Combaten dengue y zika con moscos estériles
Se mantienen pláticas constantes entre científicos y pobladores a fin de sensibilizar y educar sobre estos temas. Cortesía

Desde el 2017, investigadoras del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) trabajan en comunidades rurales de la costa chiapaneca en la implementación del control integral del Aedes aegypti, mosquito vector que transmite los virus que causan las enfermedades del dengue, chikungunya y zika. La aplicación es a base de la Técnica del Insecto Estéril (TIE).

Para Ariane Dor, Ana Laura Pacheco Soriano y Dora Elia Ramos Muñoz difícilmente habrá solución en este problema de salud publica, si primeramente no se establecen diálogos que contemplen perspectivas culturales.

Sin embargo, subrayan que “actualmente, desde la ciencia, se investigan estrategias novedosas que pueden parecer fuera de lo común como la aplicación de la TIE”.

Esta técnica tiene amplio reconocimiento en plagas agrícolas en varios países y se trata de una reducción de la tasa de natalidad del mosquito mediante la esterilización de los mosquitos machos.

“Se está aplicando como proyecto piloto en un par de comunidades de la región Soconusco, que consiste en producir mosquitos macho estériles a gran escala, los cuales se aparean con hembras silvestres sin tener descendencia y así se reduce su natalidad. Los mosquitos se producen en un laboratorio, se esterilizan con radiación gama en la planta Moscafrut y se liberan”.

El reto del diálogo

Para las investigadoras el reto ha sido comunicar la información científica nueva en las comunidades rurales y generar un vínculo entre ciencia y sociedad, sobretodo al tratarse de “enfermedades transmitidas por mosquitos, las cuales han impactado severamente en zonas tropicales”.

Según la Encuesta sobre Percepción de Ciencia y Tecnología hecha por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de los seis millones de personas consultadas, 90 % no escucha programas de radio con contenido científico, la mitad no lee publicaciones de corte académico y solo el 13 % lee semanalmente uno o dos artículos de divulgación en revistas o periódicos. Estadísticas que se agudizan en las regiones rurales.

“En la búsqueda de soluciones científicas para afrontar este problema de salud pública, hemos encontrado que es indispensable el diálogo abierto y participativo con las poblaciones afectadas, incluyendo sus propios conocimientos sobre el entorno ambiental y su contexto cultural”.

Las investigadoras exponen que, con la aplicación de la TIE, se enfrentan a la “idea recurrente de que los mosquitos macho pican”, y aunque son “incapaces de alimentarse de sangre”, a las comunidades les parece un desatino.

“En una ocasión un científico le reiteraba esto a una autoridad de la localidad, recibiendo como respuesta que los mosquitos no entienden de ciencia”, agregando que “quienes viven en estas comunidades deben tener muy claro los mecanismos de transmisión de las enfermedades, la importancia de mantener las actividades de prevención y, sobre todo, deben saber en qué consiste la TIE para poder aceptarla”.

Incidencia social

Las investigadoras subrayan que “para que un poblado entero acepte la liberación de estos mosquitos, se requiere de que científicas y científicos recorran un camino compartido con la sociedad”.

Una de las estrategias es comprender el contexto cultural de las zonas donde se trabaja para transmitir la información mediante códigos locales.