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Rehabilitan la Selva Lacandona con técnicas tradicionales

Artículo de divulgación

Rehabilitan la Selva Lacandona con técnicas tradicionales

6 julio, 2015

Desde hace 22 años, Samuel Levy, investigador de ECOSUR, ha impulsado acciones para rehabilitar los potreros degradados en la Selva Lacandona, aplicando las técnicas tradicionales que han permitido a los grupos mayas sobrevivir y convivir con la selva durante milenios.

Su labor como científico ha consistido en rescatar el conocimiento ecológico tradicional (CET), constatar su eficacia mediante experimentos y regresar ese conocimiento a los campesinos en forma de paquetes técnicos, para que los adopten y adapten. La base de esta relación entre ciencia y tecnología tradicional, que ha impulsado Samuel Levy, fue reconocida y trabajada a principios de los años cincuenta por el distinguido etnobotánico Efraím Hernández Xolocotzi.

Con esta óptica el investigador de ECOSUR ha reconocido formas de manejo tradicionales mayas vinculadas con el mantenimiento de la conexión forestal, como son los tolches o bandas de vegetación arbórea de 20 metros de ancho, que están a lo largo de ríos y caminos, y el fundo legal o franjas de 2 km de ancho que se encuentran alrededor de las poblaciones mayas. Estos espacios vegetales han sido formados y mantenidos por los habitantes mayas de la región para la protección de lagunas, apiarios, milpas, ríos y cenotes; y para proporcionar sombra y lugares de descanso a los campesinos en tránsito, además de que constituyen una fuente cercana para el aprovisionamiento de leña, fruta, materiales de construcción e inclusive de madera en rollo. En dichas áreas es posible el aprovechamiento selectivo de árboles, pero no se permite el desmonte para establecer parcelas agrícolas o potreros. Existe conectividad biológica entre los tolches y el fundo legal en la mayoría de las tierras bajas de los poblados mayas, que forman una sorprendente red vegetal.

Otro ejemplo de manejo tradicional, es el que practican los indígenas lacandones para acelerar la recuperación de la selva después de su aprovechamiento agrícola utilizando el árbol chujúm (Ochroma pyramidale), una de las al menos 500 especies nativas de árboles que existen en la Selva Lacandona, de interés comercial y de rápido crecimiento. En parcelas experimentales desarrolladas por el investigador de ECOSUR y su equipo de colaboradores se ha demostrado que el chujúm es capaz de enriquecer los suelos agotados por la agricultura y la ganadería, controlar el crecimiento de plantas invasoras en las milpas y rehabilitar áreas degradadas por el uso con quemas frecuentes. Esta forma de manejo del chujúm es excepcional y no se ha registrado en ninguna parte del mundo. El chujúm, comúnmente conocido como madera balsa, tiene una gran importancia económica en productos comerciales e industriales, desde la construcción de aviones ultraligeros hasta la fabricación de aspas para aerogeneradores. Desde hace más de 10 años ECOSUR ha procurado la producción comercial de esta madera, sin embargo, no se ha tenido éxito.

Los habitantes de la comunidad Nueva Palestina, ubicada en la Selva Lacandona, han abandonado las prácticas antes descritas y Samuel Levy vio la posibilidad de que las retomaran a partir del ejemplo de sus vecinos lacandones y choles. Así, el investigador de ECOSUR inició su trabajo en 2005 en Nueva Palestina, y a la fecha participan en el proyecto escuelas secundarias y preparatorias (CECYT 25) y la Universidad Tecnológica de la Selva, donde han establecido varias parcelas experimentales —con alrededor de 50 especies de árboles nativos polivalentes— que han mostrado a los jóvenes y a los campesinos interesados la posibilidad de poder rehacer los tolches y el fundo legal incluso en áreas fuertemente degradadas como son los potreros abandonados o en desuso.

Actualmente, el CECYT 25 cuenta con un vivero en operación con capacidad de producir 250 mil plantas al año con la participación de más de 350 estudiantes, que cumplen con el requisito de realizar su servicio social y prácticas preprofesionales. Asimismo, derivado de este proyecto se han gestionado y establecido alrededor de 800 hectáreas la para restauración ecológica dentro del Programa Especial de la Selva Lacandona en las comunidades de Nueva Palestina y Damasco, con la participación de alrededor de 350 campesinos.

“El reto actual es reeducar y reeducarnos en la generación y desarrollo de proyectos de largo plazo de interés para los campesinos, que permitan la reivindicación de su cultura, que incidan positivamente en su economía, en la conservación de sus recursos naturales y en la rehabilitación de sus áreas degradadas”, explica Samuel Levy.

Asimismo, indica que su interés y el de sus colegas es favorecer y robustecer la estrategia de conectividad tradicional a nivel regional mediante el uso y difusión de este tipo de técnicas tradicionales, con lo cual espera que las acciones de rehabilitación ocupen una pequeña fracción de los terrenos comunales (10-15%). Al mismo tiempo, pretende promover esta red de conectividad vegetal en aquellos poblados en que aún no existe, sin interferir, o muy poco, con la actividad agropecuaria, a la vez que brinde nuevos servicios entre los que se pueden incluir los productos forestales para autoconsumo, sombra en las veredas y orillas de los ríos para el mantenimiento de las poblaciones de peces, la posibilidad de recuperar el caudal de los ríos, detener la erosión de sus márgenes, menguar su contaminación y generar un paisaje arbolado más atractivo para el desarrollo ecoturístico.

Recientemente el académico de ECOSUR fue acreedor al “Full Circle Award 2015” por parte de la Sociedad Internacional para la Restauración Ecológica (SER, por sus siglas en inglés), que reconoce la importancia de la validación del CET a partir del conocimiento científico desarrollada por Levy a lo largo de más de 20 años de investigación. Sin embargo, él señala que paradójicamente al reconocimiento internacional, el desarrollo de los proyectos de investigación que coordina en la Selva Lacandona ha sido posible únicamente gracias al apoyo de magros recursos financieros brindados por ECOSUR y la US Fish and Wildlife Service, quienes durante los últimos tres años han permitido la continuidad de sus investigaciones, no obstante múltiples peticiones que ha realizado ante distintas instancias para uno de los estados de la república mexicana que contiene una alta diversidad cultural y biológica y que goza de importantes apoyos financieros de origen internacional, federal y estatal destinados a la conservación y restauración de sus selvas.

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