Casi 30 después de la llegada de abejas africanizadas a México y Centroamérica, hay datos que indican que esa especie ayudó a la multiplicación de algunos árboles frutales que tardan más de siete años en crecer, como la familia sapotaceae de la cual forman parte los zapotes y chicozapotes. Así lo explicó el doctor David Roubik, investigador del Smithsonian Tropical Research Institute, al ofrecer ayer la conferencia inaugural de la Semana de Intercambio Académico de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR-Conacyt).
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La Crónica de Hoy. http://www.cronica.com.mx/notas/2016/981639.html