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Ecosur presente en Congreso Mesoamericano de Biología y Conservación

Con el objetivo de propiciar la divulgación de conocimiento científico para ofrecer soluciones a problemas ambientales de la región, se llevó cabo el XIX del Congreso de la Sociedad Mesoamericana para la Biología y la Conservación (SMBC) con sede en la Universidad Juárez de Autónoma de Tabasco (UJAT), en donde Everardo Barba, investigador de la Unidad Villahermosa, presentó tres trabajos de investigación sobre ecología y manejo de humedales en Tabasco.

El primero de los trabajos presentados fue “Distribución de especies invasoras en humedales de Tabasco”, en el que participaron también Juan Juárez, técnico del Departamento de Ciencias de la Sustentabilidad y la estudiante de posgrado Cinthia Trinidad Ocaña. Este trabajo señala la problemática que  representa la introducción de especies exóticas en ambientes acuáticos, lo cual es una preocupación mundial debido a las alteraciones y daños ecológicos y económicos que estas especies ocasionan. A través de esta investigación se realizó el registro de tres invertebrados (que son?) (Tarebia granifera, Malanoides tuberculata y Corbicula fluminea)  y un pez (Pterygolichthys pardalis) como especies invasoras en los humedales de Tabasco. Estos registros fueron obtenidos en más de 140 sitios, a través de un monitoreo  realizado en todo el Estado.

El segundo trabajo presentado fue “Dinámica de hojarasca de manglar y abundancia de camarones peneidos en la laguna Mecoacán, Tabasco”, en el que participaron, Jony Ramiro Torres, estudiante de posgrado; Alberto Sánchez, investigador del Departamento de Sistemática y Ecología Acuática; Dulce María Infante y Alejandro Espinoza, ambos investigadores del Departamento de Ciencias de la Sustentabilidad. La investigación resalta la importancia de la hojarasca en la producción primaria del manglar. Este material se puede remineralizar a lo largo del proceso de descomposición, acumulándose sobre el sedimento y/o exportado a las zonas adyacentes. Asimismo, establece que la exportación de materia orgánica y nutrientes disueltos es un proceso clave para la productividad de las aguas costeras, con claros efectos en la fauna estuarina.

El trabajo “Distribución de macroinvertebrados acuáticos y calidad Riparia en el corredor biológico mesoamericano en Tabasco”, elaborado por Cinthia Trinidad, Juan Juárez y Everardo Barba, en el que se estudiaron diversos ecosistemas lóticos (ecosistema de un río, arroyo o manantial) en 21 localidades en los municipios de Huimanguillo, Tacotalpa y Tenosique, para conocer la distribución de macroinvertebrados (moluscos, crustáceos e insectos) y su relación con el índice de calidad del bosque de ribera (QBR), se  encontró que pocas localidades presentan un estado natural con una vegetación de ribera sin alteraciones y calidad muy buena, y el resto presentó diferente degradación.

Durante el Congreso, el doctor José Manuel Piña, rector de la UJAT comentó  que es inaplazable generar conciencia ecológica desde la academia hacia la sociedad, ya que las consecuencias de deforestación ponen en situación vulnerable a la población, dejando a la entidad más propensa a inundaciones derivadas de fenómenos meteorológicos.

Por su parte, Jaime Raúl Bonilla, presidente de la SMBC destacó que el lema del Congreso “Desde la tierra de los Olmecas el movimiento del agua enlaza Mesoamérica” contribuirá a la formación de capacidades de los futuros profesionales de la biología, a través de ponencias orales y carteles, conferencias magistrales, simposios, cursos y excursiones de carácter científico.

El Corredor Biológico Mesoamericano (CBM) es un esfuerzo multinacional por alcanzar objetivos de desarrollo que incluyen, además de lo social y económico, un componente principal para la conservación de los ecosistemas de la región.

Los Códigos de Barras de la Vida, una alternativa para México y su biodiversidad

Manuel Elías Gutiérrez (melias@www.ecosur.mx) y Martha Valdéz Moreno (mvaldez@www.ecosur.mx) Investigadores de Ecosur en la Unidad Chetumal

 

A pesar de estar en pleno siglo XXI, actualmente la identificación de las especies, su conservación y posible aprovechamiento, está restringida a un selecto grupo de especialistas, los taxónomos. En este contexto, los Códigos de Barras de la Vida, una herramienta molecular que permite obtener secuencias estandarizadas de algunos genes del ADN, ha despertado un enorme interés, ya que permite la identificación rápida y precisa de cualquier especie,  y ha permitido el descubrimiento de especies desconocidas para nosotros.

Algunas de estas especies —entre las que puede haber animales,  plantas y hongos— desconocidas para los conservacionistas y completamente desaprovechadas son extremadamente abundantes y reales indicadores del estado de conservación de un ecosistema. Entre ellas se encuentran los copépodos, unos microcrustáceos,  que son la especie más abundante en la laguna de Bacalar, Quintana Roo, y de la cual dependen todas las demás en el ecosistema.  Solo unos pocos expertos conocen la diversidad de estos organismos, y muchos de ellos permanecen aún desconocidos, pero con los Códigos de Barra de la Vida se han logrado importantes avances para el conocimiento de su diversidad.

En la actualidad los Códigos de Barras de la Vida nos están permitiendo reconocer a las especies y saber cómo se relacionan con las que están presentes en otros sitios. Si a esto sumamos los avances actuales en una nueva rama de la ciencia, denominada metagenómica, podremos darnos cuenta de posibles alteraciones en el medio ambiente casi de forma inmediata y sin errores, con lo que se ha denominado Códigos de Barras Ambientales.

Toda la información obtenida hasta ahora está disponible en una gran biblioteca de códigos de barras, la cual se puede visitar en el sitio www.boldsystems.org. Alberga actualmente los datos de más de medio millón de especies de todo el mundo y forma parte del megaproyecto internacional llamado Barcode of Life,  en el cual participan casi 100 naciones.

Aunque ha habido un enorme avance en la construcción de la biblioteca en los últimos cinco años, todavía falta mucho por hacer para conocer la biodiversidad, sobre todo de las regiones megadiversas del mundo, de las que México ocupa el cuatro lugar, y que son las más frágiles desde el punto de vista ecológico.

A través de la biblioteca se puede identificar un especimen con más del 90% de certeza, a partir de una secuencia corta, que se puede obtener en 15 minutos a un costo de menor a 2 dólares. Muchos taxónomos creen que debido a los avances de esta herramienta se quedarán sin trabajo, pero el efecto es totalmente diferente.

Solo conocemos una pequeñísima fracción de la diversidad biológica de nuestro planeta, los cálculos más optimistas indican que conocemos la quinta parte de lo que existe, mientras otros piensan que no llegamos ni siquiera al 2%, pero en realidad nadie lo sabe con certeza. El efecto es que los códigos de barras nos están ayudando a descubrir nuevas especies y al parecer hay muchas más de lo que pensábamos, por ello, el trabajo de los taxónomos se incrementará, pues ninguna nueva especie puede ser descrita a partir exclusivamente a partir de los códigos de barras, sino que ha surgido una nueva corriente denominada taxonomía integrativa, donde concurren todas las evidencias posibles para establecer si se trata o no de una nueva especie. En este sentido lo único que está cambiando es que los no-taxónomos están identificando a los seres vivos y le están dando a este conocimiento un carácter universal.

Las posibles aplicaciones de los Códigos de Barras de la Vida escapan a nuestra imaginación, algunas que se han venido desarrollando, aparte del monitoreo ambiental, son el reconocimiento de las especies a partir de fragmentos, por ejemplo, de aletas de tiburón, los alimentos que consumimos como filetes o las hierbas que están en las bolsas de té, así como la presencia de exóticos, comercio y tráfico ilegal de especies protegidas o en peligro, impactos de aves en aviones, etc.

También se ha desarrollado un nuevo campo: la ecología funcional, con la cual podemos saber exactamente quién se come a quién, a partir de rastros como excretas; distribución geográfica, sin necesidad de recolectar a los especímenes, pues un pelo, una gota de sangre o un pedazo de tejido son suficientes; y el efecto real que las especies exóticas están teniendo sobre las nativas.

Con los avances actuales de metagenómica podremos conocer las especies que habitan en un fragmento de selva con unas cuantas muestras de suelo, así como las especies de peces que habitan un lago o un arrecife de coral con muestras de sedimento del fondo o hasta de agua.  Es decir, de manera indirecta y sin contar con los ejemplares podemos saber quién está ocupando cualquier habitat.

Todo esto, nadie lo imaginaba hace diez años, sin embargo, nada será posible si no continuamos construyendo la Biblioteca de Códigos de Barras de la Vida. El enorme interés que han despertado estas metodologías y la esperanza que representan para el monitoreo y la conservación de la biodiversidad quedó plasmado en el reciente congreso internacional que se celebró en ciudad de Guelph (Canadá), del 18 al 21 de agosto, donde participaron más de 500 delegados de 54 países.

México ha participado en este proyecto desde sus inicios y, por primera vez en su historia científica, ocupa un lugar preponderante en la generación de resultados en un proyecto de gran alcance internacional, donde han participado más de 20 instituciones nacionales. Todas ellas han conformado la red temática de Códigos de Barras de la Vida en México, apoyada por el Conacyt. En particular, Ecosur se ha constituido como un líder, junto con el Instituto de Biología de la UNAM y el Centro de Investigaciones del Noroeste (CIBNOR).

El resultado de los esfuerzos de los investigadores, técnicos y estudiantes de Ecosur, en particular, puede apreciarse en la figura de la página www.boldsystems.org donde aparecen en rojo los sitios que cuentan con más códigos de barras. Personal de esta institución ha participado en la descripción de nuevas especies de crustáceos, peces, anélidos, moluscos, etcétera, con la ayuda de estas nuevas metodologías y en un futuro desarrollarán métodos de monitoreo ambiental para ayudar a la conservación de los recursos naturales de México y la detección temprana de especies exóticas con potencial invasivo.

El personal académico y estudiantes de Ecosur han publicado las primeras listas de especies de peces del arrecife mesoamericano, lagos y cenotes de Yucatán, entre muchas cosas más, y  fueron pioneros en la identificación de restos alimenticios del pez león, una especie exótica que ha invadido todo el Caribe, y que ha causado un gran impacto debido a que es un terrible depredador. También descubrieron las primeras etapas larvales de este pez en el Atlántico, dando una idea de su reproducción y la forma en que las corrientes han contribuido a su dispersión. En el caso de los ecosistemas de agua dulce se ha encontrado una diversidad escondida que no se esperaba y al parecer los patrones de distribución geográfica de las especies son más limitados de lo que se pensaba, lo que ha reforzado las hipótesis sobre la fragilidad de estos ecosistemas.

Todos los grupos de seres vivos representan un capital natural tan importante como el capital financiero y nuestra supervivencia como especie depende de este capital natural a escala global. Este acervo se está perdiendo aceleradamente debido a la degradación ambiental, la sobreexplotación de recursos y un sinfín de causas más, que incluso aún no conocemos.

Los Códigos de Barras de la Vida representan una brillante y eficaz alternativa para darle un gran impulso al reconocimiento de la diversidad biológica, lo cual permitirá postular nuevas teorías sobre la evolución y distribución actual de los seres vivos, y permitirán plantear nuevas alternativas para el desarrollo sustentable de nuestro país. Recordemos que no podemos proteger ni utilizar de manera racional lo que no conocemos.

Las orquídeas del soconusco

Dra. Anne Damon – adamon@www.ecosur.mx
Investigadora de Ecosur, Unidad Tapachula

El Programa para el Cultivo Sustentable de las Orquídeas del Soconusco de Ecosur cumplió recientemente 15 años y se festejó con una iniciativa promovida por la CONANP de extenderlo a todas las Áreas Protegidas en México, y con las primeras ventas de artesanías hechas con flores de orquídeas, producidas de forma sustentable por la comunidad Santa Rita de las Flores.

Las metas del programa son la conservación, el aprovechamiento sustentable y la restauración de poblaciones de orquídeas. Se persigue la conservación de las orquídeas nativas y sus hábitats en la región del Soconusco, Chiapas; así como su aprovechamiento sustentable, para lo que se propuso la elaboración de artesanías usando flores de orquídeas, para evitar la extracción y venta de plantas provenientes de la naturaleza, y como una alternativa viable para los pobladores de la zona que enfrentan marginación, altas tasas de emigración, abandono del campo y deterioro en las condiciones ambientales del campo. Para la restauración de poblaciones de orquídeas en la zona cafetalera, fragmentos de selvas y bosques, y las zonas de amortiguamiento de las áreas protegidas, se inició el proceso de reproducción de orquídeas rescatadas del campo mediante técnicas de división vegetativa, y a largo plazo se hará la propagación por semilla usando técnicas novedosas.

El programa a favor de las orquídeas y otras epífitas empezó en 1999 principalmente con productores de café y cacao de las alturas medias y altas del Soconusco. Se ha capacitado a más de 100 personas en varias comunidades y como resultado de ello se cuenta con dos Unidades de Manejo Ambiental (UMA) consolidadas, una en Santa Rita de las Flores, municipio de Mapastepec, y la segunda en Benito Juárez El Plan, ubicada en el municipio de Cacahoatán. Dos más están en proceso, Barrio Nuevo, en Cacahoatán y Boquerón Buenavista, en Motozintla. Además, como parte del proyecto se mantienen colecciones importantes de orquídeas en el Jardín Botánico Regional “El Soconusco”, ubicado en el municipio de Tuzantán y en el Orquideario “Santo Domingo”, localizado en el municipio de Unión Juárez, ambos proyectos de Ecosur.

Como parte del programa se brinda capacitación a las productoras y productores participantes, que incluye el análisis de los problemas ambientales que enfrenta la región y aspectos básicos de la biología y ecología de las orquídeas, las leyes y normatividades nacionales e internacionales para la protección de flora y fauna, y las técnicas para el cultivo sustentable de las orquídeas.

Las y los productores rescatan plantas de orquídeas en árboles secos y las que caen al piso debido a las tormentas, y por la poda y tumba de árboles y cafetos. Nunca se arranca ninguna planta en buenas condiciones, estas plantas se dejan para que sigan su ciclo de vida en la naturaleza, se reproduxcan y extiendan. Las plantas rescatadas se llevan a galeras instaladas en la comunidad para que se reproduzcan y crezcan, después se dividen las plantas y se llevan pedazos a establecerse de nuevo en los fragmentos de selvas y bosques y los cafetales pertenecientes a la comunidad; las flores cosechadas se utilizan para la elaboración de artesanías.

Las orquídeas rescatadas se cuelgan del techo de una galera, habiendo varias opciones para la construcción de ésta dependiendo de las posibilidades económicas del productor. Hay varias opciones de sustratos a los cuales se amarran las orquídeas, como son la corteza de diversas árboles, bambú, tejas de barro viejas, canastas con trozos de corteza, y para especies pequeñas la cáscara de la semilla del pataxte (Theobroma bicolor Bonpl, del mismo género que el cacoa, T. cacao L.) ha resultado muy exitosa. Se utiliza hilo de pescar para amarrar las plantas a los sustratos, por ser higiénico, flexible y discreto. El programa contempla seguimiento a largo plazo, por lo que cada dos o tres meses los productores reciben una visita en la cual se buscan soluciones y se hacen recomendaciones para la mejoría del cultivo.

Otro de los logros de este programa ha sido el desarrollo de un vocabulario de nombres comunes para estas plantas. En general se reconoce por nombre nadamás “la Candelaria” Guarianthe skinneri (Bateman) Dressler & W. E. Higgins y las demás especies de orquídeas se denominan candelaria grande/blanca/amarilla, etcétera, ¡o simplemente monte! Situación que no permite un reconocimiento o intercambio de información significativo y mucho menos un aprendizaje detallado sobre las características y requerimientos de cultivo de cada especie. Ahora los productores saben que cada especie de orquídea es distinta, y con los nombres comunes ahora cuentan con una herramienta que les permite intercambiar y transmitir información útil entre ellos mismos y las nuevas generaciones.

Como parte de las actividades de las UMAs se han formado sistemas de alerta y Brigadas de Rescate para monitorear las áreas naturales y cultivadas de sus ejidos y rescatar la mayoría de las orquídeas que se encuentran tiradas en el piso o en condiciones precarias por las tormentas y la tala o poda de los árboles.

En este tiempo resalta particularmente la consolidación de la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) de palmas y orquídeas de Santa Rita de las Flores, del municipio de Mapastepec, una de las primeras comunidades en entrar al programa y que se presentó en el reciente Simposio “25 años de investigación en la Reserva de la Biosfera El Triunfo”, realizado el 13 y 14 de octubre, en las instalaciones de la UNICACH en Mapastepec.

Esta UMA ha trabajado en el rescate de dos especies de orquídeas en peligro Guarianthe skinneri (La Candelaria) y Cycnoches ventricosum (Cien noches). Aunque la comunidad también rescata, cultiva y aprovecha sustentablemente las flores de otras especies de orquídeas en el ejido.

Distribución de las orquídeas en peligro

Guarianthe skinneri también es una especie centroamericana, se encuentra desde Chiapas hasta Costa Rica, y es la flor nacional de Costa Rica ya que era abundante en la región. Crece como epífita y es una especie flexible que se adapta a una variedad de altitudes (100 – 2,500m), hábitats (cafetales, selvas y bosques), climas (cálidos a templados, lloviosos, con estación notable o leve de sequía). Era abundante pero en la actualidad son muy pocos lugares donde aún se puede disfrutar de las floraciones espectaculares en las copas de los ahora pocos árboles grandes e inaccesibles que todavía resisten en la región. La Candelaria es la especie más cotizada en el sureste de México, altamente depredada y casi extinta en la naturaleza en el Soconusco. Se cultiva en los patios de mucha gente en las comunidades rurales, pueblos y hasta en las ciudades y plantas saqueadas aparecen en espantosas cantidades en los mercados durante la época de floración de diciembre a febrero.

Cycnoches ventricosum es una especie centroamericana encontrada en climas cálidos y lluviosos con estación de sequía, entre los 100 a 1,000m. Esta especie crece como epífita pero con la peculiaridad de preferir troncos, gajos y ramas podridas. Se ha adaptado a las plantaciones de cacao con árboles nativos y mucha sombra, pero este ambiente antropogénico está amenazada por los altibajos del mercado, competencia y la mala calidad del producto causado por altos índices de enfermedades. Es menos común en plantaciones de café.

Ciclo biológico de las orquídeas

Las orquídeas crecen muy lentamente y ambas especies podrían tardar entre 6 a 10 años para alcanzar a la madurez sexual y empezar a florear. Sin embargo, las plantas que logran establecerse en el medio suelen ser longevas. La tasa de polinización de las flores usualmente es muy baja, pero cada cápsula de semillas contiene miles de semillas, hasta más que un millón en el caso de la C. ventricosum.

Como todas las orquídeas, la germinación de las semillas depende de la presencia de hongos micorrizicos para alimentar el embrión y pequeña plántula. Por desconocimiento de la identidad, especificad y modo de acción de los hongos, la única manera a nuestra disposición para hacer germinar las semillas es in vitro, donde se alimenta el embrión y plántula de manera artificial a través de medios alimenticios. Sin embargo, este proceso es caro porque requiere de condiciones estériles, mucha infraestructura y personal capacitado.

Para conocer el trabajo de elaboración de artesanías con orquídeas de la comunidad Santa Rita de las Flores visita https://www.facebook.com/orquisustentable.santarita

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