas a través de fomentar su cultivo agroecológico (Casfasa, 2015).

Imágenes 3 y 4

Fotografías: Lislie Solís-Montero.


Desde el punto de vista ecológico los sistemas agroforestales de cacao permiten la interacción de factores bióticos y abióticos que favorecen servicios ecosistémicos como la polinización y el control de plagas (Maas et al., 2018; Potts et al., 2010; Toledo-Hernández et al., 2017). Además de que mantienen el equilibrio de las tasas de evapotranspiración, temperatura y humedad que facilitan la reproducción de insectos polinizadores (Márquez-Rivero y Aguirre-Gómez, 2008; Ormeño-Díaz y Zambrano-García, 2011) necesarios para la producción de frutos de cacao. Particularmente, los agroecosistemas manejados de forma tradicional mantienen la estructura más cercana a la vegetación original (Rice y Greenberg, 2020) en el caso particular de México a las selvas altas. Algunos estudios en México han descrito la diversidad biológica que resguardan estos agroecosistemas como aves y artrópodos (Ibarra y Estrada, 2001; Lucio-Palacio y Ibarra-Núñez, 2015). Además, las plantaciones de cacao son fuente de grandes volúmenes de material orgánica que enriquecen el suelo y propician gran diversidad de organismos que degradan la materia orgánica y conservan el suelo. Los árboles de sombra usadas en las plantaciones de cacao proveen leña y una amplia diversidad vegetal que representa un ingreso adicional para los productores de cacao.

Toledo-Hernández y colaboradores (2017) señalan que el cacao es una especie auto incompatible, es decir, que la planta es incapaz de polinizarse con su propio polen. Por lo tanto, depende fuertemente de los visitantes florales para favorecer la polinización cruzada con otras plantas y la formación de frutos de cacao. Los primeros insectos reconocidos como agentes polinizadores del cacao son dípteros pertenecientes a la familia Ceratopogonidae, entre los que se encuentran los mosquitos del género Forcipomyia que, por su pequeño tamaño, pueden acceder al interior de las flores y transportar en sus cuerpos los diminutos granos de polen del cacao (Bystrak y Wirth 1978; Young 1983). La polinización del cacao ha sido ampliamente estudiada en otros países productores (Toledo- Hernández et al., 2017). Sin embargo, a pesar de la alta dependencia del cacao por los polinizadores para formar frutos y semillas (Klein et al., 2007), en México los estudios de polinización del cacao son escasos y la identidad de sus polinizadores es en gran parte desconocida. Particularmente, para la región de El Soconusco que ha sido históricamente la región productora de cacao en México. En esta región existe lagunas de conocimiento sobre el estado actual de la ecología de la polinización en los cacaotales, particularmente, en variedades criollas que son consideradas una herencia biocultural.

La ausencia de conocimientos sobre los aportes ecológicos y sociales que brindan las plantaciones de cacao, adicionales a otras causas, que incluyen la aparición de la Moniliasis en México, falta de vías adecuadas para la comercialización del grano, leyes adecuadas para explotación de madera, etc., han propiciado el abandono de plantaciones en la región del Soconusco. Aunque México ha sido uno de los países más afectados por la entrada de la Moniliasis disminuyendo su producción en un 60%, esta crisis también se presenta en otros países productores de Latinoamérica, como Perú, donde más de la mitad de las plantaciones de cacao han sido abandonadas (Philip-Mora y Amores, 2022). Bajo estas circunstancias es urgente la realización de estudios encaminados a conocer los servicios ecosistémicos que presta la sombra de las plantaciones de cacao en la región de El Soconusco, Chiapas, que permitan favorecer su conservación mediante el conocimiento de la estructura y función de la biodiversidad asociada al cultivo bajo sombra, para tratar de contrarrestar el abandono de las plantaciones de este cultivo ancestral y herencia biocultural de los mexicanos.

Bibliografía

Arvelo Sánchez, Miguel Ángel, Tanya Delgado, Steven Maroto, Javier Rivera, Inocencio Higuera, Alejandra Navarro (2016), Estado actual sobre la producción y el comercio del cacao en América. San José, IICA-CIATEJ, 79p.

Avendaño Arrazate, Carlos Hugo (2018), “Biología floral de cacao (Theobroma cacao L.); criollo, trinitario y forastero en México”, en Agro Productividad, vol. 11, núm. 9, pp. 129–135.

Bystrak Paul George, Wirth Willis Wagner (1978), The north american species of Forcipomyia, Subgenus Euprojoannisia (Diptera: Ceratopogonidae). J Chem Inf Model. 53(9):1689–1699.

Díaz, José, Óscar Aguilar Ávila Jorge, Roberto Rendón Medel, V. Horacio Santoyo Cortés (2013), “Situación actual y perspectivas de la producción de cacao en México” en Ciencia e Investigación Agraria, vol. 40, núm.2, pp. 279-289.

CASFASA Centro Agroecológico San Francisco de Asís S.A, (2015), “Manual campesino para el cultivo del cacaotal mokaya. Proyecto rescate y fortalecimiento a la cadena de valor del cacao Real del Soconusco” (Convenio CONABIO/CGCRB/PSPSB-05/13972015).

Catálogo Nacional de Variedad Vegetales. Fecha de acceso 27/08/2022

https://www.gob.mx/snics/articulos/catalogo-nacional-de-variedades-vegetales-en-linea

Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero, “Del campo a tu paladar, el cacao, un cultivo tradicional”, México, 14 de julio de 2020. Fecha de acceso 1/08/2022

https://www.gob.mx/fnd/articulos/del-campo-a-tu-paladar-el-cacao-un-cultivo-tradicional?idiom=es

Phillips-Mora, Wilbert, Fredy P. Amores (2022), “Moniliasis del cacao, un hongo mortal. CropLite Latinoamérica”. Fecha de consulta: 30/08/22

https://www.croplifela.org/es/plagas/listado-de-plagas/moniliasis-del-cacao

González de la Vara, Martín (1992), Historia del chocolate en México, México, Maass Ediciones S A, pp. 135

Gasco, Janine (2002), Ancient Xoconochco: Occupational History, Fundación Famsi, pp- 25

Giraldez, Arturo (2012), “Cacao beans in Colonial México: small change in a global economy” en Munro, H. John (ed), In Money in the Pre-Industrial World, London, Routledge. Pp 240

Ibarra, Ana Cecilia, Stefan Arriaga y Alejandro Estrada (2001), “Avifauna asociada a dos cacaotales tradicionales en la región de la Chontalpa, Tabasco”, en revista Universidad y Ciencia, vol. 34, núm. 17, pp.101-112.

Klein Alexandra-Maria, Bernard E Vaissière, James H Cane, Ingolf Steffan-Dewenter, Saul A Cunningham, Claire Kremen and Teja Tscharntke (2007), “Importance of pollinators in changing landscapes for word crops”, en The Royal Societyvol. 274, issue 1608, pp- 303-313

Lowe, Lynneth (2016), “Del cacao y su arqueología en el sur de Mesoamérica” en Ruz, Mario H. (ed.), Kakaw, Oro aromado. De las cortes mayas a las europeas, México, Gobierno del Estado de Tabasco, Centro de Estudios Mayas, IIFL, UNAM, pp. 19-47.

Márquez Rivero, José Jesús y María Beatriz Aguirre Gómez (2008), Manual técnico de manejo agrotécnico de las plantaciones de cacao, La Habana, pp. 64.

Maas, Bea, Teja Tcharntke, Aiyen Tjoa, Nur Saleh, et al. (2018), Effects of ecosystem services provided by birds and bats in smallholder cacao plantations of Central Sulawesi, Alemania, Göttingen University Press, pp 122.

McCook, Stuart (2017), “Environmental history of coffee in Latin America”, Oxford Research Encyclopedia of Latin American History, pp.1-25

Ogata, Nisao (2007), “El cacao” en boletín Biodiversitas, México, CONABIO, pp. 1-5 .

Ormeño Díaz, María Angélica y Alexis José Zambrano-García, 2011, “Los cultivos asociados al cacao (Theobroma cacao L.) como parte de un agroecosistema son una alternativa para el mejoramiento de la calidad de los suelos” en Journal of the Interamerican Society for Tropical Horticulture, vol. 53, pp 31-33

Potts, Simon.G., Jacobus C. Biesmeijer, Claire Kremen, et al. (2010), “Global pollinator declines: Trends, impacts and drivers” en Trends in Ecology & Evolution, vol. 25, issue 6, pp345– 353-

Powis, Terry G., Ann Cyphers, Nilesh W. Gaikwad, Louis Grivetti y Kong Cheong (2011), “Cacao use and the San Lorenzo Olmec”, en PNAS, vol. 108, núm. 21, pp 8595-8600.

Ricaño-Rodríguez Jorge, Enrique Hipólito-Romero, José M. Ramos-Prado, Eliezer Cocoletzi-Vásquez (2019), “Genotyping-by-sequencing of native varieties of Theobroma cacao (Malvaceae) from the States of Tabasco and Chiapas”, en Bot Sci, México, vol. 97, núm. 3, pp.381–397.

Rice, Robert A. and Russell Greenberg (2000), «Cacao Cultivation and the Conservation of Biological Diversity» en AMBIO: A Journal of the Human Environmen, vol.29, núm. 3, pp. 167-173

Toledo Hernández Manuel, Thomas C. Wanger y Teja Tscharntke (2017), “Neglected pollinators: Can enhanced pollination services improve cocoa yields? A review” en Agriculture, ecosystems & environment, vol. 247, pp. 137-148.

https://linkinghub.elsevier.com/retrieve/pii/S0167880917302207

Young, Allen M. (1983), “Seasonal differences in abundance and distribution of cocoa-pollinating midges in relation to flowering and fruit set between shaded and sunny habitats of the La Lola cocoa farm in Costa Rica” en Journal of Applied Ecology, vol. 20, núm. 3, pp 801-831.

  1. lsolis@ecosur.mx 
  2. Maestrante en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural, alma.hernandez@posgrado.ecosur.mxalmarosa_hdztovar@outlook.com 
  3. acastill@ecosur.mx 

TEXTO PUBLICADO EN: https://ichan.ciesas.edu.mx/los-cacaotales-de-mexico-una-oportunidad-para-conservar-la-biodiversidad-importancia-biologica-y-cultural/

Ni princesas ni príncipes encantados, solo anfibios amenazados

Fotografía: Miguel Gerardo Ochoa Tovar

Escrito por Susana Maza-Villalobos y Erandi Monroy Hernández

La época de lluvias nos fascina, nos gusta el olor a tierra mojada y el ruido de las gotas al caer, pero lo que más nos gusta de esta temporada es lo que llega al anochecer: el canto de las ranas. Los anfibios son un grupo de animales vertebrados que se caracterizan por tener una fase de transformación llamada metamorfosis. La mayoría de los anfibios nacen de huevos, dando origen a larvas acuáticas: los renacuajos, que respiran a través de branquias, se desarrollan y sufren metamorfosis para convertirse en adultos; en esta etapa pueden ser acuáticos, terrestres o semi terrestres. Las especies terrestres pierden sus branquias y desarrollan pulmones durante la transformación, mientras que las pocas especies que continúan siendo acuáticas como adultos, tal es el caso de las salamandras, presentan un fenómeno llamado neotenia, es decir, se quedan «atrapadas» como larvas, pero ya son adultos. Un ejemplo es el famoso y tierno ajolote mexicano (Ambystoma mexicanum) que parece un renacuajo gigante.

Fotografía: Miguel Gerardo Ochoa Tovar

Fotografía: Miguel Gerardo Ochoa Tovar

Los anfibios como indicadores

Los anfibios se originaron de un grupo de peces óseos (sarcopterigios) en el Devónico, hace unos 350 millones de años, y fueron los primeros animales vertebrados semiacuáticos, lo que representa un paso evolutivo muy importante para la vida animal en ambientes terrestres.

Algo muy interesante es que todos los anfibios respiran y toman agua por la piel, lo que los hace muy sensibles a las condiciones ambientales, como contaminación, variación de temperatura, pH y humedad atmosférica. Debido a esta característica y a que presentan un ciclo de vida complejo, habitando tanto en ambientes acuáticos como terrestres, los anfibios son considerados bioindicadores, es decir, que a través de la estructura y composición de sus comunidades (tener determinado número de individuos y especies, dominancia o ausencia de especies, etc.) se pueden inferir las condiciones ambientales del lugar donde viven, por ejemplo, si está o no contaminado, si la temperatura es o no la adecuada, etc.

Si el ambiente de los anfibios está contaminado, es probable que su diversidad sea baja y que presenten alteraciones adversas como tener huevos débiles que no llegan a madurar, deformidades en el cuerpo o adelgazamiento de la piel, lo cual los hace más susceptibles a contaminantes, depredadores y enfermedades por virus, hongos o bacterias que pueden causar rápidamente su muerte e incluso su extinción poblacional, es decir, desaparecer de ese lugar. Mientras la epidermis del ser humano mide 100 micrómetros de grosor, la de los anfibios mide solo 14 micrómetros.

Un grupo muy diverso

Muchos creemos que los anfibios solo son las ranas y los sapos, pero no es así, hay muchísimos más que se clasifican en tres grandes grupos. El grupo más abundante es el de los Anuros (ranas y sapos) que se reconocen por presentar una cola muy poco desarrollada o carecer completamente de ella, tener las patas de atrás alargadas y especializadas para saltar; además, sus larvas carecen de dientes. El segundo grupo con más diversidad de especies son los Caudados (salamandras y tritones) quienes presentan una cola larga y patas cortas; sus larvas suelen parecerse a los adultos y sí presentan dientes, en este grupo es común la neotenia. El tercer grupo, y el menos conocido, es el de los Gimnofiones llamados cecilias, los cuales carecen de extremidades y tienen un cuerpo alargado parecido al de un gusano, una cola corta o ausente y ojos muy reducidos, las cecilias son animales difíciles de observar porque la mayor parte del tiempo habitan debajo de la tierra.

Una herpetóloga, especialista en el estudio de anfibios y reptiles, nos contó que en el mundo existen cerca de 8 381 especies de anfibios y que seguramente hay muchas especies más que no se han descubierto. En México, albergamos 411 especies, lo cual nos ubica en el quinto lugar de los países con mayor número de especies de anfibios en el mundo. Algo muy importante es que en nuestro territorio viven especies que no se encuentran en ningún otro lugar del planeta, a estas especies se les llama endémicas. México tiene 287 especies endémicas de anfibios, como el Ambystoma dumerilii (llamado Achoque) que habita únicamente en el lago de Pátzcuaro y la bella rana arborícola Agalychnis dacnicolor, mejor conocida como ranita verduzca, que vive principalmente en bosques tropicales secos. Desafortunadamente, debido a la pérdida y modificación de su hábitat, muchas especies de anfibios se encuentran en peligro de extinción, si no hacemos nada por ellos, pronto podrían desaparecer.

Ranita de las rocas (Dryophytes arenicolor). Fotografía: Erandi Monroy.

Ranita de las rocas (Dryophytes arenicolor). Fotografía: Erandi Monroy. 

Importancia de los anfibios

Los anfibios comen artrópodos, como arañas, gusanos de tierra, pequeñas polillas y zancudos, de hecho, algunos estudios científicos muestran que la presencia de anfibios ayuda a controlar plagas en cultivos de importancia económica. Por otro lado, algunos científicos registraron que la rana coquí (Eleutherodactylus coqui) contribuye al mejoramiento del suelo mediante el carbono, nitrógeno, calcio, potasio y amonio de sus heces y orina, los cuales son nutrientes importantes para el crecimiento de las plantas. Además, la rana coquí puede reducir hasta el 28 % de los invertebrados aéreos, lo que permite disminuir el 80 % de herbivoría en plantas tropicales. Nutrir el suelo y controlar herbívoros, ayuda a incrementar la producción de nuevo follaje y promueve la regeneración natural de bosques tropicales dañados.

También se sabe que los renacuajos de algunas especies, como la rana patito de Sudamérica (Pseudis paradoxa), al nutrirse de los sedimentos de los cuerpos de agua modifica las condiciones de ese hábitat, lo que permite que otros animales, como los peces, puedan establecerse ahí; de no ser por los renacuajos, los peces e incluso algunas plantas, no podrían vivir en estos cuerpos de agua llenos de sedimentos.

Otra función importante de algunos anfibios es la dispersión de semillas, ya que al comer pequeños frutos y excretarlos en otros lugares, permiten que las plantas consumidas lleguen a nuevos territorios y puedan establecerse. ¡Ah, pero eso no es todo! Los anfibios son un grupo de animales muy interesante para la medicina humana. Debido a que las salamandras tienen la capacidad de regenerar extremidades completas que han perdido, así como sus maxilares e incluso segmentos del cerebro y corazón, son ampliamente estudiadas para aplicaciones en medicina humana. Y es que si nosotros perdemos una pierna, desarrollaremos una cicatriz, mientras que una salamandra desarrollará nuevamente una pierna… ¡increíble! Además, debido a que los anfibios producen toxinas que inhiben el crecimiento de bacterias y hongos sobre su piel, algunas especies son estudiadas para la producción de medicamentos.

Ranita verduzca (Agalychnis dacnicolor). Fotografía: Erandi Monroy.

Ranita verduzca (Agalychnis dacnicolor). Fotografía: Erandi Monroy.

Pérdida de anfibios

Pese a la gran importancia de los anfibios, este grupo está amenazado y tiende a desaparecer; dentro de los principales factores que promueven su desaparición está la pérdida o modificación de su hábitat. En el trópico, muchos bosques y selvas se han deforestado para actividades agropecuarias donde se usan agroquímicos tóxicos, que al penetrar por la piel causan su muerte y promueven su extinción. Lamentablemente, existen otras amenazas como el cambio climático global que está generando fuertes sequías, altas temperaturas, disminución o incluso desaparición de cuerpos de agua que son hábitats de anfibios y cientos de especies más.

 Ajolote del altiplano (Ambystoma velasci). Fotografía: Erandi Monroy

 Ajolote del altiplano (Ambystoma velasci). Fotografía: Erandi Monroy.

¿Qué podemos hacer en beneficio de los anfibios?

Aunque el panorama se vea desolador, desde nuestro quehacer diario podemos ser un agente de cambio en beneficio de la biodiversidad de nuestro país; de manera particular, con los anfibios, es importante romper con las falsas creencias que se tiene de ellos. Por ejemplo, se piensa que los sapos escupen leche, nos dejan ciegos o incluso que son venenosos. En México NO HAY anfibios venenosos, los anfibios secretan sustancias tóxicas a través de su piel para protegerse de infecciones y de sus depredadores, así como para atrapar a sus presas, si llegamos a tener contacto con estas sustancias seguro nos hará una roncha, pero no nos moriremos. Por eso, cuando veas un anfibio no lo toques ni lo ataques, piensa en todas las funciones e importancia que tiene en nuestro ambiente.

Si tienes un jardín, no uses plaguicidas o alguna otra sustancia tóxica, piensa que al usarlos no solo matas lo que no deseas, sino que también afectas a otras especies como los anfibios que pueden enfermarse e incluso morir por estos químicos. En la limpieza de tu casa e higiene personal usa productos amigables con el ambiente, recuerda que toda el agua que usamos termina en los ríos y contamina el hábitat de muchos organismos, incluyendo a los anfibios. Trata de informarte sobre lo que consumes y elige alimentos que hayan sido producidos con poco o nada de agroquímicos, esto no solo es benéfico para tu salud, sino también para el medio ambiente.

Por último, pero no menos importante, infórmate y comparte tus conocimientos con tus amigos y familia, háblales de la importancia de los anfibios e invítalos a tomar acciones para el cuidado y respeto de este grupo de animales tan espectacular, pero poco valorado por la sociedad. Los anfibios no son princesas ni príncipes encantados, pero sin duda son sumamente valiosos para la humanidad.

Tlaconete pinto (Isthmura bellii). Fotografía: Erandi Monroy.

Tlaconete pinto (Isthmura bellii). Fotografía: Erandi Monroy.

Para Saber Más: 

Hernández R.P. (2006). Regeneración biológica. Secretos de la naturaleza. Revista Cubana de Hematología, Inmunología y Hemoterapia, 22(3). http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_abstract&pid=S0864-02892006000300004&lng=pt&nrm=iso&tlng=es

Parra-Olea G., Flores-Villela O. y Mendoza-Almeralla C. (2014). Biodiversidad de anfibios en México. Revista Mexicana de Biodiversidad, 85, 460-466. http://www.ib.unam.mx/m/revista/pdfs/54.-_1183.pdf

Rodríguez C., Rollins-Smith L., Ibáñez R., Durant-Archibold A.A. y Gutiérrez M. (2017). Toxins and pharmacologically active compounds from species of the family Bufonidae (Amphibia, Anura). Journal of Ethnopharmacology, 198, 235-254. Doi:10.1016/j.jep.2016.12.021

Susana Maza-Villalobos. CONACYT-ECOSUR, Tapachula de Córdova y Ordóñez, Chiapas. Investigadora por México-CONACYT.

smazavm@gmail.com

 

Erandi Monroy Hernández. Licenciada en Biología, Facultad de Biología, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

erandimh126@gmail.com

TEXTO PUBLICADO EN: https://www.sabermas.umich.mx/secciones/articulos/1150-ni-princesas-ni-principes-encantados-solo-anfibios-amenazados.html

Mujeres fortaleciendo a mujeres en el camino de la ciencia

INGRID MAYANIN RODRÍGUEZ BUENFIL (IRODRIGUEZ@CIATEJ.MX)
IVETT PEÑA AZCONA (MAMBIENTE.IVETT@GMAIL.COM) 

El programa de Mujeres Mentoras en la Ciencia nos conectó. En estos tiempos donde la participación de las mujeres en la ciencia sigue siendo un desafío, las oportunidades de fortalecimiento son necesarias. El programa Mentoras en la Ciencia, es una iniciativa del British Council (organización para las relaciones culturales entre Reino Unido y el mundo), cuyo objetivo principal es dirigirse a las mujeres jóvenes dedicadas a la investigación, en las áreas de Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas (STEAM), área donde las mujeres tienen menos representación, para que reciban mentorías de científicas/investigadoras consolidadas, mismas que forman parte del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), y hayan sido previamente capacitadas con herramientas de vanguardia.

En esta ocasión, la Dra. Ingrid Mayanin Rodríguez Buenfil del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco A.C. (CIATEJ), Sede Sureste, quien participa como mentora en la segunda generación del programa dedica tiempo para el mentorazgo de la Dra. Ivett Peña Azcona, recién egresada del programa de Doctorado en Ciencias de la Ecología y Desarrollo Sustentable del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), del 01 de agosto de 2022 al próximo 30 de noviembre de 2022.

Una hora de encuentro semanal, y el seguimiento a las metas que se definen se dan en sesiones mediante el encuentro virtual. El deseo del fortalecimiento como mujer investigadora indígena joven en la ciencia de Peña Azcona, se conjunta con la oportunidad de tener una mentora, conocer estrategias, develar desafíos y sobre todo, compartir saberes. Mientras Ingrid, no tuvo una mentora en su proceso de formación inicial, hoy dedica tiempo a formar a jóvenes científicas. Ivett, por su parte, se deja guiar, aprovecha la oportunidad que se lo otorga con la beca del programa, pues como mujer indígena zapoteca, el fortalecimiento académico es un desafío más grande. Este programa y las mentorías han dado buenos resultados pues la joven investigadora que participa como “mente”, hoy ha sido reconocida con su ingreso al sistema nacional de investigadores, resultado del esfuerzo previo de la joven investigadora y el acompañamiento de la mentora. Las mujeres están participando cada vez más en la ciencia, aun cuando a nivel mundial, las mujeres representan el 33% del total de investigadores, y de éste, sólo el 12% de quienes integran las academias científicas, son mujeres.

En febrero del 2022, El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en su pagina oficial, destacó que “es notable la inequidad de género pues, en promedio, hay 61.8 % de hombres y sólo 38.2 % de mujeres. Este fenómeno se recrudece hasta llegar a un 20 % de mujeres en los niveles SNI 2, SNI 3 y Emeritazgo”. En este sentido el programa piloto de mentoría para mujeres en las áreas STEAM, es una celebración. Pues se crea un escenario de oportunidad para que mujeres investigadoras puedan convertirse en mentoras de otras mujeres y ayudarlas a crecer y trascender en la academia, creando una red de apoyo y acompañamiento con perspectiva de género en un sector comúnmente dominado por hombres. De investigadora a mentora, de estudiante a mentee, no es más que la oportunidad de un encuentre entre mujeres para mujeres, que están dedicando, aportando y nutriendo desde la investigación, la academia y la ciencia en México.

Sirva esta nota como una invitación a participar en estos programas de mentorías, sea como mentee si eres una joven investigadora que inicia su camino profesional en el mundo científico, ó como mentora si eres una investigadora consolidada miembro del SNI. Mujeres fortaleciendo a mujeres en el camino de la ciencia.

TEXTO PUBLICADO EN: https://www.cronica.com.mx/academia/mujeres-fortaleciendo-mujeres-camino-ciencia.html