Como sabemos, México alberga una inmensa cantidad de especies de plantas y animales y ocupa el quinto lugar del mundo respecto a otros países megadiversos. Esto se debe a que geográficamente contamos con una posición privilegiada, una topografía compleja, grandes extensiones de costas y diversidad de climas, todo lo cual ha propiciado una gran variedad de condiciones propicias para la diversidad biológica.
La biodiversidad es tan importante que se le considera el capital natural de la nación, tanto o más significativo que otros capitales, como el financiero o el manufacturado (vinculado a bienes materiales). Durante muchos años su estudio se ha realizado sobre todo mediante el análisis de las características morfológicas de los organismos: forma, color, tamaño, número de patas, forma de las alas, tipo de dientes, entre otras; sin embargo, existen organismos que son muy parecidos entre sí y diferenciarlos resulta muy difícil.
Ante este dilema, las personas dedicadas a la ciencia han buscado otros criterios y final.
Leer más en Ecofronteras